Jacobo Molldewer era un prestigioso joyero y experto en piedras preciosas, tenía su joyería en una calle céntrica de la ciudad. Se presentó en casa de Octavia en compañía de Cesáreo, según habían conversado el día anterior sobre el pino del huerto que lloraba lágrimas como gemas preciosas.
Cesáreo presentó al señor Molldewer para que examine el pino y diga su opinión sobre el caso.
-Señor Molldewer, es un gusto conocerlo, Cesáreo me ha comentado que usted es un experto en gemas y puede aclarar el caso sobre un pino que hay en mi huerto- dijo Octavia.
-Señora Octavia buenas tardes, puede llamarme Jacobo. Si soy un gran conocedor sobre piedras preciosas y puedo reconocer al instante si son reales o falsas-. contestó el joyero.
-Entonces, no debemos demorar más y vayamos al huerto, estoy deseosa de conocer la verdad sobre este pino- contestó Octavia y le señaló a Jacobo Molldewer el camino al huerto.
-Es una bella propiedad la que tiene usted señora, la casa es muy grande y el huerto es hermoso-.
-Gracias Jacobo por sus palabras, es usted muy amable, mis padres querian mucho esta casa- contestó Octavia cuando llegaron cerca al pino.
La primera impresión de Jacobo fue admirar la belleza del árbol y lo alto que era, se acercó a él, tocó su corteza, estaba completamente copada de grandes gotas solidificadas y pegadas al tronco, además en en el piso alrededor del árbol había una cantidad considerable de estas gotas de color miel algunas más oscuras que otras. El joyero levantó del piso una de ellas la tocó y comprobó su dureza, su color y transparencia.
-Señora Octavia debo decir primero que este es un árbol milenario, no solo por su altura si no por la circunferencia del tronco. Se necesitan años, muchos años para que llegue un pino a crecer de esta forma. Debo decir también que- guardó silencio un instante y de su bolsillo sacó su lente especial de joyero y examinó con cuidado una de las gotas. Su silencio parecía interminable, después exclamó -¡no puede ser!... esto es una maravilla y es algo que no imaginé, pensé que eran exageraciones de Cesáreo. Señora Octavia puedo decir con toda seguridad que estas gotas son ámbar verídico. El ámbar es considerada una piedra preciosa de origen vegetal, al inicio de su vida es una resina que suelta el árbol pero con el paso de los siglos se endurece hasta llegar a ser lo que ahora usted puede ver. El ámbar es usado para hacer joyas, adornos y hasta cubrir bellas cajas y paredes, como es bien conocido la fama del salón de ámbar en uno de los palacios en Rusia-.
Octavia estaba en silencio, no podía decir palabras, ella no sabía que en su huerto existía un pino extraordinario lleno de ámbar.
-Jacobo le pido por favor verifique bien lo que me esta diciendo, tal vez si lo vuelve a examinar se de cuenta que es un error-. contestó Octavia casi asustada por el hallazgo.
-La voy a complacer en volver a examinar esta gota pero estoy seguro de lo que digo- Jacobo examinó de nuevo la gota con su lente de joyero y agregó -es real, no estoy equivocado y puedo ver que su centro es puro y no contiene elementos que pueden distorsionar su belleza. Ahora tengo que aclarar algo, no debe comparar el valor de esta gema con el de un diamante, no es así. Su valor es menor pero trabajado como una joya, crece su demanda y belleza-.
-Jacobo estoy asombrada y un poco asustada, yo ruego a usted guardar mucha discreción con respecto a esto porque todos sabemos como es la imaginación de la gente, ellos pueden pensar que tengo un tesoro y no tendría paz en mi vida. Cesáreo lo mismo es para ti no debes mencionar nada sobre este pino.
-Si señora lo que usted ordene- contestó el jardinero también asombrado de lo que decía el joyero.
-Señora Octavia usted tiene la palabra de lo que va hacer con este pino- dijo Jacobo.
-No quisiera maltratarlo al sacar el ámbar adherido a su corteza. Jacobo para mí este pino tiene un valor sentimental muy grande- comentó Octavia recordando a su prima y a sus juegos de niña.
-Mi señora, el pino no se maltrataría si se corta con cuidado para sacar el ámbar, aquí en su huerto tiene una pequeña mina de esta gema. De otra manera a mi me gustaría comprar las gotas de ámbar que están regadas en el suelo al rededor-. comentó Jacobo a Octavia, ella no estaba segura pero luego aceptó.
-Cesáreo con una pequeña canasta recoge todo el ámbar que encuentres y lávalo en la pileta porque esta lleno de tierra- mandó Octavia.
-¡No!... no mi señora que Cesáreo recoja todo lo que encuentre pero no debe lavar las gotas, yo mismo debo limpiar este ámbar y sé como hacerlo- exclamó el joyero y Cesáreo obedeció.
Jacobo y Octavia hablaron sobre el valor del ámbar y acordaron un precio: -debo pesar las gotas que hay en la canasta, no tengo mi balanza, espero pueda confiar en mí y con Cesáreo como testigo le envió la cantidad y el peso de las gemas. Quisiera preguntar ¿qué va ha decidir sobre este pino- termino de decir.
-Jacobo estoy tan sorprendida con todo esto que no he pensado en nada más que en conservar el pino tal como está, no deseo hacer cambios, ni acabar con su belleza-.
-Mi estimada señora, cualquier decisión que tome hágame saber primero. Usted sabe, soy joyero y mi negocio es comprar piedras preciosas, espero me comprenda- dijo Jacobo despidiéndose de Octavia y besó una de sus manos.
Octavia comprendía muy bien a Jacobo pero por el momento no quería saber nada más, tenía demasiados problemas como para pensar en el bello pino y la decisión a tomar.
A solas en el huerto frente al árbol, Octavia podía escuchar la risa de Blanca y sus juegos de niñas cuando trataban de adivinar que era lo que cubría el pino. Por el momento no haría comentario con sus hijos sobre este hallazgo, era mejor quedarse en silencio.
En horas de la tarde Aníbal iba a visitar al matrimonio Navarro y se encontraba en el camino a varios de sus amigos que lo conocían, ninguno hacia preguntas sobre su nuevo hospedaje, todos lo saludaban y cuando estaban a solas hacían comentarios velados sobre ello.
El día señalado por el matrimonio Navarro había pasado y no se sabía nada de ellos. Era el momento de tomar la decisión de ir a visitarlos para solucionar el problema de la casa de Octavia. Leonora no mandaba telegrama con buenas noticias, esto preocupaba demasiado Aníbal:
-Mi querida hermana que haría sin ella, siempre busca soluciones a los problemas en nuestro fundo. Sobre Sixto no quería ni hablar, él era el verdadero culpable de este gran lío- pensó Aníbal al llegar frente a la puerta de la casa de Lucrecia y Factor Navarro.
Un sirviente abrió la puerta y lo hizo pasar al salón: -¿cómo está señor Aníbal- saludó Factor.
-No muy bien señor Navarro, nosotros quedamos en vernos y pasaron los días y nada-.
-Hemos tenido algunos problemas que solucionar por ese motivo no mandamos a usted un mensaje. La última vez que estuvo en nuestra casa le dije que tenía que conversar con mi esposa sobre su propuesta y que además no teníamos miedo a un juicio-.
Aníbal no quería perder la compostura y comentó: -Factor, aquí no se trata de tener miedo o no a un juicio, de lo que se trata es de poner las cosas en orden, sobre una casa que nunca estuvo a la venta y de que ustedes recobren el dinero invertido. Me parece que eso es lo más importante y que deben decirme de una vez cual es su respuesta para proceder con las trámites legales-.
Factor y Aníbal se enfrascaron en un intercambio de palabras que no llegaron a una fuerte discucion, Lucrecia entró al salón en ese instante y los ánimos se calmaron.
-Buenas tarde señor Aníbal, usted esta apresurado por saber nuestra respuesta, querido dile de una vez cual es nuestra propuesta.
Factor le alcanzó un papel Aníbal con su nueva propuesta, era de imaginarlo. Ellos aceptaban la devolución del dinero invertido pero la cantidad era mayor. Aníbal sugirió hacer una negociación para llegar a una cantidad donde ambas partes estuvieran de acuerdo. No deseaba pelear con ellos, no era buena idea. Después de intercambiar propuestas y números por fin se llegó a un acuerdo y la forma de pago seria en dos parte como se habló en días pasados. Los trámites legales y el acuerdo de pago los realizaría Emil abogado de Octavia.
Aníbal salió molesto de la casa de los Navarro. Ellos se habian aprovechado de su paciencia y ganas de solucionar las cosas. Ahora solo esperaba el telegrama de su hermana con noticias positivas, estaba cansado y se fue a la casa pensión donde se hospedaba.
Antes de que amanezca completamente el nuevo día, Octavia en su habitación no podía descansar Emil no le había mandado un mensaje con noticias sobre el asunto de su casa y la sorpresa que guardaba el pino en su huerto la dejó perpleja.
Mientras desayunaba en el comedor, por fin Aníbal recibió el telegrama esperado de su hermana, donde le decía que debía viajar pronto para cerrar el trato con la familia Moreno, se necesitaba la firma de los tres hermanos. Antes de partir fue al estudio de abogados para hablar con Emil. A este le comunicó lo acordado con los Navarro y su viaje a la ciudad de Ica para la venta de su casa. Que maravilla y que paz podía sentir ahora.
Emil estuvo de acuerdo y solo esperaba su regreso para iniciar los trámites y firmas que liberaban la casa de Octavia de una demanda que no tenía razón de ser.
Con su asistente mandó un mensaje para que Octavia se presente en su oficina. Sin perder un minuto, ni bien recibió el mensaje visitó en horas de la tarde a Emil que tenía para ella muy buenas noticias.
-Octavia debo contar toda la verdad para que sepas que Aníbal no estuvo involucrado en la venta de tu casa. Él ha hecho grandes esfuerzos para salvar tu propiedad y a su hermano Sixto que bien merece unos meses a la sombra-.
Emil contó a Octavia todos los detalles sobre la venta de su casa en Ica y el empeñar la cosecha de algodón de ese año para pagar al matrimonio Navarro.
Octavia primero estaba en silencio y escuchaba atenta a Emil, luego se entristeció por la venta de la casa en Ica: -Emil yo me siento mal por todo aquello pero que podíamos hacer, el gran problema lo inicio Sixto.
-No debes sentirte mal Octavia, tú no eres culpable de nada. No lo olvides fuiste una víctima más del enredo creado por Sixto-. señaló Emil.
-Entonces ahora debemos esperar que regrese Aníbal para firmar documentos- dijo Octavia.
-Si, vamos a esperar el regreso de tu esposo con el dinero de la venta y tengo entendido que se hospeda en una casa pensión en el centro de la ciudad- comentó Emil.
-Así es, Aníbal no está en casa pero ese tema es algo que debemos arreglar mi esposo y yo. No sé después de esto como quedará nuestra relación, no va ser fácil confiar en él. Siempre tendré miedo que Sixto salga con alguna cosa en mi contra-
-¡No Octavia!... no creo que Aníbal permita algo así, creo que está vez él mismo lo llevaría a prisión.
Octavia se despidió de Emil, tenía zozobra en el corazón ¿cómo sería su vida de hoy en adelante? se preguntaba
Caminaba por una de las calles del centro cuando un joven se le acercó: -señora Octavia ¿cómo está?
Octavia no reconocía a quien le hablaba.
-Soy Héctor, el hijo de Norma Valer-
-¡Oh! Héctitor el famoso hijo de Norma, su amiga que ofendida no le escribió más al no querer compromiso entre Emiliana y él- pensó Octavia mientras lo saludaba.
-Señora Octavia me gustaría acompañarla hasta su casa, deseo pedir su permiso para visitar a Emiliana-. habló con seriedad Héctor.
-No tengo inconveniente, pero no sé si Emiliana se encuentre en casa- contestó Octavia.
Mientras caminaban juntos y comentaban sobre lo que él había hecho en todos estos años que no lo habían visto. Era un joven atractivo y bien educado además de doctor. ¿Emiliana estaría de acuerdo con su visita? ella se negaba a todo compromiso de amistad con alguien, solo quería estar cerca de Lizel y terminar la carrera de enfermera.
CONTINUARÁ