Sobre su escritorio, en el pequeño salón, Octavia terminaba de escribir sus cartas como siempre lo hacia para sus amigas Petra, Hortensia y Beatriz.
A Beatriz no la conocía personalmente pero a través de las cartas y de lo sucedido con su prima Blanca, las dos se habían convertido en buenas amigas y ambas lamentaban mucho lo sucedido.
Cada carta iba en un sobre con el nombre de su respectivo destinatario.
Antes de llamar a Antonia, Octavia recordó a Ondina, fue inevitable pensar en ella, muchas veces era quien llevaba las cartas al correo que su señora escribía.
¿Cómo estará? se preguntó su decisión fue tan apresurada, era como si sus pasos la llevaran a encontrar su propio destino. Lamentó todo aquello y la tristeza que había dejado en su madre y en la casa familiar.
Octavia se daba cuenta que Felicitas había perdido la alegría y apenas hablaba, hacia su trabajo y se retiraba a su habitación para llorar. Antonia le había comentado que varias veces la escuchó.
-Antonia- llamó Octavia.
La joven se presentó en el salón -si señora- contestó solícita.
-Ve a dejar estas cartas al correo y no demores demasiado- mandó Octavia.
-Si señora- contestó y tomó las cartas, se apresuró a salir de la casa tan rápido como podía. Aníbal la vio pasar, ella lo saludó y siguió su camino.
Cuando Aníbal entró al salón comentó -Octavia, acabo de ver Antonia que iba de prisa, la has mandado hacer algún recado, esa muchacha casi corría-.
-Si, la mande al correo, para que deposite algunas cartas, no te preocupes estará de regreso en poco tiempo-
-Querida no me preocupo, solo hice este comentario porque me parece que es responsable y hace bien su trabajo- terminó de decir Aníbal.
-Si, ella está haciendo bien su trabajo, es responsable y diligente- contestó su esposa.
-Bueno, todo lo concerniente a los problemas domésticos yo los dejo en tus manos, ese es tu campo. Cambiando el tema, quería preguntar si enviaste un presente a Rosalina y Quinto por el nacimiento de su hijo-.
-Si Aníbal, ya me encargué de ello, aunque no tenía muchos deseos de enviar nada, pero el niño no tiene la culpa de sus padres y siempre se debe celebrar el nacimiento de un pequeño que viene al mundo- agregó Octavia segura de que su esposo estaba de acuerdo.
- Es verdad, el niño es inocente del proceder de sus padres y se debe celebrar con alegría su arribo a este mundo- hizo el comentario y dio por finalizado el tema.
Con el diario en las manos Aníbal se acomodó en el sillón cerca al escritorio de Octavia y comentó a su esposa la noticia que daba vueltas por toda la ciudad:
-Según los diarios, la policía aún no encuentra a los padres que abandonaron a su hijo, ha pasado una semana y no hay rastros de ellos. El comisario cree que han fugado de la capital y se han refugiado en cualquier ciudad del interior. Te das cuenta Octavia si esto sucedió, nunca los van ha encontrar, ellos pueden perderse en el vasto territorio, es una tragedia, pero por otro lado es bueno para el niño, si sus padres no lo querían es mejor que se quede con la familia que ahora lo cuida-.
-No sabemos Aníbal que va a pasar, lo ideal sería que encuentren a los padres y confiesen por qué abandonaron a su pequeño... ¿no crees? y luego buscar el mejor hogar para él- habló Octavia acordándose del niño y lo asustado que debía estar. Aunque Ana Luisa un día antes había comentado a Octavia cuando visitaba su casa que ella estuvo en casa de Catalina y vio al niño: -él estaba tranquilo no lloraba, tiene su carita redonda y una expresión feliz. Nuestra amiga lo trata con amor y paciencia, sería bueno que se quede con su familia-.
-Esperemos que todo salga bien por el bienestar de esa criatura- Aníbal continuó leyendo en voz alta las noticias del diario -Octavia estoy preocupado, el precio del algodón en el mercado internacional aun esta bajo. Espero que cuando sea el tiempo de nuestra cosecha el precio mejore y nos paguen como debe ser- luego pasó a la siguiente hoja del diario y leyó -aquí está publicado el precio de los metales. El valor del oro es bastante bueno- detuvo su lectura y comentó -lo siento querida olvide que tú no quieres saber nada sobre el oro después del incidente de la caja fuerte en casa de Rubí- al decir esto bajo la voz, no vaya ser que alguien lo escuche.
-No bromees Aníbal, eso es algo muy serio y peligroso, te imaginas lo que puede pasar si alguien más lo sabe. Esa caja fuerte está escondida en la sombra y así debe quedar por mucho tiempo hasta que Rubí tome posesión de su herencia - sentencio Octavia molesta con su esposo.
-Tienes razón no quise ser impertinente y deseo que no suceda nada malo, menos si se trata de nuestra querida Rubí- de esa forma Aníbal se disculpó.
La campanilla de la puerta principal sonó, Octavia escuchó el llamado, pensó que no podía ser Antonia por muy rápido que vaya no podía estar aun de regreso. Felicitas fue atender el llamado y luego anunció en el salón que el señor Quinto López del Águila buscaba al señor Aníbal. Éste sorprendido comentó:
-¡Octavia! hablábamos de él y como llamado vino a buscarme ¡qué tal coincidencia!- señaló y ordenó a Felicitas que lo haga pasar a la sala.
-Mi estimado Quinto ¿cómo estas? que sorpresa tenerte de visita en mi casa- saludó Aníbal a su amigo.
-Disculpe Aníbal si llego a su casa sin antes anunciarme, pero la urgencia de hablar con usted me trae. Primero deseo saludarlo y saber que todos en su familia están bien-.
-Gracias por el saludo y antes de hablar de cualquier tema, quiero felicitarte por el nacimiento de tu hijo, es una alegría para ti y Rosalina en su hogar. Ahora sí podemos hablar de lo que tú desees- contestó Aníbal mostrando su entera disposición.
-Es sobre el tema del algodón que vengo hablar con usted, necesito aclarar algunas dudas al respecto y con quienes puedo contactar para entrar al mundo de este negocio. Usted conoce bien todo el movimiento de ese negocio-.
Aníbal sabía que Quinto iba a volver con el mismo tema era solo cuestión de tiempo, parece que él pensaba que el negocio era una panacea, donde se podía hacer rico en segundos.
-Nosotros ya hemos conversado de ese tema y te expliqué lo bueno y malo de ello. El algodón está sujeto al mercado, tienes que tener cuidado, si no puedes quedar en la calle, sin una peseta. Mejor continúa con el negocio que tienes, sé que te va muy bien y olvida el tema del algodón. Te lo digo por experiencia, como dueño de un fundo de noventa hectáreas y con tradición en la siembra del algodón desde mi abuelo y mi padre. Ese fundo está hecho con trabajo duro, esfuerzo, tiempo y dinero. Quinto escucha y sigue con el negocio que ya conoces, es lo más conveniente-.
Quinto no quería escuchar la voz de la advertencia, insistió en el tema, era como si su terquedad estuviera por encima de la razón.
Aníbal preguntó: -¿tienes suficiente dinero para entrar a este mundo? tú quieres comprar y vas a competir con los grandes ¿estás preparado?-.
-Si Aníbal, espero que todo me vaya bien-. contestó sin dudar.
Mientras Aníbal le daba todos los datos que necesitaba, Quinto apuntaba en su libreta. Octavia entró a saludarlo y se retiró de inmediato, los caballeros estaban hablando de negocios y no era bueno interrumpirlos.
Por esos días el algodón era un importante ingreso para el país, la minería recién comenzaba a ser explotada y ya se le había dado un marco legal para su ejercicio. En la sierra central se desarrollo con más rapidez. La empresa minera Cerro de Pasco Mining Corporation inició la explotación del cobre a gran escala y se auguraba aún más beneficios con otros metales. El ferrocarril del centro llegaba hasta la Orroya y Cerro de Pasco, eran tiempos de desarrollo y expansión. En la costa el algodón y el azúcar traían, riqueza y se abrían camino para otros negocios. En la selva el auge del caucho era un fuerte ingreso. Todo esto significaba entradas para las arcas del estado. En ese tiempo se pensaba que nunca se acabarían las bendiciones que otorgaba la tierra.
-Bueno Quinto, ahí tienes todos los datos que necesitas para iniciar tu negocio, te deseo mucha suerte y lo mejor para tu familia-.
-Gracias Aníbal sé que puedo contar con usted y en el futuro podemos hacer negocios-. Los caballeros se despidieron, era cerca del medio día.
Aníbal luego comentó con Octavia sobre la visita de Quinto y su negocio, era muy arriesgado pero él iba a entrar a ese mundo contra viento y marea.
Al día siguiente las buenas noticias alegraban a Octavia: -señora- llamó Antonia al entrar al comedor: -el cartero trajo esto- señaló.
Octavia recibió en sus manos y exclamó -¡es un telegrama para Felicitas!... ve a llamarla-.
En segundos Felicitas estaba en el comedor -¡un telegrama señora!... Antonia dice que es para mí, puede usted leerlo, yo no sé-.
-No te preocupes Felicitas yo lo haré- Octavia abrió el telegrama que decía -hemos llegado bien a Iquitos. Estoy enviando carta- finalizó.
-Señora, eso es todo lo que dice, no hay nada más-.
-Felicitas los telegramas son mensajes cortos, cuestan más dinero que una carta y llegan de un día para otro a su destino. Lo importante es que sabemos que Ondina está bien y envía una carta, seguro ahí explica los pormenores de su viaje. Toma el telegrama guárdalo y esperemos más noticias de ella-. agregó Octavia y notó que Felicitas se iba más tranquila con las novedades sobre su hija.
El domingo la familia completa estaba reunida en casa, Octavia evitaba visitar seguido a Emiliana en su hogar, no quería interrumpir la felicidad y el amor de los recién casados, se les veía tranquilos y unidos solo bastaba verlos para darse cuenta. Guillermo conversaba con Aníbal sobre las novedades en su empresa y Aníbal comentaba con él sobre política que era su tema favorito.
Emiliana y Octavia hablaban del futuro bebé y la ropita que debían preparar para recibirlo. Rubí escuchaba atenta la conversación y Manuel junto a su padre y Guillermo daba sus primeras impresiones sobre la actualidad del país, el joven estaba haciéndose adulto y opinaba con acierto.
Emiliana y Guillermo después de disfrutar un delicioso almuerzo y una sobre mesa con aromático café con la familia, se retiraron, la joven se sentía cansada. Octavia y Aníbal comprendieron a su hija, su estado demandaba descanso y debía ir a su casa.
Aníbal se retiro a su habitación, Manuel se quedó en el salón leyendo un libro, Rubí y Octavia entraron al huerto. La niña solo iba a ese lugar con su madrina. Se acercaron a los rosales que unos días antes había sembrado Cesáreo por orden de la señora.
-Rubí pronto estos rosales van a florecer y vamos a tener las más hermosas rosas de color rojo, amarillo y naranja, ésta es nueva en el mercado, además de las siempre bellas rosas blancas ¿qué te parece?- preguntó Octavia.
-Si madrina, será hermoso en primavera verlas florecer llenas de color y adornar así el huerto- ambas se sentaron al borde de la fuente de agua para tomar un respiro.
Entonces Rubí curiosa preguntó: -¿madrina cómo entró el bebé en la barriga de Emiliana?-.
Octavia titubeó un instante, era la pregunta que temía que la niña hiciera, ¿cómo debía contestar a esa pregunta?.
Respiró profundamente y habló con la seriedad del caso -mi querida Rubí, el nacimiento de un bebe es parte de la creación divina, cuando seas grande vas a comprender mejor, ahora sugiero no comentar nada de esto en el colegio ¿comprendes?. La madre superiora puede molestar-.
-¿Madrina Dios tiene que ver en todo esto?. Yo estoy preocupada porque voy a comprender las cosas que suceden a mi alrededor cuando sea grande-. contestó no muy convencida de sus palabras.
-Sí mi niña, Dios tiene que ver con todo, lo que sucede entre sus hijos, así es la vida. Ahora vamos al salón para revisar las tareas de caligrafía.- finalizó Octavia para no dar más espacio a otras preguntas y no saber cómo contestar.
En la noche antes de dormir Octavia comentó con su esposo sobre la conversación con Rubí en el huerto.
-Fue un momento complicado y algo que no sabía cómo explicar. Tú sabes que esas cosas no se pueden conversar con un niño-.
-Si lo sé querida pero lo has hecho bien, no te preocupes, cuando sea una joven adulta podrás conversar con ella de todo los temas que puedan inquietarla-.
Aníbal y Octavia se prepararon para acostarse y muy rápido se quedaron dormidos.
Eran más de las doce de la noche cuando Octavia despertó y vio a los pies de su cama el aparecido, el antiguo dueño de la casa que la observaba con insistencia. Ella sintió terror al verlo, nunca antes había sucedido algo así. El pánico que sentía le impedía moverse, ni decir palabra alguna. Aníbal se encontraba a su lado y no podía pedir ayuda. El hombre no se movió del lugar, seguía observándola, con el rostro pálido, sin expresión. Octavia comenzó a rezar para liberarse y entonces desapareció, ella gritó: -¡Aníbal! y su esposo despertó.
-¿Que sucede querida, porque estas temblando?- la abrazó para aliviar su temor. Octavia no quería decir a su esposo lo que había pasado, no deseaba preocuparlo.
-Fue una pesadilla Aníbal, solo una pesadilla- temblaba a su lado -vamos a dormir- habló todavía asustada por la figura del aparecido.
No quería llenarse de supersticiones ni pensar más de lo debido, ella siempre lo evitó, pero tal vez su presencia trataba de anunciar algún presagio. Era desolador sentir tanta angustia y miedo por algo desconocido. Pensó, -mañana voy a buscar al padre Benito para que venga a dar su bendición a la casa y así tal vez este espíritu pueda descansar en paz-.
CONTINUARÁ
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