Amanda pasaba cada hoja del álbum lentamente, su boda habia sido sencilla, cada foto le indicaba los acontecimientos de ese día. Su padre estaba delicado de salud pero insistió en que él la entregaría en el altar, eso nadie se lo podía negar. Amanda habló a solas con él para decirle que no se preocupe que ella entraría a la iglesia con uno de sus hermanos pero el padre le contestó:
-Se, que no debo decirlo porque quiero a todos mis hijos por igual pero tú siempre has sido mi favorita y con la que podía conversar sobre todos los temas. No puedes negarme que entre contigo a la iglesia y te entregue en el altar, soy tu padre y tú mi hija mayor-.
-Padre solo pienso en tu salud y lo agobiante que puede ser una boda, no quiero que te pase algo- contestó Amanda preocupada por la salud de su padre.
-No me va a pasar nada, estoy bien- refutó el padre con autoridad -solo prométeme que lo que acabo de decir nunca se lo cuentes a tus hermanos, esto es un secreto entre los dos-.
-Si padre, no te preocupes no diré nunca nada, ellos te aman demasiado- agregó Amanda.
-Y yo a ellos también pero a veces es inevitable llevarse mejor con un hijo que con los demás-. contestó el padre y ambos con una sonrisa cómplice se prepararon para ir a la iglesia donde esperaba el novio.
En el camino a la iglesia dentro del carro, el padre de Amanda tomó su mano y le confesó algo que ella no sospechaba -hija debo ser sincero, cuando conocí la primera vez a Gerardo no me agradó, sentía que no era el hombre para mi hija. Cuando pasó el tiempo y lo fui conociendo más, cambie de idea y acepte que era el esposo para ti-.
-Padre, nunca me habías hablado de ese tema, me da gusto que ahora sea distinto y puedas apreciarlo en su verdadera dimensión-.
-Lo voy apreciar siempre y cuando sea un buen esposo, de lo contrario se las vera conmigo, él se lleva a mi joya más preciada- sentencio el padre muy seguro de lo que decia.
Al entrar a la iglesia estaba el novio en el altar esperando a su amada, lo acompañaba su gran amigo Cassolino, él era el padrino de la boda. Después de la ceremonia familiares y amigos fueron a la casa de los padres de la novia para el almuerzo de celebración. Se habia decorado el patio con mesas y manteles blancos, flores por todos lados alegraban el ambiente y un gran toldo blanco los protegía del sol. El baile, el brindis, los saludos de familiares y amigos deseando que sean muy felices en su nueva vida. Amanda recordaba las lagrimas de su madre cuando partía a su luna de miel. -Mamá no llores, voy a estar bien-.
Su madre contestó -no mi hijita no son lagrimas de tristeza si no de alegría, vas a vivir una nueva vida y yo te voy a extrañar, no me hagas caso, solo quiero que seas feliz-.
Madre e hija se abrazaron como despedida y luego los novios partieron a su viaje de luna de miel. Solo fueron dos días, no tenían más permiso por el trabajo de ambos que era muy absorbente. Amanda sonreía con cada imagen de las fotos, podía recordar los detalle de su boda y no tenia queja alguna porque tuvo una vida serena y tranquila para formar su hogar y criar a sus hijos. Gerardo fue un buen esposo, padre y gran apoyo para ella. Una de las fotos mostraba a Cassolino el amigo entrañable junto a los novios, que recuerdos que alegrías y tristezas junto a él. Amanda y la esposa de Cassolino eran muy amigas y los hijos de ambas también. Sin quererlo formaron una gran familia.
Sonó el timbre de la puerta principal, Amanda estaba segura que era su hermana Nora. quien si no podía venir a esas horas: -querida Amanda- entró casi al atropello diciendo -¡no sabes qué día! ¡qué día he tenido hoy! con las idas y venidas y un parto de ultimo momento. Tú sabes que no atiendo partos de esa manera pero este era una emergencia y no podía negarme. Llegaron a mi casa de un momento a otro y me rogaron que vaya a la casa de los vecinos que viven a cinco cuadras cerca al parque. La familia no quería que nadie se entere que pasaba porque su hija menor de quince años estaba en parto. Fue algo que no podía imaginar, sobre todo en estos tiempos con tanta información. Si te cuento todo esto es porque sé que de ti no va a salir una palabra. Nosotras sabemos que es así, por eso te confió esto, yo he prometido a la familia silencio. Es un secreto profesional-.
-Lo sé querida hermana, a veces ocurren situaciones que no esperamos pero suceden y debemos estar preparadas ¿Qué van hacer con la criatura recién nacida?- preguntó Amanda al final.
-Se que van a mandar unos meses a la madre y a la bebé a la casa de un pariente en el interior del pais y luego va a regresar para criarlo en familia, eso es lo único que sé. La madre de la joven me ha confesado que no desean casarla, eso seria un grave error. Ella tiene que seguir estudiando-.
Las dos hermanas guardaron silencio y luego Nora reparó en el álbum de fotos de la boda de su hermana y comentó: -Amanda veo que estas con el álbum de tu boda, no te pongas nostálgica por favor, Gerardo va salir de esta y lo tendrás de nuevo en casa. Estoy segura que así será-.
Amanda contestó -Si, yo también sé que así será-.
Al día siguiente en el hospital todo parecía normal Gerardo habia amanecido de buen humor, ya estaba cerca el día de la operación y por fin esa pesadilla terminaba. Estaba cansado de esperar, salga bien o mal ya era hora de enfrentar la verdad sobre su enfermedad. Después de almuerzo como siempre la visita de la asistenta Elia Ruiz no se hacia esperar.
-Sargento buenas tardes- saludó.
-Señorita Ruiz pase usted, que gusto verla de nuevo para seguir con mi historia-
-Créame- contestó Elia -todavía estoy impresionada con la historia de la familia de la niña, no he podido dejar de pensar en ello-.
-Yo le advertí- agregó el Sargento -cuando hay niños de por medio es más duro soportar una situación difícil, ese caso me tocó lo más profundo de mi ser. La vida tiene a veces caminos que no imaginamos pero suceden. Como el otro caso que le voy a contar, esto me tocó muy cerca y fue doloroso de aceptar para mí porque era una persona muy querida.
-Estaba una mañana en la dirección general de la policía, tenia que hacer algunas gestiones cuando me encontré con Arredondo otro compañero de promoción de la escuela. -Sanchez- me saludo -¿cómo estás? no sé si te has enterado lo que sucedió a nuestro amigo Cassolino-. Mi primera reacción fue de sorpresa no sabia que habia sucedido con él, no nos veíamos desde hace varias semanas, estábamos trabajando en unidades muy lejanas una de la otra. Cassolino trabajaba destacado en la unidad de Barranca y yo seguía en Lima, nuestros trabajos nos tenían ocupados. Reaccione de mi sorpresa y pregunte -¿no sé nada de él hace tiempo que no lo veo?. -Mi estimado amigo- me dijo Arredondo -Cassolino está muy grave en el Hospital Central, dicen algunos compañeros que ha tenido un intento de suicidio-. Quede impactado con la noticia, no sabia nada y no podía creer que mi amigo, casi un hermano, hubiera hecho algo así, jamás seria capaz de eso. Yo conocía a Cassolino, el era un hombre integro y de gran valor. -Arredondo no puedo creer lo que me cuentas yo lo conozco, él no podría hacer algo así- agregue consternado. -Sánchez, yo te digo que él esta muy grave, tiene quemaduras de tercer grado en todo el cuerpo por un accidente con su carro, algunos dicen que no fue accidente- finalizó Arredondo. Agradecí a mi amigo la información, terminé de hacer mis gestiones en la oficina de sub oficiales y salí corriendo al hospital Central de la Policía. tenia que ver a Cassolino en persona y hablar con él, no creía nada de lo que se hablaba a veces la gente dice cosas sin fundamento. Llegue al hospital y pedí permiso para visitarlo, mi amigo se encontraba en cuidados intensivos y solo podía verlo a través de un vidrio. Estaba vendado de pies a cabeza. No sé que podía haber sucedido con él pero se encontraba inmóvil y apenas respiraba. Cassolino que ha pasado contigo porque estás así, me repetía varias veces.
CONTINUARÁ
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