domingo, 27 de septiembre de 2020

PRIMAVERA DE 1900

La noticia sobre la huelga en el puerto fue un duro golpe para las autoridades, se hablaba de muertos y heridos por reclamos que eran justos en esos días.
Aníbal leía el diario y comentaba con su esposa. Octavia escucha la noticia que ha salido en el diario y le leía en voz alta: -hay la posibilidad de que cierren el puerto unos días por los disturbios ocurridos, eso va ser un problema para los que quieren viajar y para el comercio. No, esto no puede ser-. decía lamentándose.
-Aníbal, debemos pensar en las personas que han muerto y en los heridos, ellos están primero que cualquier otro  problema-. 
-Si, claro querida, eso es verdad, pero este problema sumado a lo que yo digo empeora aun más el panorama y crea caos-. comentaba Aníbal desanimado- y agregó -¿cuando se va dar solución a las protestas?, el gobierno debe escuchar-.
Aníbal cerró el diario y muy serio habló: -Octavia mañana me voy de viaje a Ica, tu sabes que debo atender los problemas del fundo-.
-Esta bien, si tienes que viajar para estar en el fundo, que puedo decir-. contestaba su esposa
Aníbal le explicaba, toda la situación complicada que se presentaba sobre el algodón,  le decía además que el precio en el mercado internacional era bueno y si cerraban el puerto sería una complicación exportar el algodón que se pueda salvar de la plaga -¿qué vamos hacer ahora con tantos problemas?-. continuaba lamentándose.
Todavía la exportación del algodón representaba un buen ingreso para el país, además de los comentarios generales sobre la aparición del carro  y el boom del caucho que recién comenzaba y que nadie sabía aún las consecuencias que traería la explotación de esta materia prima en la selva amazónica. Se pensaba en esos días que las materias primas eran inacabables como lo ocurrido con el guano de las islas, muy preciado en su momento, creó riqueza pero también despilfarro en las arcas del  gobierno.
-Aníbal yo pensé que te quedarías hasta el sorteo de la rifa de las Damas del Patronato, me hubiera gustado que estés presente-. exclamó Octavia con la esperanza de que su esposo se quede unos días más.
-No puedo Octavia yo también hubiera querido quedarme, pero cuanto más demoro mi viaje más se complican las cosas en el fundo-. 
Era cierto la fecha de la rifa ya estaba cerca y las Damas se preparaban para su organización, tenían la preciada joya y el salón de la Beneficencia donde se realizaría el acto, además del notario público y la invitación a la prensa. Todo debía estar bien coordinado para ese día, nada podía quedar al azar
Al día siguiente muy temprano, Aníbal se despedía de su esposa, de sus hijos se había despedido la noche anterior explicando el porqué de su viaje. 
Cinco de la mañana Aníbal se iba en el coche alquilado para ello. -No sé cuanto voy a tardar en regresar, te envío un telegrama para decirte el día de mi regreso-. 
Octavia despedía a su esposo y le deseaba buen viaje -no demores tu regreso- le decía mientras lo veía alejarse en el coche.
En el desayuno Emiliana le preguntaba a su madre si podía invitar a una o dos amigas para estar presentes en el salón el día de la rifa. 
-Emiliana puedes invitar solo dos amigas, por favor no puede ser a todo el salón de clase porque deben que estar las demás personas del público-. 
-Gracias madre y no te preocupes solo serán dos amigas-.
-Mamá y yo también puedo invitar a mis amigos-.exclamó Manuelito reclamando la atención de su madre.
Por esta vez hijo vamos a dejar a tus amigos sin invitación, es un sorteo, ellos se aburrirían muy rápido y se irían del lugar que puede ser ocupado por personas interesadas por saber si ganaron el premio, comprende por favor-.               
Manuelito no muy convencido aceptó la respuesta de su madre. 
Ambos hijos terminaron el desayuno y salieron rumbo a su colegio en compañía de Ondina.
El domingo siguiente, era el día esperado por la gente que había comprado su boleto,  algunos compraron más de uno. Se comentaba además que los dueños de tiendas compraron talonarios completos para ganar el premio, entonces había una gran expectativa y confianza en el sorteo de las Damas del Patronato que se caracterizaban por ser personas serias a la hora de hacer su trabajo de ayuda al prójimo. 
Octavia con el resto de las señoras visitaron un día antes el salón de la Beneficencia que fue prestado por el alcalde para el sorteo. Éste se encontraba limpio y en orden, el lugar fue cerrado por orden de la alcaldía para que esté en condiciones de recibir al público.
Las damas lo recorrieron, tenía buena capacidad y además seleccionaron los lugares que ocuparían el alcalde, el notario, la prensa y algunas Damas del Patronato. De nuevo Aurora se había disculpado por no asistir a tan importante evento, pero asuntos urgentes se lo impedían.
Octavia y las demás señoras ya no se asombraban de su actitud, ni se preguntaban el por qué. En la última visita a su casa, Octavia estaba tan fastidiada que no quería recordar el incidente que le parecía de tan mala educación por parte de su amiga de tantos años.
-Bien señoras, ahora si estamos preparadas para mañana, todo esta organizado y cada Dama sabe cual lugar debe ocupar, las que van a estar en la puerta para recibir al público ya saben quienes, son y todas las demás deben ayudar a ubicar a las personan conformen llegan, por favor no hay preferencias-. terminó de decir Octavia, cuando Petra la interrumpió para preguntar cuando se haría el conteo del dinero recaudado.
-Al día siguiente del sorteo, todas las Damas deben entregar el dinero de su venta y entonces hacemos el conteo final. La reunión será en la casa de Ana Luisa, ella es la tesorera-. contestó Octavia.
Todas las señoras  estuvieron de acuerdo con la decisión y terminaron de recorrer el salón para luego retirarse. 
En la noche antes de ir a dormir Octavia le escribía una carta a su prima Blanca donde le contaba los pormenores del sorteo, además de la situación general de la ciudad y de todas las amigas en común. En una de las líneas Octavia le decía a su prima: -Blanca no te imaginas la expectativa que hay por el sorteo, creo que hemos recaudado una cifra récord de dinero, estoy segura que si estuvieras aquí estarías tan emocionada como yo por los resultados- Al final de la carta escribía que todas las amigas le enviaban saludos y recuerdos. 
Al día siguiente Octavia casi no podía desayunar por la emoción que sentía al estar a unas pocas horas de realizarse el sorteo, este sería a las doce del día y con todo organizado nada podía salir mal. 
Emiliana decía a su madre en el comedor -mamá las amigas que he invitado también han comprado sus boletos, cada una tiene cinco en sus manos-. 
-Que bueno hija siempre hay que pensar que si no se gana, se esta ayudando a una obra de bien, fatalmente todos no pueden ganar-. contestó Octavia y estaba pendiente de la hora para salir. Ella como todas las Damas debían estar dos horas antes para preparar los últimos detalles.
Octavia y Emiliana ambas vestidas con sus trajes de domingo salían de la casa a la hora señalada para ir a encontrarse con las demás señoras en el salón. Manuelito se quedó un tanto molesto pero pronto se le pasó. 
Felicitas y Ondina tenían las ordenes de prepara el almuerzo normal, porque ellas estarían de regreso para esa hora.
En al salón las Damas organizaban los números de los boletos y los ponían dentro del ánfora que era para el sorteo, un niño del público sería elegido al azar para sacar el número ganador.
A la hora convenida se abrieron las puertas del salon y el público comenzó a entrar, el alcalde y demás invitados también llegaron puntuales y tomaron sus asientos. 
Murmullos en el salón, la gente no podía esperar más, se sentía la tensión en el ambiente y se dio inicio al sorteo primero con las palabras del alcalde que agradecía por la invitación al evento, luego algunas palabras de Octavia que fue breve. Se invitó a subir al escenario a un niño del público que sacaría el numero de ganador. Se dio varias vueltas al ánfora, el niño introdujo la mano en el ánfora y sacó un boleto, la regla era que el tercer boleto sería el ganador. Se leyó en voz alta el número, luego se volvió a dar vueltas al ánfora y se sacó el segundo número que igual se leyó en voz alta y luego el niño volvió a sacar el último número que era el ganador, éste se leyó en voz alta  #124655.  
Al fondo  del salón se escuchó el grito de una mujer que decía es mi boleto, es mi número -Por favor acercarse al escenario- dijo una de las Damas. 
La mujer se acercó con su boleto y efectivamente era el ganador, ella repetía una y otra vez este será un regalo para mi madre ella va estar tan feliz. El notario dio fe que todo era correcto, los testigos y la prensa interrogaban a la ganadora y el público aplaudía a la mujer que mostraba el estuche con el bello collar. 
Había sido un momento de emoción y expectativa, el evento terminó y las damas agradecían por la colaboración y ayuda del público y autoridades. Todos se retiraban del salón, Octavia y las demás señoras agradecían al alcalde por su apoyo.
En la casa Octavia y Emiliana contaban los pormenores del evento y Manuelito las seguía atento junto con Felicitas y Ondina. 
En casa de Ana Luisa al día siguiente se contaba el dinero era una cifra récord para la fecha, tres mil soles, las damas reían y se felicitaban fue un arduo trabajo que tenía una gran recompensa.             
       
Vamos a guardar este dinero para luego entregar a las obras de bien social que tenemos. 
Las Damas quedaron de acuerdo que sería entregado en unos días y todas estarían  presentes en la entrega
Petra acompaño a Octavia a su casa y conversaban en el pequeño salón cuando Ondina entró despacio y dijo: 
-Señora la empleada de su amiga Aurora ha venido a buscarla-.
-Que pase-. dijo Octavia.
-Señora buenos días, mi señora le pide a usted, si por favor puede venir a su casa-. dijo Margarita al estar frente a Octavia.
-Cómo, ahora quiere verme, dile que voy más tarde-. contestó seria Octavia.
-Señora perdone pero mi señora dice que es urgente, si puede ser en este momento-.
Octavia dudo un instante luego se disculpó con Petra y se despidió, salió con Margarita a la casa de Aurora. Cuando llegaron a la casa, la empleada la hizo pasar al salon principal. Si la casa de Octavia era elegante, la casa de Aurora lo era aún más, por doquier se veían muebles finos, mesitas y consolas con topes de mármol, cortinas de terciopelo, adornos de porcelana, cuadros y espejos con marcos de pan de oro, en fin todo era elegante y de buen gusto.
El esposo de Aurora había sido un próspero comerciante y le gustaba el lujo, pero de buen gusto, además de ello siempre celebraba el cumpleaños de su esposa por todo lo alto. No era la primera vez que Octavia estaba en su casa.  
Margarita entró al salón y le pidió a Octavia que la siga, ella se encontraba cada vez más intrigada, ¿Qué sucedía con Aurora?. De pronto la empleada le señaló la puerta de la habitación, la abrió e hizo pasar a Octavia. El lugar estaba en penumbras, la habitación lo mismo que la sala era elegante. con las cortinas cerradas apenas se podía ver Aurora sentada en la cama con un cofre en las manos.
-Acércate Octavia, la enfermedad que yo tengo no es contagiosa pero es delicada-. 
Por fin Octavia comprendía que sucedía con su amiga que estaba pálida como un papel y demacrada. 

CONTINUARÁ 
 

 

domingo, 20 de septiembre de 2020

PRIMAVERA DE 1900

En la casa de Octavia todo estaba preparado para recibir a los invitados, las amigas de Emiliana iban llegando para saludar a su amiga en su cumpleaños. 
Ondina y Felicitas impecables con sus mandiles blancos hacían pasar a a las jóvenes a la sala mas grande mientras los adultos se instalaron en la sala más pequeña, de esta manera lo había dispuesto Octavia, al ser las amigas de su hija un mayor número de personas.
Emiliana no podía sentirse más feliz de compartir la celebración de su cumpleaños con sus amigas y compañeras de la escuela, pronto acabaría el año escolar y cada una se despediría para tomar su camino y decidir que hacer. Algunas de ellas ya estaban comprometidas en matrimonio y  posiblemente en un año más, estarían celebrando sus bodas.
Octavia en el sala conversaba con sus amigas más cercanas a las que había invitado y Aníbal al otro lado conversaba con sus amigos, uno de ellos era Pier Du Mont esposo de Petra que se encontraba invitado.
En la reunión también estaba presente la madrina de Emiliana que le había regalado una bonita pulsera de oro con un dije de su signo del zodiaco, ella agradeció tan bello y delicado regalo. 
Para todos los invitados la reunión era un momento de alegría, las amigas de Emiliana, cada una trajo a su amiga sus presentes con los que agradecían la invitación a su cumpleaños. Todas ellas reían y pasaban un momento divertido. Los adultos en la otra sala conversaban sobre temas del momento político que se vivía y la amigas de Octavia le preguntaban a ésta,¿ porque no había invitado a Aurora?. 
Octavia de inmediato contestó que si la había invitado, pero ella se disculpó por no poder asistir.
Petra hizó a un lado a su amiga y le preguntó en voz baja: ¿-sabes que le sucede Aurora?, no la vemos desde hace varias semanas, siempre se está disculpando porque no puede asistir a nuestras reuniones-.
-No sé que pasa con nuestra amiga, espero no sea algún problema serio-. contestó Octavia con voz grave.
La reunión estaba en todo su apogeo, Manuelito con el permiso de Octavia había invitado a dos amigos que daban vueltas en la sala de las jóvenes y escuchaban sus risas, pero ellos pronto se aburrieron y se fueron al huerto a jugar con una pelota, el juego lo encontraban más divertido. 
Cuando llegó la hora de cantar la canción del cumpleaños, jóvenes y adultos se reunieron alrededor de la mesa de la torta. Aníbal muy emocionado dijo algunas palabras dedicadas a su hija y luego se cantó la canción de feliz cumpleaños y aplausos para Emiliana que cumplía diecisiete jóvenes y felices años. Los platos de entremeses y la comida se pasaban a los invitados, Ondina y Felicitas eran las encargadas de ello. 
Aníbal preguntó a Pier que suponía él que podía pasar en los próximos días con tanto movimiento en la ciudad: -Pier tú que públicas una revista ¿qué crees que puede suceder en los siguientes días?-.
-No puedo asegurar nada, en la ciudad corren muchos rumores pero todo es incierto-. contestó Pier a su amigo que estaba preocupado por los últimos acontecimientos. 
El tema de conversación quedó ahí, no se habló más del asunto porque era el momento para festejar a la agasajada.
La reunión duró hasta pasada la media noche, fueron los adultos los últimos en retirarse. Octavia mandó a Ondina y a Felicitas a descansar: -Junten todo y mañana limpian, ahora vayan a descansar porque han hecho un trabajo impecable, las felicito-.
Emiliana abrazó a su madre y le agradecía por el día tan lindo que había pasado, luego hizo lo mismo con su padre: -gracias por estar presente en mi cumpleaños- después lo abrazó feliz y se fue a su habitación a dormir. Manuelito había hecho lo mismo más temprano para él los festejos terminaron muy pronto. 
Al día siguiente la vida volvía a la normalidad, Emiliana y Manuelito se iban al colegio y Aníbal recién terminaba de desayunar, Octavia despedía a sus hijos y de las manos de Ondina recibía el correo, el cartero había pasado temprano esta vez. Había entre las demás cartas una de su prima Blanca, era siempre una felicidad tener noticias de ella y de cómo le iba en su nuevo hogar en Suiza.   
-Aníbal ha llegado carta de Blanca- comentó Octavia a su esposo, luego abrió el sobre y  leía en voz alta para que él se entere de lo que decía la carta.
Blanca le contaba a su prima todo lo que estaba viviendo en la nueva ciudad, los paseos con los niños y la salidas con la familia en general -ellos son muy amables conmigo, me estoy adaptando poco a poco a esta nueva vida pero siempre los extraño demasiado-.
Octavia terminó de leer toda la carta con las novedades de Blanca y Aníbal le dijo al final que le envié saludos de su parte. 
Aníbal estaba preocupado y Octavia que lo conocía bien se daba cuenta:-¿por qué no me cuentas lo que te está preocupando?, estás en otro lado, no me prestas atención-.          
-Si Octavia, es verdad estoy bastante preocupado con la situación en el fundo, en los próximos días tengo que volver a viajar-. contestó Aníbal y se quedó en silencio.   
-Vas a volver a viajar pero acabas de llegar hace unos días- agregó Octavia, preocupada por la situación.
-Hay una terrible plaga que está acabando con las plantas de algodón, voy a tener que quemar toda la plantación para que la enfermedad no se extienda. Eso va hacer un descalabro económico para el fundo y para todos los productores de algodón que tienen que hacer lo mismo. En Piura, Chiclayo Trujillo e Ica, todos tenemos que hacerlo y es un peligro si se pierde el preciado algodón peruano. Hay voces que dicen que un agricultor ha encontrado la solución al problema, su nombre es Fermín Tangüis pero todavía falta comprobar si aquello  es verdad, por eso debo estar presente en el fundo. Tú sabes muy bien que mi hermano menor, no es todo lo responsable que debiera ser para hacer frente a los problemas que aquejan las tierras de cultivo familiar-. comentaba preocupado Aníbal para que Octavia comprenda la situación  real que se vivía en Ica.
-Aníbal pero si deseas yo puedo ayudar un poco en lo económico, no dudes en decirme-. 
-No es necesario por ahora Octavia, agradezco tus palabras pero aún podemos hacer frente para ver que solución encuentro. Además está la posibilidad de cambiar de cultivo, no sé aún que decisión voy a tomar, en cualquiera de los casos tenemos que empezar de cero-. al terminar Aníbal se puso de pie, se despidió de su esposa, tenía que salir para hacer algunos trámites que tenía en su agenda.
Octavia se quedó pensando, ahora  tenía que acostumbrarse a la nueva situación mientras las cosas no anden bien en Ica.   Además debía preocuparse de hacer las cuentas del presupuesto para el mes y el pago de los sueldos a Felicitas y Ondina. Tenía por costumbre pagarles a cada una en pequeñas talegas y en las fiestas de julio y diciembre darles una bonificación extra aparte de sus sueldos. 
La otra preocupación importante para Octavia, era realizar la rifa, ya todo estaba casi listo y los boletos vendidos, la fecha se cumplía, solo faltaban unos días. Era el momento de visitar Aurora personalmente y hablar con ella, además de preguntarle por el collar que había donado. Ni por un segundo quería pensar que se había arrepentido del ofrecimiento, eso acabaría con el buen nombre y la seriedad de las Damas del Patronato.  
Llamó al pequeño salón a Felicitas y Ondina y le entregó a cada una su talega, ellas ya sabían de lo que se trataba, le agradecían por el pago puntual de cada fin de mes.
-No hay nada que agradecer, ustedes son un gran apoyo y ayuda para mi. Felicitas déjame hablar con Ondina a solas por favor-. comentó Octavia, Felicitas se retiró, estaba preocupada que quería la señora hablar con su hija. 
-Ondina hace varias semanas que no hablamos de cómo te va en las clases nocturnas de la escuela, no te olvides de traerme la cartilla con las notas, es importante que no descuides tus estudios para terminar la primaria y puedas seguir estudiando-. decía Octavia
-Señora no se preocupe estoy bien en las clases, ni bien tenga la cartilla con las notas se la voy a entregar-.
-Bien Ondina, voy a estar esperando-. completó Octavia y Ondina se retiró a seguir con sus quehaceres. 
Ondina era una joven de veinte años por circunstancia difíciles no había podido estudiar en su momento y ahora llevaba clases nocturnas para adultos. Octavia nunca había preguntado a Felicitas que pasó con el padre de Ondina, pensó que era intervenir en su vida privada.         
   
Antes del medio día, Octavia se alistó para hacerle una visita a su amiga Aurora, era el momento de hablar.
La casa de su amiga quedaba muy cerca a la suya, el día estaba espléndido y caminar  por la avenida del Naranjo, era perfecto.
Llegó hasta la puerta y tocó la campanilla, salió atender la empleada de confianza de Aurora. Ésta se sorprendió al ver a Octavia pero ella  habló de frente.
-Por favor dile a tu señora que he venido a buscarla, deseo hablar con ella- dio un paso adelante y entró al salón de recibir. 
La empleada fue adentro y demoró solo unos minutos en regresar: -Señora, la señora Aurora me dice que le pida mil disculpas pero ella no puede atenderla en este momento está muy ocupada, me pidió que le entregue el collar para la rifa-.
Octavia no insistió pero le parecía una falta la actitud de su amiga, guardó el collar en su bolso y se retiró incómoda por la situación. 
De regreso a su casa, abrió el estuche y estaba el hermoso collar, por lo menos la rifa se realizaría sin inconvenientes.
Al día siguiente en los diarios se leía una noticia que estremeció la ciudad, el día anterior en el puerto los trabajadores habían organizado una protesta que fue sofocada con extrema fuerza, hubieron heridos y muertos, esto fue repudiado por la población y se convirtió en un verdadero problema.  Se debía de una vez por todas encontrar la solución definitiva a las protestas y aceptar el pliego de reclamos de obreros y trabajadores. 


CONTINUARÁ    
        
 

domingo, 13 de septiembre de 2020

PRIMAVERA DE 1900

Por unos días la ciudad amanecía tranquila, los huelguistas habían dado una tregua al gobierno para que atienda su pliego de reclamos que ellos consideraban, eran justos.
Pero en toda la ciudad corrían rumores que solo se estaban reorganizando.  Ahora tenían el apoyo de los universitarios para presionar a las autoridades. 
El gobierno  designado a un intermediario para las conversaciones, pero eran palabras que iban y venían sin llegar a un  compromiso.
En medio de este panorama, Las Damas del Patronato lograron conseguir una audiencia con el alcalde de la ciudad y éste las recibió en su oficina. 
-Señor alcalde hemos venido a invitarlo como todos los años para el día del sorteo de nuestra rifa, contamos con su asistencia-. comentó Octavia.
Ana luisa interrumpió y dijo: -si señor alcalde hemos venido a invitarlo y también para comentar con usted sobre algunas obras que están descuidadas en las avenidas y otras no se han terminado, esto no puede ser- y se quedó callada cuando vio que el alcalde se puso de pie.
-Un momento señoras- dijo  el alcalde con énfasis y educación -aquí hay un grave error, ustedes no trabajan en el municipio y no pueden decir que se debe hacer o que no se debe hacer, yo agradezco su apoyo y preocupación por el ornato público, pero el municipio tiene un límite de gasto y no puedo hacer todas las obras a un mismo tiempo. A mí me gustaría que en la ciudad  todo funcione, sea perfecto y brille, pero el dinero ¿de donde sale?. Los huelguistas nos han obligado a paralizar muchos trabajos que teníamos pendientes y el gobierno debe que encontrar una solución a sus reclamos. En mis manos no esta resolver la huelga y que todo vuelva a la normalidad para continuar con las obras. Ahora señoras si me disculpan tengo una reunión con mis concejales- el alcalde se despidió y salió de su oficina muy serio, no dio espacio a más conversaciones. 
Ana Luisa sorprendida con la actitud del alcalde dijo: -nos hemos equivocado al darle las quejas  de esta forma-.
-Claro, si tú no dejaste que Octavia hable y solo hablabas  sin parar- contestó molesta Petra al ver que la reunión se había interrumpido,  conseguir otra audiencia sería muy difícil. 
Las señoras se retiraron de la alcaldía, Octavia en realidad estaba molesta por la actuación de Ana Luisa. La Damas del Patronato siempre habían recibido el apoyo del alcalde en sus obras de caridad y ahora necesitaban su ayuda, este inconveniente fue un mal paso que no se debió dar.
En el camino Octavia dijo a las demás señoras: -no podemos ponernos a pelear con el alcalde, él nos ha apoyado siempre que hemos pedido su ayuda. Ahora es mejor esperar que pasen unos días para volver a solicitar una audiencia  y esta vez solo iremos tres señoras que serán Petra, Aurora y yo nadie más, es mejor así señoras y ahora cada una vaya a seguir vendiendo los boletos para la rifa-.  
Todas estuvieron de acuerdo con Octavia, el día del sorteo era en seis semanas y había que trabajar rápido en la venta de los boletos y en conseguir el local.
En su casa Octavia estaba fastidiada con la actitud de Ana Luisa, ella había arruinado la entrevista con el alcalde, si bien ellas velaban por el ornato público en su apoyo al municipio, no era el momento de hablar de ese tema y menos de esa forma.
En los últimos años Lima había crecido rápidamente, se hicieron varias obras como: la instalación  del alumbrado eléctrico. La aparición de los primeros automóviles cambio el aspecto de a ciudad y además se hablaba de instalar la primera línea del tranvía para el transporte masivo, con esto la capital pasaría a ser una ciudad moderna y rompería los límites de su trazo colonial. Era un gran avance y un paso al futuro pero también se tenía que hablar sobre el problema de las viviendas, no habían suficientes y representaba una gran complicación para un sector grande de la ciudad.
Al día siguiente de la fallida reunión con el alcalde y cuando Emiliana regresó del colegio, ella y su madre salieron a comprar la tela para el vestido nuevo de su cumpleaños, con tanto problema que atender no habían tenido el tiempo para hacerlo.               

El lugar elegido para comprar era un almacén nuevo en la ciudad, este era toda una novedad y la gente comentaba sobre el nuevo negocio. La tienda era amplia y cómoda para caminar, ahí se vendía de todo, desde un alfiler hasta muebles para el hogar, pasando por las telas más finas e importadas y a la última moda. Era novedoso, bien decorado y sus vitrinas invitaban a pasar. 
Octavia y Emiliana disfrutaron una tarde de compras y tenían que reconocer que en algunas cosas se les fue un poco el presupuesto, era por el cumpleaños de Emiliana y estaban felices.
Al salir de la tienda se fueron directo  a visitar a la modista para elegir el modelo nuevo del vestido para las dos. Octavia también quería estrenar un vestido. Después de revisar varias revistas de moda en el taller de la señora Concepción muy reconocida por sus trabajos de alta costura. La modista les dio algunos consejos sobre los últimos modelos de vestidos y tomó las medidas de Octavia y Emiliana , quedaron de acuerdo para el día que regresarían a las pruebas de sus respectivos vestidos. 
En la casa, Emiliana estaba feliz con los regalos que le había comprado su madre, además de la tela para su vestido. Manuelito escuchaba la conversación de su hermana y su madre y se aburría, él repetía: -telas de organza, cintas, blondas, que molestia todo esto, han traído algo para mí-. comentó. 
-Tu no entiendes de esas cosas Manuelito, no te preocupes-. contestaba su hermana riendo.
Octavia preguntó a su hija cuantas amigas iba a invitar el día de su santo, para que  junto con Felicitas preparen todo lo necesario para ese día.
-Mamá voy a invitar a todas mis amigas del salón-. contestó
-A todas, hija y cuantas son-.
-Mis amigas del salón son 17- contestó Emiliana con una expresión en la cara de  y ahora que va a decir.
Octavia contestó: -no te parece una exageración-.
-Mamá no puedo dejar a ninguna sin invitación, es nuestro ultimo año en el colegio y luego cada una tomará su camino, no sé si volveré a ver a muchas de ellas. 
Su hija tenia razón pensó Octavia, entonces con mayor rapidez debía organizar la reunión para el cumpleaños de ella.  
Tres días habían pasado desde la fallida visita al Municipio. Octavia mandaba con Ondina una nota para Aurora que vivía a solo dos cuadras. En la nota ella le decía que se sentía muy preocupada por su ausencia en las reuniones de la Damas y en la última reunión con el alcalde que fue una calamidad. Una linea más abajo le preguntaba ¿Aurora mañana vamos a ir de nuevo a ver al alcalde puedes acompañarnos a Petra y a mí, solo seremos las tres?.
-Ondina vas esperar a que te entreguen una respuesta, dile que yo estoy esperando- ordenó Octavia y ésta salió de la casa con el encargo. Mientras Octavia iba a la cocina para  hablar con Felicitas sobre los últimos  detalles del cumpleaños de Emiliana. 
A la media hora de haber salido, regresó Ondina con la respuesta de su amiga Aurora, la cual decía: 
-Querida Octavia, disculpa por no asistir a las últimas reuniones y a la de mañana tampoco podré asistir, tengo asuntos que atender y requieren mi presencia-. la nota era corta y además era claro que no podía asistir a la reunión de mañana. Octavia se preguntaba qué pasaba con su amiga, ojalá no sean problemas graves. Guardó la nota en uno de los cajones de su escritorio y siguió con sus planes para celebrar el cumpleaños de su hija.
Diez de la mañana del nuevo día, Octavia y Petra se encontraron en la puerta del Municipio para pedir audiencia con el alcalde, ambas esperaban ser recibidas. Petra preguntó por Aurora y Octavia le contestó que no podía venir a la reunión porque estaba muy ocupada. 
Las dos señoras solicitaron hablar con el alcalde de parte de las Damas del Patronato, su organización era muy conocida en la ciudad y el secretario sabía muy bien de quienes se trataba. El alcalde felizmente les concedió la entrevista y Octavia y Petra entraron a su oficina.
El alcalde fue el primero que habló: -Octavia por tratarse de usted he permitido esta reunión, reconozco que las Damas hacen una labor loable y excelente pero tienen que comprender lo que ya les he explicado el otro día-. terminó de decir.
-No se preocupe señor alcalde, nosotras lo último que queremos es tener un conflicto, usted nos ha apoyado siempre con nuestro trabajo y la invitación para asistir al día del sorteo de la rifa, sigue en pie, aparte de ello queremos pedirle un favor-. 
-Dígame Octavia de que se trata y si puedo hacerlo con gusto las voy a apoyar-.
-Queremos pedirle nos preste el salón de la Beneficencia para el día del sorteo, usted sabe que nosotras realizamos la actividad e invitamos al público en general para que asista, además del notario y la prensa para que todos sean testigos del sorteo y entrega del premio-.
-Octavia, haberlo dicho antes, por supuesto que el salón lo pueden usar, no hay problema, yo mismo lo apuntaré en mi agenda para que nadie vaya usarlo ese día-.
-Alcalde no espera menos de usted y su ayuda para con nuestra organización, se lo agradecemos desde ahora-. dijo Octavia agradecida con  el alcalde.
Éste, apuntó en su agenda delante de Petra y Octavia, el día y la hora de la rifa  para no olvidar lo acordado. Luego, Octavia con mucho cuidado le habló sobre el problema que había en la periferia de la ciudad con la gente y sus viviendas.
-No todo lo puedo solucionar en estos días, ese es un problema donde necesito la ayuda del gobierno, fatalmente-. concluyó el alcalde. 
La conversación fue amena y versó también en otros temas, las dos señoras se despidieron y agradecieron al alcalde su apoyo.                            


 Al salir del municipio Petra y Octavia estaban felices por tener el salón  donde realizar el sorteo, además Octavia había logrado hablar sobre el problema de la gente que vivía en la periferia de la ciudad para ver si algo se podía hacer. -Petra ahora sigamos trabajando en la venta de los boletos, los días pasan rápidamente-.
-Si Octavia  tenemos que hacerlo para que todo salga bien-. Contestó Petra, estaba feliz, las dos amigas caminaban por las calles céntricas de la ciudad para volver a sus hogares. 
Anibal estuvo de regreso tres días antes del cumpleaños de Emiliana. Su hija no podía estar más contenta con la presencia del padre. Octavia también estaba tranquila no le hubiera gustado celebrar la reunión sin la presencia de Anibal. 
En un aparte en su habitación después de la cena, éste le contaba a su esposa todos los problemas que tenía el fundo y lo preocupado que se encontraba. Por unos días olvida un poco todo aquello y tratemos de celebrar el santo de nuestra hija, comentó Octavia para que Anibal se tranquilice.
El día del Santo había llegado, los vestidos nuevos de Octavia y Emiliana también estaban listos y Ondina los había ido a recoger. La casa estaba festiva con un decorado acorde a la celebración. 
Las mesas lucían manteles finos de encaje, la loza fina y los cubiertos brillaban. Bocaditos mandados especialmente a preparar en la panadería de Nicola experto en esas especialidades. Para las jóvenes se había preparado ponche con el que brindar y para los adultos vino. Todo estaba  perfecto y Emiliana vestía un hermoso traje, Anibal no podía estar más orgulloso de su hija que se había convertido en una joven y atractiva mujer, se acercó a ella y la abrazó emocionado.

CONTINUARÁ   
      

domingo, 6 de septiembre de 2020

PRIMAVERA DE 1900

Al llegar cerca del lugar donde vivía el hermano de Felicitas, Octavia se dio cuenta que era un sitio sumamente pobre, las casas eran cabañas mal construidas, la gente vivía hacinada. El panorama  era desolador y poco recomendable.
Felicitas se adelantó y señaló una de las cabañas, empujó la puerta, entró y acto seguido hizo pasar a Octavia y a Eda.
-Por aquí por favor- dijo en voz baja y señaló el camino. 
El hermano de Felicitas estaba en un rincón sobre una cama maltrecha. La casa solo tenía un ambiente y no había  muebles. El herido se quejaba de dolor, Ondina estaba a su lado tratando de darle un poco de agua para beber.
-Eriberto soy yo Felicitas y he venido con la señora Octavia y una enfermara para que vea tu pierna-.
-Felicitas sabes bien que no puedo pagar una atención médica es mejor que se retiren, ¿por qué las has traído?-. exclamó  Eriberto molesto con su hermana.
Eda no hizo caso de sus palabras y habló con autoridad:
-Voy a revisar tu pierna, para eso he venido- abrió su maletín de primeros auxilios y sacó unas tijeras para cortar el pantalón y entonces vio la gravedad de la herida.
-Octavia tiene una fractura expuesta, el hueso de la canilla esta roto, hay que ponerlo en su sitio y entablillar, si no lo hacemos el hueso va soldar mal y esa pierna quedará inútil para siempre-. 
-Eda por favor haz lo que tengas que hacer para tratar de aliviar al herido y salvar su pierna-. contestó Octavia para dejar que su amiga haga su trabajo.
-Hay algún licor en casa-. preguntó Eda.
-Si señora- contestó Ondina -mi tío guarda una botella de licor de caña en esa caja que esta al frente yo lo he visto tomar de ella-.
-Bien trae la botella y que  el herido tome uno o dos sorbos, luego necesito un pedazo de trapo limpio para que sea mojado en el licor y ponerlo en a boca para que lo muerda- después ordenó -Ondina trae dos tablillas para amarrarlas a la pierna de tu tío-. y explicó lo que iba hacer. -Primero voy a poner el hueso en su sitio y eso va ser muy doloroso, necesito su ayuda-.  terminó de indicar Eda.   
A un costado de la habitación, había una silla vieja que Ondina  terminó de desarmar y sacó las tablillas que la enfermera necesitaba.
Con agua oxigenada Eda limpio con mucho cuidado la herida, el hueso de la canilla salia de la piel, Eriberto se quejaba de dolor. Felicitas le dio a beber dos tragos de licor y le puso en la boca el trapo empapado en éste, la enfermera ordenó: -Ondina sujeta un brazo a tu tío, Octavia tú el otro brazo y Felicitas ven a mi lado para sujetar la otra pierna, mientras yo coloco el hueso en su sitio-. 
Las tres mujeres obedecieron las ordenes y sujetaban con fuerzas al herido. Eda con la habilidad que le daban sus años de experiencia  como enfermera le permitían maniobrar con seguridad. Eriberto dio un grito ahogado de dolor y estaba al borde del desmayo.  Eda con un movimiento rápido coloco el hueso en su sitio, lo unió y luego con una venda aseguro las tablillas a la pierna para que el hueso no se mueva. 
Eriberto lloraba de dolor, era terrible verlo en ese estado pero fue necesario ubicar el hueso en su lugar para que la pierna no quede inútil.
-Ahora es necesario llevarlo al hospital para que lo atiendan-. agregó Eda un poco cansada por la fuerza que había hecho.   
Felicitas suplicó: -no señora por favor, al hospital no, ahí lo van a detener por estar en los disturbios de la mañana-.
-Lo que yo acabo de hacer es una atención de primeros auxilios, tu hermano tiene que ir al hospital para ser atendido, su herida está abierta,  hay peligro de infección es algo muy serio. Además deben enyesar la pierna porque el hueso está roto. No te preocupes no lo van a detener porque nadie lo va a denunciar. Él va entrar como un paciente más el hospital de la hermanas  Cartujas de San Vicente de Paúl. Ellas tienen una sala para personas de escasos recursos, por favor y ya no perdamos más tiempo, hay que llevarlo cuanto antes, si pueden conseguir un triciclo, es el único transporte que se me ocurre- exclamó Eda a punto de perder la paciencia.
-Felicitas, has caso a Eda, ella sabe lo que hace. Algún vecino tiene un triciclo para que nos ayude-.
-Si señora, Umberto el vecino de al lado tiene uno... Ondina ve a buscarlo-. dijo Felicitas al escuchar las palabras de Octavia.  
Ondina salió corriendo a buscar al vecino, un joven que trabajaba con su triciclo. En pocos minutos llegó, con la ayuda del vecino y entre todos subieron a Eriberto para ser llevado al hospital, éste no dejaba de quejarse por el dolor que sentía. 
Eda cerró su maletín y junto a Octavia iban detrás del triciclo  que empujaba Umberto, ayudado por Felicitas y Ondina.
-Va ser un milagro que esa pierna se cure, la herida es profunda. Octavia nunca antes había estado en este lugar, es terrible ver como vive aquí la gente- comentaba Eda sorprendida por todo aquello que la rodeaba.
Octavia también estaba sorprendida y pensaba conversar con el alcalde para ver que se podía hacer en el lugar, donde había tanta necesidad.                
Cuando llegaron al hospital entraron por emergencia, Eda trabajaba en el lugar y sabía que hacer. Pronto Eriberto fue llevado a la sala de operaciones para ser atendido.
Felicitas le daba las gracias a Octavia por su ayuda:   
-A quien debes agradecer realmente es a Eda, ella es la que ha hecho todo lo necesario para ayudar a tu hermano-. contestó Octavia.
-Si  es verdad, pero sin usted no hubiera podido llegar a la señora Eda, gracias también por ello-. comentó Felicitas con voz temblorosa.
Eriberto fue atendido y sería internado en el hospital por unos días. Umberto preguntó si lo necesitaban para algo más, todas agradecieron su ayuda y él se retiró.
Felicitas no tenia palabras para agradecer a Eda por todo lo que había hecho por su hermano:
-Señora siempre le estaremos agradecidos por su ayuda y estamos en deuda con usted.  Cuando mi hermano se cure, él puede hacer trabajos en su casa como arreglos de paredes, techos o lo que se necesite-. comentaba Felicitas para pagar una deuda impagable por su buena voluntad. 
-No te preocupes Felicitas, tu hermano va a pasar un buen tiempo para curarse-. contestó Eda para finalizar porque ya era hora de retirarse del hospital.
Felicitas pidió permiso para quedarse un rato más con su hermano en el hospital,  Octavia le concedió el permiso.
Eda, Octavia y Ondina salían del hospital y ya había oscurecido. Toda la tarde se había ido atendiendo a Eriberto.  Ondina que iba con las señoras les contó como su tío se había herido en los disturbios: 
-Por correr de la policía él no se dio cuenta y metió la pierna en un hueco, así sucedió el accidente. Sus compañeros lo trajeron casi a rastras a su casa  y cuando nosotras llegamos a visitarlo nos encontramos con un cuadro de dolor y desesperación-.
El resto del camino Ondina guardó silencio mientras Octavia y Eda conversaban, al llegar a la puerta de la casa de la enfermera, Octavia antes de despedirse comentó: -Eda no tengo palabras para agradecer  tu ayuda, sin ti no hubiéramos sabido que hacer, hemos ocupado tu domingo de descanso, gracias mil, por ello-.
 -Octavia no te preocupes, soy enfermera, mi deber es atender a los enfermos y heridos, era mi descanso, pero estas situaciones no son todos los días- y las dos amigas se despidieron con sincero afecto. 
-Ondina vamos rápido, es de noche y mis hijos han estado solos toda la tarde, debemos darnos prisa-. dijo Octavia caminando rápido por la calle del Naranjo donde quedaba su casa. 
Emiliana y Manuelito recibieron a su madre y le preguntaban que había sucedido, ¿cual era la emergencia?, los dos le hacían mil preguntas, querían saber. Octavia conversaba con sus hijos sobre lo sucedido. y les contaba los detalles.
Después de la cena Octavia se sentía cansada, había sido una tarde llena de tensión. Sus hijos ya se habían ido a dormir, Ondina terminaba sus quehaceres y también se iba a descansar.  Octavia en su habitación, pensaba mañana va ser un día ocupado tengo que estar preparada. 
Sobre su mesita de noche estaba la revista que  Petra le había traído, se llamaba  La familia, ella la tomó en sus manos y comenzó a leerla como le había prometido a su amiga.
Al día siguiente Emiliana y Manuelito después del desayuno se iban al colegio acompañados por Ondina. Una hora más tarde llegaba de visita Petra, trayendo los talonarios para le rifa. Felicitas le abrió la puerta y la hizo pasar al salón donde Octavia escribía.
-Querida amiga ¿cómo estás? perdona que venga tan temprano pero no quería perder más tiempo, aquí traigo los talonarios para la rifa, Ana Luisa y yo los estamos repartiendo a todas las señoras del Patronato para que de una vez comiencen a vender. El tiempo nos gana.
-Petra que bueno por fin tenemos los talonarios para comenzar nuestro trabajo, debemos vender todos. Ana Luisa que es la tesorera ya te dio el pago de los talonarios-.              
-Si, no te preocupes, todo está en orden. Octavia también venía para preguntar si has leído la revista ¿qué  te pareció?-.
-Si, he leído la revista y no debes tener dudas, está muy buena, los artículos son entretenidos y amenos y los consejos para el hogar también. Me gustó mucho le entrevista a Teresa Estrada, la hermana mayor y directora del colegio Corazón de Maria, es muy interesante su historia de vida desde el lado humano. No debes preocuparte por nada toda la revista es excelente-. 
-Que bueno Octavia ahora respiro tranquila porque a mis lectores les gusta mi revista, he preguntado a muchos de ellos como una encuesta y están encantados-. contestó Petra llena de satisfacción por su trabajo y el de su esposo.
Las amigas se despedían, Petra tenía que seguir repartiendo los talonarios a las demás señoras y a los pocos minutos de su partida, entró Ondina que ya había regresado y le entregó a Octavia el correo, un telegrama de Aníbal y una carta de su prima Blanca que estaba en Suiza. Abrió primero el telegrama donde su esposo le comentaba que estaba bien y tratando de solucionar los problemas del fundo familiar, además de prometer que estaría para el cumpleaños de Emiliana. 
Al abrir la carta de su prima estaba llena de novedades, le contaba sobre la casa donde vivía con la familia: -es muy bonita y esta rodeada de bosques, con los niños después de las clases salimos a pasear, aunque el frío es más fuerte, el invierno ya está cerca, tú sabes que estamos en diferentes hemisferios- entre líneas le comenta cuanto extrañaba a la familia y la ciudad -Octavia extraño tanto  nuestras conversaciones en el salón y las bromas de Aníbal, él siempre fue tan amable, también extraño a Emiliana y Manuelito que siempre decía que era el inventor y genio de la familia-. Luego seguían más comentarios y al final se despedía con la promesa de seguir escribiendo para contarle más novedades.  
Octavia no quería perder tiempo y comenzó a escribir la respuesta a la carta de su prima, más tarde saldría para comenzar a vender las rifas para el sorteo de las Damas del Patronato.           

En los días siguientes las damas trabajaban en la venta de los boletos para la rifa, visitaban los comercios, las tiendas, a sus amistades y por supuesto a sus familias. La ciudad fue inundada por los boletos de la rifa.
Emiliana y Manuelito ayudaban a su madre a vender boletos en sus colegios. Emiliana comentaba a sus amigas lo fantástico que seria si una de ellas ganaba el premio y se o daba a su mamá como regalo a  más boletos más oportunidades, y así ayudan a las obras de caridad. Las amigas compraban los boletos para  ganar el premio y ayudar.
Octavia preguntaba a Felicitas por la salud de su hermano y si ya le daban de alta en el hospital. 
Felicitas le comentaba que estaba bastante bien, pero que debía esperar más tiempo para salir. 
En la noche después de un día de trabajo vendiendo boletos para la rifa, Octavia en su habitación se disponía a dormir, la casa estaba en silencio de pronto escuchó unos pasos, estos eran familiares para ella. 
Los pasos comenzaban en la puerta de entrada, cruzaban la sala, cruzaban el comedor y se detenían en la puerta del patio, luego se dirigían lentamente hacia el huerto donde desaparecían. Cuando ella era pequeña y escuchaba los pasos sentía miedo y le contó a su padre, éste le dijo: -querida no tengas miedo, esos son los pasos tal vez del primer dueño  que aún cree que está en su propiedad. Él cuida la casa y es un espíritu bueno-. 
Octavia tenía seis años y desde ese momento se acostumbró a escuchar los pasos que de vez en cuando aparecían. Una vez, solo una vez vio la sombra de un hombre que estaba de espalda, vestía elegante, tenia una capa negra y un sombrero de copa. Nunca más lo volvió a ver pero si a escuchar sus pasos que en la casa ni sus hijos, ni su esposo podían escuchar.

CONTINUARÁ