Las tardes frías de mayo auguraban un invierno aun más frío y lluvioso, las madres abrigaban a sus hijos pequeños con chalinas y ropa gruesa para evitar que se enfermen de la tos o la gripe.
Por otro lado la cara de la ciudad cambiaba rápidamente, las nuevas obras seguian adelante y el entusiasmo de la gente por verlas terminadas no se detenía.
Octavia recordaba las palabras de su esposo Aníbal cuando decía que era importante el progreso y desarrollo de la ciudad y de todo el pais: -Octavia debemos convertirnos en un país próspero, con una economía saludable para el bienestar de todos los ciudadanos.
Todavía llegaba a la capital el eco del Nuevo Dorado con la explotación del caucho en la selva y la minería cobraba cada día más importancia, el hierro, zinc, cobre, plata y oro significaban nuevos ingresos para las arcas del estado, aunque todavía debemos decir que el algodón seguía siendo un importante rubro en la economía.
-Es una nueva era, un nuevo siglo- comentaba Aníbal - debemos estar acorde con el desarrollo y los tiempos modernos, esos metales son el futuro Octavia-.
Aníbal se apasionaba en demasía cuando hablaba de las riquezas del país y su progreso, nadie como él amaba tanto a su tierra.
Un día cuando Manuel escuchaba las palabras de su padre le dijo -yo no quiero ser agricultor-.
Aníbal sorprendido por sus palabras de inmediato contestó: -no hijo, como dices eso, la agricultura es la base de la economía de un país, si éste desarrolla su agricultura, entonces crece y prospera. Además debes saber que si no se cultiva la tierra que comería la gente o como en el caso del algodón que su fibra se utiliza para fabricar telas y luego confeccionar ropa. Te das cuenta lo importante que es trabajar la tierra-. señaló Aníbal.
-Si padre tienes razón en todo lo que dices pero yo quiero ser constructor, para mí eso mejor-. contestó Manuel seguro de lo que decía.
-Por supuesto que ser constructor es otra actividad muy importante porque se pueden construir viviendas, caminos y carreteras que tanto se necesitan, eso está muy bien, pero nunca debes desdeñar la agricultura porque es el pan de cada día- decía Aníbal para que su hijo comprenda la importancia de las dos actividades.
En ese instante Octavia detuvo sus pensamientos porque escuchó los pasos de su esposo que entraba en la sala y luego caminaba hasta el pequeño salón: -querida ya estoy de regreso- dijo con bastante buen humor -ha sido una mañana de sorpresas salir a la calle, no te puedes imaginar con quienes me he encontrado. El primer personaje fue Quinto López del Águila que al parecer escuchó mis palabras sobre su idea de comprar algodón y se ha quedado tranquilo por el momento pero tengo la seguridad que voy ha volver a escucharlo hablar del mismo tema. Luego, cuando casi estaba de regreso me encontré ¡oh! tremenda sorpresa, con mi amigo Tarciso Vera ¿te acuerdas de él?-.
Octavia trataba de recordar a la persona que le señalaba su esposo. Aníbal agregó -mi amigo el que quería ser diputado en las últimas elecciones para el congreso, él vino a nuestra casa como invitado varias veces a las reuniones que tuvimos en el pasado-.
En el congreso de esa época existían las dos cámaras la de senadores y la de diputados.
-Sí, ahora lo recuerdo, Tarciso Vera... él que era muy conversador y su esposa demasiado callada-.
-Sí querida el mismo y confieso que hubiera sido buen diputado porque ellos hablan, hablan y hablan y nada más. Bueno como no lo veía hace tiempo lo invité a tomar un café en el nuevo salón de moda en una de las calles del centro. Quería saber de su vida y que había hecho en todo el tiempo que no nos vimos-.
-Si, cuéntame que fue de su vida, seguro te conversó de todos los detalles- contestó Octavia con curiosidad por saber más sobre el amigo de su esposo.
-Como sabes él se presentó como candidato a diputado en las últimas elecciones y con ese deseo comprometió la seguridad y economía de su familia. ¿Qué fue lo que hizo?, no tuvo mejor idea que vender su casa para sostener la campaña y todo la propaganda que necesitaba, estaba tan seguro que iba ganar y tú y yo sabemos que no salió elegido, su situación familiar se vino abajo. Me contaba acongojado que ahora vive en la casa de sus suegros que es pequeña y todos están apiñados. Mi querida esposa, aquí viene lo mejor. -Aníbal- me dijo -nosotros somos amigos desde hace mucho tiempo y hay confianza entre los dos, yo quisiera pedirte que me permitas vivir en tu casa, claro está que te pagaría un módico alquiler ya que mi sueldo no es muy alto, seguro tienes habitaciones que sobran porque tu vivienda es muy grande-. No sabía si dar crédito a lo que escuchaban mis oídos. Tarciso está bromeando pensé unos segundos, luego me di cuenta que no bromeaba, era en serio lo que decía. Yo reaccioné antes que siga hablando y le dije con cortesía. Mi estimado amigo no es buena idea que dos familias que no las une lazos de sangre vivan juntas en la misma casa, para conservar nuestra amistad es mejor que cada uno viva en su casa. Vivir con tus suegros no es tan malo, son familia y padres de tu esposa, ese lazo es importante. Yo lamento que tú estés en una difícil situación pero debiste tener cuidado antes de vender tu casa, salir elegido era un albur. Me puse de pie me despedí de él para que no vaya a insistir con lo mismo y terminé de decir. Deseo que tu economía se solucione y que puedas junto a tu familia conseguir una casa, por nuestra amistad Tarciso, es mejor que sea así. Eso fue todo lo que le dije querida ¿qué te parece?-. finalizó Aníbal y esperaba la opinión de su esposa.
-Aníbal no puedo creer lo que me cuentas, ¿porqué se le ocurrió esa idea a Tarciso?, tal vez fue su desesperación de vivir con los suegros en una casa pequeña. No logro comprender su propuesta y mucho menos imaginar viviendo a su familia en nuestra casa-.
-Querida si deseas, puedo decirle a mi amigo que puede vivir con nosotros-.
-Por favor Aníbal, no bromees, sabes bien que es imposible y no sería buena idea.- contestó Octavia imaginando lo difícil y complicado de la situación.
-Fue una mañana de sorpresas, yo mismo no puedo imaginar la vida con nuestro amigo Tarciso Vera-.
Los días en el calendario pasaban rápidamente, el tiempo no se detenía, el trabajo de las Damas del Patronato tampoco, ellas se habían dividido en tres grupos para organizarse mejor. En la reunión en casa de Ana Luisa todas comentaban cuanto extrañaban a Petra y Hortensia. Reyna decía que Petra era tan activa y Hortensia tan delicada y cuidadosa con el trabajo.
Angelina se comprometió a donar el regalo de la rifa que comenzaba con la venta de boletos para recaudar fondos y realizar sus obras de bien social. La donación era un fino juego de loza de doce personas. En las ocasiones que Las Damas visitaban al alcalde para hablar sobre temas de la ciudad y pedirle prestado el salón de la Beneficencia para realizar la rifa. Ana Luisa guardaba silencio era mejor de esa forma y evitar alguna discusión que podía fastidiar la amistad con el alcalde, Ana Luisa lo hacia de buena fe, pero no podía con su genio por ese motivo su silencio decía mucho.
La rifa se realizó antes de las fiestas de medio año, las ventas de los boletos fueron un éxito y la gente colaboró con las Damas porque sabían el trabajo que realizaban, lo recaudado no fue la misma cantidad de la rifa del collar de perlas que donó Aurora pero igual fue una gran suma para esos días, dos mil soles fue el récord total y el dinero era para repartir en las diferentes obras.
Los primeros días de julio marcaron la llegada de la tía Esperanza, ella siempre venía en esas fechas a pasar las fiestas patrias en casa de Octavia. Cerraba su casa de Barranco y con la ama de llaves viajaba a Lima. Estaba cansada y le dolía todo el cuerpo, muy tranquila comentaba:
-Querida sobrina a mis noventa años me duele hasta el dedo meñique, tengo que andar con mi bastón para apoyarme y caminar sin tropezar- Octavia reía con sus ocurrencias, la tía Esperanza era bien recibida en su casa.
-Ondina lleva las maletas de mi tía a la habitación de huéspedes y arregla todo para que descanse y a Casilda, llévala a sus aposentos-.
Ondina obedeció de inmediato las órdenes, Felicitas y su hija ya conocían a Casilda y compartían la habitación, preparaban una cama para ella. En las noches antes de dormir las tres conversaban sobre los últimos acontecimientos familiares.
La familia reunida en el comedor a la hora del almuerzo celebraban la visita de la tía Esperanza, ella como siempre jovial conversaba con todos, agradecía las palabras amables de Aníbal y halagaba a Emiliana sus modales atentos, a Manuel lo aconsejaba con palabras cariñosas. Para Octavia tenía un afecto especial y le comentó que más tarde quería conversar con ella.
Dos horas más tarde después del descanso de la tía Esperanza, llamó a Octavia a su habitación, le indicó que se siente cerca de ella.
-Querida trae esa silla quiero que te sientes cerca a la cama porque lo que voy a decir es algo muy serio-. Octavia obedeció a su tía y acercó una silla.
-Bueno como puedes ver yo estoy en una edad avanzada y no espero vivir treinta o cuarenta años más- Octavia iba a decir algo pero su tía le habló -te pido no me interrumpas ni me contradigas con lo que voy a decir. Ya he dejado escrito mi testamento, donde tu eres mi única heredera, para ti es mi casa de Barranco con todo lo que hay en su interior. Solo te pido que conserves a Casilda mi ama de llaves, ella está a mi servicio desde hace muchos años y no tiene donde ir- luego señaló -Octavia trae mi bolso que está sobre la cómoda-.
Octavia se puso de pie y le alcanzó el bolso que pedía su tía, del interior ella sacó un estuche elegante, tenía en la tapa aplicaciones de malaquita, se lo entregó a Octavia:
-Esto es para ti, era de mi madre, ella me lo dio antes de morir y ahora quiero que tú lo tengas-.
Octavia abrió el estuche y exclamó -es hermoso tía, es muy bello, no puedo recibirlo-
-Mi querida sobrina no faltes a mis deseos, no puedo tener disgustos-.
El regalo era un hermoso collar de piedras de agua marina, rematado en un broche de oro -mi padre se lo regaló a mi madre cuando cumplieron el décimo aniversario de casados. Yo lo he usado y ahora es tuyo- dijo la tía Esperanza.
Octavia no sabía que decir, estaba emocionada con el collar que tenía tanta tradición familiar. Prometió a su tía usarlo en cada reunión o aniversario.
-Gracias tía no esperaba tanto de tu parte, el collar en una joya y tu casa será manejada según tus deseos y voluntad-.
CONTINUARÁ
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