Cada mañana amanecía con un hermoso brillo solar, esto anunciaba que el invierno pronto llegaría a su fin.
Octavia amaba esta época del año cuando el frío disminuía y el calor era suave y no sofocaba. Se vestía con blusas más ligeras y sus faldas de tela gruesa que eran de invierno ya estaban guardadas en un baúl.
La nota de felicidad y alegría en la casa la ponía Lizel que estaba más graciosa cada día Octavia sonreía al recordar a su nieta con su carita redonda y sonrosada, pequeños rulos adornaban su cabeza y los trajecitos de vivos colores con los que Emiliana la vestía hacían de ella una pequeña dulzura.
Sobre su escritorio en el salón, se habían juntado las cartas que Octavia debía contestar a sus amigas. Tomó su pluma y comenzó a escribir la respuesta a la carta de Beatriz que venía de Vevey- Suiza. En ella le comentaba los últimos acontecimientos sufridos por su familia y la tristeza que lentamente parecía abandonar la casa familiar. Le decía además que Emiliana sufría por la tragedia vivida y su dolor era muy grande.
Antonia interrumpió su escritura: -señora ha venido a visitarla la señora Rosalina-.
Octavia se sorprendió por la visita, ella no solía frecuentar su casa, salvo que necesite algún favor. Puso la pluma cerca al tintero en el escritorio y fue a la sala para recibirla.
Rosalina al ver entrar a Octavia se puso de pie: -Señora Octavia perdone que venga sin anunciarme- se acercó y besó sus dos mejillas luego agregó: -el motivo de mi visita es para despedirme porque mañana temprano me voy de viaje con mi hijo y mi ama de llaves a la casa de mis padres. Usted no sabe como le agradezco que consiguiera la dirección de ellos que ahora viven en Paita y para mí es importante viajar para pedirles perdón por mi proceder. He sufrido mucho con la muerte de Quinto y no sabía que hacer ni a quien recurrir, solo usted me podía ayudar. La casa es muy grande para mí y en cada rincón me parece ver a Quinto-. terminó de hablar Rosalina con resignación.
Octavia al principio dudó en darle la dirección, ella había sido cruel con sus padres y olvido a quienes le habían dado todo, después cambio de idea. Sentía que Rosalina estaba arrepentida por su conducta y quería a pedirles perdón.
-Me alegra Rosalina que por fin te reúnas con tus padres, ellos estarán felices de recibirte y de poder conocer y abrazar a su nieto- contestó Octavia.
Rosalina también comentó sobre Fausto y su ayuda con la manutención de su hijo -él ha sido muy bueno conmigo y ha prometido que enviará el dinero para su sobrino. Fausto y sus hermanos han sufrido demasiado con la pérdida de Quinto, no sabe como lloraron cuando lo llevaban de regreso a su hacienda. Su cuerpo fue acomodado con cuidado sobre una carreta para transportarlo.
-Puedo imaginar cómo se sentían, es muy doloroso perder a un hermano, comprendo su dolor y tristeza- señaló Octavia y le alcanzó un pañuelo a Rosalina que comenzó a llorar al recordar a su esposo, ella había sido poco independiente después de su matrimonio, hacia solo lo que Quinto decia.
Emiliana con Lizel en brazos entró en la sala para saludar a Rosalina, las dos jóvenes estaban en la mismas circunstancias y una comprendia a la otra. Las tres mujeres conversaron en la sala por más de una hora, luego Rosalina se despidió, era el momento de retirarse.
-Señora Octavia gracias por todo, por favor me despide de su esposo, él fue siempre amable con Quinto- después abrazó a Emiliana besó a Lizel -es una bebé muy linda- comentó y abrazó a Octavia entre lágrimas.
Emiliana y su madre la acompañaron hasta la puerta principal, donde le deseaban lo mejor en unión de sus padres.
-Ha cambiado Rosalina, la veo más amable y madura- agregó Emiliana.
-Si, querida hija, así es, esta tragedia que ha vivido ha sido un duro golpe para ella, como para ti con lo ocurrido a Guillermo- contestó Octavia y tomó en brazos a Lizel que tenía como adorno un precioso lazo en su cabecita.
Octavia volvió a su escritorio para seguir escribiendo la carta que interrumpió con la llegada de Rosalina. Pensó en Hortensia e Hipólito, iban a estar felices con su hija y nieto, era lo que habían deseado siempre. En su carta le escribía a Beatriz las novedades en la ciudad y las noticias sobre el país. Se detuvo un instante, había algo que la molestaba y preocupaba aun más, no llegaba a la casa la respuesta a su carta de la madre de Guillermo, podía presentir como estaría y el dolor que debía sentir con lo ocurrido a su hijo.
A la hora del almuerzo la familia reunida en el comedor comentaban sobre la visita de Rosalina y su viaje a Paita para vivir con sus padres: -después de lo ocurrido con Quinto me parece muy bien que vaya con ellos. Los padres siempre perdonan a sus hijos y los reciben con los brazos abiertos- decía Aníbal.
Manuel en silencio escuchaba la conversación de sus padres y no se atrevía a comentar sobre Emiliana para que no se sienta triste, pero ella estaba triste y ese dolor solo se podía curar con el tiempo.
Aníbal también comentó:-Octavia debo viajar al fundo ya he dilatado demasiado mi regreso, la cosecha comenzó y no puedo dejar a mis hermanos todo el trabajo, hay que estar atentos y resolver todos los problemas que se presenten-.
El fundo de Aníbal y sus hermanos, tenía buena producción pero nunca faltaban los problemas a la hora de la cosecha y la venta del algodón.
La familia terminó de almorzar, Emiliana llevó a Lizel para hacer la siesta y Manuel tenía que hacer sus tareas. En la sala mientras tomaban café los esposos conversaban, Octavia escuchaba las noticias que Aníbal leía y luego comentaban. El precio del algodón en el mercado había subido un poco pero no era el que deseaba Aníbal, él nunca estaba conforme con el precio y la cantidad del producto a la hora de la cosecha podía ayudar. Según Sixto y Leonora se iba a obtener una buena cosecha. Las siguientes noticias eran sobre la continuación de nuevas obras en la ciudad y algunas carreteras en el país: -Aquí, Tarciso tenía razón- señaló Aníbal -las obras van a continuar y se va a necesitar grandes cantidades de material de construcción. El negocio parecía interesante pero nuestro amigo, no es muy serio a la hora de trabajar, además yo no puedo disponer del capital que utilizo para el fundo. Las nuevas avenidas a construir abrirán el espacio en la calles del centro. El futuro, Octavia, está a la vuelta de la esquina con nuevas avenidas y calles-. decía Aníbal no muy convencido de si era bueno a malo. Los cambios siempre traían algunos inconvenientes. Aunque, él siempre era partidario de las buenas obras.
Aníbal partió para el fundo antes que termine la semana. Después de despedir a su esposo, Octavia en la cocina hablaba con Lida sobre el menú a prepararse. A ella le gustaba planificar los almuerzos y las cenas para ya no tener que ocuparse de que se iba a cocinar. Lida atenta le decia a su señora las cosas que faltaban para preparar los alimentos.
-Señora Octavia esta carta acaba de llegar- dijo Antonia y entregó en sus manos la misiva.
Era la carta que tanto esperaba Octavia, venía de Berlín. Anja por fin había contestado y podía imaginar su contenido.
-Antonia tienes que ir de inmediato al colegio Alemán para buscar a la profesora Genoveva Kraft, debes llevar esta carta y una nota de mi parte- terminó de hablar y en su escritorio escribió unas líneas en la nota donde la pedía que por favor realice la traducción de la misiva. Antonia salió presurosa para cumplir la orden de su señora.
Octavia no sabía que hacer ahora con las noticias que traía la carta de Berlín, mejor era esperar para saber el contenido. Podía imaginar mil cosas pero en lo que si estaba segura que la madre de Guillermo sufría por su hijo. Por el momento no deseaba hablar con Emiliana sobre la carta, no queria llenarla de angustia antes de tiempo, ella ya tenía un dolor en el alma.
La espera de Octavia por la carta no parecía terminar, al día siguiente en la tarde se presentó Genoveva en la casa de la familia. Traía una expresión seria en su rostro, Genoveva ya había realizado la traducción y sabía muy bien que decía la carta.
-Octavia buenas tardes, no quería demorar más con la traducción de Berlín sé que estas esperando las noticias de Anja -. comentó Genoveva.
-Gracias, amiga, no puedes imaginar como estoy de nerviosa sobre esta carta. Seguro Anja sufre por su hijo, ella está tan lejos y para una madre es demasiado doloroso no poder estar cerca de su hijo y ayudarlo- contestó Octavia y Genoveva le alcanzó la hoja de carta con la traducción.
Octavia se sentó en uno de los sillones cerca a su escritorio e invitó a Genoveva a sentarse.
Desdoblo la hoja y comenzó a leer. El dolor y sufrimiento de Anja era evidente en cada línea escrita, ella le decía que desde hace varias semanas no tenía noticias de su hijo. Parece que Guillermo no había escrito a su madre sobre el cambio de trabajo y su viaje a Chile. Para la madre fue un golpe muy grande saber su deceso y le escribía -Octavia no puedes imaginar como me siento, mi hijo y yo éramos bastante unidos, él me contaba sobre su nueva vida, su esposa, su bebé y la familia política, él los apreciaba mucho. Usted me dice en su carta que él descansa en el camposanto de Antofagasta en Chile que dolor y que tristeza está lejos de ustedes también. Lloro todo el tiempo porque aún era tan joven y no merecía un final así. El padre de Guillermo no sabe nada aun sobre su hijo. Él cree que está bien y yo no me atrevo a contarle al respecto. Sé que va a reaccionar muy mal se sentirá culpable- Líneas más abajo se despedía de Octavia y agradecía su carta con noticias sobre su hijo. En su posdata escribía: -de una madre a otra Octavia se que entiende mi pena y dolor por todo lo ocurrido, no sé ahora como voy a vivir. Me gustaría seguir manteniendo correspondencia con usted para saber de mi pequeña nieta que es lo único que me queda de Guillermo. Se despidió y su tristeza era evidente.
-Genoveva que dolor lo que me escribe Anja, ella esta tan lejos. Te parece si de una vez escribo la respuesta para su respectiva traducción ¿estás de acuerdo conmigo? así evitamos las idas y venidas-.
Genoveva estuvo de acuerdo y Octavia sacó del cajón de su escritorio una hoja y comenzó escribir su respuesta. Resolvió algunas dudas de la madre de Guillermo y le dijo que los sentimientos de su familia hacia él, eran de cariño y estima -Guillermo fue un joven brillante y lleno de entusiasmo, mi hija está devastada con su partida, aquí en nuestro hogar lo extrañamos mucho. Mi esposo lo tenía en muy alta estima. La carta continuaba y sus deseos de seguir escribiendo cartas para Anja en el futuro eran iguales -Anja sé que vamos hacer muy buenas amigas y mi hija también escribirá con noticias sobre de Lizel- comentó en unas líneas.
Octavia se despedía deseando pronto tener nuevas noticias sobre Anja y la familia en Alemania.
-Genoveva aquí está mi carta con la respuesta para Berlín-. comentó Octavia y la profesora Kraft comenzó de nuevo a traducir la escritura de Octavia. Para no interrumpir su trabajo fue a buscar a Emiliana, para que lea la carta de la madre de Guillermo con la traducción.
En su habitación Octavia encontró a su hija cambiando a Lizel con ropa más abrigada, el viento de la tarde podía enfriarla.
-Emiliana, aquí esta la carta de Anja es bueno que la leas y en el futuro escribas tú también con notas sobre Lizel. Recuerda es su abuela y ella quiere saber sobre su nieta.
Emiliana leyó la carta con tristeza, la madre de Guillermo era una persona fina y delicada se podía ver a través de su escritura.
-Madre es demasiado dolor lo que siente Anja, imagina no poder visitar el camposanto donde reposa su hijo es una tragedia- señaló y lágrimas caían por sus mejillas, se acordaba de su esposo y lo feliz que fue a su lado mientras estuvieron juntos. Secó sus lagrimas y le devolvió la carta a Octavia.
Octavia la consoló -debes ser fuerte, sé que no es fácil- contestó.
Genoveva terminó de traducir la carta que Octavia enviaría al correo al día siguiente. La invitó a tomar el té y pastelitos, las dos conversaban sobre la situación difícil de Anja y del padre cuando se entere que sucedió con Guillermo.
Ambas mujeres con el tiempo serían muy buenas amigas y compartirían sus experiencias familiares.
El domingo en casa de Octavia se disfrutaba de un día tranquilo, Rubí en la habitación de Emiliana jugaba con Lizel, había traído la caja de música de Octavia para que la bebé escuche la melodía. Su madrina estaba en el salón terminando de escribir sus cartas.
-Rubí no debes jugar con la caja de música de mi madre sabes bien que ella no desea que la tomes como un juguete, es recuerdo de su madre- decía Emiliana para llamarle la atención.
-Prometo que solo una vez voy a tocar la melodía de la caja y luego la guardo, a Lizel le gusta tanto escuchar la música.
Era verdad lo que decía Rubí, a Lizel le gustaba escuchar la música de la caja mágica como la llamaba.
Emiliana del cajón de su velador tomó el reloj que le diera Guillermo antes de partir a su viaje, sus recuerdos volaron, sus días con él fueron felices. Ella se abrazaba a esas ideas. Sobre la mesa de su velador tenía la foto de su esposo, ella solía conversar con él sobre sus planes, podía sonar extraño pero eso la consolaba.
Su idea de estudiar enfermería, no era un sueño, ella se iba a presentar en la Escuela Nacional de Enfermería, esa era la carrera que escogió
En sus manos tenia el fino reloj, era una joya, le daba cuerda todos los días para mantener vivo el recuerdo de Guillermo. Lo guardaba envuelto en un pañuelo para que no se arruine, se conserve y en el futuro lo pueda heredar Lizel.
Octavia entró en la habitación de su hija y le pidió a Rubí que devuelva la caja de música a su lugar.
-No es un objeto para jugar, lo sabes muy bien- Rubí obedeció a su madrina y fue a dejar la caja a su habitación.
-Emiliana- agregó Octavia -quieres que yo guarde la carta de Anja o deseas guardarla tú-
-No madre es mejor que tu la guardes para tener un registro ordenado de las cartas de la abuela de Alemania y cuando Lizel sea grande las pueda leer y conocer más sobre su familia de Berlín- contestó a su madre.
En el futuro la idea de Emiliana sería matricular a Lizel en el colegio Alemán para que estudie ahí y aprenda el idioma de su padre tal como le había prometido a Guillermo y pueda mantener correspondencia con sus abuelos de Berlín.
CONTINUARÁ