Alida escuchaba en silencio la historia de Doña Constanza, no tenía palabras que decir y hasta un punto comprendia la situación, ella no se atrevía a juzgarla.
Doña Constanza se puso de pie y comentó -ahora siento algo de alivio al contarte esta historia, pero no olvides me has prometido no contarle a nadie, confío en ti. Me despido debo irme.
Alida cómo siempre la acompañó a bajar las escaleras hasta la calle y se despidió de su amiga.
A la hora del almuerzo conversaba con Gervacio sobre temas generales pero no comentó en lo absoluto la conversación que tuvo una hora antes con Doña Constanza, era su promesa y debía cumplirla.
Tres días después de la visita de doña Constanza mientras Alida se peinaba frente al espejo para salir de paseo con Sebastian al malecón, recordaba los días que vivió en la selva amazónica y después su terrible enfermedad. Ahora tenía el cabello largo y saludable y no se lamentaba de todo lo vivido y de todo lo aprendido en la selva. Siempre iba a recordar a los amigos con los que convivió en el campamento científico, ella y Gervacio.
La temperatura en la ciudad era bastante fuerte a esa hora del día, entonces vistió a Sebastian con ropa muy fresca, ella se puso un vestido de rayas celestes y blancas de tela ligera y ajustado en la cintura con falda amplia hasta la rodilla, cargó al bebé, tomó el cochecito, cerró la puerta del departamento y escaleras abajo salió a la calle camino al malecón que era un lugar fresco.
Alida y Sebastian llegaron cerca al puente, ella se sentó en una de las bancas, la brisa que corría refrescaba el ambiente y entonces escuchó una voz conocida que la llamaba... ¡Alida!. Era Albertina que se acercaba a saludarla.
-Sabia que te iba encontrarte en este lugar, subí a buscarte al departamento y no estabas, entonces pensé, seguro ha ido al malecón- y sin esperar respuesta Albertina continuó -Alida te cuento que hoy día en la mañana mi hermana Serena y mi padre se han ido a la capital porque él quería hacerse un chequeo médico y le pidió a mi hermana que lo acompañe. Ellos se van a hospedar el la casa de su hermana, mi tía Blanca. Serena al comienzo no estaba de acuerdo porque dentro de una semana viene a recogerla Edgardo, su novio y ella tiene que estar preparada. Mi padre le ha prometido que no se van a demorar, una semana es suficiente para su visita al doctor.
-Que bueno Albertina un viaje siempre es agradable para visitar a la familia y apoyar a tu papá con su visita al doctor- dijo Alida para darle la razón.
-Si, eso es bueno, pero a mí me hubiera gustado ir con ellos, mi papa le pidió a Serena que lo acompañe. Ahora no importa pero el próximo viaje yo voy con él de todas maneras, solo espero que esten a tiempo para cuando llegue Edgardo. Lo que llama mi atención es que mi padre quizo viajar a Lima cuando aquí hay buenos doctores y atención en el hospital- Albertina movía la cabeza y decía esto con algo de duda.
Alida sonriente comentaba lo hermoso que se veía el río y lo grande que era, realmente estaba impresionada.
-El río es nuestro elemento principal, él le da vida a la ciudad pero también suele castigarla cuando crece y se desborda, es terrible como destruye todo a su paso, aunque en los últimos tiempos está tranquilo porque no hay exceso de lluvias. Este río llega a hasta la frontera y cruza el territorio ecuatoriano donde toma otro nombre que es Puyango- Albertina tomó algo de aliento y agregó:
-Como te comenté hace algún tiempo, nosotros tenemos familia en Guayaquil, la historia comienza con mi abuela cuando ella era una jovencita y conoció a mi abuelo que también era joven, no tanto como ella. En aquel tiempo no había noción de límites, ni de fronteras y la gente iba y venía de un lado a otro sin mayor control. Mis abuelos, se enamoraron y se casaron, después de siete años mi abuelo Francisco se fue a Guayaquil, según él, solo por unos días pero pasaron tres meses y no regresaba. Los hermanos de mi abuela viajaron para buscarlo pensando que algo malo le había sucedido, pero se dieron con la sorpresa que él tenía otra familia y esto era antes de casarse con mi abuela, entonces el matrimonio con ella no tenía valor. El abuelo Francisco se quedó en Guayaquil y los hermanos de mi abuela regresaron para darle la noticia y decirle que no podían obligarlo a regresar. Con toda esta tragedia mi abuela sufrió demasiado
-Como te comenté hace algún tiempo, nosotros tenemos familia en Guayaquil, la historia comienza con mi abuela cuando ella era una jovencita y conoció a mi abuelo que también era joven, no tanto como ella. En aquel tiempo no había noción de límites, ni de fronteras y la gente iba y venía de un lado a otro sin mayor control. Mis abuelos, se enamoraron y se casaron, después de siete años mi abuelo Francisco se fue a Guayaquil, según él, solo por unos días pero pasaron tres meses y no regresaba. Los hermanos de mi abuela viajaron para buscarlo pensando que algo malo le había sucedido, pero se dieron con la sorpresa que él tenía otra familia y esto era antes de casarse con mi abuela, entonces el matrimonio con ella no tenía valor. El abuelo Francisco se quedó en Guayaquil y los hermanos de mi abuela regresaron para darle la noticia y decirle que no podían obligarlo a regresar. Con toda esta tragedia mi abuela sufrió demasiado
porque ella se quedó con tres hijos, entre ellos mi madre. Fue muy duro salir adelante con tres niños, felizmente sus hermanos la apoyaron. Unos años más tarde cuando el abuelo Francisco falleció, sus hijas de Guayaquil vinieron a conocer a los hijos de Tumbes y es así como se inicia la relación de familia, algunas veces ellas vienen aquí y otras veces nosotros vamos a visitarlas. Todos los hijos decidieron olvidar que eran medios hermanos y se tratan con mucho afecto como hermanos, por eso Serena se hospeda en casa de una de las primas.
-Es toda una historia familiar y sobretodo prima la comprensión y el ser hermanos es lo más importante- decía Alida para recordar la importancia de la familia.
Albertina se quedó mirando extasiada a Sebastian que dormía en su cochecito -cuanto ha crecido el bebé, el clima de esta ciudad le hace bien a todos y espero que te quedes a vivir muchos años aquí-.
-No se cuanto tiempo viviremos en este lugar pero no me puedo quejar, es una ciudad muy agradable, solo extraño a mi mamá con la que me comunico siempre, ella se preocupa por nosotros- decía Alida con tristeza.
Los días de calor había aumentado, esto era algo normal en la ciudad y todos los pobladores estaban acostumbrados y en medio de las alta temperaturas y al finalizar la semana llegó a la ciudad Edgardo en su camioneta para recoger a Serena tal como lo había prometido, se estacionó al frente de la casa y se acercó a tocar la puerta la señora que ayudaba en la casa abrió y le comunicó:
-La señorita Serena no se encuentra, ella y su padre viajaron a la Lima y doña Thelma no está en este momento-. fueron frías las palabras y Edgardo solo comentó: -voy a esperar para hablar con Thelma, gracias- cruzó la calle y espero dentro de su camioneta.
En el interior de la casa Amada y Albertina hablaban con su madre: -porqué estas actuando de esta manera, no te das cuenta la grosero que es- decía Amada molesta y Albertina agregó:
-Madre que va a decir Edgardo, él viene de tan lejos para recoger a Serena-. recapacita por favor.
Thelma levantó la voz para poner orden -nadie debe dar su opinión y ordenó a sus hijas no salir de la casa, sé lo que estoy haciendo- y luego camino a su habitación.
Las dos hermanas estaban molestas con su madre, era inconcebible su actuación, no podían entender porqué que hacia eso.
Edgardo esperó todo un día para ser recibido por la familia de Serena y no tuvo respuesta, los vecinos murmuraban y no estaban de acuerdo con la actitud de Thelma.
Doña Constanza al enterarse de lo sucedido fue hablar con ella y hacerla recapacitar, cuando las dos estuvieron frente a frente doña Constanza le habló con dureza.
-Thelma porque haces esto, nadie comprende tu proceder, como vas a conocer al muchacho si no lo recibes y conversas con él. Tu necedad y las ganas de querrer controlar la vida de tus hijas te hace actuar de esta forma. No digas después que no te advertí, crees que Serena no se va enterar, ¿qué vas a decirle cuándo te pida una explicación?- Doña Constanza se dio cuenta que no la escuchaba y que su presencia estaba demás, se puso de pie y se retiró de la casa sin despedirse.
El segundo día de espera fue igual, Edgardo no fue recibido y la situación comenzaba a ser insostenible. Además de estas complicaciones, desde hace algunas semanas el clima de amistad entre Perú y Ecuador había cambiado, no eran buenas las noticias que llegaban del otro lado de la frontera, la prensa internacional comentaba posibles enfrentamientos diplomáticos y la prensa nacional hacia lo mismo. Habían palabras de enemistad en los noticieros de Ecuador.
Al tercer día de espera por parte de Edgardo, la presión fue demasiada, el panorama se tornaba difícil entre los dos países y habían rumores de que la frontera se iba a cerrar por problemas políticos.
Ese mismo día en mañana Albertina salió de su casa sin ser vista por su madre, ella quería hablar con Edgardo y explicarle la situación:
Cuando se acercó a la camioneta comentó -Te pido disculpas por el comportamiento de mi madre, pero fatalmente no te va a recibir. Serena no está en la ciudad e ignora todo lo que está sucediendo, debes irte Edgardo, van a cerrar la frontera y va hacer complicado para ti salir del país- comentaba Albertina con tristeza por la situación.
-Albertina gracias por acercarte a hablar conmigo, quiero que le entregues esta carta a Serena, sé que ya no la voy ver, gracias por ser la mensajera-. Edgardo se despidió y partió.
Albertina cruzó la calle de nuevo y vió como la camioneta se alejaba, sintió preocupación ¿qué iba a pasar cuando Serena se entera de todo?. Tal vez está era la tormenta a la que se refería doña Constanza, pero se avecinaba una tormenta peor, un clima de desavenencias entre dos países que eran vecinos.
CONTINUARÁ
Los días de calor había aumentado, esto era algo normal en la ciudad y todos los pobladores estaban acostumbrados y en medio de las alta temperaturas y al finalizar la semana llegó a la ciudad Edgardo en su camioneta para recoger a Serena tal como lo había prometido, se estacionó al frente de la casa y se acercó a tocar la puerta la señora que ayudaba en la casa abrió y le comunicó:
-La señorita Serena no se encuentra, ella y su padre viajaron a la Lima y doña Thelma no está en este momento-. fueron frías las palabras y Edgardo solo comentó: -voy a esperar para hablar con Thelma, gracias- cruzó la calle y espero dentro de su camioneta.
En el interior de la casa Amada y Albertina hablaban con su madre: -porqué estas actuando de esta manera, no te das cuenta la grosero que es- decía Amada molesta y Albertina agregó:
-Madre que va a decir Edgardo, él viene de tan lejos para recoger a Serena-. recapacita por favor.
Thelma levantó la voz para poner orden -nadie debe dar su opinión y ordenó a sus hijas no salir de la casa, sé lo que estoy haciendo- y luego camino a su habitación.
Las dos hermanas estaban molestas con su madre, era inconcebible su actuación, no podían entender porqué que hacia eso.
Edgardo esperó todo un día para ser recibido por la familia de Serena y no tuvo respuesta, los vecinos murmuraban y no estaban de acuerdo con la actitud de Thelma.
Doña Constanza al enterarse de lo sucedido fue hablar con ella y hacerla recapacitar, cuando las dos estuvieron frente a frente doña Constanza le habló con dureza.
-Thelma porque haces esto, nadie comprende tu proceder, como vas a conocer al muchacho si no lo recibes y conversas con él. Tu necedad y las ganas de querrer controlar la vida de tus hijas te hace actuar de esta forma. No digas después que no te advertí, crees que Serena no se va enterar, ¿qué vas a decirle cuándo te pida una explicación?- Doña Constanza se dio cuenta que no la escuchaba y que su presencia estaba demás, se puso de pie y se retiró de la casa sin despedirse.
El segundo día de espera fue igual, Edgardo no fue recibido y la situación comenzaba a ser insostenible. Además de estas complicaciones, desde hace algunas semanas el clima de amistad entre Perú y Ecuador había cambiado, no eran buenas las noticias que llegaban del otro lado de la frontera, la prensa internacional comentaba posibles enfrentamientos diplomáticos y la prensa nacional hacia lo mismo. Habían palabras de enemistad en los noticieros de Ecuador.
Al tercer día de espera por parte de Edgardo, la presión fue demasiada, el panorama se tornaba difícil entre los dos países y habían rumores de que la frontera se iba a cerrar por problemas políticos.
Ese mismo día en mañana Albertina salió de su casa sin ser vista por su madre, ella quería hablar con Edgardo y explicarle la situación:
Cuando se acercó a la camioneta comentó -Te pido disculpas por el comportamiento de mi madre, pero fatalmente no te va a recibir. Serena no está en la ciudad e ignora todo lo que está sucediendo, debes irte Edgardo, van a cerrar la frontera y va hacer complicado para ti salir del país- comentaba Albertina con tristeza por la situación.
-Albertina gracias por acercarte a hablar conmigo, quiero que le entregues esta carta a Serena, sé que ya no la voy ver, gracias por ser la mensajera-. Edgardo se despidió y partió.
Albertina cruzó la calle de nuevo y vió como la camioneta se alejaba, sintió preocupación ¿qué iba a pasar cuando Serena se entera de todo?. Tal vez está era la tormenta a la que se refería doña Constanza, pero se avecinaba una tormenta peor, un clima de desavenencias entre dos países que eran vecinos.
CONTINUARÁ