domingo, 3 de diciembre de 2017

EL VIAJE DE REGRESO

Mientras la pequeña Bao aprendía las lecciones que su madre Liang le enseñaba todas las tardes en el comedor familiar; en la casa solo se encontraban ellas dos. 
Guo el padre de Bao estaba en la tienda trabajando todo el día. 
Liang se detenía por momentos para observar con amor a su hija  mientras ésta hacía los ejercicios de escritura que ella le indicaba. Liang pensaba que Bao estaba creciendo muy rápido, su hija era la única alegría. 
Liang nunca dejaba  de recordar a sus hijos Tian y Zhao, tenía la esperanza de saber algún día donde estaban o que había pasado con ellos. Esta era una situación que le causaba, sufrimiento y dolor.  
Liang recordaba a la abuela Xia He y la tristeza que le causó al no ayudarla para proteger a sus hijos, nunca pudo comprender su actitud. Ellas siempre se habían llevado bien. La abuela la ayudó a criar a Tian y Zhao pero llegado el momento de la terrible decisión  se puso del lado de su esposo, el patriarca Huan Yue y su vida se convirtió en una terrible oscuridad.   
¡No!...no podía perdonar a sus suegros, era imposible olvidar lo sucedido a pesar que ya habían pasado algunos años. Ella jamás olvidaría la tragedia ocurrida a  sus hijos.  
Las amigas más cercanas de la comunidad China cuando se enteraron de lo sucedido a Liang la visitaron en su casa para apoyarla, pero ella con mucha serenidad agradeció su visita y les rogó su comprensión. Liang necesitaba estar sola, no podía hablar con nadie, no deseaba ver a nadie. Las amigas se retiraron lamentando su situación y le ofrecieron su apoyo.
Solo a una de sus amigas le permitió acercarse, unos días más tarde se llamaba Jun, para ella era como una hermana. Liang se apoyo en Jun para hablar de su dolor y de sus pequeños que tanto extrañaba. 
Jun la escuchaba en silencio, se daba cuenta que el dolor estaba afectando la salud de su amiga, por eso le decía  -Liang debes tratar de sobreponerte, es difícil lo sé pero tienes que hacerlo porque sino  te vas a enfermar, piensa en tu hija Bao, ella te necesita. 
Liang escuchaba a su amiga y agradecía sus palabras, sabía que tenia razón, ella tenia que sobre ponerse.  
Liang pocas veces visitaba la tienda pero ese día era sábado y había decidido llevar a su hija a ver  las vitrinas con la decoración de navidad y los nuevos artículos que habían llegado. La tienda estaba repleta de novedades. 
Cuando Liang y su hija llegaron a la tienda, las vitrinas que daban a la calle estaban con luces de colores  y adornos navideños.  La pequeña Bao miraba deslumbrada la bella decoración, las vitrinas estaban decoradas para llamar la atención del público e invitarlo a pasar a la tienda. 
Bao no dejaba de preguntar a su madre por cada adorno, por cada luz que llamaban su atención, el gran árbol de navidad colocado en el centro de la tienda era deslumbrante. La tienda lucia adornada con regalos en cada rincón.  
La familia Tan Choi no celebraba la navidad, ellos tenían sus propias costumbres pero a su hija Bao al día siguiente de navidad siempre  le entregaban sus regalos para que ella no se sienta diferente a los demás niños que jugaban con sus nuevos juguetes. 
Guo no sabía que Liang vendría con Bao de visita a la tienda, por eso al verlas  se acercó a ellas para enseñarles las novedades que recién habían llegado.  
El padre Guo tenía para su hija un regalo, era una muñeca pero aparte de esto tenía otros regalos que se los daría al día siguiente de navidad.  
Bao abrazaba  la muñeca que le dio su padre, mientras al lado de su madre recorrían la tienda. 
Guo explicaba a Liang cada detalle, cada artículo y cada regalo. La tienda relucía de  brillo y color, la decoración había quedado perfecta para la celebración de esas fiestas.  Los empleados al ver a Liang y a su hija la saludaban, ellos muy poco la veían en la tienda.   
El público cada día repletaba el establecimiento para comprar sus regalos, faltaban poco días para celebrar la noche de  navidad. 
El trabajo en la tienda en esos días, era el doble de un día normal.
Después de pasear por la tienda y ver  todas las novedades,  Liang y su hija regresaron a la casa, era la hora de la cena y mientras Bao jugaba con su nueva muñeca, su madre se encargaba  de preparar la comida. 
Por la campaña navideña, Guo llegaba a su casa tarde, el trabajo lo mantenía ocupado hasta casi la media noche. 
Liang sirvió la cena a su hija y después  la llevó para ponerse la pijama era la hora de dormir. En la cama la niña  le pedía a su madre le cuente un cuento acerca de China.  Liang conocía muchas historias. La pequeña se durmió enseguida para ella había sido un día agitado y lleno de emoción,  la casa quedó en silencio ya no se escuchaba la voz de Bao, ella dormía profundamente.  
Liang camino despacio hasta la sala para no despertar a su hija,  se sentó en su sillón favorito desde donde  podía ver el corredor que llevaba a las habitaciones.  Así como la habitación de los abuelos se mantenía cerrada, también  estaba cerrada la habitación de sus hijos, ni Guo ni ella se atrevían a entrar, era demasiado fuerte el dolor de ver las camas vacias de sus hijos, sus juguetes o su ropa. 
En algunas ocasiones Liang   podía sentir las voces de los niños que la llamaban para pedirle que le cuente alguna una historia de las que ella conocía muy bien.   
Era la mañana del día lunes, Guo en su oficina de la tienda miraba sobre su escritorio, unas delicadas piezas de fina porcelana que sabía que a Liang le gustaban, ese sería su  regalo, se lo daría al día siguiente de navidad, a pesar de la distancia que existía entre  ellos,  él quería tener  ese detalle con su esposa.  
Guo miraba las piezas de arte, sobre su escritorio y recordaba el tiempo y su vida en China, las  tierras de su familia y los cultivo. Se acordaba como  había conocido a Liang. Ella era profesora de la escuela, en el campo muy cerca a las tierras de la familia de  Guo. 
Sin que Liang se diera cuenta, Guo la esperaba cada mañanas para verla pasar, su graciosa y delicada figura era inconfundible.   Para él,  Liang era una delicada flor del campo. 
Liang enseñaba a los niños de los alrededores, era la nueva profesora en esa provincia su familia vivía en la ciudad de Taipei. Liang era citadina pero se había acostumbrado muy rápido a la tranquilidad del campo.  
Un día Guo se presentó en la escuela para regalar a la nueva profesora una canasta con verduras frescas que su familia cultivaba en sus tierras, ese era un pretexto para acercarse a ella, conversar conocerse y luego invitarla a salir. 
Liang al principio no sabía como tomar el regalo de Guo, pero no quería ser descortés y lo aceptó. 
Las visitas de Guo a la escuela con algún pretexto eran cada vez más seguidas, de esta forma se fueron conociendo, hasta que un día Guo invitó  a Liang a salir, ella aceptó, los dos  eran amigos y podían conversar de diversos  temas. 
La timidez, las reservas de Liang habían dado paso a la amistad. Los dos paseaban por el pueblo o por el campo, Guo semanas más tarde llevó a Liang a conocer a su familia. Él patriarca Huan Yue y la abuela Xia He al conocerla la aceptaron de inmediato, estaban felices que su hijo la hubiera escogido. El cortejo de Guo duró un año y al final de éste le pidió matrimonio, Liang aceptó. Los dos estaban enamorados y sentían que el mundo les pertenecía. 
Para Guo, Liang era como una  suave brisa de primavera y Guo para Liang era fuerte como un roble. 
Los dos se casaron con el beneplácito de ambas familias que les deseaban todo el bienestar del  mundo, riqueza y salud.                  
Unos meses después de la boda sucedieron una serie de acontecimientos que obligaron a la familia Tan Choi a emigrar a las Américas. 
Con el dinero que tenían ahorrado y con la venta de sus tierras se embarcaron a la aventura de una nueva vida en un nuevo mundo. Las Américas representaban para ellos nuevas oportunidades y metas.
De pronto tocaron la puerta de su oficina, ésta se abrió y los recuerdos en China de Guo se desvanecieron, uno de los empleados lo buscaba. 
-Señor, aquí tiene el reporte de las ventas que ha solicitado, lo puso sobre el escritorio con  cuidado para no golpear ninguna de las piezas de porcelana. 
Guo miró las hojas del reporte pero antes pidió al empleado que lleve las delicadas piezas para  ser envueltas con cuidado en una caja forrada de terciopelo azul, ese era el regalo de navidad para Liang. 
El empleado se llevó las finas piezas y se retiró. Guo examinaba el reporte de ventas, estas habían subido más de lo esperado. 
La campaña de navidad estaba siendo un éxito, eso era un buen augurio, aunque su felicidad no podía ser completa y menos en esas fechas ¿cómo podía celebrar si sus amados hijos no estaban con él?, no podía abrazarlos, no podía entregarles los regalos. 
Guo seguía buscando a sus hijos, hasta ese momento no había hallado  respuestas,  tampoco sabía nada del resto de su familia al otro lado del océano.  Las noticias internacionales que llegaban  sobre la situación política en China no eran nada favorables. 
Esto le causaba un gran pesar, veía a Liang que estaba afectando su salud, los dos tenían a su hija Bao y querían también tener de regreso a sus hijos Tian y Zhao. Para que su felicidad fue sea completa. 
CONTINUARÁ    


      


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