Eran los primeros días de febrero el mes más cálido del verano, Mariane terminaba de tomar el desayuno con toda la calma porque estaba de vacaciones y no tenía que salir corriendo para llegara temprano a su trabajo en una empresa multinacional. Desempeñaba el cargo de asistente de gerencia. Su mes de vacaciones lo quería aprovechar de principio a fin. No había conversado con sus amigas para ir juntas de viaje, dos de ellas se habían casado recién y la tercera no estaba de vacaciones.
Mariane se lamentaba porque el calor a esas horas de la mañana se comenzaba a sentir muy intenso en la ciudad. Frente a ella y sobre la mesa tenía varios catálogos de viaje, donde se ofrecían vacaciones soñadas. Viajes a lugares exóticos, playas hermosas llenas de sol en el caribe, ciudades preciosas en la costa de España. Mariane todavía no se había decidido a que lugar viajar, en realidad no había planificado nada para el presente año. En cambio fue diferente el año anterior que viajó con cuatro amigas a Rio de Janeiro y pasaron una semana espléndida conociendo las playas de Copacabana y todos los lugares turísticos que ofrecía la ciudad. Realmente lo pasaron muy bien, fue un viaje para recordar. Ahora en cambio sus amigas no estaban libres y ella sola no sabía donde ir de viaje. Tal vez, pensó quedarse en casa para ordenar algunos asuntos pendientes, no se podía quejar su casa era amplia y muy cómoda, su padre la había comprado varios años atrás, cuando él tenía un excelente trabajo y con el dinero de su jubilación hizo muy buenas inversiones que le permitía a la familia vivir con cierta comodidad aunque ya no sostenía a su hija Mariane y a su hijo Joel, ellos eran independientes y corrían con sus gastos. La casa quedaba en las primeras cuadras de la av. Del Viento # 455 dentro de la urbanización Los Rosales cerca a la avenida Brasil en la ciudad de Lima.
Para Mariane la vida transcurria entre el trabajo, el hogar y sus reuniones de fin de semana, hasta ese momento todo parecía andar bien, sus vacaciones recién comenzaba y ella quería disfrutar el verano. Solo había algo que la molestaba, eran las nueve de la mañana del día lunes, la semana recién comenzaba y su hermano Joel no aparecía, todo el fin de semana estuvo ausente, según él se fue de paseo. Era cierto que su hermano solía ausentarse los fines de semana, se iba con sus amigos y no regresaba hasta el domingo en la noche muy tarde o el día lunes muy temprano para ir a trabajar, jamás faltaba. Esto preocupaba a Mariane porque su ausencia al trabajo no era una conducta usual en su hermano,
Joel era un joven atractivo y divertido, le gustaba las fiestas, los viajes y los paseos. Él habia nacido ocho años después que Mariane su hermana mayor, cuando sus padres pensaron que ya no podían tener más hijos llegó Joel al hogar y se convirtió en el centro de la familia, en el engreído de sus padres, sobre todo de la madre que hacía de todo por él. Mariane adoraba a su hermano pequeño y no dudaba en cuidarlo cuando su madre se lo pedía. El padre era menos consentidor pero aun así era su hijo querido. La vida en el hogar transcurria alrededor de este niño. Los años fueron pasando y Mariane se daba cuenta que había que poner un poco de rigor a su hermano para no echarlo a perder, muchas veces le decía a su madre que no debía consentirlo en demasía, era necesario más disciplina. La madre la escuchaba hacía el intento pero no lo suficiente. El padre si ponía más disciplina y le exigía a su hijo cumplir con sus estudios en el colegio y la universidad. De esta forma Joel se había convertido en un profesional, tenía un buen trabajo, era inteligente y se desempeñaba muy bien en su ámbito laboral.
Mariane terminó el desayuno, la preocupación por su hermano no la dejaba tranquila, se dirigió al dormitorio de éste para ver si encontraba alguna nota o alguna pista que le indique donde podía estar. La habitación de Joel siempre estaba impecable y ordenada, nada había fuera de su lugar, en su escritorio libros, papeles y agendas tenían un orden exacto. Su closet era lo mismo, la ropa bien colgada y separada por colores, las camisas blancas separadas de las demás. Las colonias ocupaban su lugar en el armario. Mariane sabía que Joel era un poco obsesivo con el orden nada podía estar fuera de su sitio, todo estaba limpio e impecable. Buscó en el cajón del escritorio una agenda o una nota pero no encontró nada, abrió el closet no faltaba ropa y ella recordó que tuvo una conversación con su hermano, el último viernes antes de salir. Éste e iba a una reunion, bien vestido, impecable y con perfume de una colonia fina, su cabello bien peinado y cuidado. Así era Joel, cuidadoso en cada detalle de su vestir y de su persona.
-Joel- exclamó Mariane cuando vio a su hermano -a donde vas tan elegante y perfumado-
-Mi querida hermana- contestó -voy con unos amigos a una reunión, tal vez regrese tarde en la noche, no me esperes-. Fue toda su respuesta.
-Joel, no puedes tener este ritmo de vida, no hay sueldo que alcance, siempre vas a fiestas o reuniones, tu vida es un carnaval-.
-No te preocupes por mi, querida Mariane, sé lo que hago y a donde voy. Ahora el dinero no es un problema-. Estas fueron sus últimas palabras antes de despedirse de ella. ¿qué trataba de decir Joel por qué tenía una actitud despreocupada?- sé preguntó Mariane.
Cerró la puerta de la habitación de Joel, no encontró nada que le pueda dar un indicio de su paradero, comenzaba a inquietarse no quería pensar que algo malo le pudo haber pasado.
Trató de distraerse leyendo los catálogos de viajes para ver si se decidía de una vez, donde pasar unos días de verano y sol.
Al medio día sonó el timbre de la puerta principal, fue a atender Asunta la señora del servicio:
-Señorita Mariane- exclamó -hay un joven que desea hablar con usted parece un mensajero-.
Mariane atendió rápidamente al joven que venía a buscarla : -es usted pariente del señor Joel Torres-
-Soy su hermana- contestó.
-Vengo de parte de la empresa donde trabaja su hermano, para entregarle este sobre- sacó del maletín un sobre amarillo y lo entregó a Mariane, ésta lo recibió después de firmar un documento.
Cerró la puerta, dio algunos pasos hasta la sala, abrió el sobre que contenía en su interior la billetera de Joel, no había una nota que explicaba donde fue encontrada y en que circunstancias. Sus tarjetas de crédito, un billete de cien y su documento de identidad estaban dentro de la cartera, esto alarmó más a Mariane porque su hermano no iba a ir a ningún sitio sin su billetera.
Joel siempre tuvo cuidado con sus objetos personales, a veces su hermano era un misterio, que hacía o dejaba de hacer.
Pensó que la empresa tenía que darle alguna explicación al respecto, era mejor no esperar más e ir a visitar su centro de trabajo.
Fue a su habitación a prepararse no podía dejar de pensar que algo grave pudo ocurrirle y ella debía averiguarlo.
Mariane llegó al trabajo de su hermano Joel y pidió hablar con su jefe inmediato, el gerente responsable era Alfredo de la Guerra. Éste se encontraba en una junta y no podía recibirla hasta terminar su reunión.
Sentada sobre un cómodo sillón en la sala de espera Mariane nerviosa se ponía a pensar en mil situaciones, quería saber como habían encontrado la billetera de su hermano y donde.
Después de una hora de espera entró en la sala el gerente, jefe de Joel, se presentó ante Mariane y le preguntó a que se debía su presencia.
Mariane agregó: -vengo a conversar con usted porque la empresa ha enviado a mi casa la billetera de mi hermano y sin más explicación me la entregó. Estoy preocupada por él y su paradero, solo tengo su cartera, documento y tarjetas de crédito.
Sorprendido contestó el gerente: -no tengo conocimiento de lo que usted me habla, debe ser el personal de servicio el que encontró la billetera y el jefe de esa sección la envió a su casa. Voy a pedirle que venga para que hable con usted-.
Mariane indignada con la actitud indiferente del jefe de su hermano añadió: -supongo que tampoco conoce el paradero de Joel-.
-Supone bien señorita, no sé donde está su hermano- contestó y salió de la sala para llamar al jefe de servicio.
Fabián Caldero jefe de servicio informado de la situación se presentó ante Mariane y comentó que la billetera de su hermano la había encontrado el personal que hace la limpieza dentro del ascensor, exactamente en una esquina del piso, me la entregaron y yo procedí a enviarla a su casa. De su hermano no se nada y menos cual es su paradero.
Entonces me veo obligada- sentenció Mariane -hacer una denuncia a la policía sobre la desaparición de mi hermano dentro de la empresa donde trabaja. Como puede ver usted nadie se va de fiesta sin su billetera, dinero ni documentos que fueron encontrados dentro del ascensor en esta empresa-.
Ninguna persona del trabajo podía decir que había pasado con su hermano, no había explicación sobre su paradero. Mariane estaba al borde de una crisis de nervios, Joel no podía desaparecer sin dejar huella.
CONTINUARÁ
No hay comentarios:
Publicar un comentario