jueves, 19 de enero de 2017

EL ABRIGO ROJO

Ese primer día, de haber llegado a la casa, en la noche, desde su habitación Paul se comunicaba con Cristiana y le comentaba todas las impresiones de su primer día: como las personas que había conocido, lo bonita que era la casa donde iba a vivir. Le decía además que al día siguiente comenzaba  el trabajo en serio, no se podía perder más tiempo. Luego terminaron hablando de ellos y de lo mucho que se extrañaban. Cristiana comentaba con Paul como había sido su día. Era bueno pensar que la tecnología estaba de su lado para comunicarse a través de la pantalla de sus maquinas, de está manera se sentían más cerca. Conversaron por más de una hora y al final se despidieron dándose las buenas noches.  
En la casa, al amanecer del nuevo día, se reunió en el comedor para el desayuno todo el equipo de arquitectos con el  director Rodrigo del Muro, este les comunicó que irían a conocer el terreno donde se construiría la gran torre, era necesario ver el lugar para saber las dimensiones de lo que iban a construir. 
El equipo se preparó para partir a bordo de una camioneta y en otra camioneta llevaban equipos modernos para tomar las medidas y dimensiones del terreno. Desde ese momento comenzaba el trabajo y era necesario poner cuidado, la construcción  de la torre, así lo exigía.
El terreno hacia donde se dirigían quedaba ubicado a una hora de distancia de la casa, la camioneta que los llevaba iba por una autopista moderna, rodeada de grandes edificios. Al llegar al lugar se preparaban para un día de trabajo. El clima en la ciudad en ese momento era fresco esto les permitía  realizar su trabajo sin problemas.     
Como en toda construcción, los cimientos son de vital importancia porque sobre ellos descansa la construcción y en este caso lo era aun más por el tamaño y las dimensiones de la obra. La torre debía quedar perfectamente anclada al terreno para soportar los rigores del clima y la fuerza del viento. Con aparatos modernos de rayos láser se tomaban las medidas del terreno y la nivelación del mismo para comenzar a trabajar los planos y diseño de la torre.
El terreno era de gran tamaño, en él se ubicaría el edificio que estaría rodeado a su vez por jardines para darle una vista exterior ecológica y amable con el medio ambiente.
Dirigidos por el arquitecto en jefe, todos se encargaban de tomar las medidas del lugar. Rodrigo del Muro daba las instrucciones y supervisaba los detalles. Se quedaron toda la mañana y parte de la tarde para hacer el trabajo, varias veces corroboraban las medidas para que nada falle, de lo contrario seria una catástrofe y ellos como profesionales no podían permitirlo.
De regreso a la casa almorzaron y luego de un breve descanso fueron al salón donde se encontraban las mesas de trabajo, cada uno ubicado en su puesto escuchaba atento las indicaciones del director que por su experiencia sabia que se debía hacer, pero él también exigía a la vez que cada uno de los arquitectos expongan sus ideas y diseño.
En las siguientes semanas el ambiente de la casa, era de trabajo. En el equipo de arquitectos no había diferencias entre hombres y mujeres, todos eran profesionales del mismo nivel y trabajaban igual, aportaban e intercambiaban ideas. Los planos y el diseño comenzaban a tomar forma. En algunas ocasiones se tenia que volver a comenzar porque las exigencias en la estructura de la torre a si lo requerían. Tenían que asegurarse que cada detalle encaje con precisión y armonía.
En la mesa de trabajo también se hablaba de los materiales a usarse, estos tenían que ser de calidad y comprobada resistencia. El tamaño de la obra monumental era importante.
Como siempre Paul y Cristiana se comunicaban todas las noches, cada uno comentaba como había sido su día. El extrañarse hacia más difícil la distancia. Se sentían bien cuando conversaban y se veían por la pantalla, no era la misma sensación de estar uno al lado del otro pero aceptaban la realidad. Siempre se conectaban a la misma hora.
Mientras Paul estaba lejos realizando su proyecto, Cristiana también se dedicaba a los suyos. Trabajaba en el día y estudiaba de noche en la universidad para obtener su titulo y especializarse en finanzas. Mery e Ignacio habían tomado sus caminos, los amigos ahora se reunían cada vez menos ya no tenían tiempo, sus ocupaciones los habían llevado por diferentes rumbos y aun se alejarían más porque Ignacio había aceptado un trabajo que lo llevaría a vivir por dos años a una ciudad del interior del país.
Era natural era parte de la vida que cada uno tome sus decisiones, Cristiana estaba sumergida en su trabajo y estudios, había conocido gente nueva y nuevas amistades, su mundo había crecido.
Unos días antes que Ignacio parta hacia su nuevo trabajo, Mery y Cristiana le hacían una despedida, pasaría un tiempo muy largo para volverse a ver, los tres lo sabían y aceptaban que así debía ser, al final de la despedida brindaron por su amistad y por volverse a encontrar alguna vez.
CONTINUARÁ.  
                

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