Mateo desde la ultima experiencia con el baúl y el soldado que contaba su historia, no tenia duda de lo que iba hacer. Tomó el baúl que había puesto sobre la cama, se detuvo unos minutos para decir en voz alta.
-Lamentó lo que pasó contigo Bernardo Torre pero fue un momento de la historia que tuviste que vivir. No puedo cambiar tu destino y es hora que descanses en paz. Debes sentirte tranquilo, tu lucha no fue en vano porque ahora cada pais del continente es libre de elegir su camino-.
Dichas estas palabras, Mateo levantó el baúl para llevarlo a su carro, días antes había hablado con el director del Museo Militar para entregar el baúl como un testigo del tiempo y de la historia. Cuando llegó al lugar, Mateo se detuvo unos segundos sentía que una brisa de viento lo envolvía no sabia dar explicación aquello pero confiaba en que lo que hacia era correcto, ese baúl ya no podía estar dando vueltas de un lado a otro, debía estar guardado en un lugar seguro. El hombre que se lo entregó a su padre no volvería aparecer y si lo hacia, tendría que ir la buscar el baúl al Museo Militar.
Mateo fue interrogado exhaustivamente por el director de dicho local, él dio las explicaciones del caso y aseguro que su padre no tenia nada que ver con el baúl hasta que un hombre que ocultaba su identidad se lo entregó. Grande fue su sorpresa al saber que el baúl había sido robado del Museo un año antes y nadie sabia cual era su paradero. ¿Cómo había sucedido el hecho? no sabia, ¿Cuál fue la intensión de este hombre? tampoco podía dar respuesta. Ahora todas las piezas encajaban en su sitio, recién comprendia porque el hombre misterioso ocultaba su identidad, él era el autor del robo y no quería ser descubierto, al no poder devolverlo se lo entregó al padre de Mateo.
Después de que todo el asunto quedo aclarado Mateo se despidio del director y salió del lugar, confiaba que en ese local estaría bien guardado el baúl. No comentó con el director del Museo Militar su experiencia y las historias del soldado dueño del uniforme, no tenia caso decir algo al respecto, seguro no creería su historia y lo tomaría como un caso extraño. Para él, era suficiente saber lo que vivió en esas semanas cuando tuvo el baúl en su poder. Conocer la historia de Bernardo Torre y su lucha por la Independencia fue real.
Mateo regresó a la casa de sus padres, faltaban algunos detalles y la propiedad quedaría desocupada. En ese instante sonó el telefono y corrió a contestar, era Amanda Roble que decia: -Mi estimado amigo la casa ha sido vendida, Gabriel Centeno y su esposa han aceptado comprarla, tuve que hacer un reajuste como habíamos quedado pero fue algo mínimo. Llama a Vicente para que viaje cuanto antes y firme los papeles como el otro dueño de la propiedad-.
-Amanda es una buena noticia, no te preocupes ni bien corte la comunicación contigo llamo a mi hermano para que venga lo más pronto posible. Gracias por tanto esfuerzo, en estos días no es fácil vender una casa-. contestó Mateo.
Amanda Roble se despidio y una vez finalizada la conversación , Mateo llamó a su hermano:
-Vicente espero estés bien, tengo buenas noticias, la casa ha sido vendida debes venir para firmar los papeles de la propiedad-.
-Mateo querido hermano es una magnifica noticia, estoy viajando a Lima lo más pronto, no te preocupes, debo cortar ahora para comprar mi pasaje- finalizó Vicente y cortó la llamada.
Mateo se dedicó a revisar los detalles que faltaban en cada habitación del segundo piso, era una sensación de vacío que lo invadía, no sabia explicar lo que le sucedía.
Cerró la puerta de la casa para ir a visitar a Domingo el amigo de su padre, le había prometido contar que había sucedido con el baúl.
Domingo lo recibió feliz, apreciaba a Mateo y siempre le tuvo mucha consideración. -Mi estimado amigo, dime que pasó con toda la historia del baúl, estoy muy curioso por saber el final- comentó Domingo cuando se sentaron en el comedor a tomar un café y conversar.
Mateo contó al amigo de su padre cada detalle del asunto y su visita al museo, la sorpresa de saber que había sido robado, dejó sin palabras a los dos.
-No puede ser, es algo inaudito lo que me cuentas, este hombre que robó el baúl, tuvo agallas para cometer tamaño delito y no ser descubierto, espero que el Museo tome medidas más drásticas con respecto a la seguridad y control de las personas que entran o salen- aseguró Domingo a Mateo.
.Si, de eso estoy seguro, el director estaba muy molesto con la situación y me interrogó para llegar hasta el fondo del asunto. Mi inocencia fue comprobada, no tuve nada que ver con el robo y menos mi padre- terminó de hablar Mateo.
Domingo y Mateo después de conversar y pasar un rato entre amigos, se despidieron. Antes Domingo le dijo: -Mateo ven a visitarme cuando quieras no te olvides de mí, siempre es muy agradable conversar con uno de los hijos de mi estimado amigo Aurelio. Mateo prometió visitarlo lo más seguido que podía y se retiró.
Vicente llegó a la capital después de cuatro días de la ultima comunicación con su hermano. Mateo fue a recogerlo al aeropuerto y lo hospedo en su departamento: -Mateo que bonito departamento tienes, es muy especioso y tiene varias habitaciones-.
-Si, está bien diseñado pero no es mío, es alquilado- contestó Mateo.
Los dos hermanos se pusieron de acuerdo, era muy tarde para visitar la oficina de Amanda Roble y firmar los papeles para la venta de la propiedad. Mateo llamó Amanda para comunicarle que Vicente ya estaba en la ciudad y que irían al día siguiente para arreglar los documentos y finiquitar la venta.
En la oficina de Amanda Roble al día siguiente Vicente y Mateo se presentaron La familia Centeno y su abogado ya estaba esperando para firmar los papeles y entregar los cheques correspondientes a cada hermano. Amanda y el abogado que representaba a los hermanos también estaban listos.
Después de los saludos y guardar las formas protocolares se inicio la firma de los documentos y cada uno de los vendedores y compradores firmaron los papeles y la entrega de los cheques con la cantidad pactada. La casa tenia nuevos dueños. Los hermanos felicitaron a la familia Centeno y se dio por finalizada la sesión.
Mateo y Vicente pidieron a la familia Centeno les permitan pasar por la casa para recoger las ultimas pertenencias. La familia aceptó y quedaron en recoger las llaves de la propiedad en una hora.
En toda esta negociación Isoline no quiso intervenir y menos estar presente, eso era un asunto privado que solo correspondía a los hermanos, ella iba a esperar que Mateo la llame para presentarla con Vicente que ya la conocía pero no sabia que estaban saliendo juntos.
En la casa de sus padres, Vicente y Mateo, abrieron la puerta e ingresaron era un momento especial, los recuerdos venían a sus mente y fue imposible no comentar sobre ellos.
-Mateo te acuerdas de nuestro padre y su preocupación por pagar la hipoteca cada mes. Él era un hombre muy puntual para cumplir con sus obligaciones, nunca le gustaron las deudas pero compró la casa para proteger a su familia …¿recuerdas?- preguntó Vicente.
-Claro que recuerdo, él siempre quiso protegernos y nuestra madre cuidaba cada detalle y estaba pendiente de todo en el hogar- contestó Mateo.
Vicente abrazó a su hermano para decirle: -Mateo quiero que sepas que mi casa es tu casa y que siempre serás bienvenido, ven a visítame cuando lo desees, además tengo que decir que a fin de año me caso y espero que estés presente en mi boda, ¿de acuerdo?-
-Vicente, esa si que es una gran noticia, por fin mi hermano va sentar cabeza- comentó Mateo.
-Hablas de mí y tú cuando te casas- agregó Vicente.
-Supongo que en algún momento lo haré, todavía no sé- dijo Mateo.
Vicente se despidio de su hermano: -Mateo tu sabes que tengo que partir de regreso, no puedo dejar mi trabajo por muchos días, te espero en mi boda. No te preocupes por llevarme al aeropuerto llamo un taxi y me voy- dijo Vicente.
Mateo sonrió, Vicente siempre fue así un poco alocado pero era un buen hermano y estaban muy unidos, le prometió estar presente el día de su boda.
La casa se quedó en silencio, Mateo tenia que esperar a los nuevos dueños para entregar las lleves, mientras esperaba, caminó por ultima vez por las distintas habitaciones de la casa. Podía escuchar la voz de su padre cuando llegaba del trabajo cada día y preguntaba ¿donde están todos?-.
Sentía tristeza de estar por ultima vez en la casa que un día fue su hogar y donde vivió momentos felices. El recuerdo de su madre llenaba cada rincón y en ese instante Mateo se quebró, unas lagrimas caían por sus mejillas y el dolor lo sobrecogió. El timbre de la puerta sonó eran los nuevos dueños, Mateo se recompuso y abrió la puerta, saludó a los nuevos dueños les entregó las lleves y les deseo la mayor de las felicidades, -mi familia vivió aquí muchos años felices, espero que ustedes también- se despidio de la familia y se retiró.
Doña Ernestina y Lucinda lo esperaban para despedirse de él. Mateo comprendia a Vicente y su rápida partida, en el fondo no quería sentirse triste por dejar para siempre la casa familiar y todos los recuerdos que guardaba.
Llegó a la casa de doña Ernestina, Lucinda abrió la puerta y dijo en voz alta: -Madre, llegó Mateo quiere despedirse-.
Lucinda siempre Lucinda, pensaba Mateo al escucharla ¿como hubiera sido si ella y Vicente se hubieran casado? no era mejor que no, los dos no estaban listos para vivir juntos.
-Mateo hijo, ya te vas, espero que vengas a visitarme seguido ahora que estas saliendo con Isoline ¿crees que no lo sé? ¿por qué Vicente no vino a saludarme?- preguntó doña Ernestina.
Mateo sonrío, era de suponer, ellas sus vecinas siempre estaban al tanto de todo lo que pasaba en el vecindario: -doña Ernestina le prometo que haré lo imposible por venir a visitarla siempre y cuando me lo permita el trabajo, usted sabe el tiempo queda corto muchas veces, con respecto a Vicente no pasó a saludar porque tenia que viajar de regreso y no tuvo tiempo pero dejo mucho saludos para las dos- contestó Mateo para disculpar a su hermano.
Lucinda y doña Ernestina abrazaron a Mateo lo conocían demasiado bien para saber que disculpaba a Vicente ante ellas.
-Querido Mateo- dijo doña Ernestina -siempre voy a recordar a tus padres y sobre todo a mi querida Esther nadie como ella para estar presente en el hogar-.
Mateo se despidio en la puerta de sus vecinas, tenia que cruzar la calle para hablar con Isoline.
Al llegar a la puerta de la casa de su novia, Isoline abrió: -¿qué tal fue te fue Mateo?- preguntó.
-Primero debes disculpar a mi hermano por no saludarte, él no sabe nada sobre nosotros, no tuve tiempo de hablar como puedes ver se fue tan rápido como llegó. Espero me perdones pero tenemos una invitación a su boda a fin de año y el próximo mes deseo que me acompañes a Nueva York para visitarlo ¿estás de acuerdo conmigo?-.
-Mateo, no, no puedo perdonarte- Isoline fingió molestarse para hacerle una broma a Mateo.
-Isoline por favor no puedes molestarte-. contestó Mateo.
-Es una broma mi querido Mateo no estoy molesta y aceptó la invitación a la boda de Vicente y al viaje a New York-. dijo sonriente para que Mateo no se sienta mal.
Los días en el calendario pasaban era algo inevitable. Mateo e Isoline se veían seguido, mientras ella no estaba de viaje querian aprovechar todo el tiempo que era posible para estar juntos.
En el trabajo Roberto siempre con la misma preocupación sobre los resultados que no eran positivos.
-Roberto- dijo una mañana Mateo -voy a recomendarte con la gerencia general, para el nuevo puesto de gerente, nadie como tú para llevar la camiseta del banco y vivir pendiente de los resultados. Yo me voy, tengo algunos planes para mi futuro-.
-Mateo no puede ser, tú eres el jefe y nosotros estamos contentos contigo- habló sorprendido Roberto.
-Lo sé, mi estimado amigo pero es tiempo de partir para iniciar mi propia empresa, esto lo tengo en mente desde hace mucho tiempo- contestó Mateo y salió de la oficina. En unos días más presentaría su renuncia. Roberto, no salía de su estupor.
Mateo pasó por la florería que estaba cerca a su trabajo, compró un bello ramo de rosas para Isoline, ella estaba en la ciudad y se quedaría dos semanas antes de su próximo viaje. Él quería sorprenderla.
Estaba feliz porque desde hace varias semanas no habian vuelto las pesadillas o alucinaciones con el soldado Bernardo Torre, era un alivio, solo rogaba que por fin descanse en paz.
Visitó a Isoline en su casa y mientras la esperaba en la sala tenia el ramo de rosas rojas en las manos, eran muy hermosas como Isoline.
-Mateo- saludó Isoline cuando fue a su encuentro.
-Mi querida, vine un poco temprano porque quería traerte estas rosas- comentó Mateo -además quiero decirte algo. Nuestra relacion es cada día más seria y si los dos decidimos vivir juntos no deseo que te vayas asustar si me vez caminar dormido-.
-¡Mateo eres sonámbulo!- exclamó Isoline.
-No, nunca lo he sido pero en las ultimas semanas he tenido episodios de sonambulismo, no es peligroso solo asegúrate que la puerta principal esté bien cerrada y esconde la llave-
-¡Oh! Mateo es bueno que me adviertas- contestó Isoline un poco asustada.
Mateo besó a su novia y pensó -Dalila fue un hermoso sueño de adolescente, Isoline era su realidad, su presente y su futuro, nada más importaba. Tomados de la mano la invitó a salir, no quería que nada los interrumpa, solo importaban ellos, su amor y su verdad.
El futuro se presentaba como un camino feliz y querian permanecer siempre unidos, así. Mañana tal vez o no sabia cuando, Mateo contaría a Isoline sobre la experiencia vivida con el soldado Bernardo Torre que libró varias batallas para que ellos puedan en el presente caminar tranquilos y escoger su propio destino.
FIN