domingo, 16 de octubre de 2022

AL CALOR DE LOS RECUERDOS

Cuando Eugenia llegó al pueblo en compañía de Martín, no quería perder el tiempo con alguna distracción, ella fue directo a la oficina del Dr. Murillo, el asistente la anunció y el abogado dejó a un lado el trabajo que estaba haciendo de revisar algunos documentos y lleno de sorpresa por su inesperada visita la recibió al instante.
-Eugenia que gusto tenerte en mi oficina, a que debo esta agradable sorpresa- saludó el Dr. Murillo.
La joven no quería alarmar a su abogado y con toda la serenidad de la que podía ser capaz dado el caso, comentó con él sobre la conversación que tuvo con Eduardo y su viaje a Lima, le dio todos los detalles y lo preocupada que se encontraba por tener que dejar el fundo al que le dedicaba todo su tiempo, trabajo y responsabilidad.
El Dr. Murillo escuchó a Eugenia con atención y sin interrumpirla, la expresión de su rostro era de preocupación por lo que decía su joven amiga. Luego que ella terminó de explicar el problema que tenía, le pidió que interceda en este caso y hable con Eduardo sobre el viaje y lo anime a cambiar de idea. 
-Dr. Murillo recurro a usted para que me apoye, espero me comprenda, yo no puedo dejar el fundo- decía Eugenia con voz de preocupación como si quisiera llorar pero se contenía. 
El abogado se tomó unos segundos para responder, era como si estuviera pensando con cuidado lo que iba a decir: -mi estimada Eugenia, lo primero que quiero pedirte, es que no se te ocurra vender el fundo, esa propiedad es tu seguro de vida. Ahora con respecto a Eduardo puedo decir que es una locura que él diga que no es un hombre de campo. Su familia es dueña de una de las haciendas más grandes de la región y si un día a su padre le sucede algo, se supone que él y sus hermanos tienen que hacerse cargo, sobre todo él por ser el hijo mayor. Por otro lado sería absurdo que tú te quedes a vivir en el fundo y él se vaya solo a la capital, eso no sería un matrimonio. Me pides hablar con tu esposo para hacerlo cambiar de idea. Si tengo que decir la verdad, aunque yo le hable no creo que Eduardo cambie de idea. Él ya tomó la decisión de viajar a Lima a un trabajo que lo espera. En cuanto al fundo puede seguir funcionado con Fermín y Odilo, ellos saben como hacer su trabajo. Mi querida niña lo que me resta decir, es mejor que aceptes esta situación y organices bien el trabajo, tienes que velar por tu matrimonio y tu futuro- finalizó el Dr. Murillo.
Después de escuchar las palabras de su abogado, Eugenia se dio cuenta que tenía que aceptar la realidad, nada sacaba con oponerse y dilatar las cosa, el viaje a la capital era una un hecho. Con tristeza se despidió de su abogado y partió de regreso al fundo para organizar todo lo que debía hacer y controlar que nada salga de su cauce. Se dio cuenta además que el Dr. Murillo no quizo intervenir directamente en el matrimonio de Eugenia porque él pensaba que era algo que concernía solo a la pareja.
Al llegar al fundo de nuevo, se dirigió a la biblioteca, se quedó a solas, necesitaba pensar con cuidado lo  que iba ha hacer y que decisiones iba ha tomar para que todo salga bien. Esta etapa era nueva para ella y no podía  comprender todavía porque Eduardo se tardó tanto en hablar. Respiró profundamente, los lamentos estaban demás, comenzar a organizar las cosas era importante. Su primer paso fue llamar a Filomena y Celestina, las dos empleadas entraron en la habitación y sentadas frente a Eugenia escuchaban lo que su joven ama tenía que decirles: 
-Por motivo de trabajo, tenemos que trasladarnos a la capital, quiero que sepan que no tienen obligación de aceptar. ¿Filomena puedes hacer el viaje conmigo?- preguntó
-Señorita Eugenia- le decía de esta manera la empleada, más por costumbre que por cambiar el nombre a señora -Usted sabe que es mi única familia y que no tengo otro lugar a donde ir, por eso donde usted vaya... yo voy- contestó Filomena segura de querer hacer el viaje junto a Eugenia
-Que bueno Filomena que quieras acompañarme, tu sabes muy bien como aprecio tu trabajo- contestó y al instante le hizo la misma pregunta a Celestina, la joven empleada también aceptó en el acto, viajar a Lima solo tenía un pequeño problema: -señorita Eugenia quisiera que mi pago mensual sea cobrado por mi madre, yo siempre le entrego a ella mi paga para que pueda mantener a mis hermanos, nosotros no tenemos padre-.
Eugenia ignoraba el caso de Celestina, no sabía que ella era el sostén de su hogar y ayuda para su madre pero comprendía muy bien su actitud loable.
-No te preocupes Celestina- contestó Eugenia - con Fermín vamos arreglar ese tema para que tu madre pueda venir a recibir tu pago mensual- y luego dirigiéndose a las dos empleadas, les dijo -bien ahora que está el tema del viaje claro, tenemos que empezar a preparar el equipaje y todo lo que necesitamos llevar, la casa va quedar cerrada. Voy a escribir una lista de las cosas que son necesarias para que nada se olvide- Terminó de decir Eugenia y le pidió a Celestina llamar a Martín, con él también era necesario hablar.  
Martín en pocos minutos se presentó nervioso en la biblioteca: -¿señorita Eugenia me mandó llamar?- preguntó el mozo.
-Si Martín, toma asiento- dijo Eugenia y continuo -mi esposo y yo vamos a irnos a vivir un tiempo a la capital, tú vas a seguir trabajando en el fundo bajo las ordenes de Fermín, necesito que lo apoyes en todo lo que se necesario-.
-Si señorita, yo voy apoyar a Fermín como siempre, pensé que con su viaje me quedaría sin trabajo, gracias por considerar mi persona para seguir trabajando-. 
-Nunca pensé despedirte- comentó Eugenia -tu trabajo es importante para el fundo y además tienes que ayudarme a preparar el equipaje y cerrar la casa- terminó de decir  y  pidió al mozo que llame a Odilo y a Fermín, con ellos debía hablar temas más serios y organizar el trabajo en el fundo. 
Odilo y Fermín ya habían escuchado algo sobre el viaje, con el rostro serio y circunspecto entraron los dos empleados en la biblioteca, ninguno hizo comentario hasta no escuchar las palabras de la señorita Eugenia.
Ambos hombres tomaron asiento frente a Eugenia. Con ellos la conversación  tenía alcances más importantes porque se encargarían del fundo. 
Eugenia explicó a los dos hombres de  su confianza cual era la nueva situación y el motivo de su viaje a Lima. Este viaje cambiaba el panorama en el fundo pero la dedicación al trabajo debía ser la misma, la empresa tenía que seguir adelante.
-Fermín usted debe enviarme todos los meses un informe detallado de como van las cosas y el dinero que se necesita para el gasto del mes y el pago a los peones. Recuerde que los gastos deben ser cuidadosos no debe haber descuido con el dinero- ordenó Eugenia.
-Odilo usted es el hombre fuerte en el campo, cuide que el cultivo siga desarrollando sin tropiezos, es importante que estés atento a cualquier problema y te adelantes con la solución- indicó la joven.
Luego sus palabras estaban dirigidas a los dos empleados: -de este fundo dependen la manutención de varias familias, comenzando por las nuestras. Todo debe seguir como siempre, esta empresa es nuestro sustento. Desde Lima voy a estar al tanto de como marcha el fundo y regresaré con mi esposo para el tiempo de la cosecha- terminó de decir.
Tanto Fermín como Odilo lamentaron el viaje de Eugenia y así se lo hicieron saber, pero ambos estaban dispuestos a trabajar como siempre, ellos mejor que nadie se comprometieron a seguir adelante con el fundo porque sabían que sus familias dependían de ese sustento.
Al finalizar la conversación Fermín y Odilo hicieron algunas preguntas que Eugenia respondió con sinceridad para la tranquilidad de sus empleados. Los dos hombres se pusieron de pie y se despidieron.
Había comenzado a oscurecer y Eduardo no tardaría en llegar al fundo. Al día siguiente comenzaría el arreglo para la mudanza y el viaje a la capital. Tenían muchas cosas que llevar y otras se tendrían quedar. 
Casi al amanecer Eugenia se levantó, Eduardo aún dormía, caminó descalza hasta la puerta principal, la abrió y salió para ver los campos de cultivo. Ella nunca pensó que iba alguna vez alejarse de su amado fundo. Recordó a su padre y la dedicación que él ponía en sus tierras. Más que nunca se  debía seguir con el trabajo para que el fundo se sostenga.
En los días que siguieron, la casa era un total trajín con cosas que guardar y ropa que llevar, los muebles se quedaban, la casa alquilada por Eduardo tenía sus propios muebles. Nada debía olvidarse y poco a poco los baúles y maletas llenos se iban amontonando.
Una tarde Eduardo hablaba con su esposa: -Eugenia sé que estás preocupada por este viaje pero te aseguro que todo va a salir bien. No deseo que se cree distancia entre los dos, te suplico, confía en mí.
-No me pidas que no me preocupe, nuestra vida a dado un giro de 180 grados y las cosas están sucediendo muy rápido, esto no me agrada. Sin embargo ruego al cielo que toda vaya bien- contestó Eugenia a su esposo.
-Te cuento que cuando estuve en la hacienda mis padres al comienzo no estaban de acuerdo con mi viaje pero al final me han dejado la decisión a mí. Ellos respetan lo que voy hacer- comentó Eduardo para que su esposa sepa que no había obstáculo de hacer el viaje a la capital. 
La fecha de la mudanza estaba cerca, Eugenia escribía algunas cartas a su madrina, a su tía Rosalía y a Virginia anunciando su viaje. En su debido momento las iría a visitar al llegar a la ciudad. Por suerte los síntomas de su embarazo habian cedido y podía trabajar sin excederse. 
En la mañana muy temprano, Eugenia revisaba junto con Filomena la lista de lo que se iba a llevar casi todo estaba embalado, solo faltaban algunas cosas y la mudanza estaría lista.
El siguiente domingo Eduardo y Eugenia fueron a despedirse de la familia, después de almorzar Anella madre de Eduardo decía a Eugenia lo triste que se sentía por el viaje pero aceptaba la decisión de su hijo. 
-Querida Anella, prometa que en algún momento irán a visitarnos a la ciudad, nosotros felices de poderlos recibir-. comentó Eugenia.
Al despedirse de su familia, Eduardo sintió un nudo en la garganta, abrazó a sus padres y hermanos y partió junto a su esposa a una nueva etapa de su vida.
Faltaba solo un día para partir, Eugenia fue a la capilla para rezar y despedirse de sus padres. Pidió su bendición y su protección  para el viaje que iba a realizar. Con Martín conversó para que mantenga bien cuidada la tumba de sus padres. 
Al día siguiente muy temprano, las maletas y baúles estaban en la carreta, los viajeros partían rumbo al puerto para embarcarse a su nuevo destino. Fermín y Odilo los esperaban para despedirse y se encargaron de cerrar la casa hasta nuevo aviso.
Los viajeros partieron al puerto de Cerro Azul, ahí tomarían el barco que los llevaba al puerto del Callao en la capital.
Confiada y con el corazón en la mano por tener que dejar todo lo que amaba, partió Eugenia junto a su esposo. La travesía no sería muy cómoda pero era la vía más segura para viajar. Ya en el puerto después de encargarse del equipaje y los baúles, Martín se despidió de los viajeros y con la carreta regreso de nuevo al fundo. Eduardo, Eugenia, Filomena y Celestina subían al barco para partir a su nuevo destino.  
Eugenia desde la baranda del navío se despedía de lo más querido para ella, mientras su esposo la abrazaba y le decía que todo iba a estar bien. 
El viaje no fue muy tranquilo, el vaivén del barco le producía náuseas y en su estado era aún peor, tenía la sensación de querer devolver el estómago, era un malestar terrible. El mar parecía infinito y se perdía en el horizonte, el paisaje de la costa frente a ellos y el pueblo quedaban atrás, Eduardo y Eugenia iban juntos hacia su nueva vida. 
Antes del anochecer llegaban los viajeros al puerto del Callao. Debían continuar el viaje, Eduardo contrató dos coches para ello y casi de madrugada llegaron a la ciudad de Lima, después de pasar algunos percances en el camino. Un invierno frío y lluvioso los recibió, la nueva dirección de la familia era Calle de los Lamentos # 1316 en el centro de la ciudad. 
Eugenia estaba agotada por el viaje, Eduardo se encargaba del equipaje con Filomena y Celestina. Era todo desconocida para ella, un frío helado recorrió su cuerpo, sentía temor pero también tenía confianza de que junto a su esposo la vida sería mejor una vez que logre adaptarse a su vida en la ciudad capital. 

CONTINUARÁ 
     
          
   
     
  
        


 

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