Mateo en su oficina ordenaba el trabajo, en los días que estuvo ausente se había acumulado y debía hacer informes y reuniones con su equipo para poner todos los temas al día.
Roberto interrumpió en su oficina para decir que todos estaban reunidos en el salón de juntas esperando se presente a iniciar la reunión y afinar los detalles de las nuevas estrategias para conseguir los cambios necesarios.
Mateo se reunió con todos en el salón y comenzaron la junta. Cada uno exponía lo que se debía hacer con las nuevas reglas para ofrecer al público la campaña de tarjetas de crédito.
No era fácil obtener clientes con los tiempos de inseguridad que vivía el país pero debían seguir trabajando para lograr una estabilidad en cuanto a los diversos productos que ofrecía el Banco.
Mateo era exigente pero no exageraba en su relación con los empleados, era consciente de la época que se vivia. Ahora era cuando se debía ser más creativo para incentivar al público a adquirir una tarjeta.
Al cabo de dos horas después de hablar y discutir sobre los nuevos cambios se terminó la reunión, todos estaban agotados pero se había logrado un consenso a seguir.
En su oficina Mateo reflexionaba sobre la junta y algunos detalles, había logrado concentrarse para trabajar y eso significó un alivio, lo ocurrido en la casa de sus padres días antes no lo distrajo de lo importante de su trabajo.
Roberto se acercó a su oficina quería discutir algunos detalles con su jefe: -Mateo esta nueva campaña crees que dará resultado, nosotros tenemos algunos factores en contra-.
-Roberto siempre habrán factores en contra, ya sea que ande bien la economía o que ande mal, se tiene que intentar todo lo que se pueda, ese es nuestro trabajo. No vamos a esperar que el tiempo pase y nosotros sentados pensando en que se arregle la economía- contestó Mateo a Roberto para decir que debía actuar, lo peor era quedarse a esperar.
Roberto se retiró para continuar su trabajo y en las nuevas estrategias.
Unos segundos después su asistente Rebeca entró en la oficina y dijo: -Mateo... una señorita lo está buscando desea hablar con usted, no sé si puedo hacerla pasar-
-¿Cuál es su nombre?- preguntó Mateo.
-Su nombre es Dalila-.
-Rebeca hágala pasar, es una amiga-
Dalila pasó a la oficina de Mateo, ella estaba radiante: -mi estimado amigo tienes una oficina muy bonita. Estaba tan cerca que decidí pasar a saludarte, no quiero distraer tu trabajo-
-No te preocupes Dalila, casi es la hora de refrigerio y me gustaría invitarte almorzar- agregó Mateo feliz de ver a su amiga.
-Gracias por la invitación, tantos días sin vernos ni conversar. Se que no debe ser fácil para ti estar de nuevo en el trabajo después de lo ocurrido con tu padre-.
-Si, es difícil pero ya estoy resignado, mi padre ha partido y está en un lugar feliz junto a mi madre, de eso estoy seguro-. comentó a la vez que señalaba a Dalila la puerta de salida para ir almorzar juntos.
Escogieron un restaurante de comida Italiana donde se preparaban excelentes pastas y tenían un vino de la casa exquisito.
Mateo y Dalila se sentaron en una mesa junto a la ventana y disfrutaron de un agradable almuerzo y una buena conversación, esta vez salieron más detalles sobre sus vidas y los momentos más significativos de sus días. Dalila le habló de su pequeño hijo y su vida junto al esposo. Los dos almorzaron y brindaron por el futuro y la nueva vida, cada uno sabía que el pasado quedó a tras y que sus caminos no se volverían a juntar. Después de terminado el almuerzo y al despedirse, Dalila invitó a Mateo a cenar al día siguiente en su casa antes de viajar, ella regresaba a Portugal. Mateo prometió que estaría puntual para la cena.
De regreso a su oficina se puso a pensar de forma distraída, cómo hubiera sido su vida si se hubiera casado con Dalila, eso nunca lo podría descifrar, ni mucho menos saber. Las cosas habían ocurrido de esa manera y darle vueltas no tenía sentido.
Al día siguiente como había prometido Mateo estaba puntual para la cena en casa de Dalila, saludó al padre de su amiga, él siempre muy amable lo recibió: -Mateo que gusto que nos visites, Dalila nos dijo que venías a la cena- habló don Elio padre de Dalila y lo invitó a pasar a la sala.
La madre entró a saludar a Mateo con una bandeja y dos copas de vino como aperitivo antes de la cena. Doña Gloria lo saludó con cariño conocía a Mateo desde que era un niño y conocía a sus padres muy bien.
-Mateo no sabes que tristeza sentí cuando tu padre se fue de este mundo, seguro está junto a mi querida amiga Esther, ella siempre fue tan amable-.
¡Si!, Doña Gloria conocía a los padres de Mateo desde que se mudaron por primera vez a los Cerezos, casi tenían unas semanas de diferencia en su arribo a la urbanización.
En un momento aparte después de los saludos protocolares, doña Gloria dijo a Mateo antes que Dalila entre a saludar: -mi querido hijo, no sabes la pena que sentí cuando tuvimos que irnos al norte por el trabajo de mi esposo, Dalila y tú se alejaron y mi deseo interno era que ustedes lleguen a casarse en algún momento- Doña Gloria se confesó con Mateo y él agradeció sus palabras.
Dalila entró a la sala y la conversación se tornó más agradable, la cena y el vino fueron exquisitos. El padre de Dalila recordaba a Mateo la vez que junto al padre de éste quisieron fundar un club que sea solo para los vecinos: -¡ah! Mateo, esa idea fue un hermoso sueño pero fundar el club no era fácil, conseguir un local aun más difícil. Fuimos a visitar varios lugares pero los costos eran elevados y nadie tenía en su presupuesto un gasto así. Fue una pena pero era la realidad de ese momento-.
Al terminar la cena y la conversación, los padres de Dalila se despidieron de Mateo, había sido un gusto tenerlo en su casa y recordar al amigo que partió.
Dalila y Mateo se quedaron solos unos minutos para despedirse.
-Mateo, no sabes que alegría me dio volvernos a encontrar, mañana muy temprano estoy partiendo y ha llegado la hora del adiós, fue grato conversar y saber de ti-. decía Dalila con emoción.
-Lo mismo siento yo, al saber que estas bien y que vives feliz en Portugal, junto a tu esposo y a tu hijo- contestó Mateo.
Los dos se abrazaron como una despedida final, las palabras de buenos deseos y de un futuro mejor fueron dichas con sinceridad.
Mateo se despidio de su amiga y salió de la casa, sentía que Dalila estaba feliz de regresar a su hogar y que su corazón se sentía tranquilo con respecto a ella, una buena amistad existía entre los dos.
Al salir de la urbanización los Cerezos, Mateo pasó delante de la casa de sus padres, el fin de semana se quedaría a dormir para terminar la mudanza. Primero pensaba visitar a Domingo amigo de su padre, debía llamarlo antes para saber si podía ir a su casa y conversar con él, tal vez Domingo sabía algo con respecto al baúl y podía dar algo de luz a ese misterio.
Amaneció un nuevo día y en su oficina Mateo resolvía algunos temas con respecto al trabajo, se sentía tranquilo y nada lo perturbaba, antes del medio día llamó a Domingo y preguntó si podía visitarlo, éste aceptó con gusto: -Mateo será un gusto volver a conversar contigo, la última vez que nos vimos fue un momento triste, en el funeral de tu padre- comentó Domingo y le contestó que esperaba su visita.
En el trabajo las cosas marcharon bien, el día laboral casi terminaba y a las seis de la tarde Mateo se despidio de su equipo y salió rumbo a la casa del amigo de su padre, ellos se conocían de muchos años y la confianza entre Aurelio y Domingo fue siempre sincera. Los dos amigos fueron confidentes con respecto a muchos aspectos de sus vidas.
Al llegar a la casa Mateo saludó a Domingo cuando este le abrió la puerta, su salud era admirable y su buen aspecto también, ambos se abrazaron y pasaron al recibidor.
-Que gusto que vengas a visitarme Mateo, parece que fue hace poco tiempo que eras un bebé y tu madre te cargaba en sus brazos y ahora eres todo un hombre-. fueron las primeras palabras de Domingo.
Después de las palabras de pesar por la pérdida del amigo y de los recuerdos familiares de ambos Mateo preguntó al amigo de su padre si alguna vez él le había revelado algo sobre un baúl.
Domingo cambio de expresión ante la pregunta directa de Mateo: -te refieres a un baúl que tu padre guardaba en su habitación- contestó.
-Si a ese baúl me refiero, quizás mi padre hizo algún comentario al respecto-.
-Mateo, cuando tu padre vino a mi casa, tenía un misterio que contarme, lo que me dijo fue que en una reunión de la Logia a la que él pertenecía había conocido a un nuevo miembro, éste le dio a guardar el baúl del que hablas y le dijo que tenía que viajar y si lo podía tener en su hogar por un tiempo. Este hombre volvería para recogerlo. Por supuesto nunca volvió a aparecer, ni en la Logia ni fue a tu casa a recoger el baúl- Domingo habló muy serio y unos segundos se quedó pensativo.
-No sabes, ¿Cuál era su nombre o donde vivía? necesito ubicarlo para saber de donde salió ese baúl- contestó Mateo.
-No se nada con respecto a esa persona y tu padre tampoco, este hombre no volvió aparecer en las reuniones de la Logia ni tampoco dio su nombre real, su dirección no era la verdadera. Tu padre se pasó semanas buscándolo y averiguando sobre su paradero pero nada consiguió, eso es lo único que sé-. contestó con voz grave como si recordara algo.
Ahora comprendia mejor porque su padre guardaba ese baúl, tenía la seguridad que el hombre volvería para reclamarlo.
En cada palabra Mateo veía más dudas, estaba Domingo ocultando alguna información. Bueno él volvió a preguntar: -¿mi padre después de guardar el baúl tuvo algún incidente a cambios de humor?-
-Mateo lo que puedo decir es lo que él me habló, tenía temor de estar perdiendo el juicio o lo que es peor, el baúl se convirtió en una obsesión. Un día no pudo resistir y lo abrió para saber que contenía en su interior. Lo que encontró fue un uniforme de guerra un par de botas y cinco cartas- comentó Domingo.
Todo aquello ya sabía Mateo pero el quería saber si su padre le reveló algo más: -Domingo necesito saber todo lo que mi padre habló contigo- agregó impaciente.
-Calma Mateo ¿has abierto el baúl?-
-¡Si! contestó y vio que la expresión en el rostro de Domingo cambio, ya no estaba tranquilo ahora lucía preocupado.
-Debes escucharme con atención, tu padre después de abrir el baúl tuvo muchas noches de sueños o mejor dicho pesadillas, su humor cambio y se torno desconfiado, es mejor que entregues el baúl a un sitio donde pueda estar seguro, sé que tu padre tenía temor pero no me explicó exactamente de qué-.
Todo aquello se tornaba más confuso con la información que Domingo le había revelado. Recién se daba cuenta del porqué su padre a veces estaba molesto o callado cuando él lo visitaba.
Mateo no reveló a Domingo lo que vivió en casa de sus padres cuando se quedó a dormir, no tenía caso decirle.
Aparentemente su padre vivió lo mismo que él vivió, al menos eso creía.
Minutos después Mateo se despidio de Domingo y antes de salir de su casa le hizo prometer que cualquier cosa que recuerde sobre el baúl le haga saber. Le dejó su numero de telefono para que lo llame.
Toda la conversación con el amigo de su padre le había dejado más dudas que aciertos.
Llegó muy tarde en la noche a su departamento, estaba cansado, ahora sabía porque su padre no le habló sobre el baúl que guardaba. Tal vez, él no quería que su hijo viva algunos de los sucesos que él vivió.
Mateo no sentía miedo de lo que revelaban las cartas, estos fueron sucesos de un momento de la historia que se debían guardar en un lugar apropiado. Lo que si le causaba preocupación era el hombre que dio a su padre a guardar ese baúl ¿Quién era y cómo lo había conseguido o encontrado?.
Se preparó algo ligero para cenar, era muy tarde para revisar algunos papeles del trabajo, se cambio de ropa y se fue a dormir. Su ritual diario poner el despertador a la hora de levantarse.
Dormía profundamente, el cansancio le ganó, se despertó de golpe alarmado en medio del pasillo exterior del edificio donde vivia. Dormido había salido de su departamento y el frio del corredor lo despertó de golpe, la hora que marcaba el reloj de la recepción era la tres de la mañana.
Sintió frio y temor este fenómeno que vivía estaba comenzando hacer estragos en su mente. El miedo le hizo pensar donde la próxima vez podía despertar. ¿Qué sucedía con su cuerpo y su mente? ¿podía ser culpable el misterioso baúl?.
CONTINUARÁ
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