Las fiestas de julio y del día de la patria se celebraban con gran algarabía en la capital. Pequeñas ferias se abrían en las mañanas y verbenas y serenatas en las noches todo esto daba un ambiente festivo. La gente con sus escarapelas en el pecho celebraban la fiesta con fervor patrio en el corazón.
En casa de la familia de Octavia no era diferente todos disfrutaban el clima festivo y alegre que se vivía en esos días.
Octavia en el pequeño salón presentó a Rubí con la tía Esperanza: -Tía te presentó a mi ahijada Rubí, ella va a pasar las vacaciones de medio año en casa con la familia. La niña era hija de Aurora una de mis queridas amigas que fue parte del grupo de la Damas del Patronato-.
Rubí se acercó a la tía Esperanza y le hizo una venia: -buenos días señora- saludó.
-Es muy graciosa esta niña y educada también- mencionó la tía Esperanza a la vez que la observaba con una sonrisa.
-Si tía- dijo Octavia - además de ser una niña muy buena-.
La tía Esperanza preguntaba a Rubí sobre algunos aspectos de la vida en el internado, la pequeña contestaba cada pregunta y explicaba como era su día a día en el colegio.
-De ahora en adelante quiero que me llames tía Esperanza como todos en la familia, ¡de acuerdo!-.
-Si tía Esperanza, como usted ordene-.
-Veo que tienes un cuaderno en las manos, de que se trata- comentó la tía.
-Es mi cuaderno de caligrafía-. contestó Rubí y le alcanzó el cuaderno para que lo revise.
La tía Esperanza con una expresión grave en el rostro examinaba hoja por hoja el cuaderno:
-Veo que estas haciendo planas para mejorar tu letra, eso está bien, es necesario tener una letra bien formada para que se entienda lo que escribes, además de ser propio de una niña de familia-
-Si tía, la madre superiora dice que debo escribir casi dibujando la letra para tener una buena escritura.
-Rubí ve a la cocina y dile a Felicitas que prepare el té y pastelillos- mandó Octavia a la niña.
Cuando quedaron a solas, Octavia le contó a su tía sobre la historia de Rubí y el drama de perder a sus padres a tan corta edad -por suerte se ha recuperado rápidamente aunque extraña mucho a su madre y sueña con ella-.
-Mi querida Octavia, los niños tienen una gran capacidad para superar las tragedias más aun si tiene una familia que los quiere y los trata con amor como en tu casa-. señaló la Tía esperanza.
-Madrina ya viene Felicitas con el té y los pastelillos que pediste- dijo Rubí al entrar de nuevo al salón.
Era la hora de tomar el té y la familia disfrutaba todos juntos de la reunión y comentaban temas del día y la organización de las Fiestas Patrias.
Aníbal conversaba con la tía Esperanza de las nuevas obras en la ciudad -Tía, vamos a tener calles nuevas, además del tranvía entre otras obras, eso va hacer un avance de modernidad para la vida en la capital que la población crece con rapidez.
-Es verdad lo que dices hijo, ¡qué otros avances vendrán en el futuro! es una gran cosa esto del tranvía para tener transporte público y orden, aunque yo no me imagino viajar en esa maquina-.
La tarde transcurría y el frío se hacia más fuerte en la noche. La familia se alegraba con la compañía de la Tía Esperanza en los días que pasaba con ellos. Los almuerzos eran amenizados con sus anécdotas e historias y en las noches se juntaban para continuar la conversación en el calor familiar.
En un momento aparte, la Tía Esperanza conversaba con Emiliana sobre la opinión que tenía cuando conoció a Guillermo.
-Mi querida Emiliana quiero decirte que me agradó conocer a Guillermo, es un joven educado y cortés además de serio, él seria un buen esposo en el futuro-.
Emiliana sonrió, agradeció las palabras de su Tía y le dio la razón: -Guillermo es una persona muy especial para mí, él siempre es atento conmigo y nos comprendemos bien, tenemos los mismos gustos y pensamos igual en muchas cosas, aunque debo decir que también hay diferencias pero eso es saludable para una relación que crece-.
-Emiliana, tienes muy buenos sentimientos e ideas solo debes saber que un romance es muy diferente al matrimonio-. contestó la Tía Esperanza y señaló a todos en el salón -es hora de irme a dormir, ha sido un día muy agitado para mí- se despidió de la familia y pidió a Casilda que la ayude a ir a su habitación.
Octavia también comentó -Rubí es hora que vayas a dormir es tarde para todos, mañana tenemos gran celebración de 28 de julio y nos espera un día festivo.
Así era, a la mañana siguiente Octavia organizó un gran desayuno por las fiestas, la familia entera disfrutaba en el comedor de las delicias servidas en la mesa y a la hora del almuerzo también había festejo, brindis y platos especiales para celebrar la fiesta. Se permitió a Rubí brindar con una copita de vino por el día de la patria. La niña estaba feliz y sentía el calor de hogar al lado de sus padrinos.
Guillermo fue invitado a pasar el día en casa de Emiliana, él estaba presente en todas las celebraciones junto a la familia.
Toda la familia se habían vestido con ropa elegante y celebraban el hermoso collar que Octavia llevaba puesto, ella agregó: -es una joya de familia y regalo de la Tía Esperanza-.
Como siempre las palabras de Aníbal no se hicieron esperar antes del brindis y del almuerzo. Él hacía mención de los buenos deseos para el país como el desarrollo, progreso y prosperidad en una nación que sea para todos. Después de estas palabras levantaba su copa junto a todos para brindar de pie por el futuro y bienestar del pais.
Al terminar el almuerzo los adultos fueron a la sala a tomar el café, mientras Rubí y Manuel jugaban algunos juegos de mesa en el comedor.
Octavia llamó a Ondina y Felicitas al salón de su escritorio les dijo: -después de terminar sus labores se van de descanso hasta mañana- del cajón de su escritorio sacó dos pequeñas talegas con su pago del mes y una bonificación extra por 28 de julio. Madre e hija agradecieron a su señora y fueron a terminar su trabajo.
En la tarde Aníbal Octavia, Manuel y Rubí salieron a pasear al centro donde había, fiesta y feria de productos y venta de algodón dulce y manzanas bañadas en caramelo.
-Octavia, este algodón dulce no sería ningún problema de cultivo en el fundo ¡verdad!- decía esto riendo por su comentario.
Emiliana y Guillermo se quedaron en casa conversando con la Tía Esperanza, ella quería saber más sobre el joven que había conquistado el corazón de su sobrina. Preguntaba por su familia y su vida en Berlín antes de venir a América. Guillermo comentaba con la Tía Esperanza sobre su vida y su trabajo actual en la ciudad.
La familia se juntó en casa en la noche a la hora de la cena.
Emiliana y Octavia atendían a la familia porque estaban de permiso Ondina y Felicitas. Aníbal aplaudió la iniciativa y todos saboreaban la comida. Guillermo decía a Emiliana cuando ella se sentó a su lado -Esta cena es exquisita, gracias. No sabía que cocinabas también-.
Los día festivos habían terminado con toda la algarabía que traía está fiesta tan importante. El trabajo y el estudio comenzaban. Rubí se preparaba para regresar al internado y Manuel al colegio, las vacaciones para ellos se habían acabado.
La Tía Esperanza también se preparaba para regresar a su casa de Barranco -querida sobrina han sido veinte día felices en la compañía de tu familia, créeme me voy tranquila y en paz- De su bolso sacó un sobre y se lo entregó a Octavia -aquí está la copia de mi puño y letra del testamento, guárdalo es importante, deseo que estés bien enterada de lo que voy a dejarte-.
-Tía no debe tener tantas molestias, no me gusta hablar de herencias y testamentos- contestó Octavia y su tía replicó -no es molestia, es mi voluntad- entonces cambio de conversación -mañana temprano salgo en el coche que viene a recogerme-.
Octavia no mencionó palabra, sabía que cuando su Tía decía algo, no había que contradecirle. Se despidió de ella con un buenas noches y un beso en la mejilla.
Temprano en la mañana la familia completa se despedía de la Tía Esperanza con abrazos, ella comentaba -los espero a todos el próximo verano en mi casa de Barranco. Rubí tienes que conocer el mar, Emiliana traes a Guillermo y Aníbal y Manuel preparados para pasar unos días de relax. Octavia se que tú siempre disfrutas del mar-. La Tía sonreía mientras subía al coche ayudada por Casilda su ama de llaves y Aníbal.
-Querido, fueron días festivos con la Tía de visita, ella es tan adorable- decía Octavia mientras entraban todos a la casa.
-Si madrina, la Tía Esperanza quiere que conozca el mar, lugar al que nunca he ido, siento pena que se fuera y pena de que se terminen mis vacaciones- decía Rubí con tristeza.
-Es la vida pequeña y no se puede cambiar, las vacaciones no son eternas- contestó Aníbal a su ahijada.
-Madre el próximo verano va hacer divertido, toda la familia de vacaciones en la playa, en casa de la Tía-dijo Emiliana feliz.
-Si ya puedo imaginarte de la mano con Guillermo paseando junto al mar-. contestó Rubí y todos reían con la imaginación de la niña.
Domingo a las seis de la tarde en el convento, Rubí se despedía de su madrina -querida niña nos vemos la próxima semana- la abrazó y le dio un beso en la frente, lo mismo hizo Aníbal al despedirse.
-Si madrina voy a estar ansiosa porque llegue el domingo- contestó y de la mano de una religiosa se alejaba para ir a la capilla a rezar el rosario.
La rutina diaria en la casa volvía a la normalidad, se acabaron los festejos y celebraciones, adiós al descanso. Octavia y las Damas del patronato se reunieron en la casa de Ana Luisa para ir a visitar al alcalde, querian agradecer su apoyo y colaboración con la rifa que se realizó varias semanas antes. Todas las Damas estaban complacidas con los resultados y se felicitaban por su trabajo. Cuatro de ellas fueron elegidas además de Octavia para hablar con el alcalde, Ana Luisa prometió estar en silencio y no decir palabra alguna, ella quería asistir a la alcaldía.
En las oficinas del municipio el alcalde recibió al pequeño grupo que había venido, no hubo incidente alguno y las palabras de agradecimiento no se hicieron esperar -Gracias a usted por tanto apoyo a nuestra organización, es tan bueno para nuestro trabajo- decía Octavia y Reyna agregó -si señor alcalde es una suerte tenerlo de nuestro lado-.
-Señoras todo es por el gran trabajo de ayuda al prójimo que ustedes realizan- contestó el alcalde agradecido por las palabras de las Damas.
En medio de palabras de cortesía, amabilidad y agradecimiento se despidieron del alcalde, el grupo de señoras.
Al salir Angelina mencionó -muy bien Ana Luisa, cumpliste tu promesa de no decir nada de nada-.
Todas reían y aplaudían las palabras y promesa de su amiga.
En cambio el día en el hospital para Emiliana era agotador y en un pequeño descanso conversaba con Lorena su amiga.
-Estoy cansada y todavía no hemos terminado-.
-Emiliana, demasiadas vacaciones te ha caído mal-.
-Si eso debe ser querida amiga, mucho descanso y muchas emociones juntas, ahora debemos volver a nuestra labor-. ambas se despidieron y Emiliana caminó en dirección al pabellón de maternidad, grande fue su sorpresa al encontrarse con Rosalina.
-¡Emiliana querida!- exclamó -que bueno encontrarte, no te imaginas, estoy feliz- Rosalina hablaba con un torrente de palabras, realmente estaba feliz -no te imaginas estoy esperando bebe, mi felicidad está completa, había pasado mucho tiempo y no tenía novedades. Ahora Quinto va estallar de felicidad, los dos estábamos preocupados pero eso ya pasó.
-Que bueno, te felicito y a Quinto también por la buena nueva, un bebé siempre es bien recibido en un hogar- contestó.
Las dos amigas comentaron algunos detalles sobre la crianza de un bebé y Rosalina antes de despedirse agregó -querida, te cuento que hace dos semanas, Teo se comprometió en matrimonio ya hicieron el cambio de aros y fijaron la fecha para la boda-.
-Que bueno- contestó Emiliana con una sonrisa -mándale felicitaciones de mi parte, dile que le deseo lo mejor-. se despidió de Rosalina y entró al pabellón de maternidad. Se sentía feliz por Teo y su compromiso, los deseos de felicidad para su amigo eran sinceros pero a la vez sentía gran tristeza en el corazón por que sabía que había perdido a un buen amigo, parecía una contradicción pero era así como sentía.
CONTINUARÁ
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