domingo, 10 de mayo de 2020

ALIDA Y GERVACIO

Thelma y Santo habian llegado a Lima y se hospedaron en un hotel cercano a la casa de Blanca la hermana de Santo. 
Thelma todavía se sentía un poco mareada despues de su vuelo donde ella lo paso muy mal debido a su pánico a volar. 
En su habitación de hotel Thelma descansaba y comentaba con su esposo: 
-Es mejor quedarnos a descansar unas horas para recuperarme, aún siento mareos por el viaje en avión, luego podemos ir a la casa de tu hermana, ella  ha sido muy amable al recibir a nuestras hijas, pero ya no podemos seguir molestando, es necesario buscar un departamento para alquilar. En unos meses más viene Albertina a estudiar y es mejor que las  tres hermanas vivan juntas en el departamento. Eso puede ser un costo adicional, pero es por nuestras hijas.
Santo no daba crédito a las palabras de Thelma, ella estaba aceptando que sus hijas tenían que tomar sus propias decisiones y que debían tener una vida independiente. De ser así él le dio la razón en todo momento y comentó.
-Blanca sabía que solo serian unas semanas para hospedar a sus sobrinas, yo le hablé que íbamos a buscar un departamento para nuestras hijas y creo que debemos aprovechar la oportunidad ahora que estamos en Lima para hacerlo de una vez, es necesario dejar esto en orden-. con sus palabras Santo le aseguraba a Thelma que sería el siguiente paso a realizar. 
En la tarde después del almuerzo Santo y Thelma fueron a la casa de Blanca para visitarla y ver a Serena y Amada, ellas no sabían que sus padres estaban en Lima y que Thelma vino porque quería hablar con sus hijas.  
Fue una gran sorpresa para Blanca ver a su hermano y a su cuñada, ellos la saludaron y le comentaron que no debía preocuparse por el hospedaje, porque  estaban en un hotel. 
Blanca se puso feliz de recibirlos, Amada y Serena estaban sorprendidas de ver sus padres porque no les habian dicho que venían y sobretodo ver a su madre, las dos pensaban lo mismo, seguro venía a discutir y llevarlas de regreso a Tumbes porque nunca estuvo de acuerdo con su partida.
Pero Thelma en todo momento estuvo correcta con su cuñada y cariñosa con sus hijas, luego de conversar una hora con Blanca y ponerse al día con respecto a la familia, pidió a sus hijas hablar con ellas en privado, Santo se quedaría conversando con su hermana.  
¡Oh no!...pensó Serena, aquí viene la discusión con su madre para a obligarlas a regresar. Amada le cedió el paso y la invitó a entrar en su habitación. Thelma, Serena y Amada entraron al cuarto y cerraron la puerta. Las dos hijas miraban a su madre, había tensión en el ambiente, Thelma fue la primera que habló para tranquilizarlas.
-Nada de lo que diga ahora es para justificar mi actuación con ustedes, he venido para conversar y decirle que las extraño y que para mí fue muy doloroso no despedirme cuando partían a Lima debido a mi necedad y a querer controlar sus vidas- en ese momento unas lágrimas cayeron por las mejillas de Thelma, estaba pidiendo a sus hijas que la disculpen  -de ahora en adelante todo va hacer distinto, ustedes se quedaran a estudiar y Albertina va a venir en poco tiempo para hacer lo mismo, con su padre hemos quedado en alquilar un departamento, no podemos, molestar más tiempo a su tía-. 
Serena y Amada se sintieron aliviadas que su madre diga estas palabras, ellas se imaginaban el peor de los escenarios y la peor de las discusiones, pero por sus palabras se dieron cuenta que no era así.
-Madre que bueno que por fin podamos conversar contigo y no te cierres, si no, al contrario comprendas que tenemos nuestras propias aspiraciones y deseos- contestó Amada para tranquilizar a su madre y se acercó para abrazarla. Thelma no pudo más y se hecho a llorar, se dio cuenta que Serena estaba en silencio y no se acercó a ella. 
Thelma beso Amada, agradeció su gesto comprensivo luego le pidió que la deje a solas con Serena, ella quería hablar con su hija mayor, le debía una explicación.
Amada volteo a ver a Serena y le hizo un gesto para que escuche a su madre y la deje hablar, después salió de la habitación. 
Thelma se sentó en la cama de Serena y desde ahí habló con su hija: 
-Serena yo sé que tuve una pésima actuación contigo y estoy muy arrepentida, creo que debo pedirte una disculpa, yo nunca debí intervenir en tu relación con Edgardo, es más cuando regrese a Tumbes lo voy a llamar para hablar con él-.
-Madre- levantó la voz Serena -te pido por favor no intervengas, ya has hecho suficiente. Edgardo sabe donde estoy y si él quiere buscarme puede hacerlo, no debemos forzar el destino,  tal vez no nos volvamos a ver, o tal vez ese encuentro  quede para el futuro-.
-Serena solo quiero pedir que no me guardas rencor, fue una torpeza de mi parte que no volverá a suceder, confio en ustedes y en su criterio para dar los pasos y manejar su vida. Si desean algun consejo yo se los puede dar, pero solo si me lo piden-. después de decir estas palabras Thelma se acercó a su hija para abrazarla,  no deseaba estar enfrentada con Serena ni imponer su voluntad nunca más, ahora no sabía si su hija la podía perdonar. 
A Serena el recuerdo de la carta de Edgardo todavía le dolía en el corazón, él había dejado la posibilidad de encontrarse en el futuro, pero ella no sabía si eso se podía dar, solo estaba decidida a seguir adelante  y retomar sus estudios, ahora eran lo más importante.
Hija y madre se abrazaron, Thelma besó a Serena, ella sentía que le había causado un dolor innecesario y estaba arrepentida. Que Thelma reconozca esto, era un gran cambio.
En los días que sigueron la relación con sus hijas cambio, Thelma todavía veía cierto rechazo en Serena pero en general se había suavizado, podían conversar y juntas buscar el nuevo departamento.
Todos los días los padres se comunicaban con Albertina para saber como estaba, además de contarle que ya casi tenían un departamento para alquilar. 
Con estas noticias Albertina se alegraba por sus hermanas, eso significaba que no habian tenido discusiones con su madre y que todos los acuerdos habian llegado a un feliz término. 
Qué alivio pensaba Albertina, porque en unos meses más ella tendría carta abierta para viajar y reunirse con sus hermanas para elegir en qué universidad iba a estudiar.
Todas estas novedades se las contaba a Alida cuando iba a visitarla, ella se ponía feliz con las buenas noticias de las hermanas pero para ella se venía otro panorama. Estaba todavía pendiente la mudanza a la ciudad de Zarumilla, que no deseaba cambiar pero Gervacio le había pedido que no diga nada hasta no conocer el nuevo lugar donde vivirían: 
-Alida, todavía no decidas nada hasta ver la nueva casa es muy cómoda y tiene de todo. Esta mudanza es por el trabajo, desde Tumbes estaría muy lejos del campo de investigación que debo hacer y no nos veríamos todos los días. Mañana vamos a ir para que conozcas la casa, sé que te va a gustar. 
Alida no estaba muy convencida de otra mudanza, otro destino. Ella pensaba  regresar a Lima pero se detenía por que ese viaje dividiría a la familia. Esto último lo pensó varias veces pero no dijo nada.
Al día siguiente como lo había prometido Gervacio, la llevó a la nueva ciudad y al nuevo lugar donde sería su residencia. Una hora en carro separaban Tumbes de Zarumilla, esta era una ciudad de frontera. La camioneta de Gervacio entró a la ciudad y llegó al lugar donde había un terreno muy grande y cercado, tenía un portón que se abrió al sentir el toque de la bocina de la camioneta.
-Este es un lugar muy seguro, hay guardianía todo el día, aunque en general la ciudad es pequeña y tranquila- decía Gervacio con entusiasmo para convencer Alida.
Dentro del terreno había unas oficinas que serían el lugar de trabajo para Gervacio y 20 metros más al fondo estaba la casa. 
La camioneta se acercó hasta la puerta, Alida con Sebastian en los brazos bajó del carro, su impresión de la casa fue agradable, ésta tenía un jardín al frente y al entrar era cómoda, bien iluminada por la luz natural que entraba por todas las ventanas. Todas las habitaciones estaban amuebladas, por esto no había que preocuparse. Tenía un patio y una pequeña huerta al final de la casa. 
Alida tenía que darle la razón a Gervacio, la casa era bonita, cómoda y con bastante espacio, donde Sebastian podía jugar cuando comience a caminar. Alida recorrió al lado de Gervacio el terreno, éste tenía un ambiente seguro y  tranquilo. De regreso a Tumbes, Gervacio y Alida viajaban en silencio, todavía no había un acuerdo, Gervacio no quería presionarla pero esperaba los comentarios de su esposa. 
En el departamento, ya más tranquilos y con Sebastian dormido, Gervacio preguntó cuál era su decisión:
 -La casa es como tu decias, cómoda y agradable a pesar de no estar completamente de acuerdo, acepto mudarnos para Zarumilla, no tengo otra alternativa, pero tengo que decir que me agrada el lugar.
Gervacio besó a Alida, él estaba seguro que en ese lugar iban a vivir muy buenos momentos y Sebastian crecería sano y feliz. Para Alida era un nuevo cambio en su vida y una nueva oportunidad de conocer otros horizontes. 

CONTINUARÁ                     
       
                      


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