domingo, 29 de marzo de 2020

ALIDA Y GERVACIO

Alida escuchaba en silencio la historia de Doña Constanza, no tenía palabras que decir y hasta un punto comprendia la situación, ella no se atrevía a juzgarla.
Doña Constanza se puso de pie y comentó -ahora siento algo de alivio al contarte esta historia, pero no olvides me has prometido no contarle a nadie, confío en ti. Me despido debo irme. 
Alida cómo siempre la acompañó a bajar las escaleras hasta la calle y se despidió de su amiga. 
A la hora del almuerzo conversaba con Gervacio sobre temas generales pero no comentó en lo absoluto la conversación que tuvo una hora antes con Doña Constanza, era su promesa y debía cumplirla.
Tres días después de la visita de doña Constanza mientras Alida se peinaba frente al espejo para salir de paseo con Sebastian al malecón,  recordaba los días que vivió en la selva amazónica y después su terrible enfermedad. Ahora tenía el cabello largo y saludable y no se lamentaba de todo lo vivido y de todo lo aprendido en la selva. Siempre iba a recordar a los amigos con los que convivió en el campamento científico, ella y Gervacio.  
La temperatura en la ciudad era bastante fuerte a esa hora del día, entonces vistió a Sebastian con ropa muy fresca,  ella se puso un vestido de rayas celestes y blancas de tela ligera y ajustado en la cintura con falda amplia hasta la rodilla, cargó al bebé, tomó el cochecito, cerró la puerta del departamento y escaleras abajo salió a la calle camino al malecón que era un lugar fresco. 
Alida y Sebastian llegaron cerca al puente, ella se sentó en una de las bancas, la brisa que corría refrescaba el ambiente y entonces escuchó una voz conocida que la llamaba... ¡Alida!. Era Albertina que se acercaba a saludarla.
-Sabia que te iba encontrarte en este lugar, subí a buscarte al departamento y no estabas, entonces pensé, seguro ha ido al malecón-  y sin esperar respuesta Albertina continuó -Alida te cuento que hoy día en la mañana mi hermana Serena y mi padre se han ido a la capital porque él quería hacerse un chequeo médico y le pidió a mi hermana que lo acompañe. Ellos se van a hospedar el la casa de su hermana, mi tía Blanca. Serena al comienzo no estaba de acuerdo porque dentro de una semana viene a recogerla Edgardo, su novio y ella tiene que estar preparada. Mi padre le ha prometido que no se van a demorar, una semana es suficiente para su visita al doctor. 
-Que bueno Albertina un viaje siempre es agradable para visitar a la familia y apoyar a tu papá con su visita al doctor-  dijo Alida para  darle la razón.
-Si, eso es bueno, pero a mí me hubiera gustado ir con ellos, mi papa le pidió a Serena que lo acompañe. Ahora no importa pero el próximo viaje yo voy con él de todas maneras, solo espero que esten a tiempo para cuando llegue Edgardo. Lo que llama mi atención es que mi padre quizo viajar a Lima cuando aquí hay buenos doctores y atención en el hospital- Albertina movía la cabeza y decía esto con algo de duda. 
Alida sonriente comentaba lo hermoso que se veía el río y lo grande que era, realmente estaba impresionada. 
-El río es nuestro elemento principal, él le da vida a la ciudad pero también suele castigarla cuando crece y se desborda, es terrible como destruye todo a su paso, aunque en los últimos tiempos está tranquilo porque no hay exceso de lluvias. Este río llega a hasta la frontera y cruza el territorio ecuatoriano donde toma otro nombre que es Puyango- Albertina tomó algo de aliento y agregó: 
-Como te comenté hace algún tiempo, nosotros tenemos familia en Guayaquil, la historia comienza con mi abuela cuando ella era una jovencita y conoció a mi abuelo que también era joven, no tanto como ella. En aquel tiempo no había noción de límites, ni de fronteras y la gente iba y venía de un lado a otro sin mayor control. Mis abuelos, se enamoraron y se casaron, después de siete años mi abuelo Francisco se fue a Guayaquil, según él, solo por unos días pero pasaron tres meses y no regresaba. Los hermanos de mi abuela viajaron para buscarlo pensando que algo malo le había sucedido, pero se dieron con la sorpresa que él tenía otra familia y esto era antes de casarse con mi abuela, entonces el matrimonio con ella no tenía valor. El abuelo Francisco se quedó en Guayaquil y los hermanos de mi abuela regresaron para darle la noticia y decirle que no podían obligarlo a regresar. Con toda  esta tragedia mi abuela sufrió demasiado    
porque ella se quedó con tres hijos, entre ellos mi madre. Fue muy duro  salir adelante con tres niños, felizmente sus hermanos la apoyaron. Unos años más tarde cuando el abuelo Francisco falleció, sus hijas de Guayaquil vinieron a conocer a los hijos de Tumbes y es así como se inicia la relación de familia, algunas veces ellas vienen aquí y otras veces nosotros vamos a visitarlas. Todos los hijos decidieron olvidar que eran medios hermanos y se tratan con mucho afecto como hermanos, por eso Serena se hospeda en casa de una de las primas.
-Es toda una historia familiar y sobretodo prima la comprensión y el ser hermanos es lo más importante- decía Alida para recordar la importancia de la familia.    
Albertina se quedó mirando extasiada a Sebastian que dormía en su cochecito -cuanto ha crecido el bebé, el clima de esta ciudad le hace bien a todos y espero que te quedes a vivir muchos años aquí-.
-No se cuanto tiempo viviremos en este lugar pero no me puedo quejar, es una ciudad muy agradable, solo extraño a mi mamá con la que me comunico siempre, ella se preocupa por nosotros- decía Alida con tristeza.
Los días de calor había aumentado, esto era algo normal en la ciudad y todos los pobladores estaban acostumbrados y en medio de las alta temperaturas y  al finalizar la semana llegó a la ciudad Edgardo en su camioneta para recoger a Serena tal como lo había prometido, se estacionó al frente de la casa y se acercó a tocar la puerta la señora que ayudaba en la casa abrió y le comunicó:
-La señorita Serena no se encuentra, ella y su padre viajaron a la Lima y doña Thelma no está en este momento-. fueron frías las palabras y Edgardo solo comentó:  -voy a esperar para hablar con Thelma, gracias- cruzó la calle y espero dentro de su camioneta. 
En el interior de la casa Amada y Albertina hablaban con su madre: -porqué estas actuando de esta manera, no te das cuenta la grosero que es- decía  Amada molesta  y Albertina agregó: 
-Madre que va a decir Edgardo, él viene de tan lejos para recoger a Serena-. recapacita por favor. 
Thelma levantó la voz para poner orden -nadie debe dar su opinión  y ordenó a sus hijas no salir de la casa, sé lo que estoy haciendo- y luego camino a su habitación. 
Las dos hermanas estaban molestas con su madre, era inconcebible su actuación, no podían entender porqué que hacia eso.  
Edgardo esperó todo un día para ser recibido por la familia de Serena y no tuvo respuesta, los vecinos murmuraban y no estaban de acuerdo con la actitud de Thelma.
Doña Constanza al enterarse de lo sucedido fue hablar con ella y hacerla recapacitar, cuando las dos estuvieron frente a frente doña Constanza le habló con dureza. 
-Thelma porque haces esto, nadie comprende tu proceder, como vas a conocer al muchacho si no lo recibes y conversas con él. Tu necedad y las ganas de querrer controlar la vida de tus hijas te hace actuar de esta forma. No digas después que no te advertí, crees que Serena no se va enterar, ¿qué vas a decirle cuándo te pida una explicación?- Doña Constanza  se dio cuenta que no la escuchaba y que su presencia estaba demás, se puso de pie y se retiró de la casa sin despedirse. 
El segundo día de espera fue igual, Edgardo no fue recibido y la situación comenzaba a ser insostenible. Además de estas complicaciones, desde hace algunas semanas el clima de amistad  entre Perú y Ecuador había cambiado, no eran buenas las noticias que llegaban del otro lado de la frontera, la prensa internacional comentaba posibles enfrentamientos diplomáticos y la prensa nacional hacia lo mismo.  Habían palabras de enemistad en los noticieros de Ecuador. 
Al tercer día de espera por parte de Edgardo, la presión fue demasiada, el panorama se tornaba difícil entre los dos países y habían rumores de que la frontera se iba a cerrar por problemas políticos. 
Ese mismo día en mañana Albertina salió de su casa sin ser vista por su madre, ella quería hablar con Edgardo y explicarle la situación:
Cuando se acercó a la camioneta comentó -Te pido disculpas por el comportamiento de mi madre, pero fatalmente no te va a recibir. Serena no está en la ciudad e ignora todo lo que está sucediendo, debes irte Edgardo, van a cerrar la frontera y va hacer complicado para ti salir del país- comentaba Albertina con tristeza por  la situación.
-Albertina gracias por acercarte a hablar conmigo, quiero que le entregues esta carta a Serena, sé que ya no la voy ver,  gracias por ser la mensajera-. Edgardo se despidió y partió. 
Albertina cruzó la calle de nuevo y vió como la camioneta  se alejaba, sintió preocupación ¿qué iba a pasar cuando Serena se entera de todo?. Tal vez está era la tormenta a la que se refería doña Constanza, pero se avecinaba una tormenta peor, un clima de desavenencias entre dos países que eran vecinos. 

CONTINUARÁ               
   
            


domingo, 22 de marzo de 2020

ALIDA Y GERVACIO

La fiesta de cumpleaños de Amada recién comenzaba. Sus amigas habían llegando hasta su casa y  parte de la familia como tías y primas también. A ella se la veía feliz y agradecía a todas por su asistencia. 
Serena salió segundos después de su habitación para compartir con su hermana la reunión por su cumpleaños. Luego se acercó a saludar a Doña Constanza y ésta a su vez le presentó a Alida. 
Serena muy sonriente la saludó y comentó sobre su bebé, Alida agradeció los cumplidos. 
Serena era una joven muy agradable y cayó en simpatía con Alida. 
Doña Constanza comentó lo divertida que estaba la reunión y la cantidad de amigas que habían venido a felicitar Amada. Serena estuvo de acuerdo con ella y contestó:
-Si todas son conocidas de Amada. Me disculpan mi madre me está llamando-  y fue ayudar a su madre y Albertina  para  atender a las invitadas y a su  familia. 
Doña Constanza observaba a Thelma y a sus hijas luego comentó con Alida:
-Mi querida amiga aquí se va a desatar una tormenta de proporciones, conociendo como conozco a Thelma. Ella es una excelente madre, pero quiere dirigir la vida de sus hijas y a cada una les tiene destinado un rol. Yo tengo la  suficiente confianza y autoridad para hablar con ella, siempre he sido directa. Conocí a su madre y fuimos muy amigas, sé que Thelma me escucha, pero también es muy terca y muchas veces solo escucha  sus palabras-. decía con seriedad doña Constanza.  
Alida no sabía a que se refería exactamente su amiga, tal vez eran solo un comentario y nada más, ella era muy apreciada por la familia, eso se podía ver desde lejos. 
La reunión estaba en todo su apogeo, se había decorado la sala con muchos globos, la mesa estaba llena de bocaditos y en el centro una linda torta de chocolate esperaba para cantar el cumpleaños.   
La gran cantidad de regalos fueron llevados a la habitacion de Amada, ésta no podía sentirse más feliz con la reunión. Junto a sus amigas se tomaba fotos y era la anfitriona perfecta. 
Santo, el padre se hizo presente un momento para saludar y luego se fue, la sala de la casa estaba llena y ya no había  espacio para tanta gente. 
Alida estuvo en la reunión hora y media y después se puso de pie, era el momento de despedirse, Sebastian pronto reclamaría su atención. 
Se acercó primero a Thelma y luego Amada para desearle lo mejor en su día, se despidió de Doña Constanza, Albertina la acompaño hasta la puerta.
-Que pena que tengas que irte tan pronto Alida, pero comprendemos que tienes que atender al bebé, él está primero-. con una sonrisa muy grande le dio un beso a Sebastian y le dijo adiós.
Alida caminó solo unos pasos y subió a su departamento, era suficiente el tiempo que pasó en la reunión, con tanta gente nueva Sebastian se ponía ansioso, era solo un bebé y no estaba acostumbrado a tanta gente a su alrededor.
En la noche conversando con Gervacio, le contaba como había sido la fiesta de cumpleaños de Amada  -son tres hermanas muy unidas y se apoyan mutuamente, eso se puede ver. Thelma estaba feliz celebrando el día especial de su hija. Yo estuve al lado de doña Constanza que es muy amiga de la familia-. decía Alida y se disponía hacer dormir a Sebastian que ocupaba muchas horas de su día.  El siguiente fin de Semana Gervacio llevó Alida a conocer los Manglares de Tumbes, alistaron al bebé como siempre con todo lo necesario que podía necesitar y partieron a su dia de excursion.
Al llegar al lugar se presenta un paisaje exótico,  como un bosque que está protegido, son los Manglares que es una  zona de reserva natural.  Alida y Gervacio paseaban por el lugar, ella estaba sorprendida, con tanto bosque, nunca antes había visto un paisaje  tan asombroso, es el hogar de muchas aves y animales de tierra. Según cuentan los lugareños, viven en sus aguas los cangrejos que son fuente de trabajo de muchas familias.                
Gervacio no dejaba de explicar a Alida como se había formado el Manglar, la cercanía del mar también hacia de éste un paisaje único.  
El calor del día cada vez era más fuerte y tenían que regresar.  Siempre estos paseos eran temas de conversación entre los esposos. 
Llegaron a la ciudad más allá del medio día, por lo general el domingo era tranquilo donde  todos se dedicaban a pasear,  a descansar y a estar en familia.  
Una semana después del santo de Amada, Doña Constanza llegó a visitar a Alida. ambas comentaban lo agradable de la reunión la que duró varias horas después de que Alida se había ido: 
-La celebración del cumpleaños de Amada fue muy alegre, sus amigas del colegio y la familia le cantaron la canción de cumpleaños. Thelma es una madre orgullosa de sus hijas, ella se sentía muy a gusto rodeada de tanta gente- doña Constanza decía esto con mucha sinceridad  y aprecio por la familia. 
Después Alida sacó su cuaderno donde apuntaba las nuevas recetas que le dictaba doña Constanza eran remedios naturales para la crianza y el cuidado de su bebé, ella las apuntaba para no olvidar los detalles y reconocía  que eran efectivas.  
Doña Constanza de pronto se puso seria, su timbre de voz cambio y comentó: 
-Mi querida amiga guarda tu cuaderno, te voy a contar algo que no debe salir de esta habitación, tienes que prometerme que no lo vas a comentar con nadie, ni siquiera con tu esposo, esto ocurrió hace mucho tiempo, es algo que cometí y está  fuera de la ley-. 
Alida estaba desconcertada,  por qué tanto misterio. -Doña Constanza me está asustando, que es lo que ha pasado en su vida-. agregó  preocupada. 
-Alida primero tienes que prometerme que no  hablaras de esto con nadie, en mi familia no lo sabe  ni mi esposo, ni mis hijos- repitió doña Constanza con expresión grave. 
-No se preocupe no voy a decirle a nadie, lo que usted me diga quedará entre estas paredes pero me está asustando-. contestó Alida  por la actitud de su amiga.
-No te asustes que no he matado a nadie pero reconozco que fue algo contra la ley- miró pensativa como recordando cada detalle del pasado y comenzó su relato. 
-Sucedió hace muchos años cuando mi hija, la mayor de todos mis hijos tenía 17 años, era una joven muy linda y teníamos mucha confianza entre las dos. Azucena, ese es su nombre, me ayudaba con los quehaceres de la casa,  algunas veces la mandaba hacer las compras de lo que necesitábamos para el día. Mi esposo en ese entonces solía ir a las oficinas donde funcionaba el Ministerio de Agricultura en esa época, ellos asesoraban a los agricultores en diferentes temas sobre sus cultivos, en esas oficinas había un joven que lo atendía y era muy solicito con cualquier pedido que mi esposo hacía, él rápidamente lo ayudaba. Un día conversando con el joven, mi esposo se enteró que había llegado hace unos meses a Tumbes como empleado del Ministerio. En ese entonces la ciudad era más pequeña y todos se conocían-. La señora tomó un respiró de su relato  y le pidió Alida un vaso con agua, ella con rapidez le alcanzó una fresca limonada.
Doña Constanza un minuto después continuó con su historia -este joven del que te hablo, un buen día se apareció en la casa trayendo unos documentos que había solicitado mi esposo, tiempo después me enteré que ese había sido un pretexto para acercarse a nosotros. ¿Cuál era su intención?, pedirnos permiso para cortejar a nuestra hija Azucena. Él se había averiguado que mi esposo era su padre y al parecer había visto varias veces a mi hija cuando salía a hacer algún mandado.  Nosotros aceptamos, pero primero pregunté a mi hija si estaba de acuerdo, ella me contestó -es un joven agradable, es mejor conocerlo primero-. Esto le dijo mi esposo al joven  -si mi hija no está de acuerdo, todo queda en una simple amistad- Sergio estuvo de acuerdo y desde ese día visitaba la casa de tarde en tarde, los dos paseaban por la cuadra de una esquina a otra esquina.
De nuevo doña Constanza se detuvo para beber otro  sorbo de limonada ella por momentos se sonrojaba y siguió con su relato - como sucede muchas veces, toda la ciudad sabía de los nuevos enamorados. Un día me encontré con una amiga que trabajaba en el correo y me dijo, Constanza ese joven que pretende a tu hija escribe y recibe cartas todos los meses. Yo tomé atención de lo que mi amiga  me decía, en ese momento no dije nada pero al día siguiente la visité en el correo y le pedí por favor si tiene una carta para Sergio que me la entregue, ella guardó silencio un segundo y contestó -por tratarse de ti y para ayudarte lo voy hacer, en este momento no ha recibido carta, pero tengo una carta que el está enviando y a escondidas me la entregó con la advertencia  -llevala a tu casa, la lees y luego la traes hoy mismo porque mañana temprano sale el correo con las cartas para su destino-. 
Doña Constanza tomó un respiro y otro sorbo de limonada, unos segundos para recordar detalles exactos  y después agregó 
-Alida, con la carta en mi bolso me sentía como una delincuente camino a mi casa, sé que es un delito violentar el correo ajeno pero esto yo la hacía por mi hija, para protegerla yo no sabia quién era este joven y si tenía algún compromiso en otro sitio o estaba casado y por último, cuales eran sus  verdaderas intenciones. Mi hija solo tenia 17 años y él 27, entonces que podía hacer. En mi casa abrí la carta con cuidado con el vapor de la tetera y leí su contenido. Hice esto por varios meses y me enteré que a quien le escribía era a su madre. En sus cartas le hablaba de Azucena, de lo bien que se sentía en su compañia y también le contaba sobre  nosotros y la gran familia que eramos. Cuando mi hija cumplió 20 años se casó con Sergio y ahora puedo decir que todos mis yernos son buenos pero Sergio es mi favorito. 

CONTINUARÁ                            

domingo, 15 de marzo de 2020

ALIDA Y GERVACIO

La felicidad en la casa de Alida era plena, Sebastian cumplía ese mismo día cuatro meses. Sus padres no podían estar más orgullosos, su hijo estaba creciendo sano y ya comía sus primeras papillas. Gervacio lo cargaba y habla con él sobre todo lo que harían cuando él sea más grande.  
Alida lo mimaba en sus brazos y el pequeño reaccionaba a la voz de sus padres. 
Alida había decorado el departamento a su gusto, con cuadros y adornos, además de cortinas nuevas, ahora sentía que era su hogar. Los muebles grandes pertenecían al departamento pero todo lo concerniente al decorado era de Alida. En el hogar Gervacio sabía que su esposa era la Reina. 
Gervacio en la mañana muy temprano salio a trabajar, necesitaba ir bastante lejos de la ciudad para hacer algunos trabajos de investigación.  
Alida cambiaba a su bebé cuando llamaron a la puerta,  ella fue a abrir y se encontró con Albertina, la que algunas mañanas pasaba a visitarla para ver como estaba Sebastian y lo bello que crecía.  
-Alida tú no sabes- decía con alegría -mi hermana Serena ha llegado de Guayaquil para sus vacaciones de medio año, hay un tremendo alboroto en mi casa, todos estamos felices con su arribo, además de ello, viene con Edgardo al que ha presentado como su novio oficial. Mi papá recibió la noticia serio. Los papas siempre son serios con los novios de sus hijas y el mío no es la excepción. Edgardo ha tenido la delicadeza de traernos un regalo para cada uno, parece una persona muy educada y agradable, no es estirado ni distante, él es de Guayaquil y ha traído a mi hermana en su camioneta desde su ciudad.  Debe estar realmente enamorado de ella para tomarse tantas molestias y de paso conocer a la familia, pienso que el romance va en serio, además tú no lo sabes, pero nosotros tenemos familia en Guayaquil, otro día te cuento la historia porque es muy larga. Mi hermana Serena se hospeda en casa de mis primas. 
Alida sonreía mientras escuchaba a Albertina, ella guardó  silencio un instante y luego agregó:
-Edgardo como desea que lo llamen, se va quedar un día en Tumbes y mañana parte de regreso a Guayaquil por este motivo mi mamá quiere invitarlo a cenar en la noche para agradecer tanta molestia, se nota que él es una persona sencilla-  y como si hubiera olvidado algo volvió a decir: 
-¡Alida! recién me acuerdo,  pasado mañana es el santo de Amada y mi mamá desea invitarte a la reunión en mi casa, está prohibido faltar y debes traer al bebé Sebastian. La reunión será a las 5  de la tarde-. 
Albertina se acercó Alida y le quitó de los brazos al bebé para abrazarlo mientras lo mecía suavemente y le cantaba una canción, ella realmente quería a Sebastian, él le había robado el corazón en poco tiempo.
Al despedirse volvió a repetir mientras bajaba las escaleras -¡Alida!... no te olvides de la reunión por el santo de Amada-.  
Alida se despedía de Albertina con el bebé en los brazos, pensaba que la habían aceptado como amiga de la familia  y esa era su primera invitación. 
Cuando Albertina entró a su casa Thelma disponía de todo para el almuerzo, daba sus indicaciones a la señora que la ayudaba.  Serena conversaba con Edgardo en la sala y luego pasaron al jardín, ella quería mostrarle que al fondo de este,  tenían un vivero lleno de plantas tropicales, como: hermosos helechos, pequeñas palmeras, y una colección de violetas de todos los tamaños y colores. El vivero estaba bien cuidado y lo manejaba Amada, a ella le gustaban las plantas y las cuidaba con dedicación, además de ser su pasatiempo preferido mientras esperaba el momento de irse a estudiar. 
La casa de la familia era de dos pisos muy espaciosa y decorada con buen gusto, Santo el padre en la mañana se iba a controlar su fundo y regresaba al medio día. Era la primera vez que él se sentía un poco incómodo por el novio de Serena, era un padre preocupado por sus hijas y solo quería lo mejor para ellas.
Edgardo se despidió de la familia antes de la hora del almuerzo, él se iba a registrar en un hotel y no quería molestar, sabía que su invitación era para la cena en la noche. Serena la acompaño hasta la puerta donde los novios se despidieron. 
Cuando la familia se sentó almorzar, Serena les comentaba como había conocido a Edgardo: 
-Fue en una reunion, donde nos vimos por primera vez, luego el me invitó a salir y desde ese día, no nos hemos separado, salvo cuando el tiene que viajar al campamento petrolero de la empresa para la que trabaja, él es ingeniero de petróleo, es muy considerado y amble conmigo-.
Thelma escuchaba a su hija y no hizo comentario alguno, ella estaba feliz de tenerla en casa. 
Ahora su preocupación era la cena de la noche y la reunión del santo de Amada.       
En la noche a la hora de la cena la casa de la familia se preparaba para recibir a su invitado.            La mesa la habían decorado con elegancia y buen gusto, la encargada  de ellos fue Albertina mientras Amada colocaba algunas flores. 
Serena se alistaba en su habitación para recibir a Edgardo. 
Y cuando el reloj marcaba las 7p.m tocaba la puerta muy puntual el invitado.
Dio los saludos protocolares a la familia y  entregó un vino  que traía  en la mano. Serena salió a recibirlo mientras Santo abría la botella de vino para tomar un aperitivo antes de la cena. 
El ambiente estaba más relajado y se podía conversar con tranquilidad, el novio de Serena contaba algunas anécdotas de su trabajo y cómo era su día a día en el campamento. 
En un momento a solas Edgardo pidió permiso a Santo para cortejar a su hija, al padre le agradó ese gesto y le indicó -mientras mi hija sea feliz te concedo el permiso, no hay nada definitivo-.
Luego Thelma indicó pasar al comedor, la cena estaba servida, todos tomaron asiento en sus respectivos lugares. La comida era exquisita con platillos propios de la región. La cena transcurrió en un ambiente agradable de amistad. 
Edgardo lamentaba no tener más tiempo para quedarse  y conocer la ciudad pero  tenía que regresar pronto a su trabajo, solo tenía permiso de dos días. 
A la hora de despedirse cuando el reloj marcaba las 10 de la noche Edgardo agradeció la invitación, de la mano con Serena fueron hasta la puerta para despedirse porque él salía al día siguiente muy temprano.
Serena decía Edgardo -Gracias por todo, tu familia es muy agradable y me han recibido bien, la comida excelente. Yo voy a  regresar por ti  dentro de un mes para recogerte y volver a Guayaquil, espérame y no te preocupes por nada, disfruta el tiempo con tu familia-. la pareja se despidió y Serena no podía estar más feliz de que sus padres conocieran a Edgardo.
Al día siguiente Albertina comentaba con Alida cómo había sido la visita del novio de Serena y la cena. 
-Pasamos un momento muy agradable, Edgardo estaba feliz al lado de Serena y mis padres lo han aceptado, por mi parte estoy tranquila porque veo a mi hermana contenta a su lado-.  Alida  mientras preparaba a Sebastian para salir a dar un paseo al malecón, contestó
- Que bueno que todo salió bien y que tus padres estén contentos con el novio de tu hermana, de no ser así sería una complicación-.
Albertina ayudó Alida a bajar con el cochecito y Sebastian, ella se iba a pasear con su hijo al malecón y Albertina se fue con dirección opuesta, tenía que hacer un encargo de su madre. 
Solo a  tres cuadras de su casa quedaba el malecón, era el lugar más fresco de la ciudad y la gente solía pasear algunas horas al día.  
El rio Tumbes era majestuoso y su corriente dominante, pasando la línea de frontera en territorio ecuatoriano cambiaba de nombre y se llamaba Puyango, había un proyecto para ejecutar entre Perú y Ecuador, era un tratado de amistad y buena voluntad. 
Alida disfrutaba  admirar el río y de cuando en cuando pasaba una barcaza navegando, a esa hora no había mucha gente, el lugar era tranquilo y se podía disfrutar del fresco de la tarde, esto era bueno para Sebastian que se mantenía fresquito en los brazos de su madre.       
La mañana del santo de Amada, había demasiado movimiento en la casa, a la hora del desayuno su familia la saludó y sus padres Thelma y Santo le entregaron los regalos, Serena y Albertina también. Amada se sentía feliz, era su día y en la tarde sería la reunion con sus amistades e invitados. 
La segunda hija de Thelma y Santo, de las tres hermanas era la más seria y callada, siempre estaba ocupada haciendo algo y dedicada a su vivero pero no dejaba de ser una persona agradable y amistosa.       
     
Alida en su casa conversaba con Gervacio sobre la reunión por el santo de Amada, un día antes le había comprado el regalo para ella.  -Tengo que asistir a la reunión, sería de mala educación no presentarme, la familia es muy amable conmigo-. decía Alida. 
Gervacio contestó -si, tienes que ir para saludarla, todos ellos son personas agradables y además va ser la primera invitación de Sebastian a una fiesta solo  espero no nos salga muy bailarín- dijo esto último riendo mientras abrazaba a su hijo.  
A las 5 de la tarde, Alida puntual se presentó en casa de Thelma, llevaba puesto un fresco vestido de verano de colores alegres y estampado de flores, con ella estaba Sebastian que lucía un atuendo de fiesta, pues él también era un invitado. 
La dueña del santo abrió la puerta, Alida la saludó, le deseo un feliz cumpleaños y entregó su regalo, Amada sonrió feliz y agradeció su presencia y el regalo, la hizo pasar a la sala, ella pensó que era la primera invitada en  llegar, pero ya había una invitada y era doña Constanza que no podía faltar, la familia le tenía mucha estima.
Alida saludó a doña Constanza y se sentó a su lado, Amada les alcanzó unos refrescos helados y conversaba con ellas. Thelma salió a saludar y  Albertina también, en ese momento volvieron a tocar la puerta, los invitados comenzaban a llegar. 
Doña Constanza comentó con Alida  -mi querida amiga, ahora que veo a Sebastian, tan lindo, estás siguiendo mis consejos sobre su cuidado-. Alida se apresuró a contestar. 
-Si, claro que si, doña Constanza sus consejos me están sirviendo de mucho-. Esto era verdad Alida había puesto en practica muchos de sus consejos.

CONTINUARÁ          

domingo, 8 de marzo de 2020

ALIDA Y GERVACIO

El fin de semana había llegado, Alida y Gervacio se preparaban para su primer día de excursión al bosque seco a  dos horas de la ciudad de Tumbes. Todo estaba preparado, Sebastian iba  en su portabebé con todo lo necesario para protegerlo. El día se anunciaba luminoso y el calor era de 35 grados en la ciudad. 
Con todo lo necesario partieron rumbo al bosque seco, salieron de la ciudad y en el camino se encontraban con pequeños poblados alrededor.  
Sebastian viajaba cómodo en su portabebé nada lo perturbaba, después de haber sido alimentado y cambiado con ropa fresca para enfrentar el calor, dormía profundamente. 
La camioneta en el camino cruzaba algunos pueblos rurales, donde había pequeños burros, animales de mucha utilidad en la campiña de Tumbes, era inevitable detenerse a ver la belleza de estos pequeños, Alida se quedaba ensimismada porque los animales parecían muñecos de peluches, salidos de algún cuento campirano. Sus cuerpos estaba cubierto de un suave pelaje de recién nacidos, era pequeños y hermosos. junto a sus madres formaban un cuadro que sobresalía en el campo. Los campesinos cuidaban mucho a sus animales pues estos era de gran utilidad en el trabajo del campo.  
Faltaban pocos kilómetros para llegar al bosque seco, alrededor del camino se podía ver algunos campos con sembríos de pan llevar, y otros productos que eran el sustento de los agricultores.
A la entrada del bosque seco la primera impresión era que los arboles estaban aparentemente sin vida, por doquier se veía árboles secos y sus ramas sin hojas pero esto es solo una característica porque en la estación de las lluvias el bosque recobra vida y se llena de verdor, es como si despertaran de un largo sueño, donde nada parece afectarlo. Alida estaba encantada caminaba al lado de Gervacio mientras este le daba unas lecciones de botánica con respecto a las características de estos árboles.
Gervacio decía -estos bosque son el producto de la adaptación de millones de años de la naturaleza al clima seco de la región en determinadas épocas del año, cuando empieza la estación de las lluvias florecen y se llenan de hojas para después guardar su energía para el siguiente año y sobrevivir a la sequía. Este lugar es el hogar de muchos animales y aves que buscan refugio en la época de lluvia cuando el bosque recobra vida, parece un bosque sin vida y es único en la región, se encuentra protegido como una reserva nacional.
Alida estaba impresionada nunca antes había visto algo así, recorrieron con Gervacio una zona extensa, cuando ya era la hora de regresar Sebastian cargado en su portabebé dormía, pero pronto sería la hora de su alimento y entonces había que regresar. 
En el camino de regreso Gervacio comentaba con Alida que toda esta región de Tumbes en el pasado  perteneció al reino de los Tumpis que primero fueron incorporados al dominio Chimú y después en el incario a la región del Chinchaysuyo y años más tarde fue en esta zona donde  los Trece de la isla  del Gallo al mando de Francisco Pizarro, clavaron su estandarte en la caleta de Cruz como símbolo de la conquista. 
Alida se sentía feliz con todo lo que conoció en su primera excursión, se llevó una buena impresión del campo y del bosque seco, además de un poco de la historia del pasado de la ciudad. 
El fin de semana fue tranquilo para Alida y Gervacio, estaban conociendo a los vecinos que vivían cerca y los saludaban amablemente. 
En la tarde de domingo cuando Alida salió, se encontró con Albertina la hija menor de Thelma, ella era la más amigable y conversadora de las hermanas, le comentaba sobre los vecinos, donde vivía cada uno  y todos sus comentarios al respecto eran amables, esto hablaba muy bien de ella. 
Mientras conversaban pasó cerca de ellas, doña Constanza, que era una señora de 85 años muy respetada por sus vecinos, todos la consideraban casi una institución en el vecindario. Ella pertenecía a una de las familias más antiguas de la ciudad.         
Albertina presentó a doña Constanza con Alida,  ambas se saludaron, ella  se sorprendió al ver a la señora que a pesar de su edad era una persona bastante fuerte,  completamente, lúcida y caminaba sin necesitar ayuda.  
Doña Constanza iba a visitar a Thelma como lo hacía cada tarde de domingo, ellas eran muy amigas.  Después de la presentación se despidió y siguió su camino hasta la casa de Thelma.  
Alida también se despidió de Albertina porque tenía  que hacer algunas compras, mientras Gervacio se quedaba con Sebastian. 
Las tardes de domingo solían ser tranquilas en la ciudad, era como si el calor dejara sin energía a la gente, todos preferían descansar para salir a pasear después de las cuatro de la tarde. A esa hora  la plaza principal se llenaba de gente que solía tomar refrescos en las distintas fuentes de soda que rodeaba la plaza para aplacar la sed. La ciudad a esa hora cobraba vida. 
Por esos días todos ya sabían que Alida y Gervacio eran los nuevos vecinos de la ciudad y vivían en los departamentos que Thelma alquilaba. 
Los días pasaban en una tranquila rutina, Alida había hecho amistad con Albertina y cada vez que se encontraban conversaban sobre su tema favorito,  el bebé Sebastian: que si había crecido. que si era un ángel, que dormía toda la noche, que estaba sanito y cosas por el estilo. No se le podía culpar, ella era una madre orgullosa de su bebé. 
Alida también hizo amistad con doña Constanza, cada vez que se encontraban en el parque o el malecón había un tema de conversación,  la señora conocía  bien la historia de la ciudad desde su fundación, su familia se contaba entre las primeras familias de la ciudad. 
Doña Constansa había tomado confianza con Alida, por eso una mañana paso a visitarla a su departamento, cuando tocó la puerta, Alida fue a abrir y se quedó sorprendida en como habia subido las escaleras. Doña Constansa se dio cuenta de la sorpresa de Alida y comentó -todavía puedo subir escaleras sin problemas, no te sorprendas querida,  ¿puedo pasar o interrumpo?- Alida se disculpó y la hizo pasar de inmediato.
Sebastian estaba en los brazos de su madre y doña Constansa dijo -es un bebé muy tranquilo, cualquier duda que tengas al respecto de su crianza cuéntame, yo te puedo ayudar con algunos consejos, tengo mucha experiencia con los bebés, he criado catorce hijos y todos están vivos-  de pronto la voz se le quebró, guardó silencio unos segundos, Alida se puso de pie y le alcanzó un vaso con agua para que tome y se reponga, con la expresión de tristeza en el rostro doña Constansa comenzó  a contar su historia:
-Eran otros tiempos, otra vida y las costumbres también eran diferentes, yo me casé muy joven y casi al momento comencé a tener hijos, como dije antes todos están vivos excepto el tercero que murió cuando tenía dos años. Mi tristeza y dolor eran tan grandes que no podía mantenerme en pie, cuando los vecinos venían a darme el pésame yo no quería hablar ni ver a nadie, entonces me metí bajo de la cama y ahí lloraba por horas. Mi esposo me disculpaba con todos y tuvo que ponerse fuerte para obligarme a salir. Él me decía, "tú no eres la única que está sufriendo y además tienes otros hijos que te necesitan" tuve que sobreponerme aunque nunca he olvidado a mi bebé. Desde ese momento me prometí que jamás volvería a perder un hijo y así fue-. 
Mientras doña Constanza contaba su historia no dejaba de llorar y Alida no sabia cómo calmarla, luego ella prosiguió -no te preocupes ya estoy más tranquila solo quiero decir que ningún hijo reemplaza a otro, si tienes alguna duda consultame yo te puedo ayudar- y entonces comenzó a darle recetas caceras  para aliviar el dolor de estomago y decía -si quieres que el bebe tenga la piel sana debes echarle maizena eso es lo mejor para él-  comentaba con tono de voz más calmado. Luego de unos segundos siguió comentando -entre los catorce hijos que tuve, en mi sexto embarazo nacieron gemelos que eran univitelinos eso me dijo el doctor, con ellos me pasa algo curioso, un gemelo vive aquí y ayuda a su padre en la chacra y el otro vive en Lima, cuando el gemelo que está aquí se siente mal, el gemelo que vive en Lima está enfermo eso siempre es seguro por eso yo me comunico de inmediato con Lima para saber cómo está- esto lo decía  calmada.             


Cuando doña Constansa  se despidió, Alida la ayudó a bajar las escaleras al principio ella se negó, pero Alida insistió, su temor era que podia tropezar o algo parecido y caer escaleras abajo.
 En su departamento de nuevo Alida no podía imaginar como era criar catorce hijos y no haber muerto en el intento, cada niño es un gran desgaste para la madre y el riesgo que ella  corrió fue muy grande. 
Doña Constanza lo había dicho eran otro tiempos, otra vida e indudablemente ella era muy fuerte. 
Alida sintió el deseo de comunicarse con su madre, cada tanto la llamaba para saber como estaba, su preocupación por ella era constante.
Al otro lado de la linea contestó su madre conversaron media hora, Alma estaba bien y muy tranquila por suerte para alivio de Alida.
Más tarde al llegar Gervacio a casa Alida le contó como había sido su día y la conversación que había tenido en la mañana con doña Constanza, Alida decía -no puedo comprender hasta ahora  como ha tenido tantos hijos, ella es una mujer muy fuerte y tiene mi admiración- Gervacio en esto le daba la razón. 

CONTINUARÁ     

domingo, 1 de marzo de 2020

ALIDA Y GERVACIO

Alma en su casa conversaba con su hermana Vera después de ver partir Alida y a Sebastian.
Ella comentaba entre lágrimas: 
-Vera, siento tan tristeza de saber que mi hija va a vivir lejos,  me pregunto ahora ¿porqué Gervacio no podía tener un trabajo normal?, en una oficina con horario de 9 a 5p.m y no un trabajo donde viaja por todo el país. Él se ha llevado a mi hija y a mi nieto-. 
-Alma, tú sabías que esto tarde o temprano iba a ocurrir, es la vida y solo debes desear que les vaya bien, además los puedes visitar cuantas veces tú desees- decía Vera para consolar a su hermana.
Alma tenía que aceptar y seguir adelante para ocuparse de su propia vida. Las dos hermanas conversaban en la sala, no habían risas y la casa se sentía más grande y silenciosa.  
Alida en el avión también se sentía triste, pensaba que dejaba a su madre y a todo lo conocido y familiar, tenía un nuevo reto que alcanzar. 
La voz del capitán en el  avión la sacó de sus pensamientos, él anunciaba que en pocos minutos el avión aterrizara en la ciudad de Tumbes. El vuelo había sido corto y sin problemas.  
Alida sentía que el corazón se aceleraba, Gervacio la esperaba, solo unos instantes faltaba para volver a estar juntos. Ella y su hijo se encontraban en la nueva ciudad.
El avión aterrizó y Alida salía de la nave para recoger el equipaje y encontrarse con Gervacio. 
En  la ciudad hacía un calor extenuante, la temperatura de 34 grados a la sombra, era insoportable. 
Alida con su bebé y el equipaje salió para buscar a Gervacio que corrió junto a ella para ayudarla. El encuentro entre los dos fue emotivo, ninguno podía creer que estaban de nuevo juntos.
Alida decía -Gervacio estoy feliz de estar contigo, pero no quiero agotar a Sebastian con tanto calor es mejor partir hacia la casa-  Alida tenía razón,  era importante dar comodidad al bebé que tenía solo un mes de nacido.
En las afueras del aeropuerto estaba  la camioneta, Gervacio acomodó todo el equipaje, las maletas estaban llenas con la ropa para Sebastian. 
La nueva familia subió al carro y partieron, en el camino Gervacio comentaba: 
- Alida nosotros vamos a vivir en un departamento pequeño, pero cómodo, queda en un segundo piso,  tiene grandes ventanales que mantienen las habitaciones frescas y dan a la calle principal  ya lo vas a ver, es bonito y está amoblado con lo necesario para instalarnos. 
Alida sintió un gran alivio al saber que todo estaba preparado y esperándola, ahora su gran preocupación era Sebastian, como madre primeriza  quería cuidarlo con esmero.
Gervacio tenía razón, pensó Alida al entrar al departamento, este era cómodo y fresco, Sebastian tenía su cuna donde Alida lo acomodó con suavidad, el pequeño dormía y no era consciente de nada a su alrededor. Los dos padres lo miraban emocionados, el bebé descansaba. 
En ese momento recién podían saludarse, se abrazaron. Habia un silencio cómplice y el amor entre los dos era evidente. 
Pasaron toda la tarde juntos, Gervacio decidió que no iría al trabajo hasta el día siguiente, Alida y Sebastian estaban en la ciudad, entonces había que celebrar. 
Gervacio conversaba con Alida y la puso al tanto de todos los detalles que ella debía conocer sobre la ciudad tales como: dónde estaban los comercios, el mercado principal, la farmacia que era importante cuando se tiene un bebé. También comentó sobre la dueña de los departamentos que en total eran cuatro, dos en primer piso y dos en el segundo, ella, vive en la casa de al lado, su puerta es la siguiente, sabía que ibas a venir y todos los días preguntaba por ti. Su nombre es Thelma y su esposo se llamaba Santo son personas amables.       
Gervacio invitó Alida a un restaurante esa noche, cenaron fuera con Sebastian. Al salir a la calle caminaban juntos, el calor había descendido y se podía pasear. Ambos querian celebrar la reunion de la familia.     
La noche estaba tranquila en la ciudad, el movimiento comercial del día era bastante activo. La ciudad de Tumbes era acogedora y vibrante. Alida sentía que podía acostumbrarse rápido a su nueva vida.         
Al día siguiente después de desayunar Gervacio tenía que ir a trabajar, se despidió de Alida y de Sebastian y salió para una jornada  de trabajo. 
Alida contemplaba con más tranquilidad el departamento, ella quería comprar algunos adornos y cambiar algunas cosas para sentir que era su hogar, y que lo había decorado a su gusto. 
Bañó y cambió a su bebé, después lo alimentó con  leche materna que era lo mejor para un recién nacido, esto lo mantiene saludable,  ganaba peso rápidamente. 
A las diez de la mañana tocaron el timbre, Alida fue atender mientras Sebastian dormía tranquilo en su cuna después de haber sido alimentado, era la época en que los bebés duermen todo el día.
Alida abrió la puerta y se encontró con una señora que se presentaba -soy Thelma, la propietaria de los departamentos ¿puedo pasar?- y sin más dio unos pasos y entró en la sala  -disculpa si interrumpo pero siempre me gusta saludar y conocer a los inquilinos que van a vivir en mi propiedad-. Alida le señaló un mueble donde se podía sentar. 
-Su esposo me comentó que usted venía y yo quería conocerla y conversar para decirle que si algo se le ofrece o quiere ir algún sitio y no conoce por favor pregunteme,  que yo con gusto la puede ayudar, cualquier desperfecto en la casa también debe avisarme de inmediato para hacerlo arreglar, es importante cuidar la propiedad- comentaba con tranquilidad la dueña. Luego de algunas preguntas y comentarios Thelma se retiró para dejarla que se ocupe de su nuevo hogar. 
Alida se había llevado una buena impresión de la dueña, era una señora agradable y conversadora,  eso era algo bueno si iban a ser vecinas.
El resto de la mañana se ocupó de Sebastian y de las tareas propias de su hogar. Más temprano había hablado con su madre por teléfono y le decía que estaba bien, que no había problema. Alma se quedó más tranquila al saber que su hija y Sebastian estaban bien instalados. La conversación entre madre e hija fue emotiva, Alma no quería preocupar a su hija con ningún problema.  
Thelma y su esposo Santo tenían tres hijas Serena, Amada y Albertina. La mayor Serena estudiaba en la universidad de Guayaquil, ciudad que quedaba más cerca a Tumbes que la capital  Lima, ella estaba estudiando ingeniería de petróleo y en ese momento se encontraba en la universidad. 
Amada se preparaba en unos meses más a partir e ir a estudiar también y Albertina  al siguiente año se iría a estudiar pero todavía no sabia donde y qué estudiar.    
Amada y Albertina sentían curiosidad y querían conocer Alida, sobretodo Albertina que amaba a los bebés, pero no era prudente y seguro que con el paso de los días podían conocerla, pero ahora no era el momento.
Tumbes en esos días era una ciudad que florecía con su comercio vibrante y turismo. Solo en tierras tumbesinas se puede encontrar playa, desierto, selva y manglares de ahí que Gervacio fuera enviado a trabajar en esas tierras pues debía hacer varios trabajos de investigación que necesitaba su empresa. 
Tumbes es el departamento más pequeño del país, pero cuenta con el único río navegable de toda la costa y además el único bosque seco tropical,  entonces podemos resumir que es un oasis en pleno desierto. 
Alida quería conocer un poco mejor la ciudad antes que regrese Gervacio y salió con el cochecito y Sebastian, camino dos cuadras y pensó que no había sido una buena idea, era cerca del medio día y el calor era sofocante tuvo que regresar al departamento, no quería que Sebastian se deshidrate, acostumbrarse a ese calor iba ser difícil. 
Al llegar a la entrada de los departamentos encontró a Albertina, que la saludó y la ayudó a subir el cochecito con Sebastian. 
Albertina le dijo -es un hermoso bebé, si necesitas algo por favor avisame, mi familia te puede ayudar-. Alida agradeció el gesto y entró al departamento, ella era una persona que no le gustaba molestar a nadie y conocer la ciudad lo dejaría para otro día y otra hora donde el calor no sea tan sofocante.   
En la noche cuando Gervacio ya estaba en casa y mientras cenaban Alida le comentaba lo que había hecho durante el día -Sebastian es el bebé más bueno del mundo- decía sonriendo Alida.        
         
Gervacio cargó a su hijo de la cuna éste dormía después de haber sido alimentado y cambiado de ropa y pañal, todo era una experiencia nueva para los nuevos padres.
Alida se dejaba llevar por su instinto maternal que le indicaba que era lo mejor para su hijo. Gervacio se mantenía al tanto de lo que necesitaba su familia. 
La tranquilidad de la noche y las nuevas experiencias iban a traer sorpresas para ellos. 
Alida por el momento no pensaba presentarse a ningún trabajo, dejar a su hijo tan pequeño al cuidado de alguien desconocido no le daba confianza y no podía trabajar tranquila pensando en cómo estaría Sebastian. Todo hubiera sido diferente si estuvieran estado en la casa con su madre, dejar al bebé con ella no hubiera sido problema.
Alida comentaba con Gervacio que deseaba hacer algunos cambios en la decoración, ella quería sentirse cómoda y decorar su nuevo hogar, le hacia ilusión.
La primera semana de llegar a la ciudad fue todo novedad, conocer la plaza principal, las calles cercanas para ubicarse bien en el lugar.   
La mejor hora para salir a dar un paseo era a partir de las cuatro de la tarde, ese es el momento  bajaba el sol y era  más fresco. 
Alida paseaba con su bebe, por la plaza principal y el malecón junto al río Tumbes, sobre éste había un gran puente que estaba unido a la calle principal y era la única entrada a la ciudad. 
En el malecón corría una suave brisa, era bastante fresco.  Algunas días cuando salia a pasear se encontraba con Amada o Albertina conversaba con ellas unos minutos y después Alida seguía su camino.
Una noche mientras cenaban, Gervacio le prometido que el fin de semana la llevaría a conocer el bosque seco -Te vas a sorprender  es un lugar original y único- sonreía Gervacio mientras cargaba a Sebastian. 

CONTINUARÁ