domingo, 30 de julio de 2017

UNA NOTICIA

Salvatore caminaba sin rumbo por las calles céntricas de Roma, las altas temperaturas abrazaban la ciudad, era el mes más caluroso  del verano.
La noticia que había recibido lo dejó atónito, sin habla, no podía comprender, él tenia recién veintinueve años y se suponía una vida por delante. 
Ahora el destino le jugaba una pasada. Recién se daba cuenta porqué estaba sufriendo cambios en su cuerpo pero sobretodo el porqué  de esos terribles dolores de cabeza al punto de no poder concentrarse en el trabajo. 
Su padre que era doctor, le había aconsejado que vaya al consultorio de un amigo y colega que era especialista en todo lo referente  a cabeza. Su padre era cardiólogo, no podía examinarlo, además es bien sabido que los médicos prefieren derivar a sus parientes a otros colegas para ser examinados. 
Un día antes había pasado por exámenes completos de cabeza y exámenes de neurología.
Al día siguiente en la  mañana, recibía los resultado en la clínica del doctor que lo atendió. 
El doctor Francesco era el especialista y habló personalmente con Salvatore, le explicó detalladamente  lo que pasaba con él, comentó además que era necesario comenzar cuanto antes el tratamiento para aliviarse o al menos sentirse mejor. En estos casos el tiempo es importante.  
Salvatore guardó silencio un instante, luego le pidió al doctor que no le diga nada a sus padres, él quería hablar  con ellos para contarles lo que estaba sucediendo. 
Desde el momento que el doctor le dio la noticia, habían pasado varias horas. Camino por las calles de la ciudad para serenarse y tratar de comprender su mal.  Se detuvo en un café  situado en una calle tranquila  lejos del bullicio del centro, tenía  que pensar como iba hablar con sus padres y cuál sería su decisión. 
Bien entrada la noche llegó a su casa, sus padres lo estaban esperando en la sala, preocupados, preguntándose donde estaba su hijo, por un momento pensaron lo peor pero al verlo llegar sintieron un gran alivio.
Salvatore saludo a sus padres y les pidió sentarse para conversar con ellos. 
-Papá, Mamá quiero decirles algo pero les pido no ser interrumpido hasta que termine.
Serio y tranquilo comentó:              
-Padre, el doctor Francesco, tu amigo y colega que me ha revisado completamente y después de todos los exámenes necesario, hoy día en la mañana me entregó los resultados. 
Hemos conversado ampliamente de mi estado de salud, yo le pedí que sea directo y me diga sin temor la verdad. 
Entonces, el doctor me dijo que tengo un tumor cerebral que no hay duda al respecto, no se puede operar por la zona donde se encuentra ubicado.
Debo comenzar cuanto antes el tratamiento de quimioterapia para combatirlo. 
Si Salvatore no comenzaba  el tratamiento, solo le quedaban seis meses de vida, así de claro y directo fue el doctor. 
Los padres miraban a su hijo, su madre se puso de pie no pudo conservar la serenidad y comenzó a llorar, el padre se contuvo pero habló para reconfortarlo.
-Hijo, Francesco es una eminencia en su especialidad ponte en sus manos y comencemos mañana mismo  el tratamiento. 
Salvatore se puso de pie abrazó a su madre le pidió tranquilidad y comentó -Padre no dudo que el doctor Francesco sea una eminencia pero no voy a entrar a ningún tratamiento, les pido por favor comprendan mi situación y mis deseos, no estoy en contra de la ciencia pero la quimioterapia es demasiado agresiva y no quiero pasar por las consecuencias que deja el tratamiento. He visto de cerca a un amigo sufrir los estragos secundarios del tratamiento y al final terminar muriendo.
-No todos reaccionan igual al tratamiento, cada cuerpo es diferente, no puedes negarte está oportunidad de cura- contestó su padre para tratar de convencerlo.
Su madre también le suplicó que entre al tratamiento -eres nuestro único hijo, te pido haz caso a tu padre, él sabe de lo que está hablando. 
Salvatore beso a su madre en la frente le pidió que vuelva a tomar asiento, a su padre le pidió lo mismo.
El hijo de pie frente a sus padres con toda la serenidad que podía sentir comentó -por favor, si tengo el cáncer y solo me quedan seis meses de vida, quiero vivir a mi manera ese tiempo, ustedes comprendan mis palabras y mi deseo, no voy a cambiar de idea, es más, mañana mismo voy a renunciar a mi trabajo y prepararme para hacer un largo viaje.
El trabajo que desempeñaba era de asesor, Salvatore se había recibido de ingeniero ambiental y daba asesoría a varias empresas. 
Los dolores de cabeza que sufría en los últimos tiempos le quitaban la capacidad de realizar bien su trabajo.
El amaba la naturaleza, amaba estar cerca al mar, en sus vacaciones de verano se iba a una ciudad al norte de Italia, Rappalo, para surfear, era eso lo que más le gustaba.
En los días siguientes preparó su viaje dejó todo en orden, alistó sus maletas, compró su pasaje de avión. 
Su destino viajar al otro lado del mundo, el lugar escogido: Costa Rica, sabía que ese país tenía una gran actividad en cuanto al turismo ecológico  y él de eso entendía bien, era su carrera. 
Su intención no era hacer sufrir a sus padres pero si estaba cerca a ellos y verlos tristes lo mataría en pocas semanas. 
Salvatore tenía la esperanza de si llevaba una vida tranquila, sin estrés, se alimentaba sanamente y hacia ejercicios diarios, podría tener más oportunidades de vivir. 
El día señalado para su viaje sus padres lo acompañaron al aeropuerto se despidieron de él con abrazos, le dijeron que lo llamarían todos los días. Salvatore se despidió de ellos subió al avión, no tenía idea que pasaría con él. 
Sus padres lloraban la decisión del hijo pero no podían hacer nada, solo respetar sus deseos.   
El avión levantó vuelo y Salvatore por la ventana se despedía de su querida ciudad, de su vida hasta ese momento y se embarcaba a un destino desconocido.  
CONTINUARÁ     
     
    
   

domingo, 23 de julio de 2017

¡TADEO!

En medio de la noche, en lo más alto del acantilado, en la zona más rocosa se vislumbraba una figura humana. Tadeo estaba sentado en un sobresaliente de la roca, pensaba, era tan fácil arrojarse al vacío y así terminar con el dolor que le apretaba el pecho.
Levantó la voz para gritar ¿por qué? desde esa altura nadie  podía oírlo, él  solo sentía el silencio y la tristeza. No comprendía lo que había sucedido todo fue tan rápido.
Valeria ya no estaba con él, ella había sido una presencia cálida en su vida, recordaba sus palabras, sus manos cuando acariciaba su cabello y decía:
-Tady- como ella lo llamaba con cariño -no te preocupes voy a estar bien, mi viaje va a durar solo tres días, sabes que tengo que ir al interior del país para terminar de recopilar datos que son importantes para la tesis.
Valeria había estudiado antropología y quería especializarse en antropología forense. Pensaba terminar lo más pronto la tesis para recibirse. 
Dos días antes ellos conversaban y Valeria le  comentaba lo que iba hacer durante el viaje de investigación para la tesis. El mismo la acompañó hasta la estación de buses para despedirse.
No podía contener las lágrimas, Valeria se había ido en un viaje sin retorno ocasionado por un accidente absurdo; como suelen ser la mayoría de accidentes. El chófer del bus perdió el control del timón en una curva peligrosa mientras subía por la cordillera y cayó al abismo.
Rescatar los cuerpos fue una tarea difícil pero lograron sacarlos.  Tadeo apenas podía disimular su dolor, quería reunirse con su novia. 
Antes de esta viaje él pensaba pedirle matrimonio, ellos habían conversado del tema pero ella le pidió esperar hasta terminar la carrera. 
-Tady después de recibirme te prometo que vamos a conversar sobre la boda y poner una fecha.
La vida les había regalado momento felices, Tadeo podía desnudar su alma con Valeria con la seguridad y confianza que ella lo escuchaba y comprendía. 
El amor los había tocado, eran amigos y cómplices. Todo aquello en un instante desapareció por ese terrible accidente. 
Para que seguir adelante se preguntaba, era mejor acabar de una vez con todo. Desde la altura donde se encontraba eran  más de veinte metros, en la parte baja pasaba una autopista que unía la costa y podía verse el mar. Los sueños y planes que tenían  juntos  se desvanecieron como si fueran pompas de jabón. 
El dolor lo consumía, de pronto Tadeo se estremeció sintió una fuerza que lo abrazaba  y una voz le decía con firmeza ¡No! entonces como si un rayo lo hubiera   
tocado, tomó conciencia de lo que estaba haciendo y lo que sucedía a su alrededor. 
En la parte baja del acantilado, en la autopista se había reunido un grupo de gente que lo vio y presentían sus intenciones, por eso gritaban alto ¡qué no!  ¡qué no acabe con su vida! 
Por un momento el dolor había nublado su razón, él mismo no sabía como llegó hasta ese lugar. 
Pegó la espalda al acantilado y con las manos se aferró a la roca 
Comprendía que nada calmaría su dolor que tenía que aceptar que Valeria ya no estaba y que debía dejarla ir. 
Más arriba del sitio donde él se encontraba, había llegado la policía y los bomberos, alguien los había llamado. 
Uno de los bomberos se deslizaba amarrado a una soga por el acantilado para llegar hasta Tadeo y ayudarlo en el rescate.
El rescatista se acercó y Tadeo levantó la mano para tomar la soga que éste le entregaba -amarra la soga con el arnés a tu cintura- le dijo e iba agregar algo más pero Tadeo hizo una señal y dijo -estoy bien, estoy bien, no hay problema. 
Cuando los dos hombres llegaron a la parte de arriba del acantilado se acercó a Tadeo un paramédico para examinarlo, hablar con él y reconfortarlo, pero lo último que Tadeo quería era oír palabras de consuelo, no quería escuchar a nadie, por eso repetía varias veces que estaba bien. 
 El policía se acercó a Tadeo para decir algo y éste le dijo -no se preocupe oficial, estoy bien 
-No quieres que te llevemos a tu casa, ya está amaneciendo- contestó el policía 
-No, lo que necesito es caminar, es despejar mi mente, este incidente no va a suceder de nuevo- decía con seguridad, no quería ser descortés, ni mal educado con las personas que lo habían rescatado.  
Con las manos en alto agradeció  a todos por haberlo ayudado y comenzó  a caminar para cruzar la pista, los bomberos y el policía lo veían  alejarse. 
Ya comenzaba amanecer, el frío viento de la madrugada golpeaba suavemente su rostro, Tadeo sentía la vida en cada poro de su piel,  él amaba a Valeria pero también amaba la vida y quitársela no era la solución a nada. Estaba seguro que esa fuerza que lo abrazó en lo alto del acantilado era Valeria solo ella podía preocuparse así por él. 
El dolor que ahora sentía, solo  el tiempo lograría  calmar, el recuerdo de Valeria, su presencia, sus palabras siempre estaría con él. 
Cada domingo  le llevaría las flores que tanto le gustaban. Tadeo caminaba despacio por el malecón, de regreso a  casa, las lágrimas se deslizaban por su rostro, él estaba vivo como era en un principio y cómo así...debía  ser.       
           
             
           

domingo, 16 de julio de 2017

¿DONDE ESTÁ EL PRESIDENTE?

El presidente Ignacio Buendía y Romero rodeado de su esposa, hijas, su vicepresidente y primer ministro se presentó ante los medios que esperaban impacientes desde hace varias horas para hablar con él. 
Presidente ¿por qué tantas horas  de su ausencia? ¿por qué se ha reunido con su equipo de gobierno un domingo en la tarde? ¿hay una crisis en su gabinete? ¿existe alguna causa grave que lo ha retenido en la casa de gobierno? estás y  otras preguntas más hacían los periodistas cuando se acercaron al presidente. 
Ignacio Buendía y Romero contestaba con calma una a una las preguntas de la prensa, los medios escritos y hablados no cesaban de preguntar.
-No existe crisis en mi gabinete, recién estamos comenzando mi mandato- fue lo primero que aseguró para dejar tranquilos a los medios -ha sido una tarde extraordinaria de trabajo para afinar algunos puntos sobre los que vamos a trabajar en las siguientes semanas.
¿Cuáles son esos puntos presidente? ¿podría usted detallarlos? seguían preguntando inquisitivos los periodistas.
-En su momento, yo mismo voy a informar a la prensa. Todavía hay temas que se tienen que revisar pero nos vamos a ceñir a nuestro plan de gobierno, vamos a trabajar para reactivar y modernizar el país en  esto pido el apoyo de todos.           
El periodista Felipe Durero que se encontraba cerca al presidente preguntó:
-Señor usted siempre ha sostenido qué los domingos son días de descanso con la familia y amigos ¿por qué ahora ese cambio repentino?
-Sostengo mis palabras y no es ningún cambio repentino, lo de ahora ha sido una situación extraordinaria,  que no se va a repetir salvo que se necesario o urgente- dijo con firmeza Ignacio Buendía.
Las preguntas continuaron y las respuestas fueron serenas y claras, con esto el presidente despejaba las dudas de la prensa. Los medios querían información y el presidente comprendía que ese era su trabajo.
Después de más de media hora contestando preguntas el presidente dio por finalizada la reunión.
-Señores mañana es lunes, es un día de trabajo fuerte y todos tenemos que irnos a descansar- levantó la mano, se despidió de la prensa y camino con su familia al interior de la casa de gobierno seguido por Luis Erasmo y Adán Herrera. 
Los medios informaban desde las afueras de la  casa de gobierno las ultimas noticias y lo que había declarado el presidente.
Luis Erasmo y Adán Herrera se despedían de la familia presidencial y para evitar más preguntas salían por las puertas laterales de la casa.
Para todos había sido un día lleno de tensión, la ausencia de tantas horas de la figura presidencial creó una crisis que no se sabía como resolver.
Ignacio Buendía y Romero llamó a su secretario Agustín mientras sus hijas y esposa subían al segundo piso.
-Tengo que agradecer la forma en la que llevaste la situación, sin crear escándalo o dar señales de pánico. Sé que lo hiciste por mi seguridad y la del gobierno ,ahora ve a descansar,  tu familia te espera  
El presidente subió las escaleras  al segundo piso, quería estar al lado de su familia. 
Su madre, esposa e hijas eran las mujeres de su vida y él se sentía feliz de estar rodeado por todas ellas.
Cuando estuvo a solas con su esposa María Inés le contó los detalles y el porqué de su ausencia, le mostró el pasaje secreto por donde había salido y le dijo que por el momento era conveniente no hablar con nadie sobre esto así se evitaban habladurías  y confusiones.
-Ignacio, comprendo le que querías hacer,  pero el no saber lo que pasaba contigo nos preocupo tanto a tu madre ya mí e imagino que lo mismo sucedía con  Luis Erasmo y Adán Herrera. 
No lo olvides tú eres el presidente no puedes salir sin decir donde vas- comentaba María Inés a su esposo.
-Tienes razón esto ha sido algo extraordinario, ahora toda mi atención debe estar en el trabajo.    
Las horas que el presidente estuvo de incógnito caminando por las calles de la ciudad habían sido de reflexiones y decisiones. De alguna manera quería sentir, saber lo que el ciudadano de a pie vivía en su día a día.
Reconocía que él había sido afortunado al tener una vida cómoda con acceso a buenos estudios. Deseaba lo mismo para toda la población, pero estos cambios  no eran fáciles, tenía que ser realista en un país con tantos problemas como el nuestro.  
Los grandes cambios necesitaban políticas de estado para avanzar, era importante comenzar cuanto antes aplicar las medidas y correcciones.             
       
María Inés escuchaba con atención a su esposo ella  apoyaba y comprendía en toda su dimensión  el trabajo que iba a realizar en las semanas siguientes 
Sus hijas ya dormían en sus habitaciones, era mejor que ellas ignoraran los detalles del pasaje en la casa. Eran niñas y podían comentar entre sus amigas. Lo que Ignacio no deseaba era que se creen historias  equivocadas y exageradas sobre esto. 
El hablar con la prensa de inmediato había sido lo mejor para despejar dudas. Se tenía que comenzar a trabajar en un clima de tranquilidad.
Él había escogido presentarse a las elecciones de gobierno, tenía que estar a la altura de las circunstancias y hacer bien su trabajo si de veras quería cambiar la realidad actual. 
Al día siguiente tenia reunión  con su gabinete y una agenda llena de trabajo era mejor descansar, besó a su esposa y le dio las buenas noches.
Al día siguiente Felipe Durero escribía en su columna: Ha sido un domingo diferente, la ausencia del presidente por varias horas  nos hizo pensar que algo grave sucedía en el interior de la casa de gobierno  pero él mismo con sus palabras ha despejado nuestras dudas, ha sido categórico y nos aclaró que todo esta bien. 
Nosotros esperamos que así sea, deseamos que este nuevo gobierno cumpla con lo prometido y cree esperanza, desarrollo, futuro.     


FIN



domingo, 9 de julio de 2017

¿DONDE ESTÁ EL PRESIDENTE?

La hora avanzaba, la tarde comenzaba a oscurecer.  En la casa de gobierno aún no se sabía nada del presidente su paradero era desconocido, él había desaparecido de un momento a otro  en el interior de la casa. 
Luis Erasmo el vicepresidente levantó el teléfono para llamar a la esposa del presidente, María Inés. En ese momento intervino Adán Herrera el primer ministro para comentar:
-Luis Erasmo si llamas a María Ines  vas a crear confusión y expectativa, sabemos que el presidente no está con su familia.
-¿Y que podemos hacer?, seguir cruzados de brazos, esperando ¡qué!
Esta es una situación delicada, voy a llamar a María Inés, es necesario que  todavía ella no regrese a la casa de gobierno, así evitaremos más confusión con la prensa. Ellos están afuera esperando respuestas de nuestra parte-  Entonces, Luis Erasmo levantó el teléfono y cuando María Ines estuvo al habla, Luis Erasmo después de saludarla dijo: 
-María Inés lo que te voy a decir es algo atípico pero es necesario que comprendas que no puedo dar explicaciones por el momento, solo pido que me escuches. 
-¿Qué sucede Luis, pasa algo grave con mi esposo? él no ha venido en toda la tarde a la casa de su madre.
-¡No! no sucede nada con Ignacio solo quiero pedirte que aún no regreses a la Casa de Gobierno, nosotros te vamos avisar. Comprende por favor. 
María Inés aceptó la petición del vicepresidente, no, de muy buena gana y colgó el teléfono. No estaba conforme con la explicación,  esperaría un tiempo razonable  y luego llamaría directo al celular de su esposo.
La preocupación para resolver este problema inquietaba al primer ministro no estaba de acuerdo con la llamada a María Inés pero era mejor  que ella  no regrese todavía, así se evitaban  especulaciones.
En la oficina del presidente, el ambiente no era el mejor, los ánimos comenzaban a caldearse nadie sabía que había pasado con él. 
Ignacio Buendía y Romero al margen de estas preocupaciones en la Casa de Gobierno, caminaba por las calles de la ciudad al amparo de no ser reconocido y sentir la libertad de ser un ciudadano anónimo. 
Sus pensamientos y preocupaciones estaban en ese momento en  cómo ejecutar las obras de su gobierno. Comenzaría por lo más urgente: dictar las medidas necesaria para reactivar la economía, y crear fuentes de trabajo, las grandes obras en infraestructura que eran necesarias para el desarrollo se comenzarían a realizar, dentro de las normas estrictas de control. No quería que su plan de gobierno quede en deseos o sueños. El país necesitaba con urgencia comenzar a modernizarse y a cambiar. Era una realidad que no podía esperar. 
Mientras caminaba  por las calles,  sintió un leve cansancio, vio un cafetin  y entró en el local para tomar un café y unos peinecillos dulces, se percató de la hora, eran las seis y algo más de la tarde. Pensando en todos sus proyectos había perdido la noción del tiempo.                   
Se acordó de su familia y el almuerzo,  además en la casa de gobierno, nadie sabía donde estaba, seguro, pensó  que se había armado una gran dilema. Tenía que terminar pronto el café y regresar. La forma en que salio de la casa, con seguridad había creado desconcierto en el secretario Agustín. Justo cuando terminaba el último de sus panecillos en la televisión del local pasaban las ultimas noticias de las seis de la tarde.  
-Se ha creado cierta confusión  al no ver salir al presidente  junto con su familia. El arribo del vicepresidente y el primer ministro a la casa de gobierno en una tarde de domingo nos hace preguntarnos si algo grave sucede al interior de ésta-  Comentaba la periodista en las noticias. 
Ignacio Buendía escuchó estos comentarios y se apresuró en terminar el café, pagó la cuenta y salio del local  a buscar un taxi que lo lleve a la misma calle por donde había salido. 
En el camino de regreso pensaba que ese pasaje secreto en la casa de gobierno seguro había sido construido con la intención de salir rápidamente  en caso de un golpe de estado o de un incendio aunque el caso primero, en la actualidad era impensable.   
Al llegar al lugar espero que el taxi desapareciera en la calle  y entró por el pasaje secreto de la casa. Se deslizó por un rincón del jardín y llegó hasta la puerta de vidrio de su oficina al abrirla se encontró con Luis Erasmo, Adán Herrera y Agustín el secretario que lo miraban como si fuera un aparecido que regresaba del otro mundo 
-¡Ignacio! levantó la voz el vicepresidente -¿Cómo es posible? ¡donde has estado! te hemos buscado por todos lados, tú no puedes desaparecer de esa manera sin decir nada. No es correcto. 
Solo la amistad entre los dos hombres le permitía tener esa actitud a Luis Erasmo pero Ignacio  Buendía y Romero lo detuvo haciendo un gesto con la mano para que baje la voz.
-Luis Erasmo no voy a permitir que me hables en ese tono, somos amigos pero ahora, estas hablando con el presidente. Si te calmas voy a decir donde estaba.
De inmediato se dirigió al secretario para que lo comunique con su esposa, tenía que hablar primero con ella. Después que habló con María Inés  pidiendo que regrese a la Casa de Gobierno, más tarde él le explicaría lo sucedido. Luego habló con su madre para disculparse y le prometió que el domingo siguiente estaría con ella en el almuerzo.
Una vez que hubo terminado su conversación telefónica pidió al secretario salir de la oficina porque solo quería hablar en privado con su vicepresidente y el primer ministro, pero antes dijo:
-Agustín avísame ni bien el carro con mi familia este pasando la reja de la casa, quiero salir a recibirla en la puerta. 
Al quedarse solos los tres hombres Ignacio Buendía les comentó rápidamente cómo había salido de la casa y a donde había estado. No se iba a castigar a nadie en el servicio de seguridad porque ellos habían cumplido su trabajo.
Luis Erasmo y Adán Herrera se asombraron al enterarse del pasaje secreto, no sabían de su existencia.  
-Ignacio, tú no puedes desaparecer de esta manera- dijo más calmado Luis Erasmo -si no sabemos sabemos cuál es tu paradero, se crea un problema y un vacío de poder, te guste o no, el presidente le pertenece a la nación y es necesario cuidar su persona.
-Entiendo todo lo que me estas diciendo, esto no va a pasar de nuevo, fue necesario salir de esa manera porque quería ser por un momento un ciudadano más en las calles de la ciudad.            
     
Esta conversación tiene que quedar entre nosotros nadie debe saber que ha pasado durante estas horas. Adán Herrera el primer ministro comentó -en la puerta de calle esta la prensa vas a tener que hablar con ellos.
-No te preocupes hablaré con ellos, eso no es problema. Como les he comentado no ha sucedido nada que este en conflicto   con mi investidura de presidente. Si tengo que salir ustedes estarán enterados de mi paradero- volvió a recalcar Ignacio Buendía. 
Para terminar, quiero pedirles que mañana lunes muy temprano tengamos una reunión de gabinete es necesario comenzar a trabajar con el plan de gobierno. 
En ese momento entró el secretario a la oficina para decir que el carro con su familia estaba cruzando la reja. 
Ignacio se dirigió a Luis Erasmo y Adán Herrera -les pido que ustedes me acompañen y cuiden mis espaldas, yo en todo momento hablaré con los medios. 
El presidente salió a la puerta de la casa de gobierno a recibir a su familia, abrazó y besó a su esposa e hijas y luego invitó a los medios allí reunidos para contestar sus preguntas.
CONTINUARÁ.    

domingo, 2 de julio de 2017

¿DONDE ESTÁ EL PRESIDENTE?

En la oficina presidencial la preocupación era extrema, el vicepresidente, Luis Erasmo y el primer ministro Adán Herrera habían escuchado atónitos las palabras del secretario  Agustín con respecto a lo sucedido con el presidente. Después de la primera sorpresa no sabían que decir o como actuar. El vicepresidente Luis Erasmo preguntó varias veces al secretario si estaba seguro de lo que decía y éste todas las veces contestaba lo mismo que habían buscado al presidente Ignacio Buendía y Romero en toda la casa, y no estaba, sabía que tampoco se encontraba con su familia.
-Señor Luis Erasmo si no fuera tan urgente no los habría molestado a usted ni al primer ministro en un día domingo- comentó el secretario preocupado de lo que podía venir ahora. 
Luis Erasmo conocía bien a Ignacio Buendia y Romero desde de la época de estudiantes, sabía que él era una persona seria y confiable, entonces se preguntaba ¿donde está el presidente? 
Tres días antes de este fatídico domingo, eran las seis de la mañana y en la casa de gobierno la familia se preparaba para un día de trabajo y estudio. María Inés la esposa se ocupaba de atender a sus hijas adolescentes para que se alisten y vayan al colegio, ella misma tenía una agenda ocupada porque ese día visitaría varios colegio como invitada. 
El presidente Ignacio Buendía había terminado de bañarse y entraba al dormitorio cuando tropezó con un pedazo de alfombra en el corredor, estas habían sido cambiadas unas semanas antes al encontrarse en mal estado. Por un descuido el presidente fue a dar con todo el peso de su cuerpo, primero sobre la pared y luego al piso, al intentar ponerse de pie vio con asombro que la pared  de la habitación se había deslizado un poco, entonces empujó con algo de fuerza y encontró que daba a un corredor, caminó unos metros bajo unas escaleras y a unos pasos había una puerta, jaló de esta que por la falta de uso estaba  atracada, logró abrirla y sorpresa daba a un rincón oculto del jardín   y a solo dos pasos a una calle poco transitada, pensó que era asombroso, él jamas había escuchado que la casa de gobierno tuviera un pasaje secreto, estaba bien disimulado en la pared del dormitorio que nunca hubiera sido detectado si no fuera por la caída que sufrió.         
Volvió sobre sus pasos, cerró la entrada del pasaje y ya en la habitación miraba la pared, era imposible detectar a simple vista la entrada, estaba perfectamente oculta.
La casa de gobierno había sufrido un terrible incendio a comienzos de 1900 y tuvo que ser reconstruida, tal vez este pasaje quedó en el olvido o los que sabían de su existencia ya no estaban en este mundo. Por el momento decidió guardar al secreto, después hablaría  con María Inés.
Terminó de alistarse y se dispuso a desayunar con su familia en el comedor, para él esto era lo más importante. Se alistaba para un día lleno de trabajo y visitas de varios funcionarios de gobierno.    
El fin de semana había llegado, el domingo temprano conversando con su esposa le pidió que se adelante para ir a la casa de su madre almorzar, él iría unas horas más tarde.
Beso a María Inés y a sus hijas y se despidió de ellas en el salón principal del segundo piso. Luego bajó a la oficina presidencial para hablar con el secretario, éste fue ahí donde lo dejó y no supo más del presidente. 
Cuando el secretario cerró la puerta de la oficina, Ignacio Buendía salio por una de las puertas de vidrio que daban al jardín y por una escalera auxiliar subió al segundo piso entró en la habitación y desapareció por el pasaje secreto hacia la calle que por ser domingo estaba aun más desierta.
En ese momento vestía ropa deportiva, un gorrito en la cabeza y lentes oscuros de sol para no ser reconocido fácilmente, su idea era pasar desapercibido y ser un ciudadano anónimo caminando por las calles de la ciudad capital del país que iba gobernar durante su mandato.
No comentó con el secretario lo que iba hacer porque deseaba caminar libre, sin custodia que lo siguiera unos pasos atrás. Quería ver la ciudad así de esta manera sin preparativos, ni protocolos.
Mientras caminaba pensaba en todo lo que tena que desarrollar´, de su plan de gobierno, era necesario comenzar a realizar las promesas que había hecho durante la campaña, no se podía perder
más tiempo, por suerte contaba con un buen equipo de profesionales que lo asistían en varias áreas.
Lo primero que tenía  claro era que él es solo un inquilino en la casa de gobierno, su idea no era quedarse más del tiempo necesario de su mandato. 
El país necesitaba obras urgentes que se realizarían  pero con licitaciones públicas nada de de elegir a dedo empresas para realizar las obras, así se evitaban que viajen bajo la mesa sobres con contenidos sospechosos y ganen licitaciones fraudulentas. Las empresas tenían que ser serias y de prestigio internacional para realizar las grandes obras de infraestructura que  necesitaba el país. 
En cuanto a economía se tenían que dar la medidas necesarias para reactivar el sector que estaba detenido y no crecía, para esto era importante  dejar de pensar en "mientras a mi no me afecte no importa"  esta idea se tenía que desterrar por que si el país se caía todos nos afectábamos todos, hasta un niño de primaria podía comprender esto. 
Aquí los empresarios tenían mucho que ver, ellos no podían estar de espaldas a la realidad, pediría su colaboración para reactivar el trabajo, si la gente no tenía dinero para ahorrar ni consumir, de nada servía tener grandes tiendas, bancos o empresas.  Él estaba seguro que los empresarios eran los primeros interesados en que la economía crezca, se reactive la construcción, las agricultura y la minería.   
Ignacio Buendía caminaba entusiasmado por las calles y seguía pensando en su plan de gobierno, en cuanto a salud y educación que eran columnas vertebrales que sostienen una nación, era importante hacer cambios urgentes. La salud y educación era para todos.
Se crearían sistemas sociales para los más necesitados pero nada de aumentar la burocracia. Se trataría para hacer el sistema más eficaz y eficiente
En educación se tendría que dar pasos adelante, este era un sector lleno de problema y era importante atenderlo con urgencia.
El tiempo transcurría y el presidente seguía su caminata por las calles de la ciudad, era realista, sabía que realizar estos proyectos no era fácil y menos en el tiempo que duraba  su mandato pero si conseguía hacer realidad la tercera parte de su plan de gobierno se sentiría satisfecho. 
Él estaba dispuesto a trabajar sin descanso, quería convertir al país en un país líder en la región. Donde se pueda invertir y crear trabajo para la población.    
Mientras no se conocía el paradero de  Ignacio Buendia en la casa de gobierno se vivía un clima de tensión, la prensa seguía esperando en las afueras, eran más de las cuatro de la tarde, el vicepresidente Luis Erasmo no podía salir a hablar con los medios y decir que el presidente había desaparecido y no sabemos donde está, solo el pensarlo era ridículo. Pero ya  al borde de la ira se preguntaba ¿qué había sucedido? ¿cómo enfrentar esta situación?,   se había creado un vacío de poder porque no se podía declara al presidente desaparecido y tampoco se podía nombrar al nuevo presidente. 
Decidió llamar a  María Inés para conversar con ella, tal vez Ignacio Buendía y Romero estaba junto a su familia... 
CONTINUARÁ.