La felicidad en la casa de Alida era plena, Sebastian cumplía ese mismo día cuatro meses. Sus padres no podían estar más orgullosos, su hijo estaba creciendo sano y ya comía sus primeras papillas. Gervacio lo cargaba y habla con él sobre todo lo que harían cuando él sea más grande.
Alida lo mimaba en sus brazos y el pequeño reaccionaba a la voz de sus padres.
Alida había decorado el departamento a su gusto, con cuadros y adornos, además de cortinas nuevas, ahora sentía que era su hogar. Los muebles grandes pertenecían al departamento pero todo lo concerniente al decorado era de Alida. En el hogar Gervacio sabía que su esposa era la Reina.
Alida había decorado el departamento a su gusto, con cuadros y adornos, además de cortinas nuevas, ahora sentía que era su hogar. Los muebles grandes pertenecían al departamento pero todo lo concerniente al decorado era de Alida. En el hogar Gervacio sabía que su esposa era la Reina.
Gervacio en la mañana muy temprano salio a trabajar, necesitaba ir bastante lejos de la ciudad para hacer algunos trabajos de investigación.
Alida cambiaba a su bebé cuando llamaron a la puerta, ella fue a abrir y se encontró con Albertina, la que algunas mañanas pasaba a visitarla para ver como estaba Sebastian y lo bello que crecía.
Alida cambiaba a su bebé cuando llamaron a la puerta, ella fue a abrir y se encontró con Albertina, la que algunas mañanas pasaba a visitarla para ver como estaba Sebastian y lo bello que crecía.
-Alida tú no sabes- decía con alegría -mi hermana Serena ha llegado de Guayaquil para sus vacaciones de medio año, hay un tremendo alboroto en mi casa, todos estamos felices con su arribo, además de ello, viene con Edgardo al que ha presentado como su novio oficial. Mi papá recibió la noticia serio. Los papas siempre son serios con los novios de sus hijas y el mío no es la excepción. Edgardo ha tenido la delicadeza de traernos un regalo para cada uno, parece una persona muy educada y agradable, no es estirado ni distante, él es de Guayaquil y ha traído a mi hermana en su camioneta desde su ciudad. Debe estar realmente enamorado de ella para tomarse tantas molestias y de paso conocer a la familia, pienso que el romance va en serio, además tú no lo sabes, pero nosotros tenemos familia en Guayaquil, otro día te cuento la historia porque es muy larga. Mi hermana Serena se hospeda en casa de mis primas.
Alida sonreía mientras escuchaba a Albertina, ella guardó silencio un instante y luego agregó:
-Edgardo como desea que lo llamen, se va quedar un día en Tumbes y mañana parte de regreso a Guayaquil por este motivo mi mamá quiere invitarlo a cenar en la noche para agradecer tanta molestia, se nota que él es una persona sencilla- y como si hubiera olvidado algo volvió a decir:
-¡Alida! recién me acuerdo, pasado mañana es el santo de Amada y mi mamá desea invitarte a la reunión en mi casa, está prohibido faltar y debes traer al bebé Sebastian. La reunión será a las 5 de la tarde-.
Albertina se acercó Alida y le quitó de los brazos al bebé para abrazarlo mientras lo mecía suavemente y le cantaba una canción, ella realmente quería a Sebastian, él le había robado el corazón en poco tiempo.
Al despedirse volvió a repetir mientras bajaba las escaleras -¡Alida!... no te olvides de la reunión por el santo de Amada-.
Alida se despedía de Albertina con el bebé en los brazos, pensaba que la habían aceptado como amiga de la familia y esa era su primera invitación.
Cuando Albertina entró a su casa Thelma disponía de todo para el almuerzo, daba sus indicaciones a la señora que la ayudaba. Serena conversaba con Edgardo en la sala y luego pasaron al jardín, ella quería mostrarle que al fondo de este, tenían un vivero lleno de plantas tropicales, como: hermosos helechos, pequeñas palmeras, y una colección de violetas de todos los tamaños y colores. El vivero estaba bien cuidado y lo manejaba Amada, a ella le gustaban las plantas y las cuidaba con dedicación, además de ser su pasatiempo preferido mientras esperaba el momento de irse a estudiar.
La casa de la familia era de dos pisos muy espaciosa y decorada con buen gusto, Santo el padre en la mañana se iba a controlar su fundo y regresaba al medio día. Era la primera vez que él se sentía un poco incómodo por el novio de Serena, era un padre preocupado por sus hijas y solo quería lo mejor para ellas.
Edgardo se despidió de la familia antes de la hora del almuerzo, él se iba a registrar en un hotel y no quería molestar, sabía que su invitación era para la cena en la noche. Serena la acompaño hasta la puerta donde los novios se despidieron.
Cuando la familia se sentó almorzar, Serena les comentaba como había conocido a Edgardo:
-Fue en una reunion, donde nos vimos por primera vez, luego el me invitó a salir y desde ese día, no nos hemos separado, salvo cuando el tiene que viajar al campamento petrolero de la empresa para la que trabaja, él es ingeniero de petróleo, es muy considerado y amble conmigo-.
Thelma escuchaba a su hija y no hizo comentario alguno, ella estaba feliz de tenerla en casa.
-Fue en una reunion, donde nos vimos por primera vez, luego el me invitó a salir y desde ese día, no nos hemos separado, salvo cuando el tiene que viajar al campamento petrolero de la empresa para la que trabaja, él es ingeniero de petróleo, es muy considerado y amble conmigo-.
Thelma escuchaba a su hija y no hizo comentario alguno, ella estaba feliz de tenerla en casa.
Ahora su preocupación era la cena de la noche y la reunión del santo de Amada.
En la noche a la hora de la cena la casa de la familia se preparaba para recibir a su invitado. La mesa la habían decorado con elegancia y buen gusto, la encargada de ellos fue Albertina mientras Amada colocaba algunas flores.
Serena se alistaba en su habitación para recibir a Edgardo.
Y cuando el reloj marcaba las 7p.m tocaba la puerta muy puntual el invitado.
Dio los saludos protocolares a la familia y entregó un vino que traía en la mano. Serena salió a recibirlo mientras Santo abría la botella de vino para tomar un aperitivo antes de la cena.
El ambiente estaba más relajado y se podía conversar con tranquilidad, el novio de Serena contaba algunas anécdotas de su trabajo y cómo era su día a día en el campamento.
En un momento a solas Edgardo pidió permiso a Santo para cortejar a su hija, al padre le agradó ese gesto y le indicó -mientras mi hija sea feliz te concedo el permiso, no hay nada definitivo-.
Luego Thelma indicó pasar al comedor, la cena estaba servida, todos tomaron asiento en sus respectivos lugares. La comida era exquisita con platillos propios de la región. La cena transcurrió en un ambiente agradable de amistad.
Edgardo lamentaba no tener más tiempo para quedarse y conocer la ciudad pero tenía que regresar pronto a su trabajo, solo tenía permiso de dos días.
A la hora de despedirse cuando el reloj marcaba las 10 de la noche Edgardo agradeció la invitación, de la mano con Serena fueron hasta la puerta para despedirse porque él salía al día siguiente muy temprano.
Serena decía Edgardo -Gracias por todo, tu familia es muy agradable y me han recibido bien, la comida excelente. Yo voy a regresar por ti dentro de un mes para recogerte y volver a Guayaquil, espérame y no te preocupes por nada, disfruta el tiempo con tu familia-. la pareja se despidió y Serena no podía estar más feliz de que sus padres conocieran a Edgardo.
Al día siguiente Albertina comentaba con Alida cómo había sido la visita del novio de Serena y la cena.
-Pasamos un momento muy agradable, Edgardo estaba feliz al lado de Serena y mis padres lo han aceptado, por mi parte estoy tranquila porque veo a mi hermana contenta a su lado-. Alida mientras preparaba a Sebastian para salir a dar un paseo al malecón, contestó
- Que bueno que todo salió bien y que tus padres estén contentos con el novio de tu hermana, de no ser así sería una complicación-.
Albertina ayudó Alida a bajar con el cochecito y Sebastian, ella se iba a pasear con su hijo al malecón y Albertina se fue con dirección opuesta, tenía que hacer un encargo de su madre.
Solo a tres cuadras de su casa quedaba el malecón, era el lugar más fresco de la ciudad y la gente solía pasear algunas horas al día.
El rio Tumbes era majestuoso y su corriente dominante, pasando la línea de frontera en territorio ecuatoriano cambiaba de nombre y se llamaba Puyango, había un proyecto para ejecutar entre Perú y Ecuador, era un tratado de amistad y buena voluntad.
Alida disfrutaba admirar el río y de cuando en cuando pasaba una barcaza navegando, a esa hora no había mucha gente, el lugar era tranquilo y se podía disfrutar del fresco de la tarde, esto era bueno para Sebastian que se mantenía fresquito en los brazos de su madre.
La mañana del santo de Amada, había demasiado movimiento en la casa, a la hora del desayuno su familia la saludó y sus padres Thelma y Santo le entregaron los regalos, Serena y Albertina también. Amada se sentía feliz, era su día y en la tarde sería la reunion con sus amistades e invitados.
La segunda hija de Thelma y Santo, de las tres hermanas era la más seria y callada, siempre estaba ocupada haciendo algo y dedicada a su vivero pero no dejaba de ser una persona agradable y amistosa.
Alida en su casa conversaba con Gervacio sobre la reunión por el santo de Amada, un día antes le había comprado el regalo para ella. -Tengo que asistir a la reunión, sería de mala educación no presentarme, la familia es muy amable conmigo-. decía Alida.
Gervacio contestó -si, tienes que ir para saludarla, todos ellos son personas agradables y además va ser la primera invitación de Sebastian a una fiesta solo espero no nos salga muy bailarín- dijo esto último riendo mientras abrazaba a su hijo.
A las 5 de la tarde, Alida puntual se presentó en casa de Thelma, llevaba puesto un fresco vestido de verano de colores alegres y estampado de flores, con ella estaba Sebastian que lucía un atuendo de fiesta, pues él también era un invitado.
La dueña del santo abrió la puerta, Alida la saludó, le deseo un feliz cumpleaños y entregó su regalo, Amada sonrió feliz y agradeció su presencia y el regalo, la hizo pasar a la sala, ella pensó que era la primera invitada en llegar, pero ya había una invitada y era doña Constanza que no podía faltar, la familia le tenía mucha estima.
Alida saludó a doña Constanza y se sentó a su lado, Amada les alcanzó unos refrescos helados y conversaba con ellas. Thelma salió a saludar y Albertina también, en ese momento volvieron a tocar la puerta, los invitados comenzaban a llegar.
Doña Constanza comentó con Alida -mi querida amiga, ahora que veo a Sebastian, tan lindo, estás siguiendo mis consejos sobre su cuidado-. Alida se apresuró a contestar.
-Si, claro que si, doña Constanza sus consejos me están sirviendo de mucho-. Esto era verdad Alida había puesto en practica muchos de sus consejos.
CONTINUARÁ
Serena se alistaba en su habitación para recibir a Edgardo.
Y cuando el reloj marcaba las 7p.m tocaba la puerta muy puntual el invitado.
Dio los saludos protocolares a la familia y entregó un vino que traía en la mano. Serena salió a recibirlo mientras Santo abría la botella de vino para tomar un aperitivo antes de la cena.
El ambiente estaba más relajado y se podía conversar con tranquilidad, el novio de Serena contaba algunas anécdotas de su trabajo y cómo era su día a día en el campamento.
En un momento a solas Edgardo pidió permiso a Santo para cortejar a su hija, al padre le agradó ese gesto y le indicó -mientras mi hija sea feliz te concedo el permiso, no hay nada definitivo-.
Luego Thelma indicó pasar al comedor, la cena estaba servida, todos tomaron asiento en sus respectivos lugares. La comida era exquisita con platillos propios de la región. La cena transcurrió en un ambiente agradable de amistad.
Edgardo lamentaba no tener más tiempo para quedarse y conocer la ciudad pero tenía que regresar pronto a su trabajo, solo tenía permiso de dos días.
A la hora de despedirse cuando el reloj marcaba las 10 de la noche Edgardo agradeció la invitación, de la mano con Serena fueron hasta la puerta para despedirse porque él salía al día siguiente muy temprano.
Serena decía Edgardo -Gracias por todo, tu familia es muy agradable y me han recibido bien, la comida excelente. Yo voy a regresar por ti dentro de un mes para recogerte y volver a Guayaquil, espérame y no te preocupes por nada, disfruta el tiempo con tu familia-. la pareja se despidió y Serena no podía estar más feliz de que sus padres conocieran a Edgardo.
Al día siguiente Albertina comentaba con Alida cómo había sido la visita del novio de Serena y la cena.
-Pasamos un momento muy agradable, Edgardo estaba feliz al lado de Serena y mis padres lo han aceptado, por mi parte estoy tranquila porque veo a mi hermana contenta a su lado-. Alida mientras preparaba a Sebastian para salir a dar un paseo al malecón, contestó
- Que bueno que todo salió bien y que tus padres estén contentos con el novio de tu hermana, de no ser así sería una complicación-.
Albertina ayudó Alida a bajar con el cochecito y Sebastian, ella se iba a pasear con su hijo al malecón y Albertina se fue con dirección opuesta, tenía que hacer un encargo de su madre.
Solo a tres cuadras de su casa quedaba el malecón, era el lugar más fresco de la ciudad y la gente solía pasear algunas horas al día.
El rio Tumbes era majestuoso y su corriente dominante, pasando la línea de frontera en territorio ecuatoriano cambiaba de nombre y se llamaba Puyango, había un proyecto para ejecutar entre Perú y Ecuador, era un tratado de amistad y buena voluntad.
Alida disfrutaba admirar el río y de cuando en cuando pasaba una barcaza navegando, a esa hora no había mucha gente, el lugar era tranquilo y se podía disfrutar del fresco de la tarde, esto era bueno para Sebastian que se mantenía fresquito en los brazos de su madre.
La mañana del santo de Amada, había demasiado movimiento en la casa, a la hora del desayuno su familia la saludó y sus padres Thelma y Santo le entregaron los regalos, Serena y Albertina también. Amada se sentía feliz, era su día y en la tarde sería la reunion con sus amistades e invitados.
La segunda hija de Thelma y Santo, de las tres hermanas era la más seria y callada, siempre estaba ocupada haciendo algo y dedicada a su vivero pero no dejaba de ser una persona agradable y amistosa.
Alida en su casa conversaba con Gervacio sobre la reunión por el santo de Amada, un día antes le había comprado el regalo para ella. -Tengo que asistir a la reunión, sería de mala educación no presentarme, la familia es muy amable conmigo-. decía Alida.
Gervacio contestó -si, tienes que ir para saludarla, todos ellos son personas agradables y además va ser la primera invitación de Sebastian a una fiesta solo espero no nos salga muy bailarín- dijo esto último riendo mientras abrazaba a su hijo.
A las 5 de la tarde, Alida puntual se presentó en casa de Thelma, llevaba puesto un fresco vestido de verano de colores alegres y estampado de flores, con ella estaba Sebastian que lucía un atuendo de fiesta, pues él también era un invitado.
La dueña del santo abrió la puerta, Alida la saludó, le deseo un feliz cumpleaños y entregó su regalo, Amada sonrió feliz y agradeció su presencia y el regalo, la hizo pasar a la sala, ella pensó que era la primera invitada en llegar, pero ya había una invitada y era doña Constanza que no podía faltar, la familia le tenía mucha estima.
Alida saludó a doña Constanza y se sentó a su lado, Amada les alcanzó unos refrescos helados y conversaba con ellas. Thelma salió a saludar y Albertina también, en ese momento volvieron a tocar la puerta, los invitados comenzaban a llegar.
Doña Constanza comentó con Alida -mi querida amiga, ahora que veo a Sebastian, tan lindo, estás siguiendo mis consejos sobre su cuidado-. Alida se apresuró a contestar.
-Si, claro que si, doña Constanza sus consejos me están sirviendo de mucho-. Esto era verdad Alida había puesto en practica muchos de sus consejos.
CONTINUARÁ
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