domingo, 10 de octubre de 2021

PRIMAVERA DE 1900

Aníbal y Octavia decidieron no perder más tiempo e ir al colegio alemán, era urgente responder la carta de la madre de Guillermo.
-Antonia- llamó Octavia.
-La joven se presentó en el pequeño salón al escuchar el llamado de su señora. 
-Mande usted- contestó.
-Deja lo que estas haciendo y quédate al lado de Lizel, no debes moverte hasta que regresemos-. 
-Si señora- contestó Antonia.
Lizel ya se podía sentar y no dormía todo el día como antes, había que estar atentos a cualquier movimiento suyo.
Los padres de Emiliana salieron con rumbo al colegio, cuando se presentaron en el lugar pidieron hablar con la directora, la señora Gertrudis Brown.
Octavia le explicó su problema y el porque habían recurrido al colegio. 
La señora Brown los atendió con gentileza y les comentó que podía ser la profesora Genoveva Kraft quien hiciera la traducción. Ella era una experta en esos casos y no tendría problemas en ayudarlos con la carta de la madre de Guillermo, la señora Anja Genscher.
La profesora Genoveva se presentó en la dirección del colegio para conversar con Aníbal y Octavia. Enterada de la situación y de la urgencia en responder rápidamente la carta se comprometió a tenerla lista en la tarde de ese mismo día.
Octavia agradeció su comprensión y su ayuda: -Genoveva gracias por prestarnos sus servicios profesionales ¿Dónde la podemos ubicar para recoger la carta?-.
-No se preocupe Octavia, yo iré a su casa para entregar la traducción. Escriba en esta libreta la dirección-. Genoveva leyó el remitente, la carta venia de Berlín, ella también era de esa ciudad.
Octavia escribió la dirección de su casa y le entregó la libreta. Los esposos estaban realmente agradecidos. Se retiraron del colegio después de agradecer de igual manera a la directora que había recomendado a la señora Genoveva. 
-Aníbal que bueno que resolvimos el problema de traducción de esta carta, para mí era un verdadero dilema. Ahora debemos concentrarnos en contestar la carta para volver a traducirla pero está vez en alemán. Estas idas y venidas son un problema pero no hay otro camino. Anja madre de Guillermo debe saber lo más pronto posible que ocurrió con su hijo y ese será un dolor muy grande para ella y una responsabilidad para nosotros- señaló Octavia a su esposo mientras regresaban al hogar.
Al llegar a casa, Antonia jugaba con Lizel, no se había separado de la bebé un segundo, como le recomendó Octavia
-Gracias Antonia ya puedes regresar a tus labores- ordenó su señora y la joven se retiró.
Las dificultades en la casa familiar seguían igual, Emiliana no salía de su depresión y no se levantaba de la cama. Casi no probaba alimento, si seguía de esa manera podía enfermarse gravemente. Sus padres estaban muy preocupados, el sufrimiento de su hija era profundo.
La enfermera Eda que había visitado la casa el primer día que salió la noticia, recomendó a Octavia al Doctor Oscar Diez, él era experto en tratar estos casos: -Octavia el doctor puede ayudar a Emiliana a comprender este difícil momento por el que está pasando, ella es joven y no sabe como lidiar con el sufrimiento. Es tan terrible lo que ha ocurrido- señaló Eda para aconsejar a su amiga y ayudar a Emiliana. Le entregó la dirección del consultorio del Doctor que también hacía visitas a domicilio. 
Aníbal fue el encargado de traer al Doctor para que examine a Emiliana y hable con ella. 
El doctor Diez visitó la casa en horas de la tarde. Primero habló con Aníbal y Octavia, luego ellos lo condujeron al cuarto de su hija. 
Emiliana dormía y tuvieron que despertarla, el Doctor la examinó mientras conversaba con ella y le hacía toda clase de preguntas, notó su delgadez y el rostro demacrado, fue muy directo al advertirle.
-Si sigues por este camino, vas ha encontrar la muerte, una persona no puede estar sin alimento muchos días, tienes una hija por quien velar. Es una tragedia lo ocurrido pero debes sobreponerte -.
Emiliana no contestó, solo lloraba, el recuerdo de Guillermo y la forma de su desaparición la hacían sufrir aun más. Sentía no haber estado a su lado para ayudarlo.    
Cuando el Doctor salió de la habitación con Octavia y Aníbal, lo condujeron a la sala para conversar sobre la salud de Emiliana.
-Su hija tiene una profunda depresión, ella ahora no tiene voluntad de vivir. La tragedia ocurrida a su esposo la ha puesta en una situación de perder la voluntad, sugiero alimentos suaves por unos días- de su maletín sacó un frasco y comentó -esta medicina la puede ayudar con los nervios, al comienzo le va a dar sueño  pero dolor y el sufrimiento solo serán superado con el tiempo, por el momento no hay nada más que pueda hacer, ella debe reaccionar o si no enfermará gravemente. 
Aníbal y Octavia agradecieron al doctor y después de pagar sus honorarios, él se retiró 
-Que vamos hacer Aníbal, temo por nuestra hija, ella quiere morir-
-Calma... primero debemos darle su medicina y luego hablar con ella. Emiliana tiene que reaccionar es por el bien de ella misma  y de Lizel- contestó Aníbal tan preocupado como Octavia.
Las amigas de Octavia se habían enterado de la noticia días antes y visitaron varias veces la casa para apoyar a su amiga: -Octavia sabes muy bien que tienes nuestro apoyo, en qué te podemos ayudar- decia Reyna y abrazaba a su amiga.
-Quiero agradecer a todas  por su visita yo sé que ustedes están conmigo pero no hay nada que puedan hacer en este caso. Mi hija está realmente mal y creo que no tiene voluntad de vivir- a Octavia se le quebró la voz y comenzó a llorar, era una situación que nunca pensó vivir.
-No, querida amiga, Emiliana va a salir de esto, tienes que confiar en Dios, nosotras estamos orando para que así sea-. 
-Gracias en verdad gracias por sus palabras y oraciones- contestó 
Las Damas no quisieron demorar más su visita y se despedían de su amiga, comprendían que Octavia deseaba estar al lado de Emiliana para consolarla.
Lizel hacia la siesta de la tarde y Octavia fue a la habitación de su hija, se acercó a la cama: -te ruego Emiliana que reacciones y te levantes, Lizel te necesita-.
-Ella, te tiene a ti- contestó en voz baja.
-Lizel, no me necesita a mí, ella necesita a su madre. Piensa en esto, la bebé ya ha perdido a su padre no la dejes sin su madre- rogó Octavia para que reaccione. 
Emiliana lloraba, no podía o tal vez no quería seguir viviendo. El sufrimiento que estaba viviendo le quitaba la voluntad. 
Cuando su amiga Lorena la visitaba ni con ella hablaba. Ellas que siempre fueron tan muy confidentes, ahora Emiliana no tenia palabras que decir y solo lloraba. Lorena tenia paciencia con ella y le comentaba sobre sus planes.   
La profesora Genoveva Kraft visitó la casa familiar para entregar la traducción de la carta. Antonia buscó a su señora para anunciar la visita. 
La profesora Kraft se comprometió a regresar al día siguiente para volver a traducir al alemán la respuesta de Octavia. 
-Genoveva, no sabe como le agradezco todo lo que hace, yo mañana tendré la respuesta a esta carta- prometió Octavia.
-Bueno eso está bien, la traducción la haré aquí en su hogar para evitar el ir y venir y así tener  rápidamente la respuesta a la carta de Berlín ¿está de acuerdo conmigo Octavia?- preguntó Genoveva.
-Si, esa me parece una idea perfecta, es verdad de esa forma no perderemos tiempo. Gracias, muchas gracias, esto es lo que yo le iba a proponer-.
Genoveva se despidió para que Octavia puede leer la carta y contestar a la madre de Guillermo. En su carta la señora Anja Genscher preguntaba por su hijo ¿cómo estaba?. No sabía de él desde hace varias semanas, rogaba a la familia de Emiliana le informe ¿donde está o qué ha pasado con él?. Estoy muy preocupada Guillermo nunca deja de escribir para que yo sepa que está bien. 
Octavia leyendo la carta, recordó lo sucedido y comenzó a llorar, trató de escoger sus palabras con cuidado para escribir a una madre que preguntaba por su hijo. De una madre a otra, le escribía para darle la terrible noticia de la tragedia ocurrida a Guillermo. Querida Anja comenzaba la carta y líneas más abajo explicaba lo del accidente y la noticia en los diarios, por momentos tenía que detenerse para secarse las lágrimas y no mojar la hoja de carta donde escribía. Que dolor que tristeza pensaba, era algo que nunca debió pasar. Ahora le comentaba Anja que Emiliana su hija y esposa de Guillermo no puede dejar de sufrir y por ende sufría toda la familia. 
La carta describía la decisión de Guillermo al viajar a la ciudad de Antofagasta para trabajar en una empresa minera, cerca a su amigo Frank Wenders. Trabajaba en la empresa algo más de dos meses cuando sucedió el accidente. Antes de despedirse Octavia le escribía cuanto lo sentía y que comprendía su dolor por lo ocurrido a Guillermo. En líneas finales firmaba con su nombre y apellidos. 
En horas de la noche Octavia le dio la carta para que Aníbal la lea, él estuvo de acuerdo con la forma en que Octavia le daba la noticia Anja. 
-Mañana viene Genoveva para volvernos ayudarnos con la traducción, por supuesto  le pagué sus honorarios aunque puedo decir que ella no quería recibir el dinero, yo insistí porque es su tiempo el que se toma para hacer este trabajo. Además la vamos a necesitar con la traducción para mantener correspondencia con Anja en el futuro.
En horas de la tarde Genoveva llegó a la casa y en el escritorio de Octavia de inmediato comenzó a traducir la carta al alemán, se sorprendió con lo ocurrido y todo el dolor que había causado la desaparición de Guillermo. Al terminar su trabajo, entregó la carta a Octavia, ésta la guardó en un sobre, escribió la dirección de Anja y mandó Antonia para que la deposite en el correo y pueda salir con destino a Berlín mañana temprano.
-Genoveva le estoy muy agradecida por la ayuda en traducir la carta, deseo pedirle un favor, si puedo solicitar de nuevo su ayuda para seguir la correspondencia con Anja Genscher- pidió Octavia a la profesora Genoveva.
-No sé preocupe, usted tiene todo mi apoyo, lamentó lo que ha sucedido con el joven esposo de su hija, es realmente una tragedia. Su madre va a sufrir demasiado con la noticia- Genoveva se acercó a Lizel que estaba en la cuna y acarició su cabecita luego comentó - es una linda bebé y tan tranquila-
Octavia sonrió con el comentario. Genoveva se despidió y prometió seguir apoyando con el trabajo de traducción.
La madre de Emiliana se sintió mas tranquila porque la carta ya fue llevada al correo, en unas semanas Anja tendría la respuesta a su carta. Cargó en sus brazos a Lizel, la abrazó y la besó, se paseaba con ella por el salón cantando canciones de cuna. 
Manuel con todo lo que sucedía a su hermana y sus  ganas de no querrer comer, se sentía triste y desolado, después de regresar del colegio fue a visitarla en su habitación. Hablaba con ella aunque no tenía respuesta, le hacia recordar algunas anécdotas de niñez: -te acuerdas cuando era pequeño y te quitaba alguna muñeca y salía corriendo para que me persigas. Tú te molestabas y yo lo hacia por fastidiar, era una travesura- luego habló muy en serio -Emiliana nuestros padres están sufriendo por ti y están preocupados, si a ti te sucede algo y a ellos también, te imaginas como sería la vida si Lizel, Rubí y yo nos quedamos solos en esta casa tan grande. Debes pensar en ello y reaccionar. No digo que olvides a Guillermo pero piensa en tu familia que sufre por ti-. Manuel se retiró de la habitación y Emiliana lloró en silencio.
Todos los días Aníbal también entraba a la habitación para hablar con su hija, la animaba a que se levante y pueda volver a vivir, eso de estar en cama no era vida -te estas debilitando y no es bueno. para tu salud. Guillermo fue un buen esposo y sé que lo extrañas demasiado. Hija es tiempo de reaccionar, eres demasiado joven para renunciar a la vida, tienes solo 23 años y una bebe que cuidar- decia Aníbal con tristeza.
Rubí los domingos que visitaba la casa solía hablar con Emiliana en su habitación. Sabía que no tendría respuesta pero igual le contaba lo que hacia en el colegio y lo bien que le iba en sus notas y de la caligrafía que era su gran dolor de cabeza- al final terminaba con una sonrisa y se retiraba de la habitación para ir al lado de su madrina y de Lizel que era su consentida. Toda la familia le hablaba para  animarla a salir de su habitación y vuelva a vivir.  
Emiliana no conversaba con nadie, de alguna forma inconsciente quizás, deseaba la muerte para reunirse con Guillermo. Lizel no se quedaba sola, ella tenía a sus abuelos, a su tío Manuel y a Rubí su nueva tía. 
Octavia una mañana había comprado el vestido blanco de bautizo para Lizel. La bebé tenia seis meses y era importante recibir el sagrado sacramento. Guillermo era católico y le hubiera gustado que su hija se bautice. La madre le mostró a Emiliana  el vestido blanco para ver si así se animaba y se levantaba de una vez.
-Emiliana, mira este hermoso vestido de bautizo para Lizel, si no te gusta lo podemos cambiar, en la tienda me dijeron que si podía. Además hablé con el padre Benito para que celebre el bautizo. Él fue muy claro al decirme que tú debías estar presente-. terminó de hablar Octavia. No obtuvo respuesta y entonces se molestó con su hija
-Cómo puedes ser tan egoísta, no piensas en tu hija que debe ser lo primero para ti, eres su madre y para ella, tú eres todo su universo- señaló Octavia con ira y salió de la habitación. 
Al día siguiente Lizel amaneció con fiebre, Aníbal habló en voz alta -voy a llamar al doctor la bebé no puede estar enferma-.
Emiliana escuchó la voz de su padre que salió tan rápido como pudo para traer al doctor. Se levantó de la cama, sintió un gran mareo, se apoyó en la pared. Salió de su habitación, mientras caminaba por el corredor preguntaba -¿qué sucede con mi bebé? ¿qué tiene Lizel?-. Había ocurrido un milagro, Emiliana se levantó de la cama para ir al lado de su bebé que sufría de fiebre y no se sabia porqué. 
Octavia llorando sostuvo a su hija: -Lizel está con un poco de fiebre, el doctor ya va a venir, tu padre ha ido a buscarlo- comentó. 
Emiliana con ayuda de su madre entró a la habitación de sus padres, Lizel estaba en la cama muy quietecita, raro en ella porque era una bebé muy alegre. Emiliana la abrazó, lloró a su lado, le pidió perdón por haberla abandonado tanto tiempo -tu padre jamás hubiera estado de acuerdo con esto-.
Octavia observaba la escena de su hija con su nieta, se percató que Emiliana había reaccionado pero estaba tan delgada que parecía que el viento se la podía llevar, además tenía el rostro demacrado y triste.  
-Madre, Lizel va estar bien, va estar bien... ¿verdad?- repetía como una oración por la salud de su hija.
-Si, ella va estar bien, Lizel es una bebé muy fuerte y sana-. contestó Octavia con la esperanza que se recuperen su hija y su nieta.  

CONTINUARÁ  
 
             
     
       


 

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