Amanda no podía ser más feliz, sus amados hijos estaban en casa y ella sentía una gran alegría. Los tres entraron a la sala y se sentaron cómodamente a conversar.
-Andrés, Felipe- comentó Amanda
-porque no avisaron que día iban a llegar para ir a recogerlos al aeropuerto.
-Madre, no te preocupes por eso, nosotros no queríamos causar molestias, sabemos que tú estás muy ocupada atendiendo a nuestro padre y no queríamos distraerte con nada más-.contestó Felipe.
-A propósito de nuestro padre, ¿cómo está? ¿Cuál es su estado real? háblanos de su salud, ahora que estamos los tres juntos- preguntó Andrés realmente preocupado por su padre.
Amanda respiró profundamente y comenzó a hablar con sus hijos sobre la salud de su padre y de la operación a la que iba ha ser sometido, para estar seguros cuál es el verdadero problema. Según el doctor no quedaba otro camino que operarlo. Su padre desde el primer momento no estaba de acuerdo en comunicarles a ustedes cual era su estado de salud.
-Queridos hijos- continúo Amanda -ustedes saben muy bien que su padre puede ser muy terco en algunas ocasiones, él se oponía a que les cuente algo sobre su salud. Me dijo en varias oportunidades que no debemos molestar a nuestros hijos porque están ocupados con sus trabajos y tienen su propia vida, se oponía a que los llame por teléfono. Es más, aun no sabe que yo me he comunicado con ustedes para ponerlos al corriente sobre su enfermedad. Va ser una sorpresa para él cuando los vea en el hospital. Seguro me voy a ganar un pequeño pleito, solo quiero decir que yo nunca estuve de acuerdo con su idea. Los hijos deben saber de sus padres y deben estar informados de su salud, entre otras cosas-.
-No te preocupes madre, nosotros vamos a explicarle que no es justa su actitud. Él es nuestro padre, lo amamos y deseamos que pronto pueda superar esta enfermedad y recobre la salud- dijo Andrés y Felipe estuvo de acuerdo con su hermano.
-Madre- preguntó Felipe de nuevo -¿qué sabes de Lucy, ella también va a venir?.
-Si, ella viene pero su caso es más complicado por el tipo de trabajo que tiene y sus horarios son distintos. Encontrar quien la pueda remplazar en los días que se va ha ausentar, no es fácil. Creo que va a llegar después que operen a tu padre, además viene con su bebé, mi querido nieto. Ustedes por fin lo van a conocer. Yo ya lo conozco porque fui a visitarla cuando nació el bebé que es una hermosura-.
Amanda y sus hijos continuaron, conversaron sobre la familia, preguntaron por algunos amigos pero sobre todo por la salud del padre y el cuadro que podía presentarse después de ser operado, para todos era una verdadera preocupación.
Era más de la media noche cuando se despidieron para ir a dormir, Amanda en su habitación pensaba que era como retroceder en el tiempo y tener a sus hijos de nuevo en casa. Mañana en la tarde en el horario de visita, iría con Felipe y Andrés al hospital para que vean a su padre.
En las primeras horas del nuevo día, Amanda preparó el desayuno, sabía que sus hijos estarían felices con un desayuno preparado en casa. Era costumbre para ellos levantarse temprano y disfrutar de nuevo las delicias que preparaba su madre, que recuerdos y que felicidad estar en familia aunque sea unos días. Ambos hijos habían traído presentes para sus padres. Amanda agradeció los regalos.
Al margen de todo aquello, en el hospital, Gerardo Sánchez también comenzaba un nuevo día, él ignoraba la sorpresa que iba a tener en la tarde, al recibir la visita de sus hijos. Desayunó como siempre después de la visita del doctor, éste le aseguro que en dos días sería su operación, a las 6 a.m.
Conocer el día y la hora lo puso nervioso pero ya era tiempo de salir de todo duda y saber que pasaba con él.
En su hora de descanso, Elia Ruiz pasó a visitar al Sargento, para ella era un momento de distracción
-Sargento buenas tardes- saludó al entrar -por fuentes confiables ya sé cuando es la fecha de su operación, seguro ya usted también la conoce-.
-Buenas tarde señorita- contestó el Sargento -si ya estoy al corriente del día de mi operación y créame, necesito salir de una vez de todo esto para regresar a mi casa, los hospitales no son muy agradables, sobre todo cuando hay tantos pacientes igual o peor que yo.
-Después de nuestra última conversación sobre su amigo Cassolino, pienso que usted ha vivido situaciones difíciles como policía-.
-Si, mi estimada amiga, como policías estamos expuestos a muchas situaciones de peligro y conocemos a mucha gente con vidas complicadas. Como todos en este mundo, vivimos momentos que no son gratos y pensamos que nadie sufre más que nosotros. Estos dos casos que le he contado fueron para mí de gran impresión y sufrimiento. Perdí a un amigo que era como un hermano, pasó mucho tiempo para poder superar esa pérdida y el caso de la niña también fue una experiencia muy fuerte. En cuanto a mis queridos padres, siempre están conmigo, pero no dejo de sentirme culpable por no visitarlos y por no ser un hijo más consiente. Con mis hermanos he logrado volver a conectarme, ellos están repartidos por varias ciudades del país. Mis hermanas en cambio se dedicaron al negocio de la lana y contrario a lo que podía pensar mi padre, se desenvuelven bien en el negocio que es muy próspero, eso se lo puedo asegurar. El hermano que deje siendo un bebé, es un hombre mayor hoy día, ha fundado su propia familia y vive aquí en la capital, con él nos vemos más seguido. Las oportunidades en mi vida se han dado lentamente, pero lo que le puedo asegurar que conocer Amanda es lo mejor que me pasó en la vida, ella me completa y me hace feliz-.
-Sargento, le puedo asegurar que ha sido muy grato conocerlo y conversar con usted y que me cuente algunas anécdotas de su vida, me pareció impresionante. No me estoy despidiendo, todavía va saber de mí después de su operación, me interesa mucho que su estado de salud mejore y pueda regresar a su hogar- concluyó Elia Ruiz.
En el momento que se despedía la asistenta social, entraba en la habitación Amanda y sus hijos, la sorpresa para todos fue inquietante. Elia se retiró rápidamente pero Amanda la detuvo quería presentarla con sus hijos. Gerardo Sánchez estaba sin palabras, Felipe y Andrés estaban presentes, apenas pudo reaccionar cuando ellos se acercaron a él para saludarlo y abrazarlo.
CONTINUARÁ