Aníbal había llegado a su hogar después de un viaje largo y agotador, se sorprendió con la reacción de su esposa cuando la fue a saludar: -Octavia, ¿Qué sucede? ¿por qué este trato?- preguntó.
Su esposa guardó silencio un segundo y luego le alcanzó una hoja.
-De que se trata esto querida, no comprendo- contestó
-Es una carta notarial Aníbal, te pido por favor que leas- dijo Octavia con serenidad.
Aníbal tomó en sus manos la carta notarial y comenzó a leer, estaba perplejo que clase de asunto absurdo se leía en ella.
-Como puedes comprobar, mi casa ha sido vendida sin mi autorización porque yo jamás firme documento alguno. Es una estafa sin nombre y el vendedor es nada menos que tu hermano Sixto. En el contrato de compraventa aparece tu firma-.
Aníbal pensaba velozmente, en su cabeza trataba de ordenar las ideas. Ahora comprendía todo, no existía ninguna familia amiga que hizo un préstamo para el fundo, era su hermano el que fabricó toda la farsa para justificar el dinero que traía. Cómo Leonora y él fueron tan ingenuos al creer en sus palabras, por un instante quería tener el cuello de Sixto entre sus manos.
Aníbal puso atención a las palabras de su esposa, en qué estaba pensando ella: -No puedes creer que yo tuve algo que ver en este asunto, Octavia por favor... ¡Jamás haría algo así!-.
Octavia le alcanzó otra hoja que era el documento con las cinco clausulas: -Por favor firma este acuerdo-
Aníbal leyó en silencio el documento y reaccionó molesto: -¡Qué es esto Octavia! como quieres que firme, no estoy de acuerdo y no voy a firmar nada- levantó la voz -quieres que me vaya de tu casa, me voy, pero no voy a firmar lo que esta escrito en este papel. Aquí en la última cláusula dice que me cedes el fundo Piñonate que es de tu propiedad con tal que yo no reclame nada más. ¡Tu has perdido la cordura! no tienes que cederme nada de nada- contestó aun más molesto.
El fundo Piñonate quedaba a las afueras de la ciudad, era la propiedad de Octavia, su padre lo había comprado muchos años antes. Estaba alquilado en pequeñas parcelas a agricultores que sembraban productos de pan llevar.
-Con este documento, estoy tratando de proteger mi patrimonio que va hacer la herencia de mis hijos en un futuro. Voy a entrar a un juicio del que soy inocente para salvar mi casa, puedes comprender- contestó Octavia, levantando también la voz.
-No estoy de acuerdo y no voy a firmar. Emil ha redactado este documento, hablaré con él. Yo nada tuve que ver en esta transacción fraudulenta y lo voy a demostrar-. Aníbal puso el documento sobre el escritorio y salió de la casa.
Emiliana y Manuel aún no habían salido para sus clases, fueron al pequeño salón al escuchar las voces de sus padres que discutían.
-¿Madre qué pasa?- preguntó Manuel.
-Hijos ustedes no intervengan, este es asunto de su padre y mío- contestó.
-Madre, cómo quieres que no preguntemos, es nuestro padre el que se ha ido de la casa- dijo Emiliana.
Octavia se llevó las manos al pecho, no quería que sus hijos supieran del problema pero ahora no le quedaba otra cosa más que hablar con ellos y explicarles la situación a la que se enfrentaba.
-Los dos tomen asiento- les señaló un sillón -voy a decirles lo que sucede- contestó su madre con tristeza.
Octavia habló con sus hijos sobre el problema y las terribles consecuencias que podían tener, se guardó algunos detalles para no crear más angustia.
Manuel y Emiliana estaban incrédulos con las palabras de su madre, no podían creer lo que escuchaban.
-Mi padre, jamás haría algo así contra su familia, tienes que escucharlo- comentó Emiliana con gravedad.
-Madre estoy de acuerdo con mi hermana, nuestro padre nunca dejaria a su familia en medio de la calle, él dice la verdad-.
Los dos jóvenes tenían que ir a sus clases, se despidieron de su madre, era insólito lo que sucedía en el hogar.
Al quedar sola Octavia comenzó a llorar, sentía como si sombras de la noche más oscura, hubieran caído sobre su casa. Estaba obligada a ser fuerte para salvar el hogar donde había nacido. De nuevo leyó el documento que Aníbal se negó a firmar. Lo rompió en pedazos no quería volverlo a ver.
Aníbal deseaba hablar con Emil sobre el documento y sus cinco cláusulas pero primero debía regresar al fundo, Sixto lo iba a escuchar. Recién había llegado a la capital pero no podía demorar más el viaje de regreso.
Antonia y Lida estaban en la cocina, sentían miedo nunca habían escuchado a los señores discutir de esa forma: -Lida ¿qué va a pasar ahora?- preguntó Antonia.
-Nada, no preguntes nada, es mejor quedarnos en silencio- contestó.
un minuto después entró Ítala con Lizel en brazos: -escucharon la discucion, fue terrible- comentó.
-Las dos, guarden silencio y vayan hacer sus tareas- dijo Lida molesta -es asunto de los señores y nosotras no debemos opinar, si la señora se entera se va a molestar y nos puede despedir- señaló y les pidió que salgan de la cocina.
Ítala, llamó Octavia, ésta de inmediato se presentó en el salón: -atenta con Lizel, voy a salir un momento, no tardo- Ordenó a la nana.
-Si señora, pierda cuidado, estaré junto a Lizel- contestó.
Octavia se dirigía a la oficina de Emil, quería ponerlo al tanto de la discusión con Aníbal y además saber como iba todo el tema con respecto a su casa.
-Emil buenos días, estoy aquí con gran tristeza para contarte sobre la situación en mi casa con Aníbal. Hemos discutido muy fuerte y no ha querido firmar el documento con las cláusulas. Tenías razón se puso demasiado furioso-.
-Te advertí Octavia, Aníbal no iba aceptar nada sobre el escrito-.
-Bueno Emil, ahora cuéntame como van las cosas con respecto a mi casa y al juicio- agregó Octavia.
Emil explicó a Octavia las acciones que había tomado para proteger su propiedad -ahora estamos esperando la respuesta de la parte contraria para saber si están de acuerdo o de todas maneras vamos a juicio. Estoy tratando de llegar a una conciliación para conversar y convencerlos de que tú no tuviste nada que ver en la venta fraudulenta de la casa.
-Confió en ti Emil, tú eres mi abogado y sé que vamos a ir por buen camino para defender mi hogar- contestó más tranquila Octavia.
Al rededor de una hora conversaron Emil y Octavia sobre las acciones a realizar, si se daba el juicio: -tenemos que demostrar que tu firma es falsa y que por lo tanto esa venta es una estafa.
Octavia salió de la oficina más tranquila, sabía que Emil estaba de su lado y que la iba ayudar a conservar su casa. Hasta ahora no podía creer lo que estaba viviendo, era parte de una pesadilla sin fin.
A la hora del almuerzo en el comedor, la madre estaba en silencio, sus hijos hablaban de otros temas y nadie quería tocar el asunto sobre la casa.
Cuando se terminó el almuerzo Octavia se retiró a su habitación, cerró la puerta, quería estar sola y pensar que todo se aclararía aunque se descubra al verdadero culpable.
El reloj marcaba las tres de la tarde cuando Antonia tocó la puerta de su habitación: -señora una señora ha venido a buscarla, su nombre es Lucrecia Navarro-.
Octavia se puso de pie, ¿había escuchado bien el nombre de la visitante? abrió la puerta -Antonia ¿Quién dices que ha venido?-.
-Es la señora Lucrecia Navarro- volvió a repetir la muchacha -la espera en la sala-.
-Bien, enseguida voy- contestó preocupada.
Lucrecia Navarro sentada en uno de los muebles, admiraba la sala de Octavia, era una bonita sala muy bien decorada con cuadros y adornos finos. La propiedad estaba bien conservada y arreglada.
Octavia se presentó y saludó a su visitante: -buenas tarde señora Navarro-.
-Buenas tardes señora Octavia, me puede decir Lucrecia. Como usted sabe esta visita no debía darse por la situación en la que nos encontramos, pero he venido con el ánimo de llegar a un acuerdo sobre la propiedad que hemos comprado mi esposo y yo. Nosotros no deseamos llegar a un juicio, queremos ocupar la casa lo más pronto, por lo tanto vengo a ofrecerle algo más de dinero para que usted y su familia desocupen la propiedad-.
Octavia apenas podía contenerse, conservó la calma con respecto a la propuesta de la señora Navarro.
-Señora Lucrecia, mi casa nunca ha estado a la venta y no voy a recibir un centavo por ella, sus palabras son ofensivas y no las puedo aceptar. ¿Cómo han comprado una propiedad sin visitarla antes?- preguntó Octavia.
-Mi intención no es ofenderla, si no llegar a un acuerdo. Su casa es bien conocida como una buena propiedad, mi esposo tenía referencias de ella y nos pareció una buena inversión, por ese motivo cuando se presentó el vendedor no dudamos en comprarla. Nosotros obramos de buena fe- contestó Lucrecia.
-Lamento aclararle que han sido víctimas de un engaño, no acepto su acuerdo y mi casa no está, ni estuvo nunca a la venta- aclaró Octavia.
-Iremos a juicio entonces y lamentará no haber aceptado mi propuesta-. dijo Lucrecia airada.
Octavia se puso de pie: -señora Lucrecia no tenemos nada más que hablar, le pido por favor se retire de mi casa-.
Lucrecia molesta contestó: -señora nos veremos en el juicio-.
-Antonia acompaña a la señora hasta la puerta- llamó Octavia.
Emiliana vio a su madre consternada cuando la fue a buscar al pequeño salón: -madre sé que la visita de esa señora no ha sido nada bueno, lo puedo ver en tu cara. No tengo palabras para consolarte el caso es grave y comprendo tu preocupación-.
-Emiliana vamos a salvar la propiedad, no puedo pensar otra cosa. Es mejor que vayas para estar junto a Lizel, yo tengo algunas cartas que escribir- comentó Octavia, no deseaba hablar de Lucrecia Navarro, su visita no fue grata y era mejor olvidar.
Aníbal llegó muy tarde en la noche a su casa en la ciudad de Ica, fue directo a la habitación de Sixto que dormía profundamente. Lo levantó de las solapas de la pijama y le lanzó una bofetada. Sixto cayó al piso asustado. Aníbal en voz alta dijo: -cómo te has atrevido a vender la casa de una persona inocente y estafar a personas que obraron de buena fe. De que clase de patrañas te valiste para lograr esa venta fraudulenta.
-Yo solo quería ayudar al fundo. Mi intención era devolver el dinero a Octavia después- contestó.
-Devolver el dinero ¿después de qué?, de engañar y cometer un delito, ¡estas loco!-
-Aníbal, esa casa también es tuya- respondió Sixto.
-Esa casa es de Octavia y tú no tenías derecho a venderla. Calla Sixto antes que olvide que eres mi hermano y te acabe a golpes-. contestó Aníbal lleno de ira, las palabras de su hermano lo enfurecían más y se acercó amenazador.
Leonora se despertó al escuchar la voz de Aníbal, corrió a la habitación de Sixto: -Aníbal por favor cálmate, golpearse entre hermanos no va a solucionar nada, debemos pensar con serenidad que hacer- Rogó Eleonora.
-Mi querida hermana, tenemos un hermano delincuente, no te das cuenta. El problema que ha ocasionado perjudica a terceras personas, entre ellas a mi esposa. Si pierde el juicio pierde su casa y eso no lo puedo tolerar- gritó Aníbal.
-Te ruego Aníbal calma, vamos a conversar en la biblioteca para saber que hacer, ahí estaremos más tranquilos-. comentó Leonora.
Aníbal cerró la habitación de Sixto con llave no quería verlo pero tampoco quería que salga huyendo.
Leonora y Aníbal se sentaron a conversar, éste la puso al tanto de lo que ocurría. -Si Octavia pierde el juicio, pierde su casa y si pierde el matrimonio Navarro, Sixto puede ir a prisión por estafador y yo puedo ir también porque nadie va creer que no tuve nada que ver en el delito. Mi nombre y firma aparecen en el contrato de compraventa-.
Leonora comprendió que el problema era más grande de lo que imaginaba, pero hizo una propuesta: - Aníbal podemos vender esta casa en la ciudad y mudarnos a la casa del fundo, es más rústica pero con unos arreglos puede quedar muy bien. La familia Moreno siempre estuvo interesada en la casa porque esta bien ubicada y muy cerca a la plaza principal-.
-Leonora, el dinero de la venta no alcanzaría para pagar la deuda, tendríamos que reunir más. La casa de Octavia es tres veces más grande que esta. Del dinero que trajo Sixto ¿queda algo?-. terminó de hablar Aníbal.
-No, ese dinero se utilizó todo en el campo para realizar la siembra. Sé que es duro lo que voy a decir pero podemos ofrecer la ganancia de la cosecha de algodón de este año para cancelar la deuda y pagar los respectivos intereses.
Aníbal dudo unos segundos pero Leonora tenia razón, todo estaba en que Lucrecia y Factor Navarro acepten la propuesta y reciban el primer pago con la venta de su casa y luego el segundo pago con la venta del algodón. Era extremo lo que iban hacer, pero Aníbal movería cielo y tierra para salvar la casa de Octavia y salvar a Sixto de ir a prisión aunque unos meses encerrado le haría bien para que aprenda la lección.
-Leonora ocúpate de la venta de la casa y que Sixto y dos peones te ayuden con la mudanza. Yo debo regresar mañana temprano a la capital para llevar mi propuesta a la familia Navarro. Tengo que estar al lado de Octavia no la puedo dejar sola con semejante problema. Mi esposa cree que yo estoy involucrado en la estafa de la venta de su casa. Ella no me escucha- dijo Aníbal.
-Aníbal, si deseas viajo para hablar con Octavia y decirle que eres inocente en todo este problema- propuso su hermana.
-No, no, sería peor, Octavia diría que yo te he enviado y no escucharía, la conozco y se que sería en vano- contestó.
Aníbal no quería dejar sola a Octavia con tremendo problema ocasionado por Sixto. Él quería solucionar lo que su hermano ocasionó al estafar a Lucrecia y Factor Navarro.
CONTINUARÁ
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