domingo, 28 de noviembre de 2021

PRIMAVERA DE 1900

Jacobo Molldewer era un prestigioso joyero y experto en piedras preciosas, tenía su joyería en una calle céntrica de la ciudad.  Se presentó en casa de Octavia en compañía de Cesáreo, según habían conversado el día anterior  sobre el pino  del huerto que lloraba lágrimas como gemas preciosas. 
Cesáreo  presentó al señor Molldewer para que examine el pino y diga su opinión sobre el caso. 
-Señor Molldewer, es un gusto conocerlo, Cesáreo me ha comentado que usted es un experto en gemas y puede aclarar el caso sobre un pino que hay en mi huerto- dijo Octavia.
-Señora Octavia buenas tardes, puede llamarme Jacobo. Si soy un gran conocedor sobre piedras preciosas y puedo reconocer al instante si son reales o falsas-. contestó el joyero.
-Entonces, no debemos demorar más y vayamos al huerto, estoy deseosa de conocer la verdad sobre este pino- contestó Octavia y le señaló a Jacobo Molldewer el camino al huerto.
-Es una bella propiedad la que tiene usted señora, la casa es muy grande y el huerto es hermoso-.
-Gracias Jacobo por sus palabras, es usted muy amable, mis padres querian mucho esta casa- contestó Octavia cuando llegaron cerca al pino.
La primera impresión de Jacobo fue admirar la belleza del árbol y lo alto que era, se acercó a él, tocó su corteza, estaba completamente copada de grandes gotas solidificadas y pegadas al tronco, además en en el piso alrededor del árbol había una cantidad considerable de estas gotas de color miel algunas más oscuras que otras.  El joyero levantó del piso una de ellas la tocó y comprobó su dureza, su color y transparencia.
-Señora Octavia debo decir primero que este es un árbol milenario, no solo por su altura si no por la circunferencia del tronco. Se necesitan años, muchos años para que llegue un pino a crecer de esta forma. Debo decir también que-  guardó silencio un instante y de su bolsillo sacó su lente especial de joyero y examinó con cuidado una de las gotas. Su silencio parecía interminable, después exclamó -¡no puede ser!... esto es una maravilla y es algo que no imaginé, pensé que eran exageraciones de Cesáreo. Señora Octavia puedo decir con toda seguridad que estas gotas son ámbar verídico. El ámbar es considerada una piedra preciosa de origen vegetal, al inicio de su vida es una resina que suelta el árbol pero con el paso de los siglos se endurece hasta llegar a ser lo que ahora usted puede ver. El ámbar es usado para hacer joyas, adornos y hasta cubrir bellas cajas y paredes, como es bien conocido la fama del salón de ámbar en uno de los palacios en Rusia-. 
Octavia estaba en silencio, no podía decir palabras, ella no sabía que en su huerto existía un pino extraordinario lleno de ámbar.
-Jacobo le pido por favor verifique bien lo que me esta diciendo, tal vez si lo vuelve a examinar se de cuenta que es un error-. contestó Octavia casi asustada por el hallazgo.
-La voy a complacer en volver a examinar esta gota pero estoy seguro de lo que digo- Jacobo examinó de nuevo la gota con su lente de joyero y agregó -es real, no estoy equivocado y puedo ver que su centro es puro y no contiene elementos que pueden distorsionar su belleza. Ahora tengo que aclarar algo, no debe comparar el valor de esta gema con el de un diamante, no es así. Su valor  es menor pero trabajado como una joya, crece su demanda y belleza-.
-Jacobo estoy asombrada y un poco asustada, yo ruego a usted guardar mucha discreción con respecto a esto porque todos sabemos como es la imaginación de la gente, ellos pueden pensar que tengo un tesoro y no tendría paz en mi vida. Cesáreo lo mismo es para ti no debes mencionar nada sobre este pino.
-Si señora lo que usted ordene- contestó el jardinero también asombrado de lo que decía el joyero. 
-Señora Octavia usted tiene la palabra de lo que va hacer con este pino- dijo Jacobo.
-No quisiera maltratarlo al sacar el ámbar adherido a su corteza. Jacobo para mí este pino tiene un valor sentimental muy grande- comentó Octavia recordando a su prima y a sus juegos de niña. 
-Mi señora, el pino no se maltrataría si se corta con cuidado para sacar el ámbar, aquí en su huerto tiene una pequeña mina de esta gema. De otra manera a mi me gustaría comprar las gotas de ámbar que están regadas en el suelo al rededor-. comentó Jacobo a Octavia, ella no estaba segura pero luego aceptó. 
-Cesáreo con una pequeña canasta recoge todo el ámbar que encuentres y lávalo en la pileta porque esta lleno de tierra- mandó Octavia.
-¡No!... no mi señora que Cesáreo recoja todo lo que encuentre pero no debe lavar las gotas, yo mismo debo limpiar este ámbar y sé como hacerlo- exclamó el joyero y Cesáreo obedeció.
Jacobo y Octavia hablaron sobre el valor del ámbar y acordaron un precio: -debo pesar las gotas  que hay en la canasta, no tengo mi balanza, espero pueda confiar en mí y con Cesáreo como testigo le envió la cantidad y el peso de las gemas. Quisiera preguntar  ¿qué va ha decidir sobre este pino- termino de decir. 
-Jacobo estoy tan sorprendida con todo esto que no he pensado en nada más que en conservar el pino tal como está, no deseo hacer cambios, ni acabar con su belleza-. 
-Mi estimada señora, cualquier decisión que tome hágame saber primero. Usted sabe, soy joyero y mi negocio es comprar piedras preciosas, espero me comprenda- dijo Jacobo despidiéndose de Octavia y  besó una de sus manos.
Octavia comprendía muy bien a Jacobo pero por el momento no quería saber nada más, tenía demasiados problemas como para pensar en el bello pino y la decisión a tomar.  
A solas en el huerto frente al árbol, Octavia podía escuchar la risa de Blanca y sus juegos de niñas cuando trataban de adivinar que era lo que cubría el pino. Por el momento no haría comentario con sus hijos sobre este hallazgo, era mejor quedarse en silencio.
La ciudad no era lo bastante grande como para perderse en ella o pasar desapercibidos. 
En horas de la tarde Aníbal iba a visitar al matrimonio Navarro y se encontraba en el camino a varios de sus amigos que lo conocían, ninguno hacia preguntas sobre su nuevo hospedaje, todos lo saludaban y  cuando estaban a solas hacían comentarios velados sobre ello.
El día señalado por el matrimonio Navarro había pasado y no se sabía nada de ellos. Era el momento de tomar la decisión de ir a visitarlos para solucionar el problema de la casa de Octavia. Leonora no mandaba telegrama con buenas noticias, esto  preocupaba demasiado Aníbal: 
-Mi querida hermana que haría sin ella,  siempre busca soluciones a los problemas en nuestro fundo. Sobre Sixto no quería ni hablar, él era el verdadero culpable de este gran lío- pensó Aníbal al llegar frente a la puerta de la casa de Lucrecia y Factor Navarro. 
Un sirviente abrió la puerta y lo hizo pasar al salón: -¿cómo está señor Aníbal- saludó Factor.
-No muy bien señor Navarro, nosotros quedamos en vernos y pasaron los días y nada-. 
-Hemos tenido algunos problemas que solucionar por ese motivo no mandamos a usted un mensaje. La última vez que estuvo en nuestra casa le dije que tenía que conversar con mi esposa sobre su propuesta y que además no teníamos miedo a un juicio-. 
Aníbal no quería perder la compostura y comentó: -Factor, aquí no se trata de tener miedo o no a un juicio, de lo que se trata es de poner las cosas en orden, sobre una casa que nunca estuvo a la venta y de que ustedes recobren el dinero invertido. Me parece que eso es lo más importante y que deben decirme de una vez cual es su respuesta para proceder con las trámites legales-.
Factor y Aníbal se enfrascaron en un intercambio de palabras que no llegaron a una fuerte discucion, Lucrecia entró al salón en ese instante y los ánimos se calmaron.
-Buenas tarde señor Aníbal, usted esta apresurado por saber nuestra respuesta, querido dile de una vez cual es nuestra propuesta. 
Factor le alcanzó un papel Aníbal con su nueva propuesta, era de imaginarlo. Ellos aceptaban la devolución del dinero invertido pero la cantidad era mayor.  Aníbal sugirió hacer una negociación para llegar a una cantidad donde ambas partes estuvieran de acuerdo. No deseaba pelear con ellos, no era buena idea. Después de intercambiar propuestas y números por fin se llegó a un acuerdo y la forma de pago seria en dos parte como se habló en días pasados. Los trámites legales y el acuerdo de pago los realizaría Emil abogado de Octavia. 
Aníbal salió molesto de la casa de los Navarro. Ellos se habian aprovechado de su paciencia y ganas de solucionar las cosas. Ahora solo esperaba el telegrama de su hermana con noticias positivas, estaba cansado y se fue a la casa pensión donde se hospedaba. 
Antes de que amanezca completamente el nuevo día, Octavia en su habitación no podía descansar Emil no le había mandado un mensaje con noticias sobre el asunto de su casa y la sorpresa que guardaba el pino en su huerto la dejó perpleja. 
Mientras desayunaba en el comedor, por fin Aníbal recibió el telegrama esperado de su hermana, donde le decía que debía viajar pronto para cerrar el trato con la familia Moreno, se necesitaba la firma de los tres hermanos. Antes de partir fue al estudio de abogados para hablar con Emil. A este le comunicó lo acordado con los Navarro y su viaje a la ciudad de Ica para la venta de su casa. Que maravilla y que paz podía sentir ahora.
Emil estuvo de acuerdo y solo esperaba su regreso para iniciar los trámites y firmas que liberaban la casa de Octavia de una demanda que no tenía razón de ser. 
Con su asistente mandó un mensaje para que Octavia se presente en su oficina. Sin perder un minuto, ni bien recibió el mensaje  visitó en horas de la tarde a Emil que tenía para ella muy buenas noticias.
-Octavia debo contar toda la verdad para que sepas que Aníbal no estuvo involucrado en la venta de tu casa. Él ha hecho grandes esfuerzos para salvar tu propiedad y a su hermano Sixto que bien merece unos meses a la sombra-.
 Emil contó a Octavia todos los detalles sobre la venta de su casa en Ica y el empeñar la cosecha de algodón de ese año para pagar al matrimonio Navarro.
Octavia primero estaba en silencio y escuchaba atenta a Emil, luego se entristeció por la venta de la casa en Ica: -Emil yo me siento mal por todo aquello pero que podíamos hacer, el gran problema lo inicio Sixto.
-No debes sentirte mal Octavia, tú no eres culpable de nada. No lo olvides fuiste una víctima más  del enredo creado por Sixto-. señaló Emil.  
-Entonces ahora debemos esperar que regrese Aníbal para firmar documentos- dijo Octavia.
-Si, vamos a esperar el regreso de tu esposo con el dinero de la venta y tengo entendido que se hospeda en una casa pensión en el centro de la ciudad- comentó Emil.
-Así es, Aníbal no está en casa pero ese tema es algo que debemos arreglar mi esposo y yo. No sé después de esto como quedará nuestra relación, no va ser fácil confiar en él. Siempre tendré miedo que Sixto salga con alguna cosa en mi contra-
-¡No Octavia!... no creo que Aníbal permita algo así, creo que está vez él mismo lo llevaría a prisión.
Octavia se despidió de Emil, tenía zozobra en el corazón ¿cómo sería su vida de hoy en adelante? se preguntaba
Caminaba por una de las calles del centro cuando un joven se le acercó: -señora Octavia ¿cómo está?
Octavia no reconocía a quien le hablaba. 
-Soy Héctor, el hijo de Norma Valer- 
-¡Oh! Héctitor el famoso hijo de Norma, su amiga que ofendida no le escribió más al no querer compromiso entre Emiliana  y él- pensó Octavia mientras lo saludaba.
-Señora Octavia me gustaría acompañarla hasta su casa, deseo pedir su permiso para visitar a Emiliana-. habló con seriedad Héctor.
-No tengo inconveniente, pero no sé si Emiliana se encuentre en casa- contestó Octavia.
Mientras caminaban juntos y comentaban sobre lo que él había hecho en todos estos años que no lo habían visto. Era un joven atractivo y bien educado además de doctor.  ¿Emiliana estaría de acuerdo con su visita? ella se negaba a todo compromiso de amistad con alguien, solo quería estar cerca de Lizel y terminar la carrera de enfermera. 


CONTINUARÁ 


 
   
                          


 

domingo, 21 de noviembre de 2021

PRIMAVERA DE 1900

Aníbal pidió a su hermana Leonora que se encargue de vender la casa de  Ica: -querida hermana tu eres la encargada de administrar el dinero de la familia. Realiza lo que sea necesario para la venta y cuando esté todo en orden me envías un telegrama para firmar los documentos que deba firmar. Como sabes tengo viajar a la capital para arreglar el problema ocasionado por nuestro hermano. Es importante que hable con Emil el abogado de Octavia- concluyó Aníbal.
Leonora aceptó el encargo no se podía demorar demasiado, el tiempo era oro por las circunstancias que se vivían en esos momentos. 
-No te preocupes Aníbal voy a buscar a la familia Moreno y si no, pondré un aviso para que sepan que nuestra propiedad esta en venta, es necesario que pronto demos solución a este lamentable caso- contestó Leonora para que su hermano viaje tranquilo y solucione las cosas en Lima.
Al amanecer Aníbal partió muy temprano a su viaje no sin antes hablar con Sixto: -tienes que ayudar en todo lo que necesite Leonora, ella se va encargar de la venta de esta casa. No vayas a ningún lugar, a mi regreso debemos hablar seriamente. Te advierto Sixto, no voy a pasar por alto nada que venga de tu parte- esto dijo Aníbal porque no estaba dispuesto a tolerar ningún desbande de su hermano. 
Su viaje a la capital fue el más largo, al menos así lo sintió Aníbal. llegó de noche a la ciudad y se hospedó en una casa pensión en el centro, no deseaba importunar a Octavia después de la áspera y fuerte discusión que habían tenido antes de viajar de regreso a Ica. 
Amaneció muy temprano y Aníbal se alistó para  desayunar en la casa de hospedaje. Su primera visita sería a la oficina de Emil, tenía que hablar con él sobre varios temas y sobre todo del documento con las cinco cláusulas que Octavia quería que firme. 
Espero una hora más apropiada y salió con dirección a la oficina de Emil. En el camino se encontró con su amigo Tarciso Vera, este quiso hablar con él y Aníbal lo detuvo: -mi estimado amigo, ahora no puedo hablar con usted llevo demasiada prisa, otro día nos veremos- y cruzó la avenida dejando a Tarciso con la palabra en los labios.
La oficina de Emil ya estaba atendiendo a varios clientes que esperaban en la sala cuando  Aníbal llegó y pidió al asistente le avise al abogado Emil del Muro que él deseaba verlo.  
Emil enterado de la visita, ordenó lo hagan pasar a la sala especial en su oficina donde recibía a clientes importantes. 
-Mi estimado Aníbal- saludo cuando entró a la sala especial.
-Aníbal con una expresión seria en el rostro saludo a Emil: -mi visita no es de cortesía y no deseo ser mal educado, pero lo que vengo hablar contigo es muy serio- contestó Aníbal.
-Bueno Aníbal, tomemos asiento, tienes toda mi atención- contestó Emil sereno en todo momento para escuchar lo que tenía que decir el esposo de Octavia.
-Nosotros nos conocemos desde hace muchos años, tú sabes cual es mi proceder y como soy, ¿porqué redactaste el documento con las cinco cláusulas que Octavia me dio a firmar? y con el cual no estuve de acuerdo y tampoco firmé-
-Aníbal debo aclarar que yo no escribí esas cláusulas, todas fueron escritas por Octavia, esa fue su voluntad, quiero decir también que soy abogado de Octavia y defiendo sus intereses. Tú estabas en el derecho de no firmar y yo estoy en el derecho de defender a Octavia, como mi cliente y amiga de muchos años-.
Aníbal se exasperó -tu puedes ser su abogado pero yo soy su esposo y jamás iría contra Octavia, la firma que aparece en el contrato de compraventa no es mía, a estas alturas ya debes saber quién realizó todo el engaño y estafa, creo que no tengo que decir quién fue-. 
-Qué bueno Aníbal, entonces los dos estamos del mismo lado, creo en lo que dices pero aquí estamos discutiendo sobre un documento que ya no existe porque Octavia lo rompió, ella misma me lo dijo cuando vino a verme el otro día-.
Aníbal contestó: -¡ella dijo que lo había roto!... entonces ya no habla de lo que estaba escrito en ese documento. Tal vez ahora me crea que no tuve nada que ver con la venta de su casa-.  
Emil hizo varias preguntas Aníbal, él estaba deseoso de saber como habían sucedido los hechos. Aníbal le contó los detalles y la vergüenza que sentía por lo que Sixto había hecho: -ahora estoy aquí para que estés enterado como abogado de Octavia de lo que voy hacer y comenzó a explicar los pasos que iba a dar para ofrecer un trato  a Factor y Lucrecia Navarro de devolver el dinero por la compra de la casa de Octavia que nunca estuvo en venta y que todo había sido un engaño. 
Emil estuvo de acuerdo con el proceder de Aníbal: -quiero ser el primero en saber que ha sucedido para hacer los trámites pertinentes de acuerdo a la ley- comentó y  esperaba que el matrimonio Navarro acepte el trato para que se llegue a un final donde todas las partes estén de acuerdo. 
Aníbal se despidió de Emil y le prometió que vendría para hablar con él sobre el resultado y la respuesta de la familia Navarro.
Emiliana en sus clases de práctica de enfermería en el hospital apenas podía concentrarse en lo que decia la enfermera jefe. Pensaba en su padre y todos los problemas que se habían desatado a raíz de una acción equivocada de su tío Sixto que además era padrino de Lizel. Terminaron sus practicas y se preparó para salir del hospital, Lorena llevaba sus clases en otro hospital pero se veían cuando ella visitaba la casa para llevar algún regalo a Lizel. Quería mucho a su ahijada que cada día estaba más juguetona y hermosa. Las dos amigas siempre se preguntaron que podía haber pasado con Ralph amigo de Guillermo. Emiliana le escribió cuando sucedió la tragedia de su esposo pero nunca recibió respuesta.  
Al salir del hospital, Emiliana escuchó una voz que la llamaba, se detuvo para ver de quién se trataba, un hombre joven se acercaba a ella: -¿Emiliana cómo estás?  ¿muchos años que no nos vemos?-.
Ella no podía recordar quién era el joven que hablaba y éste comentó: -Soy Héctor, el hijo de Norma Valer que es amiga de tu madre-.
Héctor, si era él, Héctitor como lo llamaba su madre pero Emiliana  recordaba a un niño revoltoso y travieso que  siempre estaba haciendo bulla y ahora era un joven doctor.
-¿Trabajas en este hospital?- preguntó Héctor.
-No, estoy haciendo mis prácticas de la carrera, todavía me falta un año para terminar- contestó.
-Yo trabajo en este hospital desde hace un año y que coincidencia encontrarnos aquí de nuevo-. comentó Héctor amable.
-No quiero ser descortés pero tengo prisa, debo regresar pronto a casa, mis padres se preocupan si no llego temprano-. agregó Emiliana.
-Sigues viviendo en la misma casa de siempre-.
-Si, es la casa de mi familia y ahora Héctor me despido, ha sido un gusto volver a encontrarnos- señaló Emiliana y caminó directo al paradero del tranvía que la dejaba cerca al hogar.
En el camino pensaba que extraña coincidencia encontrarse con un amigo de la niñez después de tanto tiempo. El hospital quedaba lejos del su casa por eso quería llegar cuanto antes, Lizel la esperaba y ella se sentía feliz cuando estaban juntas.
La tarde del mismo día que visito a Emil, Aníbal se presentó en la casa de la familia Navarro, ellos alquilaban esa propiedad a la espera de tomar posesión de la casa de Octavia cuando quede desocupada.
Factor fue el primero en salir a recibirlo, conversó con él sobre temas generales quería que esté su esposa presente en la sala para hablar sobre el importante tema que traía el esposo de Octavia.
Cuando Lucrecia se presentó y se dieron los saludos de protocolo, Aníbal fue directo al grano no quería rodeos ni confusiones en lo que iba a ofrecer. Habló con ellos sobre el lamentable engaño de la venta y les ofreció devolverles todo el dinero invertido en la compra más los intereses, les explicó la forma de pago a realizar y prometió que ellos no se perjudicarían pues de por medio se firmaría un documento legal.
Lucrecia y Factor escucharon con paciencia Aníbal y cuando éste terminó fue Lucrecia la primera en hablar: -señor Aníbal veo que su esposa no comentó con usted sobre mi visita a su casa, quiero asegurarle además que nosotros hemos comprado esa propiedad y queremos ocupar la casa cuanto antes-. 
Aníbal no sabía nada sobre la visita porque no hablaba con Octavia desde que llegó a la ciudad. 
Respiró con serenidad y con toda la paciencia de la que era capaz, volvió a explicar que la casa nunca estuvo en venta y que se crearían demasiados problemas si iban a un juicio, donde no tenían oportunidad de ganar: -Nosotros no queremos que se perjudiquen y es justo la devolución de su dinero por los problemas ocasionados-. finalizó Aníbal.
En ese instante Factor intervino: -nosotros también somos agricultores y sabemos lo que cuesta trabajar y cultivar la tierra. Tenemos una plantación de café en la selva central, de ahí el interés de tener una casa en la capital donde podamos llegar de nuestro viaje. Reconozco que su propuesta es interesante pero como dice mi esposa queremos la casa que hemos comprado-.
Lucrecia le dio la razón a su esposo, era ella la más interesada en tener la propiedad de la calle del Naranjo. 
El matrimonio Navarro por lo que escuchó Aníbal estaban cerrados a cualquier propuesta, parecía que el juicio era inevitable.
Después de unos segundos en silencio, Factor volvió hablar: -en este momento no vamos a darle nuestra respuesta definitiva, mi esposa y yo debemos conversar sobre el tema, pero quiero decirle que no se haga ilusiones con respecto a la casa, no tenemos miedo a un juicio- terminó de hablar y dio por finalizada la visita. 
Aníbal salió fastidiado de su reunion con los señores Navarro, la situación no se presentaba favorable y ellos no eran personas razonables. Volvió a la casa pensión para descansar y se dio con la sorpresa que sus hijos lo estaban esperando en el salón. Aníbal sintió tanta alegría al verlos que se olvidó de los problemas y de Lucrecia y Factor. Conversó con ellos estaba feliz, preguntó por su madre y cómo estaba Lizel, su engreída. Emiliana y Manuel le decían que lo extrañaban y que creían en él.
-Padre nunca hemos dudado de tus palabras- dijo Manuel.  
Mientras todos estos problemas sucedían, tanto amigos como vecinos comentaban en voz baja -¿por qué Aníbal se quedaba en una casa pensión y no en casa con su familia? ¿algo malo pasaba entre ellos?. Las especulaciones iban y venían sin detenerse nadie guardaba silencio.
Las Damas del Patronato visitaban seguido a Octavia y le daban todo su apoyo, ella agradecia sus palabras pero no  contaba todos los detalles que pertenecían a la intimidad de su familia. La vida en el hogar había cambiado. 
Domingo en la tarde, en su habitación Emiliana estudiaba el curso de anatomía, Lizel dormía la siesta y Rubí comentaba con ella: -mi madrina está triste, casi no habla-.
-Hay muchos problemas en la familia y ella está preocupada- contestó.
Octavia en el pequeño salón escribía una carta para Petra que hace buen tiempo no sabía nada de ella y Manuel leía unos apuntes de su escuela no había salido con sus amigos pero no preguntaba a su madre ¿cómo estaba? no deseaba molestarla.
Rubí salió un momento de la habitación de Emiliana y fue al patio, regresó a los pocos minutos pálida y tartamudeaba, no podía hablar con claridad: -Emi, E..mi..li..ana- hablaba con dificultad.
-¿Qué te sucede? ¿por qué hablas de esa manera- preguntó asustada. 
-Está en el patio, esta en el patio- repitió Rubí  y  tenía miedo salir de la habitación. 
-¿Quién está en el patio? vamos para allá- dijo Emiliana con valor y la tomó de la mano, pensó que alguien había entrado a la casa por la puerta falsa.
No había nadie, según Rubí era el mismo hombre del sombrero que ella vio años atrás, no estaba mintiendo, su miedo era real. Emiliana la abrazó y le pidió serenidad.
Fue a la habitación de su madre y trajo un botellín con agua bendita, roció un poco de ella en el lugar donde Rubí señaló que lo vio. Rezaron unas oraciones por su alma y pidieron al cielo que descanse en paz por siempre.
Luego Emiliana comentó -no vamos a decirle nada sobre esto a mi madre, ella ya tiene muchas preocupaciones para agregar una más. Ahora ven a mi habitación, ahí estaremos seguras. Lizel debe haberse despertado-.
Las dos jóvenes fueron a la habitación,  Lizel aún dormía y Rubí había recuperado la calma, contó a Emiliana los detalles del hombre y lo que más la asustó fue ver su rostro pálido e inexpresivo. No deseaba volver al patio, se quedó junto a Emiliana.  
Desde el día de la conversación que Aníbal sostuvo con el matrimonio Navarro, estos no daban señales de querrer conversar de nuevo con él. Iba a esperar un día más y volvería a visitarlos, imaginaba que ellos no tenían interés en su propuesta. y solo dilataban el tiempo.
Octavia ignoraba todos estos detalles sobre el tema y lo que hacía Aníbal. Emil aún no le había comunicado nada hasta que hubieran buenas  noticias sobre la propuesta, al matrimonio Navarro.  
- Señora, Cesáreo. desea hablar con usted, quiere que se acerque al huerto- dijo Antonia. 
Cesáreo quería hablar con ella, seguro alguna planta ha enfermado y hay que arrancarla de raíz. ¡Oh tal vez! era el tiempo de cosechar la fruta del huerto. Eso pensó Octavia.
-¡Señora buenos días!- saludo Cesáreo cuando vio a  Octavia.
-Dígame de que quiere usted hablar, ¿algo malo pasa en el huerto?- preguntó
-No señora es todo lo contrario, es algo que yo quería hablar con usted desde hace tiempo pero no estaba seguro y creo que debe consultar con un experto-.
-Hable ya Cesáreo, me tiene intrigada con tanto rodeo-.
-Bien señora, venga conmigo- Cesáreo llevó a Octavia hasta el pino que era el más antiguo de la casa, sus padres decían que ya estaba en el huerto cuando ellos compraron la propiedad. 
-No me diga que debemos derribar este hermoso pino, es el más grande y antiguo del huerto. 
-No señora, es todo lo contrario, este pino vale dinero y un buen dinero. Ve usted esa resina que esta pegada al tronco y en el piso al rededor. Me parece que es ámbar y sé que tiene un precio valioso en el mercado. Lo consulte con un señor al que trabajo en su jardin, él sabe mucho sobre gemas y sobre ámbar. Si usted desea puedo pedirle que venga para que vea el pino, él va aceptar examinar este árbol.  
Octavia se acercó al pino, desde pequeña siempre llamó su atención las grandes gotas que estaban pegadas y solidificadas al tronco, nunca imaginó que podían tener algún valor o que fueran consideradas una gema.
-Cesáreo llame usted a la persona que conoce de estas cosas, me gustaría saber más al respecto-. contestó Octavia, intrigada, tal vez por eso el antiguo dueño que se paseaba por la casa, algo de esto quería decir. Rubí lo vio parado en ese pino y además él siempre desaparecía en el huerto. Octavia se asustó, en segundos detuvo sus pensamientos, hablar sobre aquello era entrar en el campo de la especulación. Todo podía  ser solo una fantasía.
-Si señora, su nombre es Jacobo Molldewer, es una persona seria y puede hablar con seguridad sobre esto. Le diré si puede visitarla- contestó Cesáreo.
Jacobo Molldewer era bien conocido en la ciudad, era joyero y experto en piedras preciosas, él podía hablar con  conocimiento sobre este tema.   
El pino era un árbol precioso de más de diez metros de alto, el tronco era macizo y de circunferencia ancha. Una persona abriendo los brazos no podía alcanzar a cerrar la circunferencia del tronco. 
Octavia solía jugar con su prima Blanca alrededor del pino, ella siempre admiró las gotas transparentes de color miel que se mantenían  pegadas a la corteza del árbol.


CONTINUARÁ.     


 

    

       

     
  
       
 
     


 

domingo, 14 de noviembre de 2021

PRIMAVERA DE 1900

Aníbal había llegado a su hogar después de un viaje largo y agotador, se sorprendió con la reacción de su esposa cuando la fue a saludar: -Octavia, ¿Qué sucede? ¿por qué este trato?- preguntó. 
Su esposa guardó silencio un segundo y luego le alcanzó  una hoja.
-De que se trata esto querida, no comprendo- contestó
-Es una carta notarial Aníbal, te pido por favor  que leas- dijo Octavia con serenidad.
Aníbal tomó en sus manos la carta notarial y comenzó a leer, estaba perplejo que clase de asunto  absurdo se leía en ella.
-Como puedes comprobar, mi casa ha sido vendida sin mi autorización porque yo jamás firme documento alguno. Es una estafa sin nombre y el vendedor es nada menos que tu hermano Sixto. En el contrato de compraventa aparece tu firma-.
Aníbal pensaba velozmente, en su cabeza trataba de ordenar las ideas. Ahora comprendía todo, no existía ninguna familia amiga que hizo un préstamo para el fundo, era su hermano el que fabricó toda la farsa para justificar el dinero que traía. Cómo Leonora y él fueron tan ingenuos al creer en sus palabras, por un instante quería tener el cuello de Sixto entre sus manos.  
Aníbal puso atención a las palabras de su esposa, en qué estaba pensando ella: -No puedes creer que yo tuve algo que ver en este asunto, Octavia por favor... ¡Jamás haría algo así!-. 
Octavia le alcanzó otra hoja que era el documento con las cinco clausulas: -Por favor firma este acuerdo-
Aníbal leyó en silencio el documento y reaccionó molesto: -¡Qué es esto Octavia! como quieres que firme, no estoy de acuerdo y no voy a firmar nada- levantó la voz -quieres que me vaya de tu casa, me voy, pero no voy a firmar lo que esta escrito en este papel. Aquí en la última cláusula dice que me cedes el fundo Piñonate que es de tu propiedad con tal que yo no reclame nada más. ¡Tu has perdido la cordura! no tienes que cederme nada de nada- contestó aun más molesto.
El fundo Piñonate quedaba a las afueras de la ciudad, era la propiedad de Octavia, su padre lo había comprado muchos años antes. Estaba alquilado en pequeñas parcelas a agricultores que sembraban productos de pan llevar. 
-Con este documento, estoy tratando de proteger mi patrimonio que va hacer la herencia de mis hijos en un futuro. Voy a entrar a un juicio del que soy inocente para salvar mi casa,  puedes comprender- contestó Octavia, levantando también la voz.
-No estoy de acuerdo y no voy a firmar. Emil ha redactado este documento, hablaré con él. Yo nada tuve que ver en esta transacción fraudulenta y lo voy a demostrar-. Aníbal puso el documento sobre el escritorio y salió de la casa.  
Emiliana y Manuel aún no habían salido para sus clases, fueron al pequeño salón al escuchar las voces de sus padres que discutían. 
-¿Madre qué pasa?- preguntó Manuel.
-Hijos ustedes no intervengan, este es asunto de su padre y mío- contestó.
-Madre, cómo quieres que no preguntemos, es nuestro padre el que se ha ido de la casa- dijo Emiliana.
Octavia se llevó las manos al pecho, no quería que sus hijos supieran del problema pero ahora no le quedaba otra cosa más que hablar con ellos y explicarles la situación a la que se enfrentaba.
-Los dos tomen asiento- les señaló un sillón  -voy a decirles lo que sucede- contestó su madre con tristeza.
Octavia habló con sus hijos sobre el problema y las terribles consecuencias que podían tener, se guardó algunos detalles para no crear más angustia. 
Manuel y Emiliana estaban incrédulos con las palabras de su madre, no podían creer lo que escuchaban.
-Mi padre, jamás haría algo así contra su familia, tienes que escucharlo- comentó Emiliana con gravedad.
-Madre estoy de acuerdo con mi hermana, nuestro padre nunca dejaria a su familia en medio de la calle, él dice la verdad-. 
Los dos jóvenes tenían que ir a sus clases, se despidieron de su madre, era insólito lo que sucedía en el hogar.
Al quedar sola Octavia comenzó a llorar, sentía como si sombras de la noche más oscura, hubieran caído sobre su casa. Estaba obligada a ser fuerte para salvar el hogar donde había nacido. De nuevo leyó el documento que Aníbal se negó a firmar. Lo rompió en pedazos no quería volverlo a ver.
Aníbal deseaba hablar con Emil sobre el documento y sus cinco cláusulas pero primero debía regresar al fundo, Sixto lo iba a escuchar. Recién había llegado a la capital pero no podía demorar más el viaje de regreso. 
Antonia y Lida estaban en la cocina, sentían miedo nunca habían escuchado a los señores discutir de esa forma: -Lida ¿qué va a pasar ahora?- preguntó Antonia.
-Nada, no preguntes nada, es mejor quedarnos en silencio- contestó. 
un minuto después entró Ítala con Lizel en brazos: -escucharon la discucion, fue terrible- comentó.
-Las dos, guarden silencio y vayan hacer sus tareas- dijo Lida molesta -es asunto de los señores y nosotras no debemos opinar, si la señora se entera se va a molestar y nos puede despedir- señaló y les pidió que salgan de la cocina. 
Ítala, llamó Octavia, ésta de inmediato se presentó en el salón: -atenta con Lizel, voy a salir un momento, no tardo- Ordenó a la nana. 
-Si señora, pierda cuidado, estaré junto a Lizel- contestó.
Octavia se dirigía a la oficina de Emil, quería ponerlo al tanto de la discusión con Aníbal y además saber como iba todo el tema con respecto a su casa.
-Emil buenos días, estoy aquí con gran tristeza para contarte sobre la situación en mi casa con Aníbal. Hemos discutido muy fuerte y no ha querido firmar el documento con las cláusulas. Tenías razón se puso demasiado furioso-.
-Te advertí Octavia, Aníbal no iba aceptar nada sobre el escrito-. 
-Bueno Emil, ahora cuéntame como van las cosas con respecto a mi casa y al juicio- agregó Octavia. 
Emil explicó a Octavia las acciones que había tomado para proteger su propiedad -ahora estamos esperando la respuesta de la parte contraria para saber si están de acuerdo o de todas maneras vamos a juicio. Estoy tratando de llegar a una conciliación para conversar y convencerlos de que tú no tuviste nada que ver en la venta fraudulenta de la casa. 
-Confió en ti Emil, tú eres mi abogado y sé que vamos a ir por buen camino para defender mi hogar- contestó más tranquila Octavia.
Al rededor de una hora conversaron Emil y Octavia sobre las acciones a realizar, si se daba el juicio: -tenemos que demostrar que tu firma es falsa y que por lo tanto esa venta es una estafa. 
Octavia salió de la oficina más tranquila, sabía que Emil estaba de su lado y que la iba ayudar a conservar su casa. Hasta ahora no podía creer lo que estaba viviendo, era parte de una pesadilla sin fin.
A la hora del almuerzo en el comedor, la madre estaba en silencio, sus hijos hablaban de otros temas y nadie quería tocar el asunto sobre la casa.
Cuando se terminó el almuerzo Octavia se retiró a su habitación, cerró la puerta, quería estar sola y pensar que todo se aclararía aunque se descubra al verdadero culpable. 
El reloj marcaba las tres de la tarde cuando Antonia tocó la puerta de su habitación: -señora una señora ha venido a buscarla, su nombre es Lucrecia Navarro-.
Octavia se puso de pie, ¿había escuchado bien el nombre de la visitante? abrió la puerta -Antonia ¿Quién dices que ha venido?-.
-Es la señora Lucrecia Navarro- volvió a repetir la muchacha -la espera en la sala-. 
-Bien, enseguida voy- contestó preocupada.
Lucrecia Navarro sentada en uno de los muebles, admiraba la sala de Octavia, era una bonita sala muy bien decorada con cuadros y adornos finos. La propiedad estaba bien conservada y arreglada.
Octavia se presentó  y saludó a su visitante: -buenas tarde señora Navarro-.
-Buenas tardes señora Octavia, me puede decir Lucrecia. Como usted sabe esta visita no debía darse por la situación en la que nos encontramos, pero he venido con el ánimo de llegar a un acuerdo sobre la propiedad que hemos comprado mi esposo y yo. Nosotros no deseamos llegar a un juicio,  queremos ocupar la casa lo más pronto, por lo tanto vengo a ofrecerle algo más de dinero para que usted y su familia desocupen la propiedad-. 
Octavia apenas podía contenerse, conservó la calma con respecto a la propuesta de la señora Navarro.
-Señora Lucrecia, mi casa nunca ha estado a la venta y no voy a recibir un centavo por ella, sus palabras son ofensivas y no las puedo aceptar. ¿Cómo han comprado una propiedad sin visitarla antes?- preguntó Octavia.
-Mi intención no es ofenderla, si no llegar a un acuerdo. Su casa es bien conocida como una buena propiedad, mi esposo tenía referencias de ella y nos pareció una buena inversión, por ese motivo cuando se presentó el vendedor no dudamos en comprarla. Nosotros obramos de buena fe- contestó Lucrecia.
-Lamento aclararle que han sido víctimas de un engaño, no acepto su acuerdo y mi casa no está, ni estuvo nunca  a la venta- aclaró Octavia. 
-Iremos a juicio entonces y lamentará no haber aceptado mi propuesta-. dijo Lucrecia airada. 
Octavia se puso de pie: -señora Lucrecia no tenemos nada más que hablar, le pido  por favor se retire de mi casa-. 
Lucrecia molesta contestó: -señora nos veremos en el juicio-.
-Antonia acompaña a la señora hasta la puerta- llamó Octavia.
Emiliana vio a su madre consternada cuando la fue a buscar al pequeño salón: -madre sé que la visita de esa señora no ha sido nada bueno, lo puedo ver en tu cara. No tengo palabras para consolarte el caso es grave y comprendo tu preocupación-.
-Emiliana vamos a salvar la propiedad, no puedo pensar otra cosa. Es mejor que vayas para estar junto a Lizel, yo tengo algunas cartas que escribir- comentó Octavia, no deseaba hablar de Lucrecia Navarro, su visita no fue grata y era mejor olvidar. 
Aníbal llegó muy tarde en la noche a su casa en la ciudad de Ica, fue directo a la habitación de Sixto que dormía profundamente. Lo levantó de las solapas de la pijama y le lanzó una bofetada. Sixto cayó al piso asustado. Aníbal en voz alta dijo: -cómo te has atrevido a vender la casa de una persona inocente y estafar a personas que obraron de buena fe. De que clase de patrañas te valiste para lograr esa venta fraudulenta. 
-Yo solo quería ayudar al fundo. Mi intención era devolver el dinero a Octavia después- contestó.
-Devolver el dinero ¿después de qué?, de engañar y cometer un delito, ¡estas loco!-
-Aníbal, esa casa también es tuya- respondió Sixto.
-Esa casa es de Octavia y tú no tenías derecho a venderla. Calla Sixto antes que olvide que eres mi hermano y te acabe a golpes-. contestó Aníbal lleno de ira, las palabras de su hermano lo enfurecían más y se acercó amenazador.   
Leonora se despertó al escuchar la voz de Aníbal, corrió a la habitación de Sixto: -Aníbal por favor cálmate, golpearse entre hermanos no va a solucionar nada, debemos pensar con serenidad que hacer- Rogó Eleonora.
-Mi querida hermana, tenemos un hermano delincuente, no te das cuenta. El problema que ha ocasionado perjudica a terceras personas, entre ellas a mi esposa. Si pierde el juicio pierde su casa y eso no lo puedo tolerar- gritó Aníbal.
-Te ruego Aníbal calma, vamos a conversar en la biblioteca para saber que hacer, ahí estaremos más tranquilos-. comentó Leonora.
Aníbal cerró la habitación de Sixto con llave no quería verlo pero tampoco quería que salga huyendo. 
Leonora y Aníbal se sentaron a conversar, éste la puso al tanto de lo que ocurría. -Si Octavia pierde el juicio, pierde su casa y si pierde el matrimonio Navarro, Sixto puede ir a prisión por estafador y yo puedo ir también porque nadie va creer que  no tuve nada que ver en el delito. Mi nombre y firma aparecen en el contrato de compraventa-.
Leonora comprendió que el problema era más grande de lo que imaginaba, pero hizo una propuesta: - Aníbal podemos vender esta casa en la ciudad y mudarnos a la casa del fundo, es más rústica pero con unos arreglos puede quedar muy bien. La familia Moreno siempre estuvo interesada en la casa porque esta bien ubicada y muy cerca a la plaza principal-. 
-Leonora, el dinero de la venta no alcanzaría para pagar la deuda, tendríamos que reunir más. La casa de Octavia es tres veces más grande que esta. Del dinero que trajo Sixto ¿queda algo?-. terminó de hablar Aníbal.
-No, ese dinero se utilizó todo en el campo para realizar la siembra. Sé que es duro lo que voy a decir  pero podemos ofrecer la ganancia de la cosecha de algodón de este año para cancelar la deuda y pagar los respectivos intereses.
Aníbal dudo unos segundos pero Leonora tenia razón, todo estaba en que Lucrecia y Factor Navarro acepten la propuesta y reciban el primer pago con la venta de su casa y luego el segundo pago con la venta del algodón. Era extremo lo que iban hacer, pero Aníbal movería cielo y tierra para salvar la casa de Octavia y salvar a Sixto de ir a prisión aunque unos meses encerrado le haría bien para que aprenda la lección.
-Leonora ocúpate de la venta de la casa y que Sixto y dos peones te ayuden con la mudanza. Yo debo regresar mañana temprano a la capital para llevar mi propuesta a la familia Navarro. Tengo que estar al lado de Octavia no la puedo dejar sola con semejante problema. Mi esposa cree que yo estoy involucrado en la estafa de la venta de su casa. Ella no me escucha- dijo Aníbal.
-Aníbal, si deseas viajo para hablar con Octavia y decirle que eres inocente en todo este problema- propuso su hermana.
-No, no, sería peor, Octavia diría que yo te he enviado y no escucharía, la conozco y se que sería en vano- contestó.
Aníbal no quería dejar sola a Octavia con tremendo problema ocasionado por Sixto. Él quería solucionar lo que su hermano ocasionó al estafar a Lucrecia y Factor Navarro.


CONTINUARÁ   

 
         
           

 
 
     
       
           


 

domingo, 7 de noviembre de 2021

PRIMAVERA DE 1900

El tiempo había pasado y la era del caucho llegaba a su fin. Solo en el futuro se podría medir el impacto ecológico y social que causó la sobre explotación de dicha materia. Ahora los pilares de la economía descansaban sobre el azúcar, el algodón y la minería, esta última actividad representaba muy buenos ingresos para el estado. La capital estaba cambiando, crecía  y el país había entrado en una actividad febril de construcción de caminos y viviendas. 
En la casa de Octavia, la vida tomaba su cauce desde los  trágicos acontecimientos, las actividades diarias de la familia cambiaron también. 
Emiliana en su nueva situación civil no deseaba cambios. Ella cerró su corazón a cualquier intento de enamorarse desde la ausencia  de Guillermo. Ahora se dedicaba completamente al cuidado de Lizel y a sus estudios en la escuela de enfermería. En los días de semana para asistir a la escuela vestía el uniforme de enfermera y los fines de semana se ponía vestidos negros de luto. Su madre trató de persuadirla a usar medio luto pero ella no deseaba hacerlo y seguía con el riguroso duelo. La sola idea de cambiar significaba un sufrimiento que no podía tolerar después del trágico accidente de esposo. Octavia no insistió más en ese tema, dejó que su hija siga sus deseos.
En cambio Manuel había terminado el colegio y a nadie le causó sorpresa que eligiera la escuela de ingeniería para seguir la carrera de ingeniero civil. Él deseaba ser constructor y así lo había manifestado en varias oportunidades. Construir caminos, puentes y viviendas era su sueño. Estaba más independiente y maduro, salía con sus compañeros a realizar diferentes actividades  de su escuela. Seguía firme en su deseo de viajar para conocer la selva amazónica al terminar la carrera. Era lo que siempre soñaba. 
Otra que sufrió los cambios del paso del tiempo fue Rubí se había convertido en una graciosa adolescente, ya no tenía dudas con respecto a su cuerpo y comprendia mejor su desarrollo. Octavia habló con ella al respecto y le explicó que todo cambio  era natural: -mi querida niña, las mujeres somos portadoras de vida y tenemos la gran responsabilidad de mantener viva la especie humana de generación en generación por eso cambia nuestro cuerpo y nuestra mente madura para prepararnos a estos grandes eventos- decía su madrina para tranquilizarla y no se alarme con los cambios. Unas semanas antes Rubí cumplió los quince años y sus padrinos le regalaron un bonito vestido de tela de organza con blondas, cintas y un par de zapatos que hacían juego con el vestido. Ella no podía ser más feliz, adoraba sus regalos y agradecía a sus padrinos. Con el crecimiento quedaron atrás todos sus  trajes del internado. Rubí por momentos se entristecía porque ya no podía ser la niña de las flores pero aceptaba que la vida no podía detenerse y que era el tiempo de seguir adelante. 
Lizel, la pequeña consentida de la casa ya caminaba estaba pronta a cumplir los tres años, como una bebé que despierta a la vida, todavía estaba en la época de investigar todo a su alrededor. Su curiosidad no tenia límites por ese motivo tenía a su nana Ítala que en todo momento cuidaba de ella, mientras Emiliana asistía a sus clases y Octavia supervisaba atenta su cuidado. 
Aníbal como siempre preocupado con su trabajo en el fundo y el cuidado de su familia que para él era importante, que todos se sientan bien y vivan tranquilos. 
Las fiestas de fin de año ya no eran las mismas para celebrar con alegría, Emiliana se recuperaba lentamente pero aun lloraba cuando veía la foto de Guillermo sobre el velador, nada era lo mismo y la familia respetaba su dolor. Salía temprano para la escuela pero antes se despedía de Lizel prometiendo su pronto regreso: -mi bebé no te preocupes voy a regresar lo más rápido- le hablaba  y la besaba en la frente, después le daba las recomendaciones del caso a Ítala para que no la descuide.
Se encontraba todas las mañanas con su amiga Lorena y juntas caminaban hasta la escuela, aunque su amiga estaba un año más adelantada que ella. Emiliana se sentía feliz con la elección de su carrera  estaba segura que ese era su camino. 
Octavia supervisaba que todo marche bien en la casa, había momentos en que salía para realizar alguna de sus actividades pero siempre regresaba  pronto. Cuando estaba en el pequeño salón jugaba con Lizel a tomar el té entre amigas, a la bebé le gustaba mucho el juego y disfrutaba  la conversación particular con su abuela y con su nana Ítala. 
La correspondencia de Berlín con Anja se mantenía, Emiliana y Octavia  le comentaban sobre Lizel, sus pequeñas travesuras y juegos, era una niña saludable y despierta. Anja correspondía las cartas y les comentaba sobre su familia y su vida diaria. La triste noticia fue que un año después de la muerte de Guillermo su padre había enfermado y murió una mañana de octubre extrañando a su hijo: -ha sido todo tan triste, él nunca se perdonó que Guillermo se fuera de la casa por su culpa, siempre me lo repetía- de esta manera escribía Anja y también comentaba que tuvo que cerrar la farmacia y eso significó un problema para su economía: -sigo adelante porque tengo una hija que todavía es muy joven y sufre la partida de su padre- le contaba  en sus cartas a Octavia.
Para la traducción de las cartas de Anja, siempre contaba con la ayuda de Genoveva, las dos se habían convertido en buenas amigas y confidentes. 
Ese día, la mañana amaneció despejada, en el cielo no habían nubes. Aníbal estaba en el fundo ocupándose del trabajo,  Emiliana en la escuela y lo mismo Manuel, Ítala cuidaba de Lizel y Antonia y Lida se dedicaban a sus tareas diarias. Cesáreo el jardinero había llegado a la casa para trabajar en el huerto. Octavia hablaba con él: 
-Cesáreo las azucenas deben sembrarse en este rincón que está vacío y no muy cerca de las rosas que han crecido y es necesario podar para que den más flores-.
-Si señora, como usted mande-. contestaba Cesáreo.
-¿Cuál es su opinión sobre los frutos del chirimoyo?- preguntó Octavia.
-En una o dos semanas, los frutos estarán listos para cosechar, lo mismo de la guanábana y los higos, tendremos una gran cosecha señora- contestó.
-Esa noticia es muy buena, Cesáreo, tendremos abundancia de frutos-  
Antonia buscó a su señora en el huerto y le entregó un sobre blanco. Octavia le dijo que lo deje encima de su escritorio y siguió con las indicaciones para Cesáreo, al cabo de media hora terminó de hablar con él y fue al pequeño salón para enterarse de que se trataba el sobre blanco.
Tomó asiento en su silla favorita y abrió el sobre, al leer el contenido de la carta quedó estupefacta ¡Qué clase de broma ridícula era esa! reparó unos segundos no podía ser una broma pues la misiva era una carta notarial. Usaba un lenguaje protocolar pero lo más importante era las líneas que decía lo siguiente: -Usted tiene 20 días para desocupar la casa, los nuevos compradores quieren tomar posesión de su propiedad- Octavia apenas podía respirar ¿Cuándo había vendido su casa? se preguntó, jamás había hecho tamaña locura. Era un delirio de alguien que no estaba bien. En la carta aparecían los nombres de los compradores, eran personas que ella no conocía.
Tomó su bolso pequeño, guardó la carta, puso sobre sus hombros el chal de fino hilo y llamó a Ítala que se ocupaba de Lizel: -Ítala, Antonia las dos atentas con Lizel, yo voy a salir un momento, no tardo-. terminó de decir y salió para visitar a su abogado Emil del Muro, él podría explicar y resolver este problema que no tenía nada que ver con ella. 
Su vecina Soledad la vio pasar se mantenía a distancia de Octavia pero como era su costumbre siempre estaba metida en la vida ajena de sus vecinos. 
Octavia llegó a la oficina de Emil después de los saludos y preguntas de como se encontraba, ella le explicó el problema que tenía y el porque de su visita.
-Emil disculpa que venga pero necesito a mi abogado que eres tú, quiero enseñarte esta carta que ha llegado hoy día a la casa-.
De su bolso sacó la misiva y se la entregó, Emil leyó el contenido y guardó silencio unos segundos: -Octavia esto es grave, es una carta notarial de aviso de desalojo-
-Emil te puedo asegurar que nunca he vendido mi casa, tú sabes bien que yo amo esa casa y jamás la pondría a la venta, tiene la historia de mi familia- 
-Mi estimada amiga, permíteme que haga las averiguaciones del caso, voy a ponerme en contacto con el abogado del matrimonio que se supone ha comprado tu casa. Sus nombres son Lucrecia y Factor Navarro, cuando tenga alguna noticia te aviso con mi asistente. Por el momento no te preocupes yo voy a ponerme en acción para saber de que se trata.   
-Emil te pido por favor, no tardes en comunicarme algo al respecto, tú eres mi abogado- contestó Octavia y antes de despedirse, le envió saludos para su esposa Nina. 
Regresó a la casa realmente preocupada ¿Qué podía haber pasado?, aún no tenía respuesta. Fue directo a su habitación, cerró la puerta con llave y abrió su ropero, destapó el fondo falso y sacó los documentos de los títulos de propiedad  de su casa, todo estaba en orden no faltaba nada. Pensó con calma, no le quedaba otra cosa más que esperar las noticias e investigaciones de Emil para que le explique de que se trataba el grave asunto. Por el momento era mejor no hablar con sus hijos sobre el tema, ellos no debían saber aún lo que se venía. Esa noche no durmió bien y sus hijos en el almuerzo y la cena la notaron preocupada, preguntaron que pasaba y ella inventó una excusa para que no se dieran cuenta. 
Al día siguiente Octavia recibió un aviso con el asistente de Emil, era urgente y debía presentarse en su oficina. De inmediato se arregló para salir y dio la misma orden a las empleadas -atentas con Lizel, ya regreso- fueron sus palabras y salió de la casa directo a la oficina de Emil. 
Al llegar casi no tenía aliento, saludo a Emil y éste la invitó a sentarse, con voz grave le dijo: -Octavia esto es más serio de lo que parece, tu casa ha sido vendida, he visto el contrato de compra venta en el aparecen las firmas de Aníbal y tuya. El matrimonio Navarro ya pagó el dinero por eso reclaman la propiedad-.
Octavia escuchó alarmada las palabras de Emil, se negaba a pensar que Aníbal estaba involucrado en un asunto tan serio con visos de estafa.
-Emil nunca he firmado ningún documento de compra venta, esa firma debe ser falsa, ¿cómo se ha logrado la venta si yo tengo los títulos de propiedad-. 
-Mi querida amiga ahí no queda el caso, el vendedor es nada menos que Sixto, el hermano menor de Aníbal y te puedo asegurar que se pueden falsificar los títulos de propiedad-.
Entonces su esposo estaba involucrado en este problema, pensó Octavia, no pudo más y comenzó a llorar: -Emil es inaudito, no puedo creer que Aníbal y Sixto cometieron un delito así- contestó 
Emil le alcanzó un pañuelo: -Aún hay más, el abogado de la parte contraria ha dicho que sus defendidos irán a juicio de ser necesario, ellos han comprado la casa y la quieren tener en su poder cuanto antes, si pierden en primera instancia, llevaran el juicio hasta la corte suprema, no se van a detener. Te imaginas el problema al que nos enfrentamos por lo pronto he puesto una acción de amparo para detener la orden de desalojo y así tener más tiempo para iniciar las acciones del caso- explicó Emil a Octavia
-Emil hagamos lo que este de nuestra parte para salvar mi casa de esta  estafa sin nombre. Es doloroso lo que me acabo de enterar no sé que voy hacer- contestó demasiado triste y llorosa. 
-Tranquila Octavia vamos a iniciar las acciones pertinente y llegar al fondo de todo, si es una estafa como parece, Aníbal y Sixto tienen un buen problema encima-. comentó Emil para consolar a Octavia su amiga de muchos años y ahora su defendida.
Triste y cansada regresaba Octavia a su casa eran demasiadas preguntas y ninguna tenía respuesta. No entendía cómo su esposo se había prestado a semejante delito y un engaño hacia ella.  Al estar en su casa tuvo que disimular delante de sus hijos, hablaba con naturalidad para preguntar ¿cómo les fue en sus clases respectivas? Emiliana comentaba sus nuevas experiencias en los cursos y Manuel hablaba de pesadas clases de cálculo matemático, pero no se quejaba era parte de su carrera. Lizel se sentía feliz al estar en brazos de su abuela. 
En la noche después de despedirse de sus hijos y de su bebé para irse a dormir, Octavia no podía conciliar el sueño. Se levantó de la cama y en su escritorio comenzó a escribir en una hoja de papel, que llevaría a la oficina de Emil, era importante llevársela cuanto antes.
Octavia salió muy temprano a la mañana siguiente para la oficina de su abogado, sus hijos habían partido a sus clases y Lizel terminaba de tomar el desayuno. Cuando llegó a la oficina de Emil le entregó en sus manos la hoja que había escrito: -Emil necesito que redactes este documento es para que lo firme Aníbal-. 
Su abogado recibió la hoja y leyó su contenido, habian cinco cláusulas cada una con los deseos de Octavia.
Muy serio Emil habló: -Estoy leyendo esta hoja y con estas cláusulas estas pidiendo la separación de cuerpos, Octavia quiero advertirte que en nuestro país todavía no existe la ley del divorcio. Aníbal no le va gustar esto, ¿estas segura de lo que pides? había una ultima clausula que era definitiva y no se podía negociar. 
Octavia más decidida contestó: -Emil... te pido por favor, redacta el documento yo me encargo de que Aníbal firme. ¿Con tu asistente me lo puedes enviar a mi casa?- preguntó.
Emil trató de persuadirla, era una decisión que no se estilaba en aquellos días pero Octavia se mantenia  firme en su decisión.  
En el fundo Aníbal y sus hermanos se preparaban para iniciar  la campaña de algodón, las tierras de cultivo estaban preparadas para recibir las semillas e iniciar la siembra. Después de una mañana de faenas en el campo Aníbal comentaba con sus hermanos sobre el trabajo y el dinero que se estaba acabando. Sixto interrumpió a su hermano para comunicarle que por el dinero no debían preocuparse, él había conseguido un préstamo de una familia de amigos que no tenían apuro en recuperar el dinero y que podían devolvérselo poco a poco. 
Leonora y Aníbal aplaudieron la noticia, no podían estar más felices, el dinero se necesitaba y el préstamo que había conseguido Sixto con todas las facilidades para pagar no podía caer en mejor momento. Ninguno de los dos sospechó ni sintió desconfianza de su hermano y el dinero. 
-Que bueno Sixto por fin te haces responsable del fundo-. comentó Leonora y Aníbal estuvo de acuerdo: -con ese dinero podemos sembrar y cuidar del campo muy bien-.
Sixto sonreía a sus hermanos: -Aníbal no es necesario que viajes pronto a la capital- dijo.
-Si, estaba vez me quedaré hasta que se termine de sembrar el campo y luego podré viajar para estar con mi familia a la que extraño mucho- contestó feliz por las buenas noticias de Sixto. 
Aníbal no sabía nada de la que había hecho su hermano, él era inocente de la estafa de Sixto y en del lío en el que había comprometido a la familia. 
La siembra de algodón en el fundo duro varios días, noventa hectáreas no se siembran en un día. El clima con el sol abrazador también complicaba la faena. 
Los peones tenían que descansar al medio día para no sufrir los efectos dañinos del exceso de calor por eso se empezaba a trabajar en el campo antes de las cinco de la mañana.
Cada hermano supervisaba treinta hectáreas de terreno para que las cosas se hagan bien. Al término de la siembra se tenía que controlar el riego y controlar las plagas y enfermedades que podían afectar las plantas de algodón. 
Aníbal preparó su viaje de regreso al hogar, seguro Octavia y sus hijos esperaban por él. Muy temprano se despidió de sus hermanos: -no sé preocupen voy a regresar pronto, ahora necesito estar con mi esposa y mis hijos- comentó 
El viaje del fundo a la capital era agotador, Aníbal llegó al día siguiente en la mañana  a su casa, su viaje había sufrido un percance en el camino. Su esposa estaba en el salón, entró a saludarla y quererla  abrazarla pero Octavia retrocedió -¿qué pasaba, porqué lo rechazaba de esa manera? nunca antes lo había tratado así. Ahora sentía que había demasiada distancia entre los dos. 

CONTINUARÁ