Liza estaba nerviosa, esperaba alguna respuesta de su padre, cuanto más demoraba en decir algo, eso se podía traducía en un ¡no! rotundo. Los segundos que pasaban parecía eternos, entonces el padre por fin habló.
-Liza van ir contigo Fanny y Umberto- comentó y luego agregó. -está bien no hay inconveniente que aceptes la invitación para asistir a la fiesta de fin de año, solo pido que tengan cuidado y si vas con tu hermana las dos regresan juntas ¿está claro?- preguntó el doctor
Liza saltó de alegría, abrazó a su padre, le dio un beso en la mejilla y exclamó: -¡gracias padre! vamos a tener cuidado, es un club privado y no hay problemas con la seguridad-.
Liza sonreía de felicidad, fue a buscar a Fanny para darle la buena nueva y entre las dos elegir que vestido iban a usar para la fiesta. Ella tenía en mente un vestido de color amarillo suave que lo había usado pocas veces, estaba confeccionado con tela de gasa fina y tenía un corte muy asentador a su figura, si hacía frio en la noche llevaría un chal de hilo brillante perfecto para la ocasión.
En la sala el doctor Martel estaba serio, su esposa Felicia iba a comentar algo pero él le hizo una señal con la mano para que guarde silencio y agregó: -querida por favor no digas nada, yo sé que tu estás muy contenta de que Liza salga con Américo, pero te digo desde ahora, no estoy de acuerdo, no me agrada la situación y no voy a cambiar de idea-.
-Oscar no pretendo convencerte de lo contrario, solo quiero decir que debes tener calma, Liza es una joven prudente y se a ella no le agrada algo, simplemente se retira-. contestó Felicia a su esposo.
-Sé que Liza es una joven prudente pero Américo es un gentleman y va hacer lo imposible para conquistar a Liza. No estoy pensando mal de él, sé que es un hombre serio y correcto solo tengo algunos reparos que son para mí un impedimento-. respondió reflexivo el doctor.
Felicia hasta un punto comprendía a su esposo, la tragedia que había vivido en el pasado era para él un terrible recuerdo de su niñez, en la actualidad las cosas habían cambiado, pero no había manera de hacerlo pensar diferente. El padre quería un mundo sin sufrimientos para sus hijas y ella no sabía si eso podía ser posible.
Al día siguiente en la casa del Doctor Martel se vivía momentos de algarabía, en la noche era la fiesta de año nuevo, Liza y Fanny se preparaban para lucir espléndidas con su arreglo, vestidos y zapatos, debían hacer juego con las carteras. Las dos hermanas habían separado cita en el salón de belleza, querían arreglarse el cabello para que todo vaya de acuerdo con la ocasión. Merry veía ir y venir a sus hermanas con los vestidos en las manos para mostrárselos a su madre y ella les daba el visto bueno. Felicia como siempre apoyaba a sus hijas y les brindaba su consejo y aprobación, la hija menor en cambio no tenía compromiso de fiestas, todas sus amigas se habían ido a sus casas de playa para vivir con felicidad la fiesta de fin de año.
Felicia se ocupaba de la cena para celebrar el fin de año en casa, la iban a pasar junto a Nany, su hermana Gema, Merry y su esposo Oscar. Eran las personas suficientes para celebrar una noche divertida y amena, además Felicia y Oscar en el pasado habían asistido a tantas fiestas que no extrañaba asistir a un baile. Cuando fue a un baile por primera vez con Oscar, se quedó asombrada de lo gran bailarín que era, realmente era imposible aburrirse a su lado, no paraba de bailar y lo hacía con mucha gracia y elegancia. Felicia sonreía de tan solo recordar los buenos momentos que vivieron juntos en la época de enamorados. Luego vino el matrimonio, la responsabilidad de una familia y ya no podían salir tan seguido a divertirse pero siempre que podían escaparse para ir alguna reunión lo pasaban muy bien.
Merry en la habitación de sus hermanas las ayudaba a vestirse y se reía con las ocurrencias de éstas, faltaba poco para que vengan a recogerlas. Américo había prometido llevarlas al club junto con Umberto.
Felicia terminaba de organizar la cena de la noche de año nuevo, consistía en un pollo al horno, ensalada rusa y como siempre el vino y champan para brindar luego de terminar de organizar todo en el comedor subiría a su habitación para ducharse y cambiar su ropa por un vestido elegante y festivo, sin olvidar la prenda amarilla que debía ponerse, todo se convertía en un ritual de fin de año. Los recuerdos que atesoraba de su hijas pequeñas era vestirlas con algo amarillo que significaba buena suerte para todo el año. Su gran felicidad ver a sus pequeñas vestidas de amarillo con lazos del mismo color y zapatitos blancos, sus tres hijas eran el centro de su vida.
El doctor Martel había despedido más temprano el fin año con los compañeros de su trabajo, todos juntos habian brindado por la dicha del año que iba a comenzar. Llegó a casa cerca de las ocho de la noche, antes había pasado a recoger a su madre que lo esperaba lista con su vestido elegante de año nuevo. Nany quería ver a sus nietas antes de que ellas partan a su fiesta para abrazarlas y darles el saludo de fin de año. ¡Qué felicidad! poder pasar con su hijo y su familia juntos la celebración del año que se iba.
Diez de la noche sonó el timbre de casa, era Umberto que venía para estar con Fanny y juntos partir con Liza y Américo a la fiesta. El joven estaba vestido con un atuendo elegante y propio para la ocasión, lucía atractivo, cuando Fanny bajó a recibirlo ambos se sorprendieron de verse tan elegantes formaban una pareja joven y hermosa. Toda la familia reunida en la sala conversaban Liza se veía muy bella con su vestido, la familia había felicitado a las dos hermanas por su arreglo. Al cabo de media hora sonó de nuevo el timbre, Liza corrió a abrir la puerta, sabía que era Américo y le explicó que era mejor no entrar para no incomodar a su padre: -Américo, mi padre no esta muy contento y no deseo incomodarlo, yo te prometo que le voy a dar tus saludos de fin de año. Ahora es bueno irnos pronto, voy a llamar a Fanny y Umberto-.
Américo lucía impecable con su atuendo, tenía porte para llevar la ropa... que siempre era fina y de buena calidad, nada se le podía criticar con respecto a su elegancia.
Liza y Fanny se despedían de su familia, Umberto las escoltaba hasta el carro de Américo, momentos antes Liza se despidio de su padre y lo abrazó: -Padre gracias por todo, siempre piensas en tus hijas- estas palabras las dijo a su lado y se despidio.
Las dos hijas mayores habían partido a su fiesta y a los minutos llegó la tía Gema para pasar la noche en familia, le gustaba vivir estos festejos en casa de su hermana, quería mucho a las hijas de ésta y siempre decía que eran sus herederas.
La cena transcurrió en un ambiente festivo y ameno, todos brindaban porque el próximo año sea mejor que el que terminaba. Aunque Gema no se podía quejar en los negocios, le había ido muy bien, comentaba que deseaba lo mejor para toda la familia y mucha prosperidad.
Dos de la mañana terminaba el festejo para la familia Martel, era la madrugada del nuevo año y las despedidas y brindis se acabaron.
Fanny y Liza llegaron de su fiesta a las cinco de la mañana, entraron muy despacio a su casa y se fueron a descansar, su madre las había sentido llegar y se quedó más tranquila al saber que estaban de regreso.
Mas tarde las dos hermanas en la sala contaban a sus padres lo bien que lo habían pasado, el club era precioso y su decorado de año nuevo espectacular, la fiesta y la música alegre y divertida: -madre hemos bailado sin parar toda la noche- dijo Fanny.
-Si, madre estoy de acuerdo con Fanny, todo fue muy alegre y divertido- agregó Liza.
En los días siguientes, la vida volvió a la normalidad en la casa de la familia, los festejos de fin de año terminaron y el nuevo año exigía atención. Fanny y Liza trabajaban medio tiempo en la empresa de la tía Gema y Merry se quedaba en casa iba a descansar todo el mes de enero, ella tenía otros planes en mente.
En su habitación Merry miraba con atención el calendario, la fecha, tres de enero era justo el tiempo de volver a insistir con respecto a su viaje. Su padre ya había salido a trabajar, sus hermanas también. Su madre estaba sola y se arreglaba para salir a ocuparse de unas diligencias, entonces Merry se dijo a si misma es el momento:
-Madre, ¿puedo hablar contigo?- preguntó.
-Dime querida que es lo que deseas- contestó Felicia a su hija.
-Madre, por favor necesito tu permiso para viajar, ya tengo todo planificado y sé por donde vamos a comenzar el viaje mis amigas y yo- respondió Merry.
La madre respiró profundamente como tratando de calmarse y tener paciencia con esta hija que volvía a insistir en lo mismo, se detuvo en medio de la habitación y habló con seriedad: -Merry voy a decir esto por última vez y no quiero volver a repetirlo, no vas a viajar sola con tus amigas, estoy segura que ellas tampoco tienen el permiso de sus padres, no insistas en algo que no va ser, son menores de edad y no pueden irse por un mes ni veinte días por esos caminos. Si les sucede algo cómo vamos a saber para ayudarlas. Estas son mis palabras definitivas ¡no vas a ir a ese viaje!, se terminó la discusión. ¡no insistas!-levantó un poco la voz para dar a entender a su hija que estaba molesta con su insistencia y que se terminaba el viaje sin haber comenzado.
Merry iba a insistir y su madre la detuvo: -¡No! basta ya!- exclamó -Ahora ve a tu habitación es una orden-. dijo al final.
La joven salió de la habitación de su madre llena de ira y se encerró en su cuarto, espero pacientemente a que su madre se vaya a realizar sus diligencia, estaba segura que no regresaría hasta la hora de almuerzo. Una vez sola en casa y molesta tomó su Mochila bajó las escaleras y comentó con Alejandrina: -ya vengo, voy a salir un rato-.
-Niña a donde va- preguntó la señora del servicio.
-Voy a pasear, no te preocupes-. respondió Merry, llevaba la mochila en la espalda y su dinero en los bolsillos. Salió de su hogar, tenía el itinerario de viaje en su mente, iría primero, a la casa de Ivone, una de las amigas con la que pensaba viajar, seguro ya estaba lista esperándola para viajar con el resto de sus amigas. A sus padres los llamaría desde un teléfono cuando se encuentren lejos de la capital para que se enteren donde está.
La más joven de la familia no sospechaba ni por un segundo la tormenta que se iba a desatar en su hogar, el sufrimiento y dolor que ocasionaba a sus padres y hermanas.
CONTINUARÁ
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