En la comunidad china de la ciudad la partida de la familia Chan Hu causó preocupación y zozobra.
Ellos eran personas que trabajaban y atendían su negocio de ferretería, tenían muchos años viviendo en el país. Todos en la comunidad se preguntaban ¿donde habían ido? y si eran ciertos los rumores que hablaban sobre amenazas a la familia.
Un amigo muy cercano al padre de la familia comentó que eran ciertas las amenazas y que la familia no se iba a Taiwan pero no deseaban que nadie se entere de su paradero, ellos no querían dejar pistas.
Su hermano era un disidente político en contra del gobierno por la tanto existía el peligro para toda la familia Chan Hu.
Su hermano era un disidente político en contra del gobierno por la tanto existía el peligro para toda la familia Chan Hu.
El precio que ellos estaban pagando por la desobediencia del hermano era muy grande e injusto.
Liang leía el diario de su comunidad con respecto a la noticia y lamentaba como todos, la situación de la familia y su temor de ser ubicados.
Donde quiera que estén pensaba Liang, no van a vivir en paz.
Luego al final del diario se leía una pequeña noticia sobre la venta de todos los objetos de valor que dejaba la familia.
Luego al final del diario se leía una pequeña noticia sobre la venta de todos los objetos de valor que dejaba la familia.
Tanto esfuerzo y trabajo de toda una vida se iba por la borda, solo quedaba desearles que puedan vivir tranquilos al nuevo destino que se dirigían.
Eran alrededor de las once de la mañana cuando llamaron a la puerta, era su amiga Jun que buscaba a Liang para decirle si podía recibir a un nuevo alumno.
Sus otros pequeños alumnos ya habían terminado las clases, en ese momento estaba libre solo con su hija Bao, practicaban día a día la escritura que ya la pequeña dominaba bien. Liang había logrado rescatar un libro de leyendas de la China imperial que ahora ya no circulaba en su país, era un libro prohibido pero eso no significaba que no tuviera escrito hermosas historias. Con su hija leían el libro sobre cuentos milenarios.
-Liang, puedes recibir a este pequeño alumno, tiene diez años va al colegio en la ciudad pero sus padres quieren que aprenda a escribir y leer en el idioma chino- comentaba Jun a su amiga.
-Bueno no tengo inconveniente supongo que el horario será en la tarde y debe ser todos los días, como con mis otros alumnos- comentó Liang mientras guardaba el diario en una gaveta.
Jun de pronto muy seria le dijo -Liang vas a ir a la venta de objetos de la familia Chan Hu dicen que hay cosas de valor.
-No sé, no lo ha pensado, todavía no logro comprende lo que les ha sucedido. No te das cuenta de su tragedia.
-Si, es verdad pero si en la comunidad compramos sus objetos es una forma de ayudarlos...no crees.
-Si tal vez tengas razón.
Liang aceptó al nuevo alumno, su nombre era Ru Hen.
Liang aceptó al nuevo alumno, su nombre era Ru Hen.
Las semanas transcurrían una tras otra, el nuevo alumno de Liang era un niño vivaz que aprendía rápido, además de ello era un habilidoso dibujante. Liang podía ver los dibujos que hacía en un cuaderno que siempre llevaba a clase.
-Tus dibujos parecen hechos por un experto,¿quién te ha enseñado a dibujar?- preguntó Liang a su alumno Ru Hen.
-Yo solo he aprendido viendo las láminas antiguas que mi padre tiene en su escritorio y son de paisajes y rostros.
Eran dibujos tan reales que parecían querer escapar de las hojas del cuaderno. -¿quieres ser pintor cuando seas grande?- preguntó Liang
-Sí, pero todavía no sé porque mi padre quiere que lo ayude en el negocio, él dice que tengo que terminar pronto el colegio para ayudarlo.
Liang no comentó nada, pero pensaba que sería una pena que se desperdicie el talento de este niño, tal vez si ella pudiese hablar con sus padres sería distinto.
En las tardes de clases, Bao a lado de su madre leía el libro de historias, mientras Ru Hen practicaba su escritura. Su hija estaba creciendo y pronto dejaría de ser la niña pequeña que ella muchas veces acunaba.
Liang temía a este proceso porque no sabía que nuevas experiencias le traería la vida, lo único que quedaba era aceptar los cambios y las nuevas etapas porque así era el proceso de crecer. Lo mismo le sucedió a ella, vivió su niñez y juventud en China, cuando era otros tiempos y otra vida.
Una mañana que Liang tenía tiempo decidió ir a visitar a la familia de Ru Hen para comentarles los dibujos y el talento de su hijo.
A ella no le gustaba intervenir en la vida de las personas de su comunidad pero en este caso considero que era necesario, el niño era un talento y a su edad dibujar como lo hacia era extraordinario.
A ella no le gustaba intervenir en la vida de las personas de su comunidad pero en este caso considero que era necesario, el niño era un talento y a su edad dibujar como lo hacia era extraordinario.
El negocio de los padres de Ru Hen era una lavandería, Liang se presentó en el lugar saludando a los padres que la reconocieron al instante. Ella les comentó del rápido progreso del niño y de lo bien que le iba en sus clases, además tocó el tema de los dibujos y lo importante que era que él siga desarrollando su talento.
Los padres del niño fueron corteses con Liang, la escucharon atentamente y agradecieron sus palabras pero el día siguiente y los demás días Ru Hen dejó de asistir a las clases, al parecer no habían tomado con buen agrado las sugerencias de Liang.
Días más tarde Jun le dijo a Liang -hablé con las padres de Ru Hen, ellos quieren que su hijo solo se dedique al negocio cuando termine el colegio, lo siento Liang no podemos hacer nada más.
Era lamentable que los padres del niño tomen de esa manera sus palabras y pensaba en su alumno que desde temprana edad ya estaba decidido su destino, sin consultarle ni sin tomar en cuenta sus gustos y decisiones, era una actitud que no alcanzaba a comprender.
Una noche mientras cenaban en la casa de la familia Tan Choi, Guo comentaba con Liang:
-Esta mañana se acercó a la tienda el padre de Ru Hen para decirme que su hijo no asistiría más a las clases y que no debiste, según ellos, meterle ideas en la cabeza sobre sus dibujos. Yo sé Liang que tu has obrado de buena intención pero a veces es mejor no intervenir en la vida de otras personas.
-No intervine para meterme en sus vidas sino para hacerles una sugerencia de lo que estaba pasando con su hijo, ese niño tiene un gran arte en las manos y es lamentable que se pierda.
Guo le daba la razón a su esposa, él conocía a Liang y sabía que ella no era de las personas que se ponían hablar o meterse en la vida ajena.
-Solo espero- comentó Liang -que Ru Hen siga practicando la escritura, estaba muy avanzado en las clases y que logre en el futuro seguir dibujando y pintando.
Pero Liang ignoraba que en la mente del pequeño Ru Hen había sembrado la semilla de la inquietud con respecto a su arte y a la escritura, el niño se sentía cada vez más seguro de lo que quería ser en el futuro y siempre recordaría las palabras de su maestra.
El tiempo pasaba muy rápido, Bao crecía y estaba dejando atrás la niñez para convertirse en una graciosa adolescente. Todos decían que era el vivo retrato de su madre.
Bao estudia ya la secundaria y leía las historias y poemas en chino del libro de su madre, pronto cumpliría los quince años y entraba a una nueva etapa de la vida. Liang quería celebrar sus quince años pero primero quería saber que es lo ella deseaba.
Por otro lado pensaba en sus hijos y en la edad que ellos cumplirían en su hogar :Tian y Zhao, estaban por convertirse en adultos. Sus hijos serían jóvenes adultos.
CONTINUARÁ.
-Esta mañana se acercó a la tienda el padre de Ru Hen para decirme que su hijo no asistiría más a las clases y que no debiste, según ellos, meterle ideas en la cabeza sobre sus dibujos. Yo sé Liang que tu has obrado de buena intención pero a veces es mejor no intervenir en la vida de otras personas.
-No intervine para meterme en sus vidas sino para hacerles una sugerencia de lo que estaba pasando con su hijo, ese niño tiene un gran arte en las manos y es lamentable que se pierda.
Guo le daba la razón a su esposa, él conocía a Liang y sabía que ella no era de las personas que se ponían hablar o meterse en la vida ajena.
-Solo espero- comentó Liang -que Ru Hen siga practicando la escritura, estaba muy avanzado en las clases y que logre en el futuro seguir dibujando y pintando.
Pero Liang ignoraba que en la mente del pequeño Ru Hen había sembrado la semilla de la inquietud con respecto a su arte y a la escritura, el niño se sentía cada vez más seguro de lo que quería ser en el futuro y siempre recordaría las palabras de su maestra.
El tiempo pasaba muy rápido, Bao crecía y estaba dejando atrás la niñez para convertirse en una graciosa adolescente. Todos decían que era el vivo retrato de su madre.
Bao estudia ya la secundaria y leía las historias y poemas en chino del libro de su madre, pronto cumpliría los quince años y entraba a una nueva etapa de la vida. Liang quería celebrar sus quince años pero primero quería saber que es lo ella deseaba.
Por otro lado pensaba en sus hijos y en la edad que ellos cumplirían en su hogar :Tian y Zhao, estaban por convertirse en adultos. Sus hijos serían jóvenes adultos.
CONTINUARÁ.
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