domingo, 30 de mayo de 2021

PRIMAVERA DE 1900

El reloj que estaba encima de la cómoda marcaba las 10:10 de la noche. Aníbal sentado en el cómodo sillón que formaba parte de la decoración del dormitorio, esperaba preocupado lo que tenía que decir su esposa.
Octavia caminaba por la habitación tratando de escoger con  cuidado las palabras con las que quería darle la noticia a su esposo. En su mente ensayó lo que iba a decir y entonces comenzó: 
-Querido, los hijos crecen y se hacen cada día más independientes, quieren tomar sus decisiones y vivir su propia vida-.
Aníbal interrumpió a su esposa y preguntó: 
-¿Octavia qué está pasando?  ¿por qué tanto rodeo?-.
Ella respiró profundamente y contestó:      -Querido, Guillermo y Emiliana se  quieren casar. Mañana en la noche viene Guillermo para hablar con nosotros y pedir la mano de nuestra hija-.
Unos segundos en silencio, Aníbal no salía del estupor, en su rostro se podía ver la tensión. 
Se puso de pie y comentó -Guillermo y Emiliana quieren casarse ¿por qué tanta prisa? porque no esperar dos años, tres años o mejor si son diez años. Octavia, ¿Cuándo creció nuestra hija?, si parece que ayer era una niña pequeña y yo la llevaba de la mano a pasear le compraba algodón de azúcar y globos de colores, con eso ella era tan feliz. Dices que mañana viene Guillermo, entonces yo voy a hablar muy claro con él-. 
-Solo te pido Aníbal que mantengas las formas y la buena educación, tú siempre serás su padre eso nadie lo puede cambiar. Nosotros no somos eternos, no querrás que nuestra hija se quede sola en el futuro-. Octavia con esas palabras trató de tranquilizar a su esposo pero fue en vano, él se sentía preocupado y la idea de una boda no le gustaba en lo absoluto. 
-Vamos a dormir,  mañana ya veremos-. fue toda su respuesta y no deseaba hablar más. 
Octavia se dio cuenta que nada lo iba a conformar hasta hablar con Guillermo, solo esperaba que su esposo no se impaciente.
En la mañana del día siguiente, Emiliana salió temprano para el hospital, no quería hablar aun con su padre, tenía miedo de su reacción y sobretodo si estaba de acuerdo o no con la boda.
Llegó al hospital, se ocupó de sus labores y al medio día mientras tenían  su hora de descanso con Lorena  comentaba los últimos acontecimientos sobre la boda y la reacción de su padre, no sabía si su madre logró convencerlo.
-Emiliana que emocionante lo que dices sobre tu boda con Guillermo y tus padres. Yo sabía que él quería algo serio contigo y te lo advertí ¿te acuerdas?. Ahora la pregunta es ¿si tu padre no acepta  la boda?, ¿qué harías? fugarte de tu casa con Guillermo  y nunca más verías a tus padres, como tu amiga Rosalina-.
-Lorena por favor, con esas palabras solo eres aguafiestas, nunca podría escapar de mi casa y menos dejar de ver a mis padres pero no sé que haría, me pones en una situación muy difícil- contestó triste Emiliana por la posibilidad de una respuesta negativa de parte de su padre. 
Una enfermera entró en la habitación de descanso y exclamó -señoritas a trabajar la hora de descanso terminó-. 
Emiliana fue a la farmacia llevando las medicinas que había recibido el hospital, no quería pensar  por el momento en su boda y en Guillermo.
A la hora de salida en la puerta del hospital, Lorena  comentó a Emiliana: - querida amiga te deseo toda la suerte de este mundo, no te preocupes va estar todo bien, tu padre tiene que aceptar y como en las novelas tendrás un final feliz-. 
Emiliana sonrió a su amiga, tenía tantas dudas pero siguió su camino con dirección a la casa, no tenía prisa en llegar, ni ver a su padre. Llegó a la puerta se detuvo unos segundos casi dudaba, luego entró a la casa. Cuando su padre escuchó sus pasos de inmediato la llamó al pequeño salón para hablar con ella, estaba en compañía de su madre y eso le dio algo de alivio. 
-Emiliana, me he enterado que Guillermo y tú se quieren casar. ¿Por qué tanto apuro?, ¿Por qué no esperar unos años?, se conocen hace poco tiempo- el padre hizo este comentario directo.
-Papá, Guillermo y yo confiamos el uno en el otro y no deseamos esperar más, casados vamos a tener todo el tiempo para conocernos-.
-Bien, veo que esa es tu idea y deseo de boda, no puedo aun dar mi permiso, primero tengo que hablar con Guillermo y luego veremos, es mejor no hacerse ideas al respecto-.
-Por favor padre solo te pido que aceptes no me gustaría una negativa-. contestó casi como una súplica.
-Emiliana puedes retirarte ahora, no quiero seguir conversando sobre el tema- fue toda la respuesta de Aníbal a su hija, no sabía aun si aceptar a Guillermo en la familia.
Octavia no habló, no deseaba alterar más Aníbal lo noto molesto con la idea de una boda, él deseaba un  compromiso para su hija de cinco o seis años.
En la tarde las horas parecían pasar lentamente en el reloj, Emiliana se alistaba en su habitación para recibir a Guillermo, se puso en lindo vestido de color rosa pálido, sabía que a su novio le gustaba porque le daba un aire romántico según sus palabras. También llevaba en la mano el bonito anillo de compromiso.
Siete de la noche, Guillermo tocaba la campanilla en la casa familiar, Emiliana salió a recibirlo, se veía tan linda comentó el novio: -Gracias por tus palabras, mis padres ya saben que vienes hablar con ellos- contestó y le pidió tomar asiento. Aníbal y Octavia minutos después entraban a la sala. 
Guillermo se puso de pie para saludarlos y prefirió hablar del tema de la boda de una vez para dejar el suspenso atrás: -señores Aníbal, Octavia mi presencia en este momento es para pedir a ustedes me concedan la felicidad de casarme con Emiliana, ella y yo hemos conversado del tema y creemos conveniente casarnos con su permiso por supuesto. Me hubiera gustado que mis padres estuvieran presentes pero todos sabemos que es imposible-.
Aníbal les pidió a Octavia y a Emiliana que se retiren, deseaba hablar a solas con Guillermo. Su esposa lo tomó del brazo y dijo -Aníbal por favor- este contestó serio -no te preocupes-. 
Aníbal le indicó a Guillermo que tome asiento y comenzó hablar con él sobre sus intenciones de boda le hizo varias preguntas acerca de sus sentimientos hacia Emiliana y el porque no esperaban más tiempo para casarse, además de preguntar si contaba con la solvencia económica suficiente para sostener una familia -Mi preocupación de padre es que Emiliana este segura y protegida, con su familia a ella nunca le ha faltado nada. Comprende Guillermo es a mi hija a quien pretendes llevarte-.
Guillermo resolvió todas las preguntas de Aníbal para no dejar dudas, le habló de la seguridad de sus sentimientos hacia Emiliana, del trabajo y su solvencia económica -si no estuviera seguro de todo aquello jamás hubiera pensado en una boda, se que ella con ustedes siempre ha tenido seguridad-. 
Aníbal en el fondo le agradaba Guillermo y la conversación entre los dos lo hizo sentir más tranquilo, su hija estaba junto a un joven serio y responsable.
-Bueno Guillermo no me queda más que dar mi permiso para que puedan casarse, solo deseo advertirte que no quiero ver una lágrima en el rostro de mi hija, si no te las veras conmigo- advirtió Aníbal con un tono de voz sereno pero se podía adivinar que hablaba en serio. 
Llamó a su esposa e hija para comunicarles que el permiso había sido concedido y que se podía fijar la fecha de la boda, todos estuvieron de acuerdo que sería dentro de dos meses. 
Era una locura pensó Octavia, preparar una boda con ese tiempo sería agotador. Mandó a Ondina a traer el vino y copas se debía brindar por los novios y el futuro matrimonio.
La familia celebraba la felicidad de los novios y el brindis por su futuro, Guillermo fue aceptado y Octavia se preparaba para organizar todos los arreglos de la boda.
Además de la alegría en la casa de Aníbal y Octavia por la boda de su hija, había otra gran celebración en la ciudad  por fin llegó el día de la inauguración del Nuevo Paseo Colón. Con bombos y platillos y picadillo de papel se abría ante el público la nueva avenida. Los aplausos, las vivas se sentían por doquier, esta era una obra que permitía  crecer y salir de los límites conocidos de la ciudad colonial.
Las palabras del alcalde no se hicieron esperar, su discurso fue breve porque en ese momento llegaba el presidente con su comitiva. Los aplausos de la gente y las palabras de bienvenida del alcalde. El presidente habló al público y prometió que pronto la ciudad tendría otra gran obra para facilitar el transporte de la gente, luego tomó las tijeras y cortó la cinta para entregar la nueva avenida a la ciudad. Los aplausos y la alegría del público eran de celebración. Entre la gente se encontraba Octavia, Aníbal y las Damas del Patronato, ellas habían sido invitadas por el alcalde y se acercaron a él para felicitarlo, el presidente y su comitiva ya se habían retirado. 
-¿Octavia que te parece la nueva avenida?- pregunto Aníbal.
-¡Oh querido! todo se ve tan grande, es maravilloso, tanto espacio que se abre para la ciudad-.
La gente alrededor también celebraba, el picadillo de papel volaba llevado por el viento y caía sobre las personas, Octavia reía al ver a su esposo lleno de papelillo sobre su cabeza.  
Poco a poco el público se fue retirando Aníbal y Octavia hacían lo propio, se despidieron de las Damas y caminaban por la avenida de regreso a su casa, comentaban sobre el evento de la ciudad y de la boda de su hija: -jamás pensé que ese día podía llegar, aun no me acostumbro a la idea, todo ha sido tan rápido, tal vez debí  negar el permiso y prohibir a Emiliana salir de la casa- comentaba  Aníbal a su esposa.
-Lo único que conseguirías es hacer sufrir a Emiliana y crear distancia entre padre e hija, ella no volvería hablar contigo-. contestó Octavia.
En la siguiente reunion de las Damas, Octavia pidió a sus amigas el permiso de ausentarse un tiempo en el trabajo de bien social que realizaban, el motivo preparar la boda de Emiliana. Todas las amigas felicitaban a Octavia por la buena noticia. Reyna agregó -¿supongo qué estamos invitadas a la boda?-.
-Por su puesto todas serán invitadas, mis amigas no pueden faltar a una ocasión tan especial- decía Octavia e imaginaba el trabajo que tenía adelante con la boda pero se sentía feliz.
Guillermo se presentó el domingo con un ramo de flores para su novia y otro para Octavia. En el almuerzo se habló de los preparativos de boda y las intenciones del novio de colaborar con los gastos. Emiliana después del almuerzo y de tomar el café, pidió a sus padres permiso para salir a pasear y llevar a Rubí con ellos. La niña estaba feliz con la boda y la alegría que había en la familia por dicho evento. 
Rubí preguntó preocupada: -madrina yo voy a ser la niña de las flores ¿verdad?-
-Si mi querida Rubí, ya lo dije una vez, sin la niña de las flores no hay boda- contestó Octavia. 
El resto de la tarde Emiliana, Guillermo y Rubí salieron a pasear, regresaron cuando ya oscurecía y había que llevar a Rubí de regreso al internado. 
Guillermo se despidió de Emiliana, besó sus manos era el protocolo de esos días no podían acercarse demasiado el uno al otro.
En la noche antes de dormir Emiliana llamó a su madre a la habitación quería hablar con ella.
-Madre ahora en la tarde que salimos a pasear con Guillermo, fuimos a su departamento-.
-Emiliana por favor como se te ocurre ir. Una joven soltera jamás debe ir al departamento de un hombre. ¡Qué pasa contigo hija!- exclamó Octavia molesta.
-Madre escúchame solo fueron diez minutos, además nos vamos a casar y  Rubí estaba presente-.
-Así sean 5 minutos hija, por favor comprende, no debes ir, no quiero que la gente hable cosas que no son. ¿Por qué Rubí no me contó al respecto?-. 
-Le pedí que no lo hiciera, era yo quien debía contarte. Madre entiendo tu preocupación  pero nosotros fuimos porque Guillermo quería mostrarme el departamento donde vamos a vivir después de la boda, es bonito no es tan grande como esta casa pero tiene todo lo que se necesita para empezar una familia, me dijo además que podía decorarlo a mi gusto-.
Octavia se sintió más tranquila pero hizo prometer a su hija que no vuelva a ir al departamento mientras no estén casados -por favor Emiliana no quiero tener un disgusto-.
-Si madre pero después de mi boda me vas ayudar a escoger los muebles y el decorado para mi nuevo hogar.
Octavia se comprometió ayudar a su hija como ella deseaba. Cuando se despidieron para ir a dormir, se sorprendió de sentir tristeza, Emiliana se iría de la casa y dejaría un gran vacío sin su presencia. Había que adaptarse a la nueva situación pensó, pero le dio algo de razón  Aníbal cuando dijo:
-Octavia, en que momento creció nuestra hija- y su esposa no tenía respuesta para aquello.

CONTINUARÁ   
       
                                
 

 

domingo, 23 de mayo de 2021

PRIMAVERA DE 1900

Octavia contemplaba el sobre blanco que tenía encima del escritorio, su tía Esperanza se lo había entregado antes de regresar a su casa de Barranco. En él guardaba el testamento escrito de su puño y letra con sus deseos y voluntad para cuando ella no esté en este mundo.
Alguna vez Octavia escuchó hablar que, si un testamento se abría antes de tiempo, la persona que era dueña del mismo moría muy pronto. Ella no deseaba aquello y por esta vez haría caso de esas palabras, dejaría el sobre sellado, no deseaba enterarse de herencias ni leer testamentos. Quería a su tía Esperanza muchos más años con la familia. Dio media vuelta, abrió el mueble que ocultaba su caja fuerte y sin dudar guardó el sobre sellado, luego cerró la caja fuerte, se estremeció en ese instante al recordar la otra caja fuerte en la casa de los padres de Rubí. Eso era una pesadilla para Octavia y un problema latente. Mientras se mantenga escondida en la sombra y nadie sepa de su existencia todo iba a estar bien, de lo contrario podía desatar una tragedia de la que no quería imaginar. Respiró intranquila debía confiar en la providencia y olvidar todo lo relacionado con esa caja fuerte era mejor para el bienestar de Rubí y su futuro.
Ondina interrumpió los pensamientos de su señora cuando entró al salón y dijo: -señora ha llegado esta carta para usted- se acercó al escritorio y se la entregó a Octavia. 
-¡Oh! viene de Vevey-Suiza- leyó el remitente y señaló -es de Beatriz de la Torre y Valle, que extraño, hace tanto tiempo que no tengo noticias de ella. Puedes retirarte Ondina pero antes toma la lista para las compras, acompaña a Felicitas al mercado y ayuda con las canastas-.
-Si señora en seguida voy para ayudar a mi madre con las compras-. Ondina salió a paso ligero para decirle a su madre lo que quería su señora.
Octavia abrió el sobre con la carta de Beatriz, en ella le comentaba algunos detalles sobre su vida en la ciudad y se disculpaba por no haberle escrito antes. -Estimada Octavia me va a disculpar por no escribir antes pero el tiempo fue pasando entre una cosa y otra, en fin aquí estoy enviando unas líneas también para comunicarle que su prima Blanca no está sola, con mis hijos vamos a visitarla cada fin de semana y mientras estemos viviendo en esta ciudad así será- luego proseguía con detalles de su día a día y como sus hijos crecían y recordaban a la prima Blanca siempre. Líneas más adelante se despedía deseando muchas bendiciones para su familia. 
Octavia no pudo evitar emocionarse su querida prima no se encontraba abandonada y ella desde Lima siempre la recordaba y tenía su foto sobre la cómoda en un lugar especial. Guardó la carta en uno de los cajones de su escritorio y se enjugó las lágrimas de sus mejillas. De pronto se sobresalto al escuchar la voz y los pasos de su esposo.
-Octavia querida- dijo Aníbal  al entrar al pequeño salón, regresaba de hacer unas gestiones en el centro de la ciudad -es una realidad, en dos semanas se va inaugurar el nuevo Paseo Colón, ya es un hecho, la noticia esta en todos los diarios y en primera plana, escucha- Aníbal leía en voz alta -Nuevo Paseo Colón será inaugurado en dos semanas, se espera la presencia de las autoridades de la ciudad y del presidente. Te das cuenta querida tenemos que estar en esa inauguración, se va a permitir la presencia del público-. 
-Es maravilloso Aníbal por fin vamos a tener la nueva avenida, nosotros y la Damas del Patronato debemos estar presentes, seguro nos llegará una invitación del alcalde, él no se va olvidar de hacernos participar a las Damas que tanto lo apoyan-.
-Por supuesto querida pero escucha, dicen que existe un gran plano de Lima donde están trazadas otras avenidas que aún no tienen nombre, eso significa que la capital va a crecer hacia el norte, al sur y hacia el mar, puedes creerlo. Vamos a  convertirnos en una gran urbe y cuando se inaugure el tranvía estaremos insertados en la modernidad del nuevo siglo, es increíble y asombroso. Debemos crecer como una ciudad que avanza al futuro- decía Aníbal con gran entusiasmo y Octavia le daba la razón.
Emiliana regresaba del hospital y escuchó la voz de su padre que hablaba desde el salón, caminó hasta la puerta, saludó y dijo -Padre que gran entusiasmo el que te alegra, he podido escuchar algo de una nueva avenida-. 
-Si mi querida Emiliana estoy entusiasmado y feliz con la nueva avenida que en dos semanas más, tendrá la ciudad-. contestó Aníbal sin perder la emoción.
-Bueno yo tengo dos noticias que darles, la primera es que me encontré con Rosalina en el hospital y me dijo que estaba esperando un bebé, por supuesto que está feliz y dichosa. La otra noticia, mi estimado amigo Teo se casa muy pronto ya han intercambiado aros con la novia y fijado fecha para la boda ¡se imaginan!- 
-No te noto muy feliz con la boda de Teo ¿Qué sucede hija?- preguntó Octavia.
-Bueno madre me siento feliz y triste a la vez, es así y no puedo evitarlo. Lo que me sorprendió es que Rosalina al darme la noticia de su bebé no mencionó a sus padres en ningún momento, sentí mucha  tristeza que ellos no participen de su felicidad-.
-No deberías sorprenderte Emiliana, sus padres han dejado de existir para ella y eso es lamentable- contestó Octavia. 
-Voy a mi habitación a cambiarme de ropa con su permiso- señaló Emiliana y salió del salón.
-¿Qué pasa con nuestra hija? porque se va a sentir triste con la boda de Teo, se supone que ella ama a Guillermo-. dijo Aníbal con un tono de interrogación.
-Es solo pasajero ese sentimiento de tristeza, Teo es un amigo que ella estima y le causa pesar no estar en su boda, eso es todo querido- agregó Octavia también con duda por Emiliana.
-Bueno, si lo dices, así debe ser y con la noticia que Rosalina va tener un bebé a estas horas Quinto no debe caber en su cuerpo de felicidad. Debemos alegrarnos por ello y tener fe que este bebé cambie el proceder de la pareja y Rosalina se acerque a sus padres. Por otro lado debo agregar que Quinto sigue siendo imprudente, es más raya en la tontería de seguir llevando mucho dinero en los bolsillos, es absurdo hacer aspaviento de sus negocios, ¿Qué pretende con todo aquello, qué lo asalten y le corten el cuello?-. comentó Aníbal muy serio.
Los días fríos del invierno se sucedían uno a otro, en casa de Octavia la vida continuaba, Manuel cada semana se entusiasmaba más con los deportes del colegio y los partidos de futbol. Crecía y se sentía más independiente para salir con sus amigos a jugar o formar parte del equipo de futbol de su salón. Conversaba con sus padres de esos eventos y les comentaba cada detalle. 
Una tarde de domingo cuando Rubí estaba en casa de Octavia conversaba con ella: -madrina todos dicen que voy a crecer y desarrollar  pero yo me miro al espejo y me veo igual-. 
-No te preocupes mi niña eso va a pasar de todas maneras-. 
-Pero madrina cuando va a pasar, ya tengo once años- contestó Rubí con preocupación.
-En cualquier momento va llegar el desarrollo, tu cuerpo va a crecer desarrollar y tomará formas femeninas, es una ley de la naturaleza, no te preocupes-. contestó Octavia para aliviar la preocupación de su ahijada.
-Madrina, entonces lo he pensado bien, como todos dicen que voy a crecer y no puedo usar más vestidos de los que tengo en el internado quiero donar el resto de ellos a las niñas del orfelinato, no deseo que se pierdan en el tiempo- dijo esto Rubí con seriedad para que su deseo se cumpla.
Octavia sorprendida contestó:  -es una buena acción, pero vamos haber si se puede hacer realidad, nada puede salir de tu casa sin la autorización del doctor Panduro, tu asesor legal. Es diferente sacar tres vestidos para tu uso que todo un ropero lleno de ropa. Déjame conversar con tu abogado para ver si se puede realizar esa buena acción-.
El lunes temprano Octavia visitó al abogado Panduro y le explicó que es lo que deseaba hacer Rubí con los vestidos que tenía en su casa.
Cesar Panduro la escuchó con atención y luego contestó: -Octavia es muy loable toda la situación de donar la ropa pero me temo que en este caso no se puede hacer. Lo primero que va decir la gente si ven sacar maletas de la casa que el abogado Panduro y la señora Octavia del Alba están saqueando la casa de la niña Rubí, eso es seguro que hablaran y pondrán en duda mi seriedad como tutor legal. Mi estimada señora lamento tener que dar una negativa al respecto. Cuando en el futuro Rubí tome posesión de su casa, ella será dueña de hacer lo que mejor crea conveniente-.
-Entonces doctor Panduro es inútil insistir no va a dar su permiso ¿verdad?. Es una pena que tantos vestidos se pierdan- 
-Octavia lamento  toda la  situación, pero es mejor así- contestó Cesar Panduro.
Octavia un poco afligida se despidió  y salió triste del estudio del abogado, no se podía hacer nada más, era difícil pero hasta un punto, ella reconocía que el abogado tenía razón        
Para olvidarse de todo el tema Octavia continuó con los trabajos de bien social. Las Damas ahora estaban ocupadas recolectando ropa para las personas de pocos recursos. Ana Luisa que era la tesorera, decía -debemos cuidar el dinero para otras actividades, la ropa que juntemos debe estar en buen estado y sobre todo limpia, esto es importante-.
-Si es verdad, para donar algo que sirva y sea de utilidad-. contestó Angelina.
Separadas en tres grupos, las Damas salían a pedir a sus familiares, amigos y buenos vecinos si deseaban donar prendas de vestir en buenas condiciones. Su trabajo era arduo y loable. Cuando tenían una cantidad importante de ropa visitaban a las personas que vivían en condiciones difíciles y les entregaban la ropa, si había niños, donaban para ellos también.
Emiliana miraba de cerca el trabajo que realizaba su madre y las amigas de ella, luego comentaba con Guillermo algunos detalles: -ella trabaja demasiado, es algo a lo que se entrega con el corazón-.
-Si, puedo ser testigo de eso cuando estoy en tu casa-. decía Guillermo con respecto a Octavia.
Cada noche en su departamento Guillermo se ocupaba de ordenar sus cosas, se sentía feliz porque su trabajo daba buenos resultados y su jefe el señor Otto Fischer estaba más que satisfecho. Él se ocupaba de manejar los libros de contabilidad y el almacén, el sistema con que se manejaba todo en la empresa daba sus frutos. Su compromiso con Emiliana cada día era más serio y no tenía dudas, juntos había visitado el estudio de fotografía  de Eugenio Courret para tomarse fotos y enviar alguna a su madre en Berlín. En su última carta le comentaba sus deseos de comprometerse con Emiliana y traer a su madre a Lima.
Ella le contestaba que se sentía feliz por él y  encontrar alguien tan especial era una bendición.  
-Lamento no poder estar contigo en esa ciudad hijo mío pero aquí esta tu padre y tu hermana y debo velar por ellos-
Guillermo no tenía más dudas, en la tarde a la hora de visitar la casa de su novia hablaría con ella de una vez.
Se presentó puntual a la hora que salía de su trabajo, Guillermo estaba un poco nervioso era la primera vez en su vida que iba hablar de algo tan serio como un compromiso. Emiliana lo recibió como siempre y cada uno conversaba de como había sido su día. Guillermo en un momento le pidió a Emiliana que lo escuche, la seriedad de sus palabras la hicieron preocuparse.
-Emiliana lo he pensado bien en todo este tiempo y quiero pedirte que te cases conmigo, no existe impedimento entre nosotros y creo que es el momento de dar este paso- del bolsillo de su terno sacó una caja pequeña la abrió y tomó en un hermoso anillo de compromiso que puso en el dedo de su novia para sellar su petición y fijar cuanto antes la fecha de la boda. 
-¿Cuando hacemos el intercambio de aros? deseo hablar con tus padres-.
Todo fue tan rápido que Emiliana solo contestó que si y que estaba feliz con el compromiso -El anillo es precioso, creo que hablar con mis padres puede ser mañana-. dijo feliz con la petición de Guillermo.
Emiliana más tarde pidió hablar con su madre, Guillermo ya se había retirado, Octavia estaba intrigada que quería hablar su hija con ella: 
-Madre por favor siéntate aquí a mi lado- estaban las dos en la habitación de Emiliana -Guillermo quiere casarse conmigo y yo con él, por favor ayúdame para hablar con mi padre , tú conoces como es él-. 
-Emiliana porque tan rápido, se conocen hace ocho meses. El matrimonio no es regalo de chocolates y caramelos, es algo muy serio, es la vida real, donde iras a convivir con otra persona y debes muchas veces tener paciencia- Octavia le habló a su hija de varias situaciones para que ella comprenda que el paso que iban a dar no era un juego.
-Madre ya tengo diecinueve años y nos queremos casar, tu te casaste a los veinte. Además con Guillermo hemos hablado de muchos detalles en el matrimonio, ayúdame con mi padre tengo miedo que cuando Guillermo hable con él, mi padre lo vote de la casa-.
-Tu padre es una persona educada nunca haría algo así. Hija no compares mi matrimonio con el paso que vas  dar. Me pones en una situación tan delicada ante tu padre, él siempre ha pensado que tu debes estar en casa-. 
-Mañana en la noche viene Guillermo para hablar con ustedes- contestó Emiliana. 
Octavia no sabía que hacer, era tan rápido que tal vez el padre no acepte la petición de Guillermo. Entró en su habitación, Aníbal ya estaba cambiado para dormir, Octavia le dijo que quería hablar con él de algo muy serio y le señaló un sofá que había en una de las  esquinas de la habitación: -es mejor querido que tomes asiento en este sofá, quiero que estés cómodo para conversar de este tema-. 
-Octavia de que se trata la conversación- contestó Aníbal.
La madre de Emiliana no sabía como iba a reaccionar su esposo cuando le de la noticia sobre el matrimonio de su hija y agregó -querido deseo que estés  cómodo y bien sentado para escuchar lo que tengo que decir- dio algunos pasos por la habitación para escoger con cuidado las palabras. Aníbal comenzaba a impacientarse de que iba hablar su esposa y porque tantos rodeos.

CONTINUARÁ 
      
   
 
   
   
       
           
       


 

domingo, 16 de mayo de 2021

PRIMAVERA DE 1900

Las fiestas de julio y del día de la patria se celebraban con gran algarabía en  la capital. Pequeñas ferias se abrían en las mañanas y verbenas y serenatas en las noches todo esto daba un ambiente festivo. La gente con sus escarapelas en el pecho celebraban la fiesta con fervor patrio en el corazón. 
En casa de la familia de Octavia no era diferente todos disfrutaban el clima festivo y alegre que se vivía en esos días.
Octavia en el pequeño salón presentó a Rubí con la tía Esperanza: -Tía te presentó a mi ahijada Rubí, ella va a pasar las vacaciones de medio año en casa con la familia. La niña era hija de Aurora una de mis  queridas amigas que fue parte del grupo de la Damas del Patronato-.
Rubí se acercó a la tía Esperanza y le hizo una venia: -buenos días señora- saludó.
-Es muy graciosa esta niña y educada también- mencionó la tía Esperanza a la vez que la observaba con una sonrisa.
-Si tía- dijo Octavia - además de ser una niña muy buena-.
La tía Esperanza preguntaba a Rubí sobre algunos aspectos de la vida en el internado, la pequeña contestaba cada pregunta y explicaba como era su día a día en el colegio.
-De ahora en adelante quiero que me llames tía Esperanza como todos en la familia, ¡de acuerdo!-. 
-Si tía Esperanza, como usted ordene-.
-Veo que tienes un cuaderno en las manos, de que se trata- comentó la tía.
-Es mi cuaderno de caligrafía-. contestó Rubí y le alcanzó el cuaderno para que lo revise.
La tía Esperanza con una expresión grave en el rostro examinaba hoja por hoja el cuaderno: 
-Veo que estas haciendo planas para mejorar tu letra, eso está bien, es necesario tener una letra bien formada para que se entienda lo que escribes, además de ser propio de una niña de familia-
-Si tía, la madre superiora dice que debo escribir casi dibujando la letra para tener una buena escritura.
-Rubí ve a la cocina y dile a Felicitas que prepare el té y pastelillos- mandó Octavia a la niña.
Cuando quedaron a solas, Octavia le contó a su tía sobre la historia de Rubí y el drama de perder a sus padres a tan  corta edad -por suerte se ha recuperado rápidamente aunque extraña mucho a su madre y sueña con ella-.
-Mi querida Octavia, los niños tienen una gran capacidad para superar las tragedias más aun si tiene una familia que los quiere y los trata con amor como en tu casa-. señaló la Tía esperanza.
-Madrina ya viene Felicitas con el té y los pastelillos que pediste- dijo Rubí al entrar de nuevo al salón.
Era la hora de tomar el té y la familia disfrutaba todos juntos de la reunión y comentaban temas del día y la organización de las Fiestas Patrias.  
Aníbal conversaba con la tía Esperanza de las nuevas obras en la ciudad -Tía, vamos a tener calles nuevas, además del tranvía entre otras obras, eso va hacer un avance de modernidad para la vida en la capital que la población crece con rapidez.
-Es verdad lo que dices hijo, ¡qué otros avances vendrán en el futuro!  es una gran cosa esto del tranvía para tener transporte público y orden, aunque yo no me imagino viajar en esa maquina-. 
La tarde transcurría y el frío se hacia más fuerte en la noche. La familia se alegraba  con la compañía de la Tía Esperanza en los días que pasaba con ellos. Los almuerzos eran amenizados con sus anécdotas e historias y en las noches se juntaban para continuar la conversación en el calor familiar.
En un momento aparte, la Tía Esperanza conversaba con Emiliana sobre la opinión que tenía cuando conoció a Guillermo.
-Mi querida Emiliana quiero decirte que me agradó conocer a Guillermo, es un joven educado y cortés además de serio, él seria un buen esposo en el futuro-.
Emiliana sonrió, agradeció las palabras de su Tía y le dio la razón: -Guillermo es una persona muy  especial para mí, él siempre es atento conmigo y nos comprendemos bien, tenemos los mismos gustos y pensamos igual en muchas cosas, aunque debo decir que también hay diferencias pero eso es saludable para una relación que crece-.
-Emiliana, tienes muy buenos sentimientos e ideas solo debes saber que un romance es muy diferente al matrimonio-. contestó la Tía Esperanza y señaló a todos en el salón -es hora de irme a dormir, ha sido un día muy agitado para mí- se despidió de la familia y pidió a Casilda que la ayude a ir a su habitación.
Octavia también comentó -Rubí es hora que vayas a dormir es tarde para todos, mañana tenemos gran celebración de 28 de julio y nos espera un día festivo.
Así era, a la mañana siguiente Octavia organizó un gran desayuno por las fiestas, la familia entera disfrutaba en el comedor de las delicias servidas en la mesa y a la hora del almuerzo también había festejo, brindis y platos especiales para celebrar la fiesta.  Se permitió a Rubí brindar con una copita de vino por el día de la patria. La niña estaba feliz y sentía el calor de hogar al lado de sus padrinos.
Guillermo fue invitado a pasar el día en casa de Emiliana, él estaba presente en todas las celebraciones junto a la familia.  
Toda la familia se habían vestido con ropa elegante y celebraban el hermoso collar que Octavia llevaba puesto, ella agregó: -es una joya de familia y regalo de la Tía Esperanza-. 
Como siempre las palabras de Aníbal no se hicieron esperar antes del brindis y del almuerzo. Él hacía mención de los buenos deseos para el país como el desarrollo, progreso y prosperidad en una nación que sea para todos. Después de estas palabras levantaba su copa junto a todos  para brindar de pie por el futuro y bienestar del pais.
Al terminar el almuerzo los adultos fueron a la sala a tomar el café, mientras Rubí y Manuel jugaban algunos juegos de mesa en el comedor.
Octavia llamó a Ondina y Felicitas al salón de su escritorio les dijo: -después de terminar sus labores se van de descanso hasta mañana- del cajón de su escritorio sacó dos pequeñas talegas con su pago del mes y una bonificación extra por 28 de julio. Madre e hija agradecieron a su señora y fueron a terminar su trabajo.
En la tarde Aníbal Octavia, Manuel y Rubí salieron a pasear al centro donde había, fiesta y feria de productos y venta de algodón dulce y manzanas bañadas en caramelo.
-Octavia, este algodón dulce no sería ningún problema de cultivo en el fundo ¡verdad!- decía esto riendo por su comentario.
Emiliana y Guillermo se quedaron en casa conversando con la Tía Esperanza, ella quería saber más sobre el joven que había conquistado el corazón de su sobrina. Preguntaba por su familia y su vida en Berlín antes de venir a América. Guillermo comentaba con la Tía Esperanza sobre su vida y su trabajo actual en la ciudad. 
La familia se juntó en casa en la noche a la hora de la cena. 
Emiliana y Octavia atendían  a la familia porque estaban de permiso Ondina y Felicitas. Aníbal aplaudió la iniciativa y todos saboreaban la comida. Guillermo decía a Emiliana cuando ella se sentó a su lado -Esta cena es exquisita, gracias. No sabía que cocinabas también-. 
Los día festivos habían terminado con toda la algarabía que traía está fiesta tan importante. El trabajo y el estudio comenzaban. Rubí se preparaba para regresar al internado y Manuel al colegio, las vacaciones para ellos se habían acabado. 
La Tía Esperanza también se preparaba para regresar a su casa de Barranco -querida sobrina han sido veinte día felices en la compañía de tu familia, créeme me voy tranquila y en paz- De su bolso sacó un sobre y se lo entregó a Octavia -aquí está la copia de mi puño y letra del testamento, guárdalo es importante, deseo que estés bien enterada de lo que voy a dejarte-.
-Tía no debe tener tantas molestias, no me gusta hablar de herencias y testamentos- contestó Octavia y su tía replicó -no es molestia, es mi voluntad- entonces cambio de conversación -mañana temprano salgo en el coche que viene a recogerme-.
Octavia no mencionó palabra,  sabía que cuando su Tía decía algo, no había que contradecirle. Se despidió de ella con un buenas noches y un beso en la mejilla. 
Temprano en la mañana la familia completa se despedía de la Tía Esperanza con abrazos, ella comentaba -los espero a todos el próximo verano en mi casa de Barranco. Rubí tienes que conocer el mar, Emiliana traes a Guillermo y Aníbal y Manuel preparados para pasar unos días de relax. Octavia se que tú siempre disfrutas del mar-. La Tía sonreía mientras subía al coche ayudada por Casilda su ama de llaves y Aníbal.  
-Querido, fueron días festivos con la Tía de visita, ella es tan adorable- decía Octavia mientras entraban todos a la casa.
-Si madrina, la Tía Esperanza quiere que conozca el mar, lugar al que nunca he ido, siento pena que se fuera y pena de que se terminen mis vacaciones- decía Rubí con tristeza.
-Es la vida pequeña y no se puede cambiar, las vacaciones no son eternas- contestó Aníbal a su ahijada. 
-Madre el próximo verano va hacer divertido, toda la familia de vacaciones en la playa, en casa  de la Tía-dijo Emiliana feliz. 
-Si ya puedo imaginarte de la mano con Guillermo paseando junto al mar-. contestó Rubí y todos reían con la imaginación de la niña.
Domingo a las seis de la tarde en el convento, Rubí se despedía de su madrina -querida niña nos vemos la próxima semana- la abrazó y le dio un beso en la frente, lo mismo hizo Aníbal al despedirse.
-Si madrina voy a estar ansiosa porque llegue  el domingo- contestó y de la mano de una religiosa se alejaba para ir a la capilla a rezar el rosario.
La rutina diaria en la casa volvía a la normalidad, se acabaron los festejos y celebraciones, adiós al descanso. Octavia y las Damas del patronato se reunieron en la casa de Ana Luisa para ir a visitar al alcalde, querian agradecer su apoyo y colaboración con la rifa que se realizó varias semanas antes. Todas las Damas estaban complacidas con los resultados y se felicitaban por su trabajo. Cuatro de ellas fueron elegidas además de Octavia para hablar con el alcalde, Ana Luisa prometió estar en silencio y no decir palabra alguna, ella quería asistir a la alcaldía.
En las oficinas del municipio el alcalde recibió al pequeño grupo que había venido, no hubo incidente alguno y las palabras de agradecimiento no se hicieron esperar -Gracias a usted por tanto apoyo a nuestra organización, es tan bueno para nuestro trabajo- decía Octavia y Reyna agregó -si señor alcalde es una suerte tenerlo de nuestro lado-.
-Señoras todo es por el gran trabajo de ayuda al prójimo que ustedes realizan- contestó el alcalde agradecido por las palabras de las Damas.
En medio de palabras de cortesía, amabilidad y agradecimiento se despidieron del alcalde, el grupo de señoras.
Al salir Angelina mencionó -muy bien Ana Luisa, cumpliste tu promesa de no decir nada de nada-.
Todas reían y aplaudían las palabras y promesa de su amiga. 
En cambio el día en el hospital para Emiliana era agotador y en un pequeño descanso conversaba con Lorena su amiga. 
-Estoy cansada y todavía no hemos terminado-. 
-Emiliana, demasiadas vacaciones te ha caído mal-.
-Si eso debe ser querida amiga, mucho descanso y muchas emociones juntas, ahora debemos volver a nuestra labor-. ambas se despidieron y Emiliana caminó en dirección al pabellón de maternidad, grande fue su sorpresa al encontrarse con Rosalina.
-¡Emiliana querida!- exclamó -que bueno encontrarte, no te imaginas, estoy feliz- Rosalina hablaba con un torrente de palabras, realmente estaba feliz -no te imaginas estoy esperando bebe, mi felicidad está completa, había pasado mucho tiempo y no tenía novedades. Ahora Quinto va estallar de felicidad, los dos estábamos preocupados pero eso ya pasó.
-Que bueno, te felicito y a Quinto también por la buena nueva, un bebé siempre es bien recibido en un hogar- contestó.
Las dos amigas comentaron algunos detalles sobre la crianza de un bebé y Rosalina antes de despedirse agregó -querida, te cuento que hace dos semanas, Teo se comprometió en matrimonio ya hicieron el cambio de aros y fijaron la fecha para la boda-.
-Que bueno- contestó Emiliana con una sonrisa -mándale felicitaciones de mi parte, dile que le deseo lo mejor-. se despidió de Rosalina y entró al pabellón de maternidad. Se sentía feliz por Teo y su compromiso, los deseos de felicidad para su amigo eran sinceros pero a la vez sentía gran tristeza en el corazón por que sabía que había perdido a un buen amigo, parecía una contradicción pero era así como sentía.

CONTINUARÁ           
 
 
 
  


           
 
 
      


 

domingo, 9 de mayo de 2021

PRIMAVERA DE 1900

Las tardes frías de mayo auguraban un invierno aun más frío y lluvioso, las madres abrigaban a sus hijos pequeños con chalinas  y ropa gruesa para evitar que se enfermen  de la tos o la gripe. 
Por otro lado la cara de la ciudad cambiaba rápidamente, las nuevas obras seguian adelante y el entusiasmo de la gente por verlas terminadas no se detenía.
Octavia recordaba las palabras de su esposo Aníbal cuando decía que era importante el progreso y desarrollo de la ciudad y de todo el pais: -Octavia debemos convertirnos en un país próspero, con una economía saludable para el bienestar de todos los ciudadanos.
Todavía llegaba a la capital el eco del Nuevo Dorado con la explotación del caucho en la selva y la minería  cobraba cada día más importancia, el hierro, zinc, cobre, plata y oro significaban nuevos ingresos para las arcas del estado, aunque todavía debemos decir que el algodón seguía siendo un importante rubro en la economía. 
-Es una nueva era, un nuevo siglo- comentaba Aníbal - debemos estar acorde con el desarrollo y los tiempos modernos, esos metales son el futuro Octavia-.
Aníbal se apasionaba en demasía cuando hablaba de las riquezas del  país y su progreso, nadie como él amaba tanto a su tierra.
Un día cuando Manuel escuchaba las palabras de su padre le dijo -yo no quiero ser agricultor-.
Aníbal sorprendido por sus palabras de inmediato contestó: -no hijo, como dices eso, la agricultura es la base de la economía de un país, si éste desarrolla su agricultura, entonces crece y prospera. Además debes saber que si no se cultiva la tierra que comería la gente o como en el caso del algodón que su fibra se utiliza para fabricar telas y luego confeccionar ropa. Te das cuenta lo importante que es trabajar la tierra-. señaló Aníbal.
-Si padre tienes razón en todo lo que dices pero yo quiero ser constructor, para mí eso mejor-. contestó Manuel seguro de lo que decía.
-Por supuesto que ser constructor es otra actividad muy importante porque se  pueden construir  viviendas, caminos y carreteras que tanto se necesitan, eso está muy bien, pero nunca debes desdeñar la agricultura porque es el pan de cada día- decía Aníbal para que su hijo comprenda la importancia de las dos actividades.
En ese instante Octavia detuvo sus pensamientos porque escuchó los pasos de su esposo que entraba en la sala y luego caminaba hasta el pequeño salón: -querida ya estoy de regreso- dijo con bastante buen humor -ha sido una mañana de sorpresas salir a la calle, no te puedes imaginar con quienes me he encontrado. El primer personaje fue Quinto López del Águila que al parecer escuchó mis palabras sobre su idea de comprar algodón y se ha quedado tranquilo por el momento pero tengo la seguridad que voy ha volver a escucharlo hablar  del mismo tema. Luego, cuando casi estaba de regreso me encontré ¡oh! tremenda sorpresa, con mi amigo Tarciso Vera ¿te acuerdas de él?-.
Octavia trataba de recordar a la persona que le señalaba su esposo. Aníbal agregó -mi amigo el que quería ser diputado en las últimas elecciones para el congreso, él  vino a nuestra casa como invitado varias veces a las  reuniones que tuvimos en el pasado-.
En el congreso de esa época existían las dos cámaras la de senadores y la de diputados. 
-Sí, ahora lo recuerdo, Tarciso Vera... él que era muy conversador y su esposa demasiado callada-.
-Sí querida el mismo y confieso que hubiera sido buen diputado porque ellos  hablan, hablan y hablan y nada más. Bueno como no lo veía hace tiempo lo invité a tomar un café en el nuevo salón de moda en una de las calles del centro. Quería saber de su vida y que había hecho en todo el tiempo que no nos vimos-.
-Si, cuéntame que fue de su vida, seguro te conversó de todos los detalles- contestó Octavia con curiosidad por saber más sobre el amigo de su esposo.
-Como sabes él se presentó como candidato a diputado en las últimas elecciones y con ese deseo comprometió la seguridad y economía de su familia. ¿Qué fue lo que hizo?, no tuvo mejor idea que vender su casa para sostener la campaña y todo la propaganda que necesitaba, estaba tan seguro que iba ganar y tú y yo sabemos que no salió elegido, su situación familiar se vino abajo. Me contaba acongojado que ahora vive en la casa de sus suegros que es pequeña y todos están apiñados. Mi querida esposa, aquí viene lo mejor. -Aníbal- me dijo -nosotros somos amigos desde hace mucho tiempo y hay confianza entre los dos, yo quisiera pedirte que me permitas vivir en tu casa, claro está que te pagaría un módico alquiler ya que mi sueldo no es muy alto, seguro tienes habitaciones que sobran porque tu vivienda es muy grande-. No sabía si dar crédito a lo que escuchaban mis oídos. Tarciso está bromeando pensé unos segundos, luego me di cuenta que no bromeaba, era en serio lo que decía. Yo reaccioné antes que siga hablando y le dije con cortesía. Mi estimado amigo no es buena idea que dos familias que no las une  lazos de sangre vivan juntas en la misma casa, para conservar nuestra amistad  es mejor que cada uno viva en su casa. Vivir con tus suegros no es tan malo, son familia y padres de tu esposa, ese lazo es importante. Yo lamento que tú estés en una difícil situación pero debiste tener cuidado antes de vender tu casa, salir elegido era un albur. Me puse de pie me despedí de él para que no vaya a insistir con lo mismo y terminé de decir. Deseo que  tu economía se solucione y que puedas junto a tu familia conseguir una casa, por nuestra  amistad Tarciso, es mejor que sea así. Eso fue todo lo que le dije querida ¿qué te parece?-. finalizó Aníbal y esperaba la opinión de su esposa.
-Aníbal no puedo creer lo que me cuentas, ¿porqué se le ocurrió esa idea a Tarciso?, tal vez fue su desesperación de vivir con los suegros en una casa pequeña. No logro comprender su propuesta y mucho menos imaginar viviendo a su familia en nuestra casa-.
-Querida si deseas, puedo decirle a mi amigo que puede vivir con nosotros-.
-Por favor Aníbal, no bromees, sabes bien que es imposible y no sería buena idea.- contestó Octavia imaginando lo difícil y complicado de la situación.
-Fue una mañana de sorpresas, yo mismo no puedo imaginar la vida con nuestro amigo Tarciso Vera-.
Los días en el calendario pasaban rápidamente, el tiempo no se detenía, el trabajo de las Damas del Patronato tampoco, ellas se habían dividido en tres grupos para organizarse mejor. En la reunión en casa de Ana Luisa todas comentaban cuanto extrañaban a Petra y Hortensia. Reyna decía que Petra era tan activa y Hortensia tan delicada y cuidadosa con el trabajo. 
Angelina se comprometió a donar el regalo de la rifa que  comenzaba con la venta de boletos para recaudar fondos y realizar sus obras de bien social. La donación era un fino juego de loza de doce personas. En las ocasiones que Las Damas visitaban al alcalde para hablar sobre temas de la ciudad y pedirle prestado el salón de la Beneficencia para realizar la rifa. Ana Luisa guardaba silencio era mejor de esa forma y evitar alguna discusión que podía fastidiar la amistad con el alcalde, Ana Luisa lo hacia de buena fe, pero no podía con su genio por ese motivo su silencio decía mucho.
La rifa se realizó antes de las fiestas de medio año, las ventas de los boletos fueron un éxito y la gente colaboró con las Damas porque sabían el trabajo que realizaban, lo recaudado no fue la misma cantidad de la rifa del collar de perlas que donó Aurora  pero igual fue una gran suma para esos días, dos mil soles fue el récord total y el dinero era para repartir en las diferentes obras.
Los primeros días de julio marcaron la llegada de la tía Esperanza, ella siempre venía en esas fechas a pasar las fiestas patrias en casa de Octavia. Cerraba su casa de Barranco y con la ama de llaves viajaba a Lima. Estaba cansada y le dolía todo el cuerpo, muy tranquila comentaba: 
-Querida sobrina a mis noventa años me duele hasta el dedo meñique, tengo que andar con mi bastón para apoyarme y caminar sin tropezar- Octavia reía con sus ocurrencias, la tía Esperanza era bien recibida en su casa.
-Ondina lleva las maletas de mi tía a la habitación de huéspedes y arregla todo para que descanse y a   Casilda,  llévala a sus aposentos-.
Ondina obedeció de inmediato las órdenes, Felicitas y su hija ya conocían a Casilda y compartían la habitación, preparaban una cama para ella. En las noches  antes de dormir las tres conversaban sobre los últimos acontecimientos familiares.
La familia reunida en el comedor a la hora del almuerzo celebraban la visita de la tía Esperanza, ella como siempre jovial conversaba con todos, agradecía las palabras amables de Aníbal y halagaba a Emiliana  sus modales atentos, a Manuel lo aconsejaba con palabras cariñosas. Para Octavia tenía un afecto especial y le comentó que más tarde quería conversar con ella. 
Dos horas más tarde después del descanso de la tía Esperanza, llamó a Octavia a su habitación, le indicó que se siente cerca de ella.
-Querida trae esa silla quiero que te sientes cerca a la cama porque lo que voy a decir es algo muy serio-. Octavia obedeció a su tía y acercó una silla.
-Bueno como puedes ver yo estoy en una edad avanzada y no espero vivir treinta o cuarenta años más- Octavia iba a decir algo pero su tía le habló -te pido no me interrumpas ni me contradigas con lo que voy a decir. Ya he dejado escrito mi testamento, donde tu eres mi única heredera, para ti es mi casa de Barranco con todo lo que hay en su interior. Solo te pido que conserves a Casilda mi ama de llaves, ella está a mi servicio desde hace muchos años y no tiene donde ir- luego señaló  -Octavia trae  mi bolso que está sobre la cómoda-.
Octavia se puso de pie y le alcanzó el bolso que pedía su tía, del interior ella sacó un estuche elegante, tenía en la tapa aplicaciones de malaquita, se lo entregó a Octavia:
-Esto es para ti, era de mi madre, ella me lo dio antes de morir y ahora quiero que tú lo tengas-.
Octavia abrió el estuche y exclamó  -es hermoso tía, es muy bello, no puedo recibirlo-
-Mi querida sobrina no faltes a mis deseos, no puedo tener disgustos-.
El regalo era un hermoso collar de piedras de agua marina, rematado en un broche de oro -mi padre se lo regaló a mi madre cuando cumplieron el décimo aniversario de casados. Yo lo he usado y ahora es tuyo- dijo la tía Esperanza.  
Octavia no sabía que decir, estaba emocionada con el collar que tenía tanta tradición familiar. Prometió a su tía usarlo en cada reunión o aniversario.
-Gracias tía no esperaba tanto de tu parte, el collar en una joya y tu casa será manejada según tus deseos y voluntad-.  

CONTINUARÁ         
 
       
     
    
 
                          



 

domingo, 2 de mayo de 2021

PRIMAVERA DE 1900

Domingo en la tarde en casa de Octavia  todo era tranquilidad y silencio. Guillermo y Emiliana habían salido a pasear, Aníbal descansaba en la habitación y Manuel terminaba sus tareas que tenía que presentar en el colegio al día siguiente.
Octavia y Rubí conversaban en el pequeño salón. 
Octavia abrió la caja fuerte que tenía  oculta en el librero detrás de su escritorio: -¡madrina una caja fuerte!- exclamó Rubí.
-Si mi niña, es una caja fuerte ahí guardo algunos documentos importantes y dinero para el gasto diario de la casa- contestó Octavia.
-En mi casa también hay una caja fuerte-
-Si, no lo sabía- dijo Octavia y cerró su caja fuerte.
-Madrina esta bien escondida en la habitación de mis padres-.
-Seguro la clave está perdida- señaló Octavia.
-No madrina, yo sé la clave-.
Octavia se sorprendió de la seguridad con la que hablaba Rubí. Miró el reloj de la pared, marcaba las tres de la tarde, entonces comentó: 
-Mi querida niña que te parece si vamos a dar un paseo y en el camino visitamos tu casa, hace unos días nos tocó ir a inspeccionar que todo esté en orden como tu mamá lo estipuló en el testamento-. 
-Si madrina vamos, tengo tantas ganas de visitar mi casa-. contestó Rubí.
Octavia dejó una nota para Aníbal sobre el escritorio -vamos de paseo no tardamos- decía la nota. Tomó de la silla su chal de hilo fino de seda, se lo puso sobre los hombros y salió de la mano con Rubí.
Ambas caminaban por la calle del Naranjo, la casa de su ahijada quedaba solo a seis cuadras de distancia. Llegaron muy pronto, tocaron la campanilla y unos minutos más tarde Margarita la señora que cuidaba, abrió la puerta y exclamó: -señora Octavia, niña Rubí que agradable sorpresa pasen adelante, por favor-.
-Gracias Margarita, hemos venido como siempre a visitar la casa- comentó Octavia mientras caminaban por los diferentes salones y habitaciones, todo estaba impecable y en orden, era como si Aurora, madre de Rubí estuviera presente.
Margarita comentaba que un joven venía a inspeccionar la casa todos los meses enviado por el abogado Panduro, tutor legal de Rubí.  -Todo tiene que estar en perfecto orden, así lo quería mi señora-.
-A si es Margarita, todo debe cumplirse según la voluntad de Aurora- contestó Octavia y agregó: 
-Rubí quiere entrar a la habitación de sus padres, mientras usted  va a la habitación de la niña y escoja tres vestidos que sean los mejores para llevarlos al internado, no tenga cuidado tome su tiempo- mandó Octavia.
-Señora, la madre superiora solo quería que la niña lleve cinco vestidos- replicó Margarita.
-No se preocupe yo me encargó de hablar con la madres superiora-.
Margarita obedeció la orden de Octavia y fue a buscar los vestidos, entonces Rubí y su madrina entraron a la habitación de Aurora y Benicio. Octavia cerro la puerta con seguro y puso su chal en la perilla para tapar la cerradura, las cosas se debían hacer con extremo cuidado.
-¿Rubí donde está la caja fuerte de la qué me hablaste?- preguntó Octavia.
-Madrina está allí- y señaló un gran tablero de madera que cubría  la pared desde el techo hasta el piso, como si fuera  un adorno más de la habitación, en las esquinas tenía varios adornos de flores  y delgadas molduras a los costados. 
Rubí se acercó al tablero y haciendo un esfuerzo giró uno de los adornos, el tablero se abrió, Octavia lo empujo hacia un costado, ahí estaba la caja fuerte perfectamente oculta detrás del tablero. Acercó una silla para que la niña suba y ponga la clave. Rubí giró varias vueltas a la perilla de un lado a otro, mientras mencionaba los números, al terminar de marcar la clave la caja se abrió. En su interior tenía lo que Octavia sospechaba, varios fajos de billetes, dos caja pequeñas, tomó una y la abrió, tenia seis sortijas de oro y pulseras de caballero. Seguro las joyas pertenecían al padre de Rubí y la otra caja tenía tres relojes de oro. Octavia arrimó los fajos de billetes y exclamó: -¡oh mi señor! no puede ser. En el fondo de la caja estaban apilados uno en cima de otro doce lingotes de oro que la sorprendieron. Ella sabía que Benicio tenía dinero en el banco además de propiedades, esta caja fuerte era un nuevo descubrimiento. Rubí era realmente una rica heredera. 
-Rubí de prisa,  cerremos la caja fuerte y dejemos todo intacto como estaba, nadie debe saber la existencia de está caja-.
Cerraron la caja y Octavia abrazó a Rubí, entonces habló con ella: -mi niña tienes que prometerme no decir nada  de la existencia de esta caja,  sobretodo no debe saberlo  tu tía Renata-
-Si madrina yo prometo no decir nada, mi mamá siempre me decía lo mismo-.
-Entonces porque me lo dijiste a mí-. contestó Octavia.
-Porque tú eres mi madrina y yo confió en ti.-
-Mi niña por favor, con respecto a esta caja no puedes confiar en nadie y menos en tu tía Renata promete que así lo harás, es por tu seguridad, sería muy peligroso si alguien se entera-.
-Si madrina yo prometo no decir nunca nada- Octavia abrazó de nuevo a Rubí preocupada por su seguridad. Si alguien se llegara a enterar podría querrer entrar a robar en la casa o lo que es peor querer secuestrar a Rubí, no sería la primera heredera en sufrir algo así. 
Margarita llamó a la puerta: -señora aquí están los tres vestidos que me pidió-.
Octavia abrió la puerta -no me di cuenta que la puerta estaba con seguro -dijo estas palabras para disimular y contestó -estos vestidos están perfectos has hecho una buena elección-.
-No fue fácil señora, la niña tiene demasiados vestidos, no se imagina usted-.
Margarita, Octavia y Rubí fueron a la habitación, era verdad, el ropero de la niña tenía tantos vestidos que era difícil cerrar la puerta.
-Yo siempre le decía a mi señora que no le mande hacer tantos vestidos, la niña va a crecer y los va dejar nuevos-.  
-Si, es una pena que no los pueda usar todos. Doblemos estos vestidos con cuidado para guardarlos en una maleta y llevarlos al internado más tarde-  señaló Octavia.
-Si señora- contestó Margarita y fue a traer una maleta pequeña de viaje. Rubí no podía estar más feliz de llevar sus vestidos al colegio.
-Mi querida niña no debes olvidar tu promesa, es algo muy serio, comprendes-.
-Si madrina no diré nada y olvidaré la existencia de la caja fuerte-.
Era lo mejor para Rubí, pensó Octavia, esa caja es un peligro latente  para ella. Doblaron con cuidado los vestidos y los guardaron en una maletita que trajo Margarita.
Octavia y Rubí se despidieron  de ella y salieron de la casa, cuando Octavia llegó a su casa acompañada de Rubí y la maleta, Aníbal estaba preocupado: -donde se fueron a pasear, ya iba a salir a buscarlas, es hora de que nuestra ahijada regrese al internado, tu sabes que la madre superiora se molesta si Rubí no está puntual a la hora del Ángelus y ¿esa maleta?- preguntó Aníbal al final.
-Son vestidos de Rubí que vamos a llevar- contestó a su esposo y dijo -salgamos de una vez  para ir el colegio-.
Cuando llegaron al convento la madre superiora pidió hablar con Octavia, Aníbal se quedó  esperando en la recepción, un hombre no podía entrar al convento.
La madre superiora habló con Octavia para agradecerle el regalo de las dos consolas que ella había enviado dos semanas antes, con Umberto, el joven que trabajaba con su triciclo: -gracias por las consolas han quedado perfectas en el salón rosado-.
-Madre no tiene que agradecer nada, yo estoy feliz de poder ayudar a la casa de las religiosas-. Entonces Octavia aprovechó la oportunidad para hablar de los vestidos.
-Mi estimada Octavia, queremos enseñar a la niña el valor de las cosas y lo que cuesta ganarlas además de no querer que caiga en la vanidad y lo superficial, me comprendes-. 
-Si madre usted tiene razón, esos valores son importantes, yo le aseguro que estos serán los últimos vestidos que traigo para Rubí, ella comenzará a crecer y desarrollar, nada de la ropa que tiene le va a quedar-. 
-Bueno, será motivo para hacerle en su momento algunos vestidos, cuatro son suficientes- contestó la madre superiora y aceptó que Rubí se quede con sus vestidos. 
De regreso a su casa Octavia habló con su esposo sobre lo ocurrido en la casa de Rubí, le contó de caja fuerte y el dinero que había adentro además de los lingotes de oro y las joyas: -tenías que ver la cantidad de dinero que hay, eran fajos de billetes uno sobre otro. Aníbal temo por la seguridad de Rubí si alguien se entera de esa caja. Tal vez lo mejor es llevar todo eso al banco-.
-Octavia, yo sabía que Benicio Santa María tenía una fortuna pero lo de la caja fuerte es una sorpresa, además no es bueno hacer mucha luz de ese asunto, si la gente se entera van a decir que  hay más dinero en la casa y alguien va querer entrar a robar. Rubí no podría salir a pasear a sitio alguno, sin el temor de ser secuestrada. Es mejor olvidar la existencia de esa caja y cuando nuestra ahijada tenga la mayoría de edad y tome posesión de su herencia, ella decidirá-.
-Aníbal, voy a tener pesadillas con esa caja, es una fortuna lo que hay en su interior, este asunto debe quedar entre tu y yo, ni Emiliana ni Manuel deben saberlo, promete que así será-.
- Debes serenarte querida y no preocuparte más, te prometo no decir nada. Ahora olvida que esa caja existe- Aníbal cambió de tema para distraer a su esposa -me sorprende que la madre superiora haya aceptado que Rubí se quede con los vestidos-.
-Si, ella aceptó pero fue muy clara al decirme que ni un solo vestido más-. contestó Octavia con la idea de olvidar todo el asunto de caja. Ella podía confiar en su esposo, sabía que él quería a Rubí y deseaba que la niña viva tranquila.
Al día siguiente Aníbal leía las noticias en los diarios: -Octavia aquí está publicado el valor del oro en el mercado-.
-Aníbal por favor, no me hables sobre el oro, no quiero saber cuanto vale, lo que deseo es olvidar todo ese asunto-. contestó
-Esta bien Octavia, no fue mi intención molestarte solo quería que estés informada como por ejemplo las obras en la ciudad siguen adelante, pronto se van inaugurar, solo espero que ese pronto no sea muy lento- comentaba Aníbal y continuaba leyendo a su esposa las noticias en voz alta. 
En la tarde cuando Manuel regresó del colegio encontró a su madre en el huerto, quería hablar con ella:
-Madre, ¿Emiliana tiene algún compromiso con Guillermo?- preguntó
-Si, desde hace varias semanas están saliendo juntos. ¿Por qué la pregunta?-
-Madre yo creo que ella debe ir al convento, que compromisos ni que nada- contestó Manuel con fastidio.
-Hijo, lo que dices es algo muy serio y no se debe tomar a la ligera, yo comprendo que quieras proteger a tu hermana pero son una exageración tus palabras. Sabes muy bien que es el desarrollo natural de la vida, algún día tú también tendrás una novia-.
-No, madre no, mejor hubiera tenido un hermano, eso sería mejor- respondió a su madre y salió del huerto.
Octavia movía la cabeza y se preguntaba -¿qué sucede con los hombres de esta casa? primero el padre quiere encerrar a la hija diez años en su habitación y ahora el hermano quiere que vaya a un convento, ¡mi señor!- exclamó sorprendida.


CONTINUARÁ