Mariane se acercó Alfredo para saludarlo, éste se puso de pie de inmediato, se disculpó por llegar sin avisar a esas horas de la mañana:
-Mariane no quería molestar deseaba hablar contigo y preguntar si en realidad existe un futuro para nosotros, si en este momento me dices que no, yo no insisto más y nunca vuelvo a molestarte-.
-Alfredo- contestó Mariane -por favor toma asiento, no te preocupes por venir a esta hora, no es tan temprano. Con respecto a tu pregunta puede decirte mil veces si existe un nosotros, tengo que disculparme, yo estaba equivocada, me gustaría empezar todo de nuevo para que no existan dudas entre tú y yo, reconozco que mi actuación no estuvo bien, me preocupe por Joel sin considerar tu persona. Ahora puedes disculparme- sentenció Mariane.
No hubo respuesta, Alfredo se acercó a ella la abrazó y besó, los dos deseaban un nuevo comienzo, en ese momento no existía el mundo a su alrededor. Se prometieron que antes de decir algo debían pensarlo bien. En ese instante llamó Alegría: -¡Mariane! ¿Quién nos visita?- preguntó.
-Es mi madre- comento Mariane -Alfredo me gustaría presentártela creo que es un buen momento-.
La madre de Mariane entró para saludar y su hija aprovechó la ocasión para presentarlos, Alfredo muy atento la saludó -señora cómo está, es un gusto conocerla-.
La conversación entre ellos fluyó amigablemente, Alegría estaba feliz de conocer a un joven tan educado y atractivo, hacía una linda pareja con su hija, los dos se veían tan bien juntos. Antenor al escuchar las voces en la sala también se acercó a preguntar quien había venido. Su hija los presentó:
-Padre te presentó Alfredo- dijo algo turbada -es mi novio-.
Antenor muy serio lo saludó, pero fue amable con él, recién lo conocía no podía hacer un juicio sobre su persona, tenía que tratarlo más a fondo.
-Ha sido un placer conocerlos pero ahora debo retirarme, tengo que ir a trabajar en realidad me vine aquí primero para despejar algunas dudas. Ahora que todo está bien debo despedirme- comentó Alfredo y se puso de pie.
Mariane lo acompañó hasta la puerta, estaba feliz que los nubarrones oscuros se hallan disipado y el cielo era más azul que nunca. Al despedirse Alfredo comentó
-Fue muy grato conocer a tus padres, creo que ahora no va existir dudas entre los dos-
-No hay dudas y todo es más claro que nunca. Joel está en la casa de campo de mis padres y va a quedarse ahí un buen tiempo, dice que desea encontrar paz y tranquilidad después de lo vivido, no quiere saber nada de nadie al menos por un tiempo-. Aseguró Mariane.
Los novios quedaron en verse para cenar, Alfredo invitó a Mariane a un restaurante muy famoso por su exquisita comida. A las siete de la noche era la cita.
Cuando Alfredo se fue, Alegría preguntó a su hija donde había conocido a este nuevo pretendiente. Mariane comentó que fue en una reunión, no podía decirle la verdad de como se conocieron porque Joel estaba en el centro de la historia. La madre no contenta con ello le hizo una serie de preguntas que Mariane supo responder y dejarla por el momento tranquila.
-Madre debo salir, tengo que hacer algunas gestiones y prepararme para regresar al trabajo, mis vacaciones se acabaron y debo confesar que fueron unas vacaciones atípicas, las que nunca voy a olvidar-.
Mariane subió a su habitación para terminar de arreglarse. Alegría en la sala conversó con su esposo.
-Antenor, estoy feliz por nuestra hija y su compromiso pero también estoy triste porque se va ir de la casa y no la vamos a ver seguido-.
-Alegría, no te adelantes a los hechos, no sabemos que va pasar, solo debemos sentir felicidad al saber que nuestra hija es feliz. Nosotros no somos eternos y ella debe encontrar su camino- respondió Antenor a su esposa. El padre no habló más pero en el fondo sentía una gran triste, su amada hija, tal vez se case y se vaya a vivir junto al caballero que había escogido. Pero existía una gran verdad, todavía debía correr mucha agua bajo el puente para que se definan las cosas. Para los padres siempre es difícil aceptar y despedirse de un hijo que se va del hogar.
Alegría tenía que darle la razón a su esposo, ellos no eran eternos, era una satisfacción saber que Mariane no se quedaba sola. En ese instante de plena conversación, la puerta de calle se abrió, era Concepción que venia a saludar a Alegría. Antenor se puso de pie y se retiró a su estudio, la vecina era muy amable pero cuando hablaba no paraba de conversar. Las amigas tenían que saludarse y hablar de sus temas pensó el esposo.
-¡Alegría!- dijo Concepción mientras abrazaba a su amiga -no sabes la felicidad que tengo de que hayas regresado de tu viaje, nuestras amigas del grupo te han extrañado tanto. Tengo que contarte algo muy importante, tienes una hija maravillosa, ella tuvo tanta paciencia conmigo y con Beti-Flor. Escuchó nuestros problemas y nos ayudó a resolver situaciones complicadas, ya te contaré más adelante los detalles-.
-Mi querida Concepción -contestó Alegría -yo también las he extrañado y no veía la hora de regresar, tenemos que reunirnos el viernes siguiente para celebrar el cumpleaños de Mercedes-.
-¡Si! de todas maneras tenemos que celebrar a Mercedes y por supuesto tu regreso- con una actitud misteriosa Concepción continuó -Alegría, no pretendo perturbarte recién has llegado pero hay algo que me esta molestando y debo decirlo- unos segundos en silencio y comentó -desde hace tres días observó que en la casa de nuestra amiga Esperancita (así la llamaban todos) no hay movimiento, nadie entra ni sale. Tú sabes muy bien que ella vive solo con su hijo y no veo a ninguno de los dos. Estoy preocupada-. concluyó Concepción.
-Mi querida amiga, seguro se han ido de viaje y no han avisado a nadie-.
-No, no Alegría, esto no es normal me parece que algo pasa, la casa esta a oscuras y no hay movimientos de vida, creo que debemos avisar a la policía o a los bomberos-. Concluyó nerviosa.
Concepción, era una persona muy atenta y siempre estaba pendiente de lo que sucedía en el vecindario, nada se le escapaba, conocía la vida de casi todos los vecinos. Ella fue la primera en enterarse que Teresita hija de otra familia del vecindario, se fugó del hogar con su novio y esto debido a que sus padres se oponían al noviazgo. La joven hasta la fecha no regresaba con sus padres, de esto había pasado más de un año. Por eso cuando ella decia algo tenían que escucharla.
Esperancita era parte del grupo de amigas de Alegría y Concepción, vivía con su hijo que era un hombre adulto. El abuelo y suegro de Esperancita hizo una gran fortuna en la época de la explotación del caucho, por ello vivieron una etapa de oro en sus vidas pero cuando el abuelo murió y el hijo heredó la fortuna, no supo administrar el dinero, gastaban como si no hubiera un mañana. Compraban joyas, hacían viajes y otros gastos sumamente costosos. En pocas palabras despilfarraban el dinero. Sumado a todo esto, las malas inversiones se llevaron la fortuna. Llegó el momento en que el dinero se acabó. Debido a esta situación el esposo de Esperancita entró en una depresión profunda y murió, dejando a su esposa e hijo en el infortunio. Para agravar el cuadro de la familia, Roberto el hijo no sabía como ganarse la vida, fue criado con demasiada contemplación y consentimiento. En resumen no tenían como vivir, al parecer las joyas de la madre también se habían acabado y no sabían que más vender para el sustento. Su situación era grave, esto último lo ignoraba el grupo de amigas del vecindario, Esperancita era muy orgullosa y nunca contó a las demás nada sobre la situación dentro de su hogar.
-Alegría, creo que debemos actuar, estoy segura que algo malo sucede - Agregó Concepción impaciente y se persignó llena de devoción.
La corazonada de Concepción podía ser cierta y para salir de dudas Alegría contestó: -Si tienes ese presentimiento y has observado que algo pasa, llamemos a la policía para que allanen la casa y puedan ver que sucede adentro-.
Antenor sin proponérselo escuchó la conversación de su esposa y su amiga, estuvo de acuerdo con Alegría.
-Ahora mismo debemos llamar a la policía pero antes de actuar, vayamos a tocar la puerta para saber si están- comentó el esposo.
-¡Antenor!- exclamó Concepción -más temprano yo llamé a la puerta varias veces, toque el timbre y nadie contesta. Estoy alarmada no sabemos nada de Esperancita y su hijo-.
El esposo sin perdida de tiempo llamó a la policía, ellos eran los únicos que podían entrar a la casa para investigar que sucedía en su interior. Cuando llegaron las fuerza del orden, comandados por el Capitán Guzmán forzaron la puerta, adentro se encontraron con un cuadro deprimente. La casa estaba en desorden y había mucho polvo acumulado como si no se limpiara desde hace varias semanas. Lo más terrible fue subir las escaleras al segundo piso, en la primera habitación estaba Esperancita en su cama, aún con vida y muy débil, en la siguiente habitación estaba Roberto hijo de ésta, también en cama y al borde del desmayo. Ambos presentaban un fuerte cuadro de deshidratación se encontraban semi inconscientes, la escena parecía de espanto. Era como si la madre y su hijo se entregaban a la muerte sin tener otro camino, ni destino.
CONTINUARÁ
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