La primera reacción de todos los presentes al ver el cuadro en el que se encontraban los habitantes de la casa fue de pavor y sorpresa. Alegría y Concepción corrieron al lado de Esperancita, la amiga entrañable. La abrazaron y verificaron que estaba con vida, la policía llamó a la ambulancia, madre e hijo serían trasladados al hospital más cercano.
Roberto el hijo de Esperancita también estaba con vida pero igual que su madre se encontraba muy débil.
-¿Por qué Esperancita?- preguntó Concepción -no debiste llegar a este extremo, hubieras buscado nuestra ayuda, todas tus amigas del grupo te estaríamos apoyando-.
Esperancita solo alcanzó a decir -no quería molestar a nadie, ya no tengo dinero para vivir-.
Alegría comentó -no quiero que hables más, estás muy débil, todas tus amigas estamos contigo y vamos ayudarte a solucionar este problema, no pienses más en ello y no te preocupes-.
-No tengo dinero para pagar un hospital, es mejor dejarme morir-. contestó Esperancita con voz apagada.
Concepción con energía respondió -¡nada de pensar en morir! tú tienes muchos años de vida por delante y esto se va a solucionar-.
Mientras esperaban la ambulancia, Alegría y Concepción notaron que en la casa faltaban algunos muebles, los adornos finos, la vajilla fina, los cubiertos de plata ya no estaban, al parecer la gran amiga había estado vendiendo estos objetos para seguir viviendo. En la casa también habian cuadros de un valor considerable que pertenecían algunos pintores famosos en el país, estos no se encontraban en su lugar, las paredes lucían vacías. Notaron además que el juego de té de plata no estaba sobre uno de los aparadores en el comedor. Ese juego, lo había comprado el abuelo y era de gran valor. Constaba de una tetera, azucarera, jarrita pequeña para la leche y una hermosa bandeja todo esto trabajado en plata 925, certificada.
Esperancita había vendido sus joyas que no eran poca cosa, todas tenían piedras preciosas como diamantes, rubíes, esmeraldas que ella en los buenos tiempos solía usar para ir a las reuniones o fiestas a las que eran invitados por sus amigos de la alta sociedad. Nada de esto existía ahora, el joyero donde se guardaban se encontraba vacío. Era una gran tristeza para sus amigas ver a Esperancita en un estado de desolación y angustia, Alegría y Concepción se preguntaban, si su amiga había querido terminar con su vida porque sentía que no había otro camino. Su hijo al ver el estado de la madre también quizo terminar con su vida. Los dos no sabían que hacer ni a donde ir.
Antenor que estaba junto Alegría y Concepción comentó -su amiga ha olvidado que esta casa es un capital que ella puede usar. Vende la propiedad porque ya no la puede mantener, se muda a un departamento más pequeño y la plata restante la puede invertir para tener un ingreso mensual. Roberto puede trabajar, aun es un hombre entero, vamos a pensar como lo ayudamos a conseguir un empleo, el asunto es no perder la perspectiva de que existe una solución-.
Esperancita apenas podía escuchar la conversación de sus amigos, ella nunca se había preocupado por el dinero ni jamás llevó las cuentas de la casa, de eso se encargaban primero el abuelo y después su esposo. Es por ese motivo que no estuvo enterada de como iban la finanzas de la familia, hasta que se vio obligada a vender sus valiosas pertenencias porque ya no tenía dinero en el banco.
El abuelo en su momento había sido un hombre muy importante, era recibido en los mejores salones y fiestas. Él supo administrar su fortuna y hacerla crecer, no podemos decir lo mismo del hijo, cuando éste heredó el dinero de su padre, se dedicó al derroche con terribles consecuencias.
Por otro lado el Capitán Guzmán realizaba las investigaciones del caso junto a sus agentes para asegurar que no hubo algún delito de terceras personas. Interrogó a cada uno de los presentes que se encontraban en la casa y sobretodo a Concepción que fue la primera en notar que algo raro sucedía con su amiga. Hay que decirlo, gracias a ella se salvó Esperancita y su hijo, de no haber sido así probablemente los hubieran encontrado muertos y en estado de putrefacción. Alegría y Antenor le daban las gracias por este hecho de gran amistad.
Unos instantes más tarde llegaron la ambulancias y los paramédicos para socorrer a los enfermos, si es que así se les podía decir. Con los primeros auxilios fueron llevados en dos ambulancias al hospital, ahí se quedarían hasta recuperarse. Todo el vecindario se puso en alerta al ver llegar a las ambulancias. Se enteraron del caso de Esperancita y su hijo, se ofrecieron ayudar, en lo que hiciera falta.
Ajena a toda esta situación en el vecindario, Mariane y Alfredo disfrutaban de su cena en un elegante restaurant de la ciudad, ellos estaban felices, no había duda sobre sus sentimientos y comenzaban a vivir su romance sin temor.
Joel se encontraba lejos, en la casa de campo de sus padres, salía todas las mañanas muy temprano para hacer largas caminatas al aire libre, el viento en su rostro le despejaba la mente y encontraba la paz que tanto necesitaba en medio de la naturaleza. Por encargo de su hermana llamaba a su madre cada semana para que sepa que él está bien.
Después de disfrutar de una exquisita cena, Alfredo se ofreció a llevarla a su casa, cuando los dos llegaron habían muchos vecinos, entre ellos el grupo de amigas de Alegría. Concepción se acercó a saludarla y Mariane preguntó que sucedía por qué tantos vecinos reunidos, Beti-Flor fue la encargada de ponerla al corriente de los hechos sucedidos momentos antes. Alfredo y Mariane no salían de su asombro, no podía ser que Esperancita y su hijo pasaron por unos momentos de tanto peligro.
Antenor en voz alta pidió la atención de los vecinos reunidos en su casa: -todos aquellos que deseen colaborar con Esperancita pueden hacerlo, se va abrir una cuenta en el banco para ayudar a nuestra amiga a pagar los gastos del hospital-. En ese instante nadie dudó en querer ayudar a la estimada amiga, muchos de los presentes, se acercaron Antenor para dar su colaboración de dinero en efectivo.
Alfredo comentó a todos los vecinos reunidos en la sala: -yo me ofrezco en persona a conseguirle un trabajo a Roberto como agente de seguridad en la empresa, él puede presentarse cuando lo necesite-.
Los vecinos celebraron el ofrecimiento de Alfredo y ya sabían que él y Mariane eran una nueva pareja.
Beti-Flor al lado de Mariane comentó -mi querida amiga que felicidad saber que estás comprometida, mi deseo es que pronto se casen y sean muy felices-. sus palabras fueron sinceras.
-No, Beti-Flor- contestó Mariane -no debemos adelantarnos a los acontecimientos, no sé que puede pasar en el camino y no quiero pensar, ahora solo deseo vivir este romance que me llena de amor-. fue la respuesta de Mariane a su joven amiga, ella no deseaba ilusionarse hasta no estar segura.
CONTINUARÁ