domingo, 24 de octubre de 2021

PRIMAVERA DE 1900

En la casa familiar todo estaba preparado para el viaje de Emiliana y su padre. Octavia y Manuel se despedían de ellos con la emoción de esperar pronto su regreso. Emiliana vestida con un traje negro y una capa gris sobre sus hombros para abrigarse, parecía más delgada. Su cabello corto resaltaban aun más las facciones finas y el contorno suave de su rostro; con su madre,  comentaba: 
-Gracias por quedarte a cuidar a Lizel, es muy pequeña para hacer este viaje en barco. Con mi padre estaremos de regreso en unos días-. 
-Querida, no te preocupes estoy triste y a la vez feliz de quedarme con mi bebé, parece una contradicción pero me hubiera gustado hacer este viaje en circunstancias diferentes de las que vivimos ahora- contestó Octavia mientras abrazaba a Emiliana y besaba sus mejillas.
-Aníbal debes cuidar bien de nuestra hija- así se despedía Octavia de su esposo y lo abrazaba.
Manuel hizo lo propio con su padre y hermana al despedirse. A él le hubiera gustado hacer ese viaje pero sus padres le dijeron que no podía faltar al colegio. 
Emiliana cargó a su hija y le prometió que pronto estaría de regreso para volverla ha abrazar. Beso a Lizel y se la entregó a su madre. Tomó el bolso en el que llevaba lo necesario para el viaje y dijo: -padre ya estoy lista, debemos partir, si no el barco nos puede dejar-.
Aníbal besó a su esposa para despedirse y recomendó a Manuel cuidar a su madre y a Lizel. 
Octavia desde la puerta principal se despedía de ellos, no podía acompañarlos hasta el puerto porque sería muy pesado el regreso sin su compañía.
-Madre cuanto tiempo van a demorar en regresar mi padre y hermana- preguntó Manuel.
-El tiempo que necesiten para hacer este viaje, ellos nunca han viajado al sur- contestó Octavia y entraba en la casa con Lizel en brazos  junto a Manuel para iniciar el día y ocuparse de lo que necesitaba la bebé.
Camino al puerto padre e hija estaban en silencio, no hacían comentarios. Aníbal observaba a Emiliana, era tan joven para vivir esta tragedia. La vida la estaba poniendo a prueba y el resultado final solo en el futuro se sabría. 
Llegaron al puerto y esperaron abordar el barco en el mismo lugar donde Emiliana se había despedido de Guillermo meses antes. Tembló su cuerpo al recordar el episodio, su esposo le había prometido volverse a reunir y cumplió su palabra.
A la hora de partir padre e hija subieron al barco, su destino Valparaíso y luego Antofagasta. Que lento parecía todo, el tiempo se había detenido o tal vez era solo una sensación. 
En pleno viaje los dos observaban desde el barco la inmensidad del océano, parecía infinito, pero no, en realidad no era infinito. El viaje resultó pesado para la hija porque el vaivén del barco le ocasionaba náuseas. Aníbal se sentía un poco mejor para él no era su primer viaje sobre el mar. 
Después de una larga travesía, llegaron a Valparaíso al día siguiente en al noche. Descansaron en una posada cerca al centro de la ciudad, estaban agotados y ya en tierra aun sentían bajo sus pies el vaivén del barco.
Amanecieron muy temprano y partieron de inmediato a la ciudad de Antofagasta, la prisa por llegar al destino final, era prioridad. 
Arribaron a la ciudad muy tarde, en la noche, el viaje por tierra transcurrió sin inconvenientes. Dormirían en una posada que el cochero les recomendó. La ciudad a esas horas lucía oscura solo algunas luces mortecinas alumbraban las calles. Mejor fue cenar algo ligero que les ofrecieron los dueños del hospedaje y después irse a dormir.
Descansados y con mejor ánimo desayunaron a la mañana siguiente. Al dueño de la posada le preguntaron de como podían llegar el camposanto de la ciudad, ahí descansaba un familiar, fue la explicación que dio Aníbal. Éste les dio las instrucciones para llegar al lugar y les explicó que ahí existía una pequeña caseta donde podían preguntar por la tumba de su difunto. Emiliana no podía hablar, su voz se quebró al recordar a su esposo. 
En el camino al cementerio compraron flores era un ritual doloroso pero Emiliana sentía que debía hacerlo, ella necesitaba conocer el lugar donde los restos de Guillermo reposaban. En la pequeña caseta les dieron las instrucciones de como llegar a la tumba que buscaban. Mientras caminaba sintió que las fuerzas la abandonaban, se sostuvo del brazo de su padre -hija, si deseas podemos descansar en ese banco que esta cerca a nosotros- sugirió Aníbal. 
-No padre ya estamos cerca, hemos realizado un largo viaje para llegar y debemos seguir para encontrar a Guillermo- contestó Emiliana recuperando las fuerzas para seguir adelante.
No costo demasiado ubicar el lugar donde estaba su lápida. Aníbal se retiró unos metros para darle a su hija la intimidad que necesitaba de hablar con el esposo que amaba. Emiliana se acercó y con un pañuelo limpió la lápida, puso las flores en los recipientes para ello. Hablaba con Guillermo entre sollozos, le decía que necesitaba saber donde se encontraba y que había recibido cristiana sepultura. Le prometía que siempre lo llevaría en el corazón y que nunca lo olvidaría. Hablaba en alemán algunas palabras de amor que él le había enseñado y además le prometió que Lizel aprendería el idioma de su padre como lo deseaba. Sus lágrimas caían por su rostro, ella jamás imaginó un destino así. Rezó con fervor algunas oraciones para pedir por su alma que seguro estaba en un lugar feliz. Aníbal se acercó a su hija, la abrazó -Debes aceptar esta realidad, sé que no es fácil. Guillermo se fue en el mejor momento de sus vidas- habló el padre para consolar a su hija.
Estuvieron en el cementerio cerca de dos horas, Emiliana le dijo a su padre: -antes de partir de la ciudad tenemos que regresar para despedirme-. Aníbal aceptó la propuesta de su hija, sabía que no sería fácil volver para visitar a Guillermo.
Con Emiliana más repuesta de su dolor, el padre le propuso al salir del cementerio visitar las oficinas de la empresa donde trabajó Guillermo -hija ya estamos aquí, debemos hablar con el director de la minera para que nos explique algunas preguntas que deseo hacerle.
Padre e hija visitaron la oficina de la empresa, el director los recibió conversó con ellos y explicó con detalle lo sucedido en el accidente. La conversación fue cordial y despejo las dudas de Aníbal, todo fue un lamentable accidente que la empresa no pudo evitar, una cadena de hechos sucedieron con los  resultados fatales. 
El director entregó a Emiliana un cheque con el dinero del seguro que la empresa le daba a los familiares, ella era la esposa y eso le correspondía. Tomó el cheque lo dobló y guardó en su bolso, no quería leer ni saber de que cantidad se trataba, nada podía devolverle la vida a Guillermo.
Padre e hija se retiraron de la empresa, agradecieron al director haberlos recibido, el resto del día pasearon por la ciudad y sus alrededores. al día siguiente antes de partir volvieron al camposanto para despedirse de Guillermo. Emiliana habló con él sobre sus planes de estudio y le ofreció su amor por siempre. Se despidió de su esposo, con gran dolor, sufría al no saber cuando volvería a regresar y eso le causaba demasiada tristeza. Aníbal abrazó a su hija y juntos se despidieron de Guillermo con gran pesar. 
Partieron de Antofagasta y en Valparaíso padre e hija se quedaron dos días, antes de continuar el viaje, pasearon por la ciudad para conocer los lugares más importantes, luego fueron al puerto para embarcarse y regresar a Lima donde los esperaba la familia. Emiliana se despidió de la ciudad, todo ese recorrido que había hecho junto a su padre, lo había realizado Guillermo la primera vez que llegó a Chile, ella siempre recordaría eso.
En Lima la familia recibió a los viajeros con alegría, Emiliana estaba más serena pero su rostro lucía demacrado y su tristeza solo el tiempo podía, tal vez aliviar. 
La semana después del regreso de Emiliana y su padre transcurrió sin grandes novedades. Octavia y Aníbal conversaron sobre los detalles del viaje y el cheque del seguro que Emiliana todavía no había cobrado en el banco. Sus planes eran abrir una cuenta de ahorro para el futuro y lo que Lizel pueda necesitar, le costaba hablar de dinero nunca lo había necesitado, en su hogar siempre tuvo todo.
Aníbal preparaba su viaje de regreso al fundo, había salido temprano para comprar algunas cosas que necesitaba y cuando llegó al hogar estaba pálido, blanco como un papel, Octavia al verlo se asustó:
-¿Qué sucede?- preguntó -tienes el rostro pálido es mejor que te afloje el corbatín. ¿Te sientes mal?- volvió a decir.
-Querida no puedes imaginar lo sucedido, nunca podrías hacerlo, yo mismo no comprendo qué sucede en estos días de tantos cambios y tragedias-.
Octavia, se alteró ¿de que hablaba su esposo?,¿ qué sabía? ¿por qué la tristeza lo embargaba? ¿era algo sobre la familia?-  se preguntó.
-Aníbal me estas asustando, habla de una vez por favor...te lo pido-.
-Cuando salía para hacer las compras de las cosas que necesito para el fundo, me encontré en el centro con un gran barrullo ¿qué sucedía? pregunté y uno de los amigos que estaba cerca me contó lo sucedido y porque la gente estaba reunida. Habían encontrado un cuerpo en un terreno baldío a las afueras de la ciudad, eso fue a las ocho de la mañana por eso es que no salió publicado en los diarios. La persona que encontraron era Quinto López del Águila, nuestro amigo, al parecer fue asaltado y él puso resistencia, una daga estaba cerca a su cuerpo. La policía dice que Quinto murió a las dos de la mañana. 
Octavia no sabía que decir o hacer solo pronuncio unas palabras: -pobre hombre, a nadie le debe pasar algo así- terminó de decir con tristeza y pensó en Rosalina.
-Todos sabían que Quinto andaba con fuertes cantidades de dinero en los bolsillos, lo más grave es que andaba solo por las calles- contestó Aníbal.
-¿Qué hacia Quinto a esas horas de la noche?- preguntó Octavia a su esposo.
-Querida, hay cosas que los hombres no comentamos pero desde hace varias semanas sabía que Quinto se estaba dedicando al juego, apostaba números grandes en un salón del centro, yo deduzco que él salía a la calle después de ganar una partida de dinero, pero muchas veces también perdía. Seguro lo siguieron y paso lo que pasó. Fausto no debe saber nada de esta actividad de su hermano. Siento mucho esta tragedia, Quinto era un amigo-.
-Es lamentable lo sucedido, a estas horas Rosalina debe saber lo ocurrido a su esposo y su desesperación debe ser mayor- contestó Octavia.
Rosalina sabía ya la triste noticia y fue hablar con el comisario, éste tuvo cuidado al darle la noticia y los detalles, pero fue inevitable hablar con ella. Llena de angustia y llanto se dirigió al correo para enviar un telegrama a Fausto con la mala noticia, no sabía que hacer, solo lloraba y lloraba. En su vida todo se lo resolvian primero sus padres y luego su esposo.  
En la casa de Octavia la familia ya sabía la mala noticia, Emiliana comentó con su madre -pobre Rosalina, ella que vino hablar contigo sobre lo ocurrido con Guillermo. ¡te acuerdas!-.
En la tarde del mismo día, Rosalina fue a buscar a Octavia quería saber donde estaban sus padres, llorando, rogaba que le diga donde vivían.  
Muy seria Octavia le dijo que no sabía nada sobre Hortensia e Hipólito, ella mintió en ese momento porque ahora recién se acordaba que tenía padres después de hacerlos sufrir tanto, ahora si los necesitaba. Sentía dolor por Rosalina y le dijo que averiguaría la dirección de sus padres con sus amigas, las Damas del Patronato, seguro ellas conocen la dirección.   
Rosalina suplicó y pidió a Octavia que le avise pronto sobre la dirección y se despidió. Emiliana no salió a saludar porque todavía se sentía mal y lo ocurrido a su amiga era demasiado para ella.
Octavia aun molesta por la actitud de Rosalina, fue ella misma al correo para mandar un telegrama a sus padres y pedir su autorización para darle la dirección a su hija. Que dolor, que tragedia como dijo Aníbal. Quinto buscó el final por ser tan descuidado y también por ostentar demasiado el dinero, era algo que iba más allá de su carácter. 
Primero Fausto envió un telegrama pidiendo a Rosalina que preparen el cuerpo de Quinto para ser embalsamado, él con sus hermanos vendrían a la capital para llevárselo y enterrarlo en la hacienda de la familia. Luego Hortensia envió un telegrama a Octavia con el permiso de darle la dirección a Rosalina. Antonia fue la encargada de llevar el encargo de los padres a Rosalina.
En la hora de la cena Aníbal comentó a Octavia: -hiciste bien en darle la dirección de sus padres a Rosalina. Ella tiene que pedirles perdón de todas las formas habidas. No darle la dirección hubiera sido cruel-.   
En el hospital por encargo expreso se preparó el cuerpo para que dure varios días sin ser enterrado. Rosalina agradeció al comisario su ayuda con está gestión que sería pagada al hospital. 
En el pequeño salón sobre el escritorio, Octavia tenía las cartas de sus amigas Petra y Beatriz,  aún no había abierto los sobres, por el momento la carta que más le interesaba, era la de Anja madre de Guillermo pero no había noticia alguna de ella, eso la preocupaba demasiado. 
Fausto, Segundo y Ángel llegaron a la ciudad. Hablaron con Rosalina que estaba al borde de un colapso, le dijeron que se calme que nada había sido culpa de ella. Después de un breve descanso por el largo viaje los hermanos fueron hablar con el comisario. Él les contaría los detalles de la muerte de Quinto, detalles que Rosalina ignoraba.
Fausto escuchó en silencio al comisario, después le hizo algunas preguntas. Su hermano Quinto era imprudente y no le agradó nada saber que estaba jugando el dinero de la empresa familiar, decidió olvidar ese detalle. La primera vez lo había salvado de ser linchado en la hacienda pero esta vez no pudo hacer nada por ayudarlo de su vanidad y torpeza para manejar su vida. Los hermanos estaban tristes por lo ocurrido y preparaban su viaje de regreso con el cuerpo de Quinto embalsamado y tratado con cuidado para hacer un largo viaje.
Fausto como el hermano mayor habló con Rosalina antes de partir:
-Estimada Rosalina, a mi sobrino no le va a faltar nada para su manutención y estudios, nosotros enviaremos un dinero mensual para que lo puedas criar sin angustias hasta que sea un adulto de provecho. Solo te pongo una condición que una vez al año, lo lleves a la hacienda, el pequeño debe conocer a sus tíos, hermanos de su padre. ¿Vas a seguir viviendo en la casa?- preguntó al final.
-No Fausto es seguro que vaya a vivir con mis padres, a ellos les tengo que escribir para contarles lo ocurrido- contestó.
-Bien, una vez que este instalada en tu nueva casa, me envías  la dirección para saber donde mandar el dinero-. contestó Fausto y se despidió de ella, Segundo y Ángel  también se despidieron. Los hermanos se llevaban el cuerpo de Quinto a la hacienda donde pueda  descansar en paz. 
Al terminar la calle, los hermanos se alejaron de la ciudad y tomaron el camino que los llevaría de regreso a su hacienda. Fausto y sus hermanos lamentaban lo sucedido pero ¿Qué podían hacer?, Quinto vivió siempre a su manera y encontró a su manera el final.  


CONTINUARÁ  
        
   
      
                                
    


 

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