lunes, 24 de junio de 2024

TRES HISTORIAS... ¡5,500 MSNM!

Amanda no podía ser más feliz, sus amados hijos estaban en casa y ella sentía una gran alegría. Los tres entraron a la sala y se sentaron cómodamente a conversar.
-Andrés, Felipe- comentó Amanda 
-porque no avisaron que día iban a llegar para ir a recogerlos al aeropuerto.
-Madre, no te preocupes por eso, nosotros no queríamos causar molestias, sabemos que tú estás muy ocupada atendiendo a nuestro padre y no queríamos distraerte con nada más-.contestó Felipe.
-A propósito de nuestro padre, ¿cómo está? ¿Cuál es su estado real? háblanos de su salud, ahora que estamos los tres juntos- preguntó Andrés realmente preocupado por su padre.
Amanda respiró profundamente y comenzó a hablar con sus hijos sobre la salud de su padre y de la operación a la que iba ha ser sometido, para estar seguros cuál es el verdadero problema. Según el doctor no quedaba otro camino que operarlo. Su padre desde el primer momento no estaba de acuerdo en comunicarles a ustedes cual era su estado de salud.
-Queridos hijos- continúo Amanda -ustedes saben muy bien que su padre puede ser muy terco en algunas ocasiones, él se oponía a que les cuente algo sobre su salud. Me dijo en varias oportunidades que no debemos molestar a nuestros hijos porque están ocupados con sus trabajos y tienen su propia vida, se oponía a que los llame por teléfono. Es más, aun no sabe que yo me he comunicado con ustedes para ponerlos al corriente sobre su enfermedad. Va ser una sorpresa para él cuando los vea en el hospital. Seguro me voy a ganar un pequeño pleito, solo quiero decir que yo nunca estuve de acuerdo con su idea. Los hijos deben saber de sus padres y deben estar informados de su salud, entre otras cosas-.
-No te preocupes madre, nosotros vamos a explicarle que no es justa su actitud. Él es nuestro padre, lo amamos y deseamos que pronto pueda superar esta enfermedad y recobre la salud- dijo Andrés y  Felipe estuvo de acuerdo con su hermano. 
-Madre- preguntó Felipe de nuevo -¿qué sabes de Lucy, ella también va a venir?.
-Si, ella viene pero su caso es más complicado por el tipo de trabajo que tiene y sus horarios son distintos. Encontrar quien la pueda remplazar en los días que se va ha ausentar, no es fácil. Creo que va a llegar después que operen a tu padre, además viene con su bebé, mi querido nieto. Ustedes por fin lo van a conocer. Yo ya lo conozco porque fui a visitarla cuando nació el bebé que es una hermosura-. 
Amanda y sus hijos continuaron, conversaron sobre la familia, preguntaron por algunos amigos pero sobre todo por la salud del padre y el cuadro que  podía presentarse después de ser operado, para todos era una verdadera preocupación. 
Era más de la media noche cuando se despidieron para ir a dormir, Amanda en su habitación pensaba que era como retroceder en el tiempo y tener a sus hijos de nuevo en casa. Mañana en la tarde en el horario de visita, iría con Felipe y Andrés al hospital para que vean a su padre. 
En las primeras horas del nuevo día, Amanda preparó el desayuno, sabía que sus hijos estarían felices con un desayuno preparado en casa. Era costumbre para ellos levantarse temprano y disfrutar de nuevo las delicias que preparaba su madre, que recuerdos y que felicidad estar en familia aunque sea unos días. Ambos hijos habían traído presentes para sus padres. Amanda agradeció los regalos. 
Al margen de todo aquello, en el hospital, Gerardo Sánchez también comenzaba un nuevo día, él ignoraba la sorpresa que iba a tener en la tarde, al recibir la visita de sus hijos. Desayunó como siempre después de la visita del doctor, éste le aseguro que en dos días sería su operación, a las 6 a.m.
Conocer el día y la hora lo puso nervioso pero ya era tiempo de salir de todo duda y saber que pasaba con él.
En su hora de descanso, Elia Ruiz pasó a visitar al Sargento, para ella era un momento de distracción 
-Sargento buenas tardes- saludó al entrar -por fuentes confiables ya sé cuando es la fecha de su operación, seguro ya usted también la conoce-.
-Buenas tarde señorita- contestó el Sargento -si ya estoy al corriente del día de mi operación y créame, necesito salir de una vez de todo esto para regresar a mi casa, los hospitales no son muy agradables, sobre todo cuando hay tantos pacientes igual o peor que yo.
-Después de nuestra última conversación sobre su amigo Cassolino, pienso que usted ha vivido situaciones difíciles como policía-.
-Si, mi estimada amiga, como policías estamos expuestos a muchas situaciones de peligro y conocemos a mucha gente con vidas complicadas. Como todos en este mundo, vivimos momentos que no son gratos y pensamos que nadie sufre más que nosotros. Estos dos casos que le he contado fueron para mí de gran impresión y sufrimiento. Perdí a un amigo que era como un hermano, pasó mucho tiempo para poder superar esa pérdida y el caso de la niña también fue una experiencia muy fuerte. En cuanto a mis queridos padres, siempre están conmigo, pero no dejo de sentirme culpable por no visitarlos y por no ser un hijo más consiente.  Con mis hermanos he logrado volver a conectarme, ellos están repartidos por varias ciudades del país. Mis hermanas en cambio se dedicaron al negocio de la lana y contrario a lo que podía pensar mi padre, se desenvuelven bien en el negocio que es muy próspero, eso se lo puedo asegurar. El hermano que deje siendo un bebé, es un hombre mayor hoy día, ha fundado su propia familia y vive aquí en la capital, con él nos vemos más seguido. Las oportunidades en mi vida se han dado lentamente, pero lo que le puedo asegurar que conocer Amanda es lo mejor que me pasó en la vida, ella me completa y me hace feliz-.
-Sargento, le puedo asegurar que ha sido muy grato conocerlo y conversar con usted y que me cuente  algunas anécdotas de su vida, me pareció impresionante. No me estoy despidiendo, todavía va saber de mí después de su operación, me interesa mucho que su estado de salud mejore y pueda regresar a su hogar- concluyó Elia Ruiz.
En el momento que se despedía la asistenta social, entraba en la habitación Amanda y sus hijos, la sorpresa para todos fue inquietante. Elia se retiró rápidamente pero Amanda la detuvo quería presentarla con sus hijos. Gerardo Sánchez estaba sin palabras, Felipe y Andrés estaban presentes, apenas pudo reaccionar cuando ellos se acercaron a él para saludarlo y abrazarlo. 


CONTINUARÁ           
  
            

     

 

domingo, 16 de junio de 2024

TRES HISTORIAS... ¡5,500 MSNM!

No podía creer que mi amigo, no mi hermano, se encontraba en ese estado, si no fuera porque su nombre estaba escrito en su historia clínica, no lo creería. Su rostro y su cuerpo estaban vendados, su vida corría peligro. Hablé con la enfermera para que permita acercarme a su cama y hablar con él, ella me contestó que por el momento no podía pasar, ¡nadie podía pasar!.
-Sargento, usted conocía bien a su amigo y seguía pensando que era una accidente- comentó Elia para aclarar sus dudas.
-Si señorita, yo estaba seguro que era un accidente, Cassolino era un hombre integro y de gran valor, él salvó mi vida en una ocasión- aseguró el Sargento Sánchez y comenzó a relatar su historia. 
Cassolino y yo habíamos terminado la escuela y fuimos destacados a la misma comandancia, estabamos felices porque comenzaríamos a trabajar juntos, ya nos conocíamos y entre nosotros teníamos mucha confianza. Patrullábamos juntos las calles de nuestra jurisdicción y todo parecía sencillo. El horario no era tan rígido y teníamos más tranquilidad, pero un día las cosas cambiaron, teníamos un nuevo jefe y nuestros horarios de trabajo se hicieron más estrictos. Teníamos dos veces por semana, horas de patrullaje toda la noche, fue en una de esas horas que viví una experiencia que jamás olvidaría. Ese día nos había tocado hacer guardia toda la noche, eran cerca de las 11 pm cuando avisaron de un asalto en un local, nosotros estabamos cerca y teníamos que ir a supervisar lo que sucedía. Llegamos muy pronto al lugar del asalto y vimos correr a tres delincuentes con unas cajas, corrimos tras de ellos, se notaba que conocían bien el lugar porque se perdieron dentro de una calle oscura, yo tomé la delantera a Cassolino y trepé en un techo para ver mejor a la distancia, no me di cuenta que había una casa medio derruida y de una de las ventanas con los vidrios rotos salió una mano con un arma y me disparó en el pecho, en ese instante caí al suelo, de no haber sido por Cassolino no estaría hablando aquí, él corrió hacia mí, exponiendo su vida y me arrastró hasta ponerme en un lugar seguro. Mi pecho sangraba y solo recuerdo que se desató una balacera. Cassolino respondió con su arma y pedía por la radio refuerzos, pero estos no llegaban, pensé que era nuestro fin. Había puesto a mi amigo al borde de la muerte porque yo olvidé la regla número uno de un policía, cual es, proteger su vida sobre cualquier circunstancia. Al subirme al techo me convertí en un blanco fácil porque mi cuerpo estaba al descubierto. El disparo que me lanzaron fue certero y me hirió  cerca del corazón, creí que moriría desangrado, a lo lejos podía escuchar la voz de mi amigo que repetía ¡llegaron los refuerzos! ¡resiste Sánchez,! ¡resiste!. Después de eso perdí el conocimiento, solo se que en una ambulancia me llevaron de emergencia al Hospital Central, pude sobrevivir aunque perdí mucha sangre,  unos días después, logré salir del peligro y recuperarme. Cassolino me salvó, él arriesgó su vida por mí para salvarme, de no ser así, ahora no estaría contando este pasaje de mi vida, estoy seguro que los delincuentes me hubieran dado el tiro de gracia para morir. 
Gerardo Sánchez se quedó unos segundos en silencio como recordando aquel episodio donde casi pierde la vida. Luego agregó, los delincuentes fueron atrapados por los policías que vinieron en nuestra ayuda y sé que el que me disparó hasta ahora cumple condena. Mi querido amigo fue valiente y arriesgó su vida por mí, por eso me dolió no poder hacer lo mismo por él cuando estuvo en peligro. Fui al hospital durante varios días, hasta que en el cambio de turno de enfermeras, una de ellas me permitió pasar después de rogarle que me dejará ver a mi amigo. Me proporcionó un mandil, una gorra para el cabello y zapatos de hule para no infectar la sala de cuidados intensivos con algún microbio. Me acerqué a su cama y comencé hablarle, no debía tocarlo, le dije quien era y como lamentaba encontrarlo en ese estado. Él no podía contestarme pero sabía que me escuchaba porque abrió lentamente los ojos por unos segundos. Lo inyectaban con fuertes sedantes para que el dolor fuera menos intenso, las quemaduras cubrían todo su cuerpo, el corazón me dolía al ver en ese estado a un amigo tan querido, pero no podía hacer nada por él. Lo acompañe por diez minutos que fue el tiempo que permitieron, luego pregunté a la enfermera cual era su diagnóstico, ella me contestó que no creían los doctores que iba a superar su estado, él se encontraba demasiado grave. Cuando llegué a casa le conté Amanda lo sucedido a Cassolino, sabía que ella le tenía gran estima, mi esposa tampoco podía creer lo que se hablaba sobre él. Fueron varios días de agonía para mi amigo, yo lo visitaba a diario y algunas veces lograba  hablar con él, después de una semana de sufrimiento falleció, la fuerza de su cuerpo no logró superar las quemaduras.                             
-Señorita Elia, lo digo en serio, cuando me enteré de su muerte lloré, fue un golpe muy grande para mí. Mi hermano se había ido y yo no pude hacer nada para salvar su vida- comentó el Sargento.
-Hicieron alguna investigación sobre su accidente, algo quedó en claro- Agregó Elia Ruiz. 
-Si, hubo una investigación sobre su accidente. El carro siniestrado tenía los cables del contacto directo expuesto, por eso al encender la máquina una chispa saltó e inicio el fuego. Un mes después de su entierro, su esposa nos contó que él estaba sufriendo un problema grave de salud, su páncreas, tenía serios problemas  y los doctores creían que solo tenía unos meses de vida. Al enterarme quedé paralizado, no sabía nada de sus problemas de salud, jamás me había hablado de ello. Tal vez él pensaba que era mejor así y no deseaba preocupar a nadie porque ni sus padres ni hermanos sabían nada. El accidente y la muerte de mi amigo me hicieron reflexionar sobre muchas cosas y lo difícil que es cuando uno tiene familia. Siempre voy a extrañar a Cassolino él era un gran hombre en todas sus dimensiones. Ahora que estoy con este problema de salud espero salir adelante y superar el mal con la operación que me van a hacer, deseo vivir varios años más.
-Por supuesto Sargento, usted va estar bien después de su operación y tendrá varios años de vida. Lamento en verdad lo sucedido a su amigo, seguro que él está en un lugar en el cielo. Su relato fue conmovedor- dijo Elia y se despidió ya era hora de regresar a su oficina para terminar su trabajo.
Amanda había regresado del hospital después de visitar a su esposo, los horarios eran muy estrictos estaba a punto de irse a la cama cuando sonó el timbre de la puerta, ella pensó -seguro es Nora que me viene a contar algo sobre su día-. Al abrir la puerta se dio la gran sorpresa de su vida, Eran sus hijos Felipe y Andrés que habían llegado de viaje sin avisar el día para darle una sorpresa a su madre. Amanda lloraba de felicidad  al abrazar a sus hijos a los que extrañaba demasiado. 


CONTINUARÁ    
 

        
 

domingo, 9 de junio de 2024

TRES HISTORIAS...¡5,500 MSNM!

Amanda pasaba cada hoja del álbum  lentamente, su boda habia sido sencilla, cada foto le indicaba los acontecimientos de ese día. Su padre estaba delicado de salud pero insistió en que él la entregaría en el altar, eso nadie se lo podía negar. Amanda habló a solas con él para decirle que no se preocupe que ella entraría a la iglesia con uno de sus hermanos pero el padre le contestó: 
-Se, que no debo decirlo porque quiero a todos mis hijos por igual pero tú siempre has sido mi favorita y con la que podía conversar sobre todos los temas. No puedes negarme que entre contigo a la iglesia y te entregue en el altar, soy tu padre y tú mi hija mayor-. 
-Padre solo pienso en tu salud y lo agobiante que puede ser una boda, no quiero que te pase algo- contestó Amanda preocupada por la salud de su padre.
-No me va a pasar nada, estoy bien- refutó el padre con autoridad -solo prométeme que lo que acabo de decir nunca se lo cuentes a tus hermanos, esto es un secreto entre los dos-. 
-Si padre, no te preocupes no diré nunca nada, ellos te aman demasiado- agregó Amanda.
-Y yo a ellos también pero a veces es inevitable llevarse mejor con un hijo que con los demás-. contestó el padre y ambos con una sonrisa cómplice se prepararon para ir a la iglesia donde esperaba el novio.
En el camino a la iglesia dentro del carro, el padre de Amanda tomó su mano y le confesó algo que ella no sospechaba -hija debo ser sincero, cuando conocí la primera vez a Gerardo no me agradó, sentía que no era el hombre para mi hija. Cuando pasó el tiempo y lo fui conociendo más, cambie de idea y acepte que era el esposo para ti-.
-Padre, nunca me habías hablado de ese tema, me da gusto que ahora sea distinto y puedas apreciarlo en su verdadera dimensión-.
-Lo voy apreciar siempre y cuando sea un buen esposo, de lo contrario se las vera conmigo, él se lleva a mi joya más preciada- sentencio el padre muy seguro de lo que decia. 
Al entrar a la iglesia estaba el novio en el altar esperando a su amada, lo acompañaba su gran amigo Cassolino, él era el padrino de la boda. Después de la ceremonia familiares y amigos fueron a la casa de los padres de la novia para el almuerzo de celebración. Se habia decorado el patio con mesas y manteles blancos, flores por todos lados alegraban el ambiente y un gran toldo blanco los protegía del sol. El baile, el brindis, los saludos de familiares y amigos deseando que sean muy felices en su nueva vida. Amanda recordaba las lagrimas de su madre cuando partía a su luna de miel. -Mamá no llores, voy a estar bien-.
Su madre contestó -no mi hijita no son lagrimas de tristeza si no de alegría, vas a vivir una  nueva vida y yo te voy a extrañar, no me hagas caso, solo quiero que seas feliz-. 
Madre e hija se abrazaron como despedida y luego los novios partieron a su viaje de luna de miel. Solo fueron dos días, no tenían más permiso por el trabajo de ambos que era muy absorbente. Amanda sonreía con cada imagen de las fotos, podía recordar los detalle de su boda y no tenia queja alguna porque tuvo una vida serena y tranquila para formar su hogar y criar a sus hijos. Gerardo fue un buen esposo, padre  y gran apoyo para ella. Una de las fotos mostraba a Cassolino el amigo entrañable junto a los novios, que recuerdos que alegrías y tristezas junto a él. Amanda y la esposa de Cassolino eran muy amigas y los hijos de ambas también. Sin quererlo formaron una gran familia. 
Sonó el timbre de la puerta principal, Amanda estaba segura que era su hermana Nora. quien si no podía venir a esas horas: -querida Amanda- entró casi al atropello diciendo  -¡no sabes qué día! ¡qué día he tenido hoy! con las idas y venidas y un parto de ultimo momento. Tú sabes que no atiendo partos de esa manera pero este era una emergencia y no podía negarme. Llegaron a mi casa de un momento a otro y me rogaron que vaya a la casa de los vecinos que viven a cinco cuadras cerca al parque. La familia no quería que nadie se entere que pasaba porque su hija menor de quince años estaba en parto. Fue algo que no podía imaginar, sobre todo en estos tiempos con tanta información. Si te cuento todo esto es porque sé que de ti no va a salir una palabra. Nosotras sabemos que es así,  por eso te confió esto, yo he prometido a la familia silencio. Es un secreto profesional-. 
-Lo sé querida hermana, a veces ocurren situaciones que no esperamos pero suceden y debemos estar preparadas ¿Qué van hacer con la criatura recién nacida?- preguntó Amanda al final. 
-Se que van a mandar unos meses a la madre y a la bebé a la casa de un pariente en el interior del pais y luego va a regresar para criarlo en familia, eso es lo único que sé. La madre de la joven me ha confesado que no desean casarla, eso seria un grave error. Ella tiene que seguir estudiando-.
Las dos hermanas guardaron silencio y luego Nora reparó en el álbum de fotos de la boda de su hermana y comentó: -Amanda veo que estas con el álbum de tu boda, no te pongas nostálgica por favor, Gerardo va salir de esta y lo tendrás de nuevo en casa. Estoy segura que así será-.
Amanda contestó -Si, yo también sé que así será-.
Al día siguiente en el hospital todo parecía normal Gerardo habia amanecido de buen humor, ya estaba cerca el día de la operación y por fin esa pesadilla terminaba. Estaba cansado de esperar, salga bien o mal ya era hora de enfrentar la verdad sobre su enfermedad. Después de almuerzo como siempre la visita de la asistenta Elia Ruiz no se hacia esperar. 
-Sargento buenas tardes- saludó.
-Señorita Ruiz pase usted, que gusto verla de nuevo para seguir con mi historia-
-Créame- contestó Elia -todavía estoy impresionada con la historia de la familia de la niña, no he podido dejar de pensar en ello-.
-Yo le advertí- agregó el Sargento -cuando hay niños de por medio es más duro soportar una situación difícil, ese caso me tocó lo más profundo de mi ser. La vida tiene a veces caminos que no imaginamos pero suceden. Como el otro caso que le voy a contar, esto me tocó muy cerca y fue doloroso de aceptar para mí porque era una persona muy querida. 
-Estaba una mañana en la dirección general de la policía, tenia que hacer algunas gestiones cuando me encontré con Arredondo otro compañero de promoción de la escuela. -Sanchez- me saludo -¿cómo estás? no sé si te has enterado lo que sucedió a nuestro amigo Cassolino-. Mi primera reacción fue de sorpresa no sabia que habia sucedido con él, no nos veíamos desde hace varias semanas, estábamos trabajando en unidades muy lejanas una de la otra. Cassolino trabajaba destacado en la unidad de Barranca y yo seguía en Lima, nuestros trabajos nos tenían ocupados. Reaccione de mi sorpresa y pregunte -¿no sé nada de él hace tiempo que no lo veo?. -Mi estimado amigo- me dijo Arredondo -Cassolino está muy grave en el Hospital Central, dicen algunos compañeros que ha tenido un intento de suicidio-. Quede impactado con la noticia, no sabia nada y no podía creer que mi amigo, casi un hermano, hubiera hecho algo así, jamás seria capaz de eso. Yo conocía a Cassolino, el era un hombre integro y de gran valor. -Arredondo no puedo creer lo que me cuentas yo lo conozco, él no podría hacer algo así- agregue consternado. -Sánchez, yo te digo que él esta muy grave, tiene quemaduras de tercer grado en todo el cuerpo por un accidente con su carro, algunos dicen que no fue accidente-  finalizó Arredondo. Agradecí a mi amigo la información, terminé de hacer mis gestiones en la oficina de sub oficiales y salí corriendo al hospital Central de la Policía. tenia que ver a Cassolino en persona y hablar con él, no creía nada de lo que se hablaba a veces la gente dice cosas sin fundamento. Llegue al hospital y pedí permiso para visitarlo, mi amigo se encontraba  en cuidados intensivos y solo podía verlo a través de un vidrio. Estaba vendado de pies a cabeza. No sé que podía haber sucedido con él pero se encontraba inmóvil y apenas respiraba. Cassolino que ha pasado contigo porque estás así, me repetía varias veces.


CONTINUARÁ           
    
               
 

 

domingo, 2 de junio de 2024

TRES HISTORIAS... ¡5,500 MSNM!

¡Ernesto que vamos hacer! grite, mi esposo estaba aterrado con lo que sucedía a Larita, yo miré con a tensión sus manos y note que la piel comenzaba a tomar un color oscuro en algunas zonas. Mi niña lloraba desesperada, sus pequeñas manos parecían bultos. Ernesto me dijo: 
-Debemos llevarla al hospital, vístela ahora mismo, voy a sacar el carro del garaje-.
Mientras la señora Luisa  contando su historia, la niña en silencio escuchaba, estaba nerviosa con la que ocurría a su alrededor, aun ignoraba que habia pasado con su padre, su madre no la dejó salir a la calle después del terrible estruendo de la explosión.
El Capitán Márquez preguntó -señora usted vistió a su hija y bajó las escaleras para ir al hospital, su esposo en el camino hizo algún comentario al respecto-.
-No Capitán, él estaba en silencio, se le veía desesperado por la expresión de su rostro, sus manos temblaban en el volante y no podía articular palabras. Llegamos al hospital entramos por emergencia, una enfermera nos interrogó y examinó las manos de mi hija para ese momento y con la luz de los florecentes vimos que habian tomado un color oscuro. Larita se quejaba de dolor y la enfermera comentó que el doctor vendría a verla en seguida, nos hizo pasar a un apartado y nos dijo que acostemos a la niña en la camilla. Pasaron tal vez quince minutos cuando vino el doctor y examinó a Larita, unos segundos después muy serio nos dijo que debían hacerle algunos exámenes y radiografías. Nosotros comprendimos que tenia que ser así y dejamos que la enfermera se la lleve, mi hija lloró un momento pero después hubo silencio. Ernesto y yo nos quedamos solos, no podíamos hablar nuestras mentes estaba bloqueada por lo sucedido,  pasó una hora o tal vez más, suponíamos que la demora era porque estaban tratando las manos de mi hija para que vuelvan a su estado normal. Cuando regresó el doctor nos dijo que no habia otra salida debían cortar las manos de Larita, al escuchar sus palabras yo me tape la boca para no gritar y lloraba, mi esposo tomó al doctor por las solapas y lo zarandeo diciendo -¡No es posible! ¡No puede ser- gritó. Tuvo que venir el personal de seguridad del hospital para controlar a Ernesto. El doctor molesto nos explicó que la sangre no llegaba a sus manos y habia comenzado el proceso de gangrena.  Vayan al hospital que vayan les dirán lo mismo, los exámenes arrojan malos resultados, las manos han sido dañadas. Mi esposo cayó al suelo de rodillas. El doctor nos comentó que debíamos explicar que es lo que ha pasado con la niña para que sus manos estén en ese estado-. De mi garganta no salían palabras no podía hablar por el llanto y el dolor de la noticia, debíamos autorizar la operación. Larita estaba en una sala alejada de nosotros, -los dejo unos minutos a solas para que conversen y puedan firmar el documento que autoriza la operación- finalizó el doctor y se retiró. Mi esposo estaba como poseído solo repetía, yo soy el culpable, yo soy el culpable. Agotada por el llanto conteste -debemos decidir si operamos a Larita no hay opción, sus manos están dañadas, no tenemos otra salida. Sin darme cuenta mire las manos de Ernesto y vi que lleva puesto un anillo grande y grueso en la mano derecha con la que golpeo a nuestra hija. Tal vez ese anillo fue el que causó el daño. El doctor regresó a los minutos y tomamos la difícil decisión de autorizar la operación. Eran las doce de la noche cuando prepararon a mi hija para su operación, nosotros ya no hablábamos, no podía decir nada, sabia que Ernesto estaba desesperado  y yo deseaba morir.  La operación duró dos horas, cuando nuestra hija fue llevada a su habitación, permitieron que me quede con ella el resto de la noche. Mi esposo se fue a casa, yo no deseaba verlo, no deseaba hablar con él, condenaba su actitud y la tragedia que habia causado. En los días siguientes la vida en la casa se convirtió en una pesadilla, Larita tenia los brazos vendados desde los codos hasta las muñecas, mi esposo lloraba en cada rincón de la casa, se arrodillaba ante mi y me pedía perdón, su rostro tenia la expresión de una persona apunto de perder el equilibrio mental. Yo me encargaba personalmente de atender a nuestra niña, ella no podía hacer nada sola, la ayudaba a vestirse alimentarse y hacer sus necesidades biológicas. Teníamos que regresar al hospital en una semana, por supuesto que la policía vino a nuestra casa para investigar lo que habia pasado, les explicamos que todo habia sido un accidente, no existía en nuestro hogar maltrato infantil. Para terminar de empeorar las cosas Larita en su inocencia, cuando su padre se acercaba, ella preguntaba -¿papá cuando me van aponer mis manos? tenemos que regresar al hospital-. estas palabras desquiciaron a mi esposo completamente, ya no iba al trabajo, ni subía al carro, no quería saber nada de nada.
-Elia Ruiz- dijo -Sargento fue en ese momento que usted se dio cuenta que le faltaba a la niña-.
-Si señorita, como llevaba un polito de manga larga que le cubría los dos brazos, no repare bien al principio pero luego de las palabras de la señora nos dimos cuenta el Capitán y yo de la tragedia. Me estremecí de dolor, como le dije antes cuando en un caso hay niños, el dolor es intenso. El Capitán Márquez y yo teníamos hijos pequeños y sabíamos lo que significa el  drama de esta familia-.
La señora Luisa para terminar de contarnos lo sucedido nos dijo que su esposo ya no hablaba, salía a la calle y regresaba misterioso, hasta el día de hoy que sucedió la explosión y lo que ustedes han visto. Nosotros no entramos en más detalles, no deseábamos que la niña escuche que su padre no estaba más. El Capitán preguntó a la señora si tenia familia que la pueda ayudar y ella contestó que sus padres y hermanos estaban llegando para apoyarla. Nos despedimos y nos retiramos en silencio estábamos conmocionados con las palabras de la madre afligida que lloraba de dolor. Con el paso de los días las investigaciones arrojaron, que el padre habia comprado en el mercado negro cartuchos de dinamita, somos un pais minero no es difícil conseguirlos. Sacó el carro a la calle, tenia los cartuchos sobre las piernas, encendió las mechas y sucedió la explosión que fue aun más potente por la gasolina que tenia el carro. Ese fue el final del caso y de las investigaciones. La señora tuvo que ir a la jefatura para firmar su declaración - concluyó el Sargento.
Elia estaba sin palabras solo atinó a decir - Sargento estoy conmocionada, fue un caso muy triste de la niña y su madre, se imagina que fue de la pequeña sin sus manos. Luego supo algo de ellas-.
-No supimos más de la señora Luisa y su hija, la casa fue vendida y ellas se fueron a vivir con los abuelos de la niña. Siempre me he preguntado que fue de sus vidas-.
La hora de descanso habia terminado, Elia salió de la habitación del Sargento Sanchez a paso ligero estaba segura que le llamarían la atención, en el corredor se encontró con Amanda  y le dijo -señora buenas tardes, su esposo me ha contado una historia terrible y dolorosa estoy aturdida y no se si podre concentrarme en el trabajo. Amanda correspondió el saludo, ya sabia de que historia se trataba porque a ella le habia sucedido lo mismo cuando su esposo le contó sobre la tragedia de esa familia. 
El resto de la tarde los esposo conversaron sobre los hijos y los amigos, ya estaba cerca el día de la operación de Gerardo pero Amanda no habló del tema era mejor así.
En la noche en su casa Amanda fue directo al librero donde sabia que estaba guardado el álbum de fotos de su boda.  Se sentó cómodamente en su sillón favorito y abrió el álbum en la primera pagina estaba la fotos de los dos vestidos de novios, ella con un vestido de encaje blanco pero nada ostentoso y él con un terno oscuro, todo aquello le parecía tan lejano, recordaba cada detalle, por ejemplo las sonrisas nerviosas de Gerardo y la alegría de ambos se podían ver reflejada en cada imagen. 


CONTINUARÁ