domingo, 14 de abril de 2024

TRES HISTORIAS...¡5,500 MSNM!

Amanda y su esposo caminaron por el pequeño jardín, era temprano y el clima estaba agradable. El sargento Sánchez se detuvo un momento frente a una urna  que estaba en la pared con la figura de la virgen de Fátima 
-Amanda- comentó extrañado -yo recuerdo que este jardín era más grande, han construido un pabellón nuevo al costado y se han llevado un pedazo de jardín, lo único que permanece igual es la urna con la virgen que está en la pared. Esto es lamentable, un jardín siempre es necesario para que los enfermos puedan caminar y estar al aire libre- dijo con pesar el sargento y observaba todo a su alrededor.
-Si Gerardo, tienes razón, yo también he notado que el jardín a perdido varios metros es una lástima pero ¿Qué podemos hacer?, tal vez era necesario la construcción de ese pabellón para albergar más pacientes. Ahora es mejor que regreses a tu habitación, comienza a enfriar y tú no puedes enfermarte ni siquiera con gripe, si esto sucede tu operación  va a demorar más. Seguro el doctor mañana muy temprano cuando venga a revisarte, dirá la fecha de tu operación, ya no pueden demorar más días- finalizó.
Gerardo Sánchez entró en su habitación murmurando fastidiado por la situación, el era un paciente de riesgo, entonces  por qué de la demora no podía comprender. Al meterse en la cama preguntó  a su esposa si todo en la casa andaba bien, preguntó también por algunos vecinos y amigos. Todos ellos le mandaban saludos, estaban preocupados por él pero confiaban que todo terminaría bien y él estaría  muy pronto de regreso en su casa. 
Amanda se despidió de su esposo al terminar la hora de visita y salió despacio de la habitación, él dormitaba y no quería molestarlo. Al día siguiente muy temprano lo visitó el doctor como le había advertido su esposa, el Sargento no pasó una buena noche, se despertó  varias veces y se sentía cansado. 
-Buenos días Sargento Sánchez- saludo el doctor.
-Buenos días doctor, sabe usted si ya tengo la fecha de mí operación- la pregunta del Sargento fue directa.
-Si, ya tenemos la fecha de operación, es el día jueves de la próxima semana. Se han demorado un poco en darnos el día porque este es un hospital muy grande y hay varias operaciones esperando- el doctor terminó de examinar a su paciente y comentó -no hay cambios en su salud debemos cuidarnos para el día de la operación- se despidió amablemente y se retiró.
Gerardo Sanchez se quedó tendido en su cama, cuando llegó el desayuno solo comió un poco de avena, tomó el café con leche y un pan, la comida de hospital no le gustaba.
Ahora que ya tenia la fecha de su operación, sintió algo de temor, no sabía que podían encontrar en su cuerpo o que andaba mal en su interior. Decidió no pensar más en ello, era mejor esperar para saber  la verdad. 
No se levantó toda la mañana estuvo ocupado leyendo una revista que le había traído su esposa ésta tenia varios artículos interesantes y resolvió algunos crucigramas que lo entretenían. 
Después del almuerzo Elia Ruiz tocó la puerta de la habitación y entró saludando: -buenas tardes Sargento ¿cómo está?- preguntó.
-Señorita Ruiz adelante, ya la estaba esperando para continuar con la historia de cómo me fue en el cuartel-.
-Gracias, por permitir que escuche sus relatos, realmente estoy interesada en saber cómo termina todo- contestó Elia y tomó asiento en una silla cerca a la cama. 
El Sargento sonrió y dijo -como le comentaba, yo era un recluta muy responsable y cumplía con mis obligaciones sin dudar. El general pasaba revista todas las semanas y debíamos estar bien presentados e impecables, en la formación. Los tres primeros meses de reclutamiento no podía salir del cuartel, yo pensaba en mi familia y lo preocupados que debían estar al no saber nada de mi existencia por eso el primer domingo que tuve permiso para salir en la tarde a pasear por los alrededores yo me dirigí de inmediato a la casa de mi tía Carmina que era prima de mi padre. Ella vivía a las afueras de la ciudad, sabía que mi padre la visitaba de vez en cuando. Mi tía y su esposo se dedicaban a la fabricación de baúles forrados en cuero y labrados con bellas imágenes, eran verdaderas obras de arte, es lo que llamamos baúles repujados en cuero. Podían hacer baúles desde los más grandes hasta los más pequeños que se usaban como joyeros, los fabricaban solo a pedido y les iba muy bien. A mi tía Carmina le comenté que es lo que estaba haciendo y donde estaba viviendo, ella se sorprendió cuando le dije que estaba en el cuartel, no imaginó que hacia el servicio militar. Le dije además que si mi padre venía a visitarla le diga  que me habia visto y estaba bien,  que no se preocupe por mí. Le dejé una carta escrita para que se la entregue. Con esto me quedé más tranquilo al saber que él recibiría una carta con noticias de su hijo. Mi madre sabría que yo estaba vivo.
Con la carta que entregue a mi tía tuve un gran alivio, regrese al cuartel temprano para seguir con mi entrenamiento y mis clases. 
-Su padre fue a visitarlo en algún momento- preguntó Elia.
-No señorita, él no fue a visitarme, no eran fáciles las visitas, nosotros éramos reclutas y los domingos podíamos salir a visitar a nuestras familias. Como puede comprender para mí no era nada fácil llegar hasta mi hogar por la altura y la distancia en la que vivían y para mi padre también era difícil venir a la ciudad. Tengo que decir que tuve la suerte de coincidir un domingo con él y uno de mis hermanos  en casa de la tía Carmina, fue muy emotivo el encuentro después de varios meses sin vernos. Hablamos toda la tarde de como era mi vida en el cuartel y de cómo fue que logré entrar gracias a la buena voluntad del General. Nos despedimos con la esperanza de volvernos a ver pero no fue así, para mí era cada vez más difícil y supongo que para él también. En ese momento todavía no sabía como sería mi vida más adelante y que decisiones tomaría a futuro.       
-Señor- dijo Elia  -seguro que su padre lo extrañaba, usted era el mayor de sus hijos hombres y su ayudante en el trabajo-.
-Si, eso es verdad pero debo decirle que más adelante mis hermanas darían la sorpresa y ayudarían a mi padre en el trabajo de esquilar a los animales. Ellas no se quedaron atrás y mi hermana mayor Rosita se convirtió en una experta en cortar la lana de las alpacas, todas mis hermanas ayudaban cuando los varones mayores nos fuimos y los que se quedaron eran muy pequeños para realizar el trabajo.
-Que bueno que todas ayudaban con el trabajo-.
El descanso terminó para Elia, como siempre se despidió y Gerardo Sánchez se quedó a solas se preguntaba porque su esposa no llegaba ya era la hora de visita y era raro en ella no venir a visitarlo. 
Amanda estaba terminando un trabajo que una colega le había pedido cuando llegó de visita su hermana Nora, estaba feliz y radiante ¿Qué sucedía para que ella demuestre tanta felicidad?
-Amanda preguntó a su hermana-
-Tengo que contarte- respondió Nora -mi paciente Gracia Domínguez ha tenido ayer su bebé, es un lindo varón muy saludable y de casi cuatro kilos de peso, fue por cesárea, como el doctor Arena dispuso. No te imaginas la alegría que tiene toda su familia. La madre de Gracia fue la que me llamó para contarme, yo la felicité por el recién nacido y mande saludos a la madre del niño.
Amanda se puso seria y preguntó -¿tu otra paciente cómo está?
-Te refieres a la joven de dieciséis años- contestó Nora y suspiró profundamente -ella sigue adelante con su embarazo a estas alturas no hay nada más que hacer, pero en su momento voy a hablar con ella sobre su decisión de dar al bebé en adopción-     
- Tienes razón no se puede hacer más por la joven. En cambio siento mucha felicidad por el nacimiento del niño y la alegría de la familia de Gracia, pero ahora tengo que irme al hospital, ya voy con  retraso para el horario de visita-. Las hermanas se despidieron, Amanda tomó un taxi era lo más rápido para llegar a tiempo al hospital.
Llegó faltando veinte minutos para que se acabe las visitas, los esposos conversaron sobre los pormenores de la operación que sería la próxima semana y Amanda mientras Gerardo hablaba sobre el tema y la mala noche que había pasado, ella pensó que era el momento de llamar a sus hijos para hablarles sobre la salud de su padre y la operación que iba a tener.                                   


CONTINUARÁ        

 

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