Su madre la consolaba y daba gracias a Dios porque la caída no tuvo consecuencias más graves.
Cristiana también consolaba a su amiga y le decía:
-Has tenido suerte, pudo ser peor el accidente, piensa, si la columna o el cuello se hubieran visto afectados. Nunca debes estar distraída cuando bajes una escalera.
Mery lamentaba su situación y lloraba -que voy hacer ahora, no puedo faltar a clases estamos para terminar el ciclo. Sé que me he salvado de un accidente mayor pero ahora no puedo faltar.
En voz alta, se prometió llegar con el pie enyesado y muletas todas las mañanas a sus clases.
Cuando Paul se enteró de lo sucedido por Cristiana, fue de inmediato a la clínica para visitar a su amiga, la encontró bien acompañada por sus padres y amigos.
Al día siguiente, cuando le dieron de alta en la clínica, Mery asistía a sus clases y se le veía caminar por el instituto con muletas y mochila. Su madre la llevaba y la recogía de sus clases y en las aulas sus amigos la ayudaban. Ahora tenía que adaptarse a su nueva situación.
Una semana había transcurrido desde el accidente de Mery y los amigos se habían reunido en su casa, reían con algunos inconvenientes que ahora tenía que pasar por su pie enyesado, ella misma hacía bromas al respecto.
En un momento de la reunión Paul se acercó a Cristiana para decirle que tenían que retirarse, él necesitaba hablar con ella en privado, en un lugar tranquilo. Era un tema que desde hace unos días quería conversar. Cristiana estaba intrigada por la seriedad de Paul. Se despidieron de Mery y sus amigos.
Al salir de la casa los dos caminaron en silencio, cerca había un parque, se detuvieron en el lugar tomaron asiento en uno de los bancos. La noche era tranquila, no hacia mucho frío, la luna en medio del cielo les alumbraba, Paul no sabía como empezar, pero sabía que tenia que hablar:
-Cristiana- dijo muy serio -desde hace varias semanas quería hablar de este tema pero lo he venido posponiendo. Ahora ya no puedo esperar más. Se trata de un proyecto en el que voy a participar; hace unos meses envié una solicitud para formar parte del equipo encargado del proyecto y fui aceptado. Es sobre la construcción de un edificio con los últimos adelantos y las técnicas modernas, es lo que llamamos un edificio inteligente. Tendrá ochenta pisos y se pondrá especial cuidado en cada detalle de diseño tanto exterior como interior.
Cristiana escuchaba a Paul con atención, todavía no sabia exactamente a qué se refería. Mientras tanto Paul continuaba con su relato -el proyecto se va a realizar en la ciudad de Santa Fe del Norte, esta dirigido por un arquitecto de prestigio internacional. Él, una vez al año convoca un concurso para que arquitectos recién graduados trabajen a su lado. En el grupo hemos sido seleccionados diez colegas, siete hombres y tres mujeres. Comenzáremos desde el principio, desde los planos, este es un proyecto ambicioso.
El trabajo de este arquitecto es muy reconocido a nivel internacional, ha realizado obras en varios países del mundo. Esta es una magnífica oportunidad para mi carrera porque voy aprender técnicas nuevas en cuanto a diseño, planos y construcción.
Tú sabes que la universidad te da los conocimientos pero es en la obra donde se adquiere experiencia y se aprende a solucionar los problemas, a veces hay que tomar decisiones en el momento para que la obra no se paralice, otras veces es necesario regresar a los planos para ver que se puede modificar y que no afecte el diseño- comentaba Paul con pasión
Santa fe del Norte era una ciudad próspera y moderna que quedaba al otro lado de la frontera, tenía grandes edificios y amplias autopistas. Sus recursos económicos eran abundantes, por eso una corporación importante había solicitado los servicios profesionales de este arquitecto para que realice la construcción del edificio que iba ser su sede principal.
Cristiana se alegraba por Paul, podía ver su entusiasmo y la felicidad que sentía por participar del proyecto pero a la vez sentía algo de inquietud ¿que pasaría con ellos?, no se atrevía a preguntar. Era el momento para que los dos aprovechen todas las oportunidades que les presentaba la vida.
-No puedo perder esta oportunidad, es una fortuna estar en el grupo elegido- se detuvo un momento tomó las manos de su novia y habló con sentimiento -por nosotros no te preocupes vamos a seguir juntos, es solo un año que pasará muy rápido. Siempre estaremos comunicados.
La alegría de Paul era legítima. Abrazo a Cristiana, ella no dudaba era su gran oportunidad, al final ellos eran una pareja y podían enfrentar esta nueva situación.
En medio de su alegría Paul preguntaba- ¿que te parece el proyecto? ¿ estás de acuerdo?
-No necesitas mi consentimiento, es tu decisión pero estoy de acuerdo, ¡este es tu momento!
Ella no quería ser un obstáculo en su decisión, para él era importante seguir adelante y era una prueba para los dos.
Cristiana se estremeció e interrumpió sus recuerdos de como lo había conocido. Miró el reloj de la mesita del velador, faltaban quince minutos para las cinco de la tarde y a esa hora partía el tren de Paul. Como estaba casi lista se puso el abrigo rojo y salio de su casa con dirección a la estación del tren, en el camino rogaba que ojalá pueda alcanzar a despedirse de él. A esa hora el tráfico estaba congestionado, en el taxi donde viajaba contaba los minutos, se arrepentía de haber dudado y de no estar a tiempo en la estación.
Llegó a la salida del tren con quince minutos de retraso, cuando entró en la estación vio a Paul en el embarque, esperando, corrió hacia él ¿Qué había pasado? ¿Por qué no haba tomado el tren? ¿Era su culpa que lo perdiera? ¿Acaso ya no iba a viajar? Se hacía todas estas preguntas, Paul al verla la abrazó en silencio y se quedó a su lado quieto.
CONTINUARÁ
-No puedo perder esta oportunidad, es una fortuna estar en el grupo elegido- se detuvo un momento tomó las manos de su novia y habló con sentimiento -por nosotros no te preocupes vamos a seguir juntos, es solo un año que pasará muy rápido. Siempre estaremos comunicados.
La alegría de Paul era legítima. Abrazo a Cristiana, ella no dudaba era su gran oportunidad, al final ellos eran una pareja y podían enfrentar esta nueva situación.
En medio de su alegría Paul preguntaba- ¿que te parece el proyecto? ¿ estás de acuerdo?
-No necesitas mi consentimiento, es tu decisión pero estoy de acuerdo, ¡este es tu momento!
Ella no quería ser un obstáculo en su decisión, para él era importante seguir adelante y era una prueba para los dos.
Cristiana se estremeció e interrumpió sus recuerdos de como lo había conocido. Miró el reloj de la mesita del velador, faltaban quince minutos para las cinco de la tarde y a esa hora partía el tren de Paul. Como estaba casi lista se puso el abrigo rojo y salio de su casa con dirección a la estación del tren, en el camino rogaba que ojalá pueda alcanzar a despedirse de él. A esa hora el tráfico estaba congestionado, en el taxi donde viajaba contaba los minutos, se arrepentía de haber dudado y de no estar a tiempo en la estación.
Llegó a la salida del tren con quince minutos de retraso, cuando entró en la estación vio a Paul en el embarque, esperando, corrió hacia él ¿Qué había pasado? ¿Por qué no haba tomado el tren? ¿Era su culpa que lo perdiera? ¿Acaso ya no iba a viajar? Se hacía todas estas preguntas, Paul al verla la abrazó en silencio y se quedó a su lado quieto.
CONTINUARÁ
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