domingo, 16 de septiembre de 2018

DOS PUEBLOS...DOS VILLAS

Reunidos los pobladores y las autoridades en las ultimas extensiones de tierras  donde faltaba hacer las demarcaciones de limites entre los pueblos  de Santa Emilia y San Pablo. 
La reunión se inició temprano con las palabras del alcalde Teodoro Cerillo, como siempre él muy ceremonioso y algo rimbombante dio las palabras de bienvenida a las autoridades y pobladores en general, era sorprendente pero había un gran número de asistentes, todos estaban interesados en saber como se iba a resolver el problema de límites y si todos estarían de acuerdo con la decisión. El discurso del alcalde Cerillo fue cálido y amable para dar la bienvenida a las autoridades y pobladores. Contrario a lo que era su costumbre no quizo extenderse demasiado y le cedió la palabra a su colega el alcalde de San Pablo Lázaro Ventura. 
Éste subió al podio y saludó a los asistentes con palabras amables pero a medida que su discurso avanzaba, las palabras y el tono de su voz se volvieron agresivas y violentas ¿qué pasaba con el alcalde Ventura?  porqué esas palabras, porqué ese tono agresivo para expresarse. La gente sorprendida lo escuchaba, se supone que la reunión era para resolver el conflicto de límites que por años había creado problemas entre los dos pueblos.  
El ambiente se comenzó a encender, los pobladores empezaron a protestar,  las autoridades al ver que el alcalde Lázaro Ventura continuaba su discurso agresivo, suspendieron de inmediato la reunión y se retiraban del lugar. 
Teodoro Cerillo se acercó a su colega para increparle su actitud, pero éste contestó con un desplante y lo dejó hablando solo. 
El pleito y la sin razón no quedo ahí, toda la violencia y agresividad se trasladó a los pobladores de Santa Emilia y San Pablo, se iniciaron los insultos, golpes y pleitos.  El ambiente se tornó demasiado violento y tuvo que intervenir la policía para evitar males peores. 
Los mediadores se preguntaban ¿por qué crear un ambiente de discordia si todos estaban de acuerdo con marcar definitivamente  los limites? el alcalde Ventura tenía que dar muchas explicaciones. 
Todos los asistente en general pensaban si la actitud del alcalde Ventura obedecía a intereses soterrados y conveniencias de terceros o lo que es peor a intereses ligados a su persona. 
Los directivos de la mina se retiraron del lugar, ellos no deseaban verse involucrados innecesariamente en líos que podían obedecer a intereses que nada tenían que ver con el bien común y la buena convivencia. 
Cuando se disipó el tumulto y todos regresaban a sus casas, en el camino doña Elvira, Rafaela y su hermano comentaban en la camioneta de regreso a Santa Emilia. 
-No comprendo la actitud del alcalde Ventura, ¿porqué todo ese discurso, qué es lo que pretendía?-  comentaba Tadeo muy molesto porque no se había llegado a ningún solución 
Rafaela contestó -hay intereses ocultos tras sus palabras, debemos preguntarnos de quién o de quienes. El ambiente estaba tranquilo, calmado, la gente estaba dispuesta aceptar la decisión final.  Ahora hemos retrocedido a los conflictos del pasado. 
Doña Elvira escuchaba en silencio a sus hijos, ella pensaba que los terrenos que más se iban afectar eran los suyos y los de la familia Mancilla, dueños de una gran extensión de tierras y vecinos de su fundo. Esta situación trajo a su memoria el disgusto que ella tuvo con Hipólito Mancilla un año después de la muerte de su esposo. El problema surgió por lo límites de las tierras entre ambos.
Ella no querría pensar que Hipólito Mancilla estuviera detrás de todo el lío que se había formado,  él era  dueño de muchas propiedades en Santa Emilia y tenía bastante dinero. Los Mancilla eran la familia más importante del pueblo. 
Por suerte el problema de límites de las tierras se solucionó, pero quedo cierto malestar entre ellos. Doña Elvira mantuvo la calma cuando se inicio el problema, Hipólito Mancilla era un hombre poderoso y podía complicarle la vida, ella no se amilano y le hizo frente con serenidad.        
Con el paso del tiempo Hipólito Mancilla             
aceptó de buena gana los limites entre sus tierras y quedo en paz. 
Ahora el problema era distinto, se trataba de límites entre dos pueblos.
Se podía pensar en muchas hipótesis que habían ocasionado el pleito o preguntarse tal vez...¿No estaría detrás de todo aquello Mariano Arias? que era la familia más importante y adinerada de San Pablo. 
Entre los Mancilla y los Arias  era bien conocida la discordia y rivalidad, las mismas  que se remontaban a más de cuarenta años antes cuando ambos hombres eran bastante jóvenes y llegaron  de la ciudad de Trujillo para asentarse en el lugar siendo  socios en diversos negocios que iniciaron. 
Se podía especular todo aquello pero no se podía hablar, ni señalar a nadie sin tener pruebas para llegar a la verdad.  
Tadeo dejó a Rafaela y a su madre en Santa Emilia y regresó al fundo, a esas horas la tienda  estaba atendida por Juanito; el muchacho de la entregas, que había quedado a cargo mientras doña Elvira y Rafaela estaban ausentes, cuando ellas llegaron Juanito se preparó para hacer las siguientes entregas de los frascos de mermeladas a los hoteles y restaurantes de Santa Emilia.   
Antes de partir le dio a doña Elvira una carta que había llegado, el remitente era Hipólito Mancilla, en su carta le pedía una entrevista, si ella aceptaba le comunicase la hora y el lugar para la reunión.  
Doña Elvira tenía la carta en sus manos y preguntó a Juanito ¿quien la había traído?, éste le contestó que era el mensajero de Hipólito Mancilla. Ella no tenía apuro por contestar, quería tomarse un tiempo, además ¿que quería conversar este señor?, todos los problemas entre ellos, habían quedado solucionados.
Sus dudas con respecto a la participación de Hipólito Mancilla en el problema de límites con San Pablo crecían, pero no había que adelantarse a suposiciones, sin las pruebas necesarias. 
No, ella no iba a contestar en seguida,  si aceptaba la entrevista iría con Rafaela. 
Por el momento quería mantener a su hijo Tadeo al margen de la situación no deseaba que Hipólito Mancilla interprete su actitud como un acto de  guerra o conflicto. En todo momento era necesario mantener la calma, después de todo ella no sabía de que asunto se trataba.
Rafaela vio en el rostro de su madre la preocupación y le preguntó -madre ¿por qué esa cara, de quien es la carta?
-Es de Hipólito Mancilla, me pide una entrevista, no sé de que se puede tratar, los problemas de nuestras tierras quedaron solucionados hace tiempo. Si le envío mi respuesta quiero que tú me acompañes, no quiero decir nada por el momento a tu hermano. 
-Bien madre, yo te acompaño, envía la respuesta de una vez con Juanito, no vaya ser que lo interprete como un desplante, así nos enteramos que es lo que desea Hipólito Mancilla. 
-Rafaela vamos a mantener la calma y escucharlo primero, no deseo que tú intervengas, estás de acuerdo. Temo que tu temperamento ocasione algún problema.
-No te preocupes madre yo solo iré acompañarte, pero no nos adelantemos a supuestos que pueden ser equivocados.
Doña Elvira envío con Juanito la respuesta a Hipólito Mancilla,  le dijo que la reunión podía ser en  sus oficinas, al día siguiente a la 10 a.m    
Con todo el problema que se había formado, en San Pablo los ánimos estaban encendidos. 
Los directivos de la mina fueron hablar con el alcalde Lázaro Ventura y  preguntar  porqué ese proceder de crear conflictos. 
Éste se mantuvo en sus trece y lo único que contestó -yo soy el alcalde y puedo tomar mis decisiones.
Uno de los directivos comentó-usted puede ser denunciado por fomentar la violencia, un alcalde debe manejarse con responsabilidad frente a los pobladores.
En Santa Emilia los ánimos también estaban movidos, habían discusiones y cambios de opinión, la paz que se respiró en algún momento se había esfumado. 
En la noche Rafaela y su madre conversaban en la sala de su hogar. El pueblo se había apaciguado y la gente por el momento se encontraba tranquila.
-Madre, ¿porqué existe esa rencilla entre la familia Mancilla y la familia Arias?- preguntaba Rafaela con curiosidad. Ella había escuchado algo de la historia pero no sabía bien el motivo.
-Es una historia muy larga hija, se remonta al pasado cuando recién llegaron al pueblo Hipólito Mancilla y Mariano Arias, ellos eran muy amigos y socios en ese momento. Otro día te cuento la historia ahora estoy muy cansada y tenemos que prepararnos para la reunión de mañana. 
Hipólito Mancilla es hombre cortés y educado pero puede ser desagradable cuando quiere, conozco a su esposa, muchas veces a venido a la tienda a comprar mermeladas y es muy amiga de la madre Clementina.
Rafaela se despidió de su madre y se quedó un rato más en la sala, las situaciones vividas en la mañana con el alcalde Ventura habían dejado a todos los asistentes alterados. Los conflictos del pasado volvían de nuevo a separar a Santa Emilia y a San Pablo.

CONTINUARÁ          
     
   
  
   
          
     
            


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