domingo, 2 de julio de 2017

¿DONDE ESTÁ EL PRESIDENTE?

En la oficina presidencial la preocupación era extrema, el vicepresidente, Luis Erasmo y el primer ministro Adán Herrera habían escuchado atónitos las palabras del secretario  Agustín con respecto a lo sucedido con el presidente. Después de la primera sorpresa no sabían que decir o como actuar. El vicepresidente Luis Erasmo preguntó varias veces al secretario si estaba seguro de lo que decía y éste todas las veces contestaba lo mismo que habían buscado al presidente Ignacio Buendía y Romero en toda la casa, y no estaba, sabía que tampoco se encontraba con su familia.
-Señor Luis Erasmo si no fuera tan urgente no los habría molestado a usted ni al primer ministro en un día domingo- comentó el secretario preocupado de lo que podía venir ahora. 
Luis Erasmo conocía bien a Ignacio Buendia y Romero desde de la época de estudiantes, sabía que él era una persona seria y confiable, entonces se preguntaba ¿donde está el presidente? 
Tres días antes de este fatídico domingo, eran las seis de la mañana y en la casa de gobierno la familia se preparaba para un día de trabajo y estudio. María Inés la esposa se ocupaba de atender a sus hijas adolescentes para que se alisten y vayan al colegio, ella misma tenía una agenda ocupada porque ese día visitaría varios colegio como invitada. 
El presidente Ignacio Buendía había terminado de bañarse y entraba al dormitorio cuando tropezó con un pedazo de alfombra en el corredor, estas habían sido cambiadas unas semanas antes al encontrarse en mal estado. Por un descuido el presidente fue a dar con todo el peso de su cuerpo, primero sobre la pared y luego al piso, al intentar ponerse de pie vio con asombro que la pared  de la habitación se había deslizado un poco, entonces empujó con algo de fuerza y encontró que daba a un corredor, caminó unos metros bajo unas escaleras y a unos pasos había una puerta, jaló de esta que por la falta de uso estaba  atracada, logró abrirla y sorpresa daba a un rincón oculto del jardín   y a solo dos pasos a una calle poco transitada, pensó que era asombroso, él jamas había escuchado que la casa de gobierno tuviera un pasaje secreto, estaba bien disimulado en la pared del dormitorio que nunca hubiera sido detectado si no fuera por la caída que sufrió.         
Volvió sobre sus pasos, cerró la entrada del pasaje y ya en la habitación miraba la pared, era imposible detectar a simple vista la entrada, estaba perfectamente oculta.
La casa de gobierno había sufrido un terrible incendio a comienzos de 1900 y tuvo que ser reconstruida, tal vez este pasaje quedó en el olvido o los que sabían de su existencia ya no estaban en este mundo. Por el momento decidió guardar al secreto, después hablaría  con María Inés.
Terminó de alistarse y se dispuso a desayunar con su familia en el comedor, para él esto era lo más importante. Se alistaba para un día lleno de trabajo y visitas de varios funcionarios de gobierno.    
El fin de semana había llegado, el domingo temprano conversando con su esposa le pidió que se adelante para ir a la casa de su madre almorzar, él iría unas horas más tarde.
Beso a María Inés y a sus hijas y se despidió de ellas en el salón principal del segundo piso. Luego bajó a la oficina presidencial para hablar con el secretario, éste fue ahí donde lo dejó y no supo más del presidente. 
Cuando el secretario cerró la puerta de la oficina, Ignacio Buendía salio por una de las puertas de vidrio que daban al jardín y por una escalera auxiliar subió al segundo piso entró en la habitación y desapareció por el pasaje secreto hacia la calle que por ser domingo estaba aun más desierta.
En ese momento vestía ropa deportiva, un gorrito en la cabeza y lentes oscuros de sol para no ser reconocido fácilmente, su idea era pasar desapercibido y ser un ciudadano anónimo caminando por las calles de la ciudad capital del país que iba gobernar durante su mandato.
No comentó con el secretario lo que iba hacer porque deseaba caminar libre, sin custodia que lo siguiera unos pasos atrás. Quería ver la ciudad así de esta manera sin preparativos, ni protocolos.
Mientras caminaba pensaba en todo lo que tena que desarrollar´, de su plan de gobierno, era necesario comenzar a realizar las promesas que había hecho durante la campaña, no se podía perder
más tiempo, por suerte contaba con un buen equipo de profesionales que lo asistían en varias áreas.
Lo primero que tenía  claro era que él es solo un inquilino en la casa de gobierno, su idea no era quedarse más del tiempo necesario de su mandato. 
El país necesitaba obras urgentes que se realizarían  pero con licitaciones públicas nada de de elegir a dedo empresas para realizar las obras, así se evitaban que viajen bajo la mesa sobres con contenidos sospechosos y ganen licitaciones fraudulentas. Las empresas tenían que ser serias y de prestigio internacional para realizar las grandes obras de infraestructura que  necesitaba el país. 
En cuanto a economía se tenían que dar la medidas necesarias para reactivar el sector que estaba detenido y no crecía, para esto era importante  dejar de pensar en "mientras a mi no me afecte no importa"  esta idea se tenía que desterrar por que si el país se caía todos nos afectábamos todos, hasta un niño de primaria podía comprender esto. 
Aquí los empresarios tenían mucho que ver, ellos no podían estar de espaldas a la realidad, pediría su colaboración para reactivar el trabajo, si la gente no tenía dinero para ahorrar ni consumir, de nada servía tener grandes tiendas, bancos o empresas.  Él estaba seguro que los empresarios eran los primeros interesados en que la economía crezca, se reactive la construcción, las agricultura y la minería.   
Ignacio Buendía caminaba entusiasmado por las calles y seguía pensando en su plan de gobierno, en cuanto a salud y educación que eran columnas vertebrales que sostienen una nación, era importante hacer cambios urgentes. La salud y educación era para todos.
Se crearían sistemas sociales para los más necesitados pero nada de aumentar la burocracia. Se trataría para hacer el sistema más eficaz y eficiente
En educación se tendría que dar pasos adelante, este era un sector lleno de problema y era importante atenderlo con urgencia.
El tiempo transcurría y el presidente seguía su caminata por las calles de la ciudad, era realista, sabía que realizar estos proyectos no era fácil y menos en el tiempo que duraba  su mandato pero si conseguía hacer realidad la tercera parte de su plan de gobierno se sentiría satisfecho. 
Él estaba dispuesto a trabajar sin descanso, quería convertir al país en un país líder en la región. Donde se pueda invertir y crear trabajo para la población.    
Mientras no se conocía el paradero de  Ignacio Buendia en la casa de gobierno se vivía un clima de tensión, la prensa seguía esperando en las afueras, eran más de las cuatro de la tarde, el vicepresidente Luis Erasmo no podía salir a hablar con los medios y decir que el presidente había desaparecido y no sabemos donde está, solo el pensarlo era ridículo. Pero ya  al borde de la ira se preguntaba ¿qué había sucedido? ¿cómo enfrentar esta situación?,   se había creado un vacío de poder porque no se podía declara al presidente desaparecido y tampoco se podía nombrar al nuevo presidente. 
Decidió llamar a  María Inés para conversar con ella, tal vez Ignacio Buendía y Romero estaba junto a su familia... 
CONTINUARÁ.      
               
     

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