lunes, 29 de julio de 2024

TRES HISTORIAS...¡5,500 MSNM!

En la noche cuando todos se habían ido a dormir, Gerardo Sánchez hablaba con su esposa.
-Amanda que bueno es estar de nuevo en casa junto a nuestros hijos. Salir del hospital fue lo mejor, ya no soportaba un día más la cama de mi habitación, fue una tortura no tener libertad de movimiento después de la operación. Gracias al cielo esa etapa acabó- 
-No te preocupes, te comprendo, sé que puede ser muy fatigante el hospital, pero en tu caso era necesario. Doy gracias porque has superado esta etapa, ahora viene la recuperación total. Tenemos que controlar una dieta sana de frutas y verduras al comienzo hasta que el doctor autorice algo más completo- comentó Amanda mientras entraba en la cama.
-Si, al comienzo va ser una tortura comer frutas y vegetales, sé que no tengo otro camino. Es importante cuidar el único riñón que poseo- con estás palabras finalizó el Sargento e hizo lo propio para entrar en la cama.
-Amanda- agregó el esposo antes de dormir -mañana quiero dar una caminata por el vecindario, quiero ir hasta el parque, no te preocupes voy hacerlo despacio, sin exigirme demasiado-.
Su esposa ya no lo escuchaba, se había dormido apenas puso la cabeza sobre la almohada para ella había sido un día extenuante. Atender a su toda su familia era un trabajo que no hacía desde hace un tiempo.
Al día siguiente, como lo había prometido el Sargento, salió a caminar por el vecindario, que felicidad volver a encontrar los sitios conocidos de siempre, saludar a sus vecinos. Algunos se acercaron a él para conversar brevemente y preguntar por su salud. Desde que volvió del hospital observaba las cosas de manera diferente, ya no se molestaba con facilidad y tomaba todo con más calma. La vida le estaba dando una segunda oportunidad y no estaba dispuesto a desperdiciar cada segundo que respiraba, tal vez ahora era más reflexivo. Su hijo Andrés lo acompañaba, estaba a su lado, conversaban sobre los recuerdos que ambos tenían de cuando recién se mudaron a la casa nueva. Andrés en el instante que  hubo silencio, preguntó a su padre  por Elia Ruiz: -¿padre, esa joven que te visitaba?,¿Quién era?, ¿Cuál  es su cargo en el hospital?-.
El Sargento comentó -ella es asistenta social de carrera y se encarga de los trámites burocráticos de cada paciente que ingresa, además de asistirlos en cada paso para su ingreso al hospital. Es así como  tu madre y yo la conocimos. Después de conversar con ella entablamos amistad. ¿Por qué me preguntas por la joven? -. Agregó el padre curioso por la inquietud de su hijo.
-¡No padre!- exclamó Andrés -es solo una simple curiosidad parece una persona amable y educada-.
-Si hijo, Elia Ruiz es las dos cosas- 
Andrés desde que vio por primera vez a Elia en el hospital y su madre  la presentó a la familia, él sintió curiosidad por conocerla más, era una joven atractiva, bien arreglada y distinguida, además de fina en su trato. No sabía como hacer para acercarse a ella, no conocía su teléfono, ni su dirección, ir a buscarla al hospital parecería muy obvio y además en veinte días él tendría que regresar a la ciudad de los Ángeles a trabajar. Era un problema, pero no quería entrar en explicaciones con su padre, sentía un poco de vergüenza, la confianza para hablar de ciertos temas con él nunca fue plena, tal vez sería mejor preguntarle a su madre.
Andrés y su padre regresaron a la casa, la caminata había sido suficiente por hoy. El doctor había recomendado a su paciente tomar abundante agua, Andrés le alcanzó a su padre dos vasos de agua, no era conveniente una deshidratación. 
Lucy y Felipe acompañaban al padre en la sala y Andrés fue a buscar a su madre para conversar con ella.
-Madre, ¿Por qué no invitas mañana a cenar a la señorita Elia?, ustedes hicieron una buena amistad-.
Amanda se quedó en silencio, pensó que una invitación para Elia era demasiado en una reunión de la familia, en realidad no la conocían lo suficiente como para intimar.
-¿Por qué deseas que la invite a la casa? me parece que no es oportuno- concluyó Amanda. 
A Andrés no le quedó más opción que confesar a su madre sus intenciones -deseo conocerla un poco más, me parece que es una joven agradable, ¡puedes invitarla madre!- exclamó al final.
Amanda respiró profundamente, Elia Ruiz era una joven agradable, no tenía objeciones contra ella: 
-Está bien Andrés, voy a invitarla, pero solo por esta vez, no quiero estar en medio de ninguna situación me entendiste hijo- contestó Amanda. 
-Si madre, te escuché muy bien-.
Al día siguiente a la hora de la cena, Elia Ruiz se presentó en la casa de la familia, traía un ramo de flores para Amanda y un delicioso pie de manzana.
-Elia, no era necesario molestarse, no tenías que traer nada- habló Amanda.
La joven contestó -no es ninguna molestia señora, al contrario es una forma de agradecer a la familia por la invitación-. 
Entró en la sala para saludar al resto de la familia, ya había sido presentada a todos en el hospital. Cuando Elia vio al padre de familia tan recuperado le dio mucho gusto, estar en su hogar al cuidado de su esposa e hijos fue el mejor tratamiento. 
-Sargento, lo encuentro tan bien de salud que nadie diría que fue operado hace unos días. Es bueno ver que su semblante tiene un buen color y su animo está muy bien. 
-Gracias señorita Elia- contestó el Sargento con un tono de sorpresa, él no sabía que ella era una  invitada, aparte de su cuñada Nora que minutos más tarde apareció en la casa para saludar a todos y pasar juntos una agradable cena. 
-Elia, creo que ahora podemos llamarnos por nuestros nombres de pila, parte de mi recuperación se la debo a mi familia y sobre todo a mi esposa, pero es una alegría tener a mi nieto cerca, él me contagia toda su energía, es un niño tan feliz que siempre busco estar cerca de él-. contestó Gerardo Sánchez mientras tenía al pequeño Nicola en sus brazos. 
Nora llegó a la casa de su hermana, unos minutos más tarde y Amanda  sirvió la cena, fue un momento agradable toda la comida estaba deliciosa y la conversación entretenida, al término de la misma en la sobremesa, Felipe preguntó: -padre yo recuerdo que tuviste un caso del que nunca nos contaste el final ¿Qué sucedió con esa familia donde el hijo fue hacer una denuncia?-.
El padre trató de recordar el caso del hablaba su hijo, no lograba identificar muy bien a que se refería, pero luego se acordó del joven que hizo la denuncia.
-Hijo ya sé a cual caso te refieres, eso fue algo terrible que nos costó asimilar en la jefatura. Con el permiso de todos los aquí sentados en la mesa voy a referirme al caso. Era una tarde de Octubre, la hora tres de la tarde. Yo me disponía a cerrar los expedientes en los que estaba trabajando, cuando entró un joven de más o menos veinte años. La expresión de su rostro me decía que algo malo le había ocurrido. Recuerdo que se apretaba las manos tartamudeaba un poco y unas lágrimas caían por su rostro. Se dirigió a mí y me dijo -Sargento buenas tardes, mi padre ha muerto- en ese momento comprendí porque estaba en ese estado, no lo interrumpí y él continuó -yo vengo hacer una denuncia, se trata de la desaparición de mi madre, necesito ayuda de la policía para buscarla. Hasta ese momento el caso me parecía confuso, pensé que el joven estaba perturbado por el dolor de perder a su padre. Le pedí que tome asiento y expliqué bien que era en realidad lo que pasaba. Tomó asiento frente a mi escritorio y comentó  -mi madre desapareció hace diez años y necesito saber donde está o mejor dicho, casi estoy seguro de saber donde se encuentra-. Explícate en orden para saber cuál es tu denuncia, la muerte de tu padre y en que circunstancias o la desaparición de tu madre- comente muy serio para que me hable claro. Entonces él contestó -Sargento, no lloro la muerte de mi padre y puedo asegurarle que murió de una enfermedad, el médico que lo atendía certifico su deceso. Sufro desesperado por mi madre, de la que no sé nada desde hace diez años, ella era una mujer buena que se desvivía por sus hijos y de repente de un momento a otro desapareció. Yo escuchaba atento las palabras del muchacho, estaba seguro que había una horrible tragedia detrás de todo aquello. 


CONTINUARÁ



          

    
   
           
   

 

lunes, 22 de julio de 2024

TRES HISTORIAS...¡5,500 MSNM!

El Sargento Sánchez meditaba a solas en su habitación, las palabras del doctor habían sido un alivio para él. Enterarse con detalle sobre su estado de salud fue tranquilizador. Por fin sabía cuál era el mal que lo aquejaba y si bien es cierto se tuvo que sacrificar un riñón, en su caso no había otra salida.
Seguro su familia ya estaba enterada de los detalles sobre su salud y la operación, como ya podía recibir visitas, tendría a todos ellos a su alrededor. Se fastidiaba un poco porque no podía moverse con libertad, su cuerpo estaba maltratado con un  corte muy profundo por la cirugía. Hablaba en forma pausada cuando alguna enfermera la preguntaba como se sentía. 
-No sé preocupe Sargento- le dijo una enfermera -pronto se sentirá mejor, dentro de una hora será llevado a su habitación, ya no tiene que estar en la sala de cuidados intensivos, su cuerpo está respondiendo bien a la falta de un riñón. Ahora debe cuidar el otro riñón, es necesario tomar conciencia- la enfermera terminó de hablar, controló su presión y añadió al suero un sedante para evitar el dolor, después salió en silencio de la habitación.
Una hora más tarde, tal como se lo habían anticipado salió de la sala de cuidados intensivos para ser llevado al cuarto que le correspondía. 
Gerardo Sánchez tenía que reconocer que sintió temor de no volver a ver la luz del día, de no volver a ver a su familia pero ahora estaba convencido que el cielo seguía de su parte y que sus oraciones fueron escuchadas. No sería difícil para él acostumbrarse a su nueva situación, jamás fue un bebedor ni tuvo una vida desordenada, al contrario fue muy estricto y dedicado a su trabajo, a sus horarios y  atento a su familia, llevó una vida sana. Por ese motivo siempre tuvo la idea de que jamás se enfermaría, con todo lo vivido se dio cuenta lo equivocado estaba, nadie está lejos del peligro.
Se quedó muy pronto dormido, los sedantes tenían ese efecto sobre su cuerpo, se despertó cuando tocaron la puerta de su habitación, era Elia Ruiz que venía a visitarlo en su hora de descanso. El Sargento no sabía cuanto rato había dormido pero se alegró al ver a su joven amiga. 
-Sargento- dijo Elia -no sabe cuanto me alegro de saber que su operación y tratamiento están yendo por buen camino, siempre supe que así sería. Quiero agradecerle por confiar en mí y contarme sus historias de vida que han sido sumamente interesantes. Conocerlo a usted y su esposa ha sido un gusto. Lamento no poder quedarme más tiempo porque la enfermera me ha advertido que usted no puede tener mucho trajín, ni debe cansarse, en otro momento vengo de nuevo a visitarlo.
-Señorita Elia- contestó el Sargento con calma -las gracias se las debo dar yo por ayudarme a no pensar en mi enfermedad, gracias por brindarme su atención y amistad. Disculpe si todavía no puedo hablar demasiado pero me siento cansado y me agito con facilidad, debe ser por la operación-.
-No se preocupe por no poder hablar. Su cuerpo cada día va ir recuperando la fuerza. Es mejor que ahora me despida para que descanse- Elia Ruiz salió de la habitación para que el Sargento pueda descansar antes de la visita de su familia. En unos minutos más seguro estarían en el hospital. 
En el hogar de la familia Sánchez, Amanda y sus hijos se alistaban para la visita al hospital. Lucy le pedía a su tía Nora diciéndole si podía quedarse con Nicola, no era bueno llevar al hospital a un bebé tan pequeño.
-No te preocupes querida sobrina yo me quedo con el bebé, no tengo consulta ahora en la tarde, así es que no hay inconveniente. Cuando Gerardo salga del hospital vendré a visitarlo personalmente a la casa. No es conveniente que reciba tantas visitas en su estado, ustedes son su núcleo familiar y deben estar a su lado- comentó Nora a su sobrina. 
Solucionado el inconveniente, la familia partió de la casa con dirección al hospital, todos querían ver al paciente y comprobar que estaba reaccionando bien.
La familia llegó al hospital subieron al piso donde se encontraba la habitación del Sargento, la enfermera de turno los detuvo: -no pueden entrar a ver al paciente todos juntos, lo siento pero debe entrar uno por uno, quedarse con él un tiempo prudente y luego salir para que todos puedan verlo. Por favor es importante no agotar al paciente con temas graves o problemas, está todavía en proceso de recuperación- recomendó la enfermera con énfasis -¿quién va entrar primero?- preguntó.
Amanda y sus hijos estuvieron de acuerdo, Lucy entraría primero, ella no había visto hasta ese momento a su padre. Caminó por el pasillo, se acercó a la habitación y muy despacio abrió la puerta, su padre estaba despierto pero inmóvil. La hija dudó unos segundos pero se acercó a la cama y dijo:
-Padre ¿cómo estas? no sabes lo preocupada que estaba al enterarme de tu operación, gracias al cielo te encuentras bien y tu diagnóstico es positivo- mientras hablaba a su padre las lágrimas corrían por sus mejillas.
-No llores querida hija, parece que ya pasó lo peor y ahora me estoy recuperando- contestó el padre.
-Lloro de felicidad al saber que estás bien y que la operación fue un éxito- Lucy se acercó a su padre y le dio un beso en la frente -no quiero que te agites solo yo voy hablar por el momento para contarte sobre tu nieto Nicola que pronto vas a conocer-. El Sargento sonrió al imaginar al bebé y su hija comenzó a contarle lo rápido que estaba creciendo, lo inteligente y despierto que era. Comentó también sobre su viaje y el dilema que fue conseguir el permiso para venir a a ver a su padre. Omitió los problemas que se le presentaban en el futuro inmediato, ahora eso no tenía importancia. Primero era la salud de su padre. Conversó un rato más con él y luego le dijo que se despedía para que sus hermanos y su madre puedan entrar a verlo -vamos estar pendientes de ti, no te preocupes por nada- comentó al final Lucy, beso la frente de su padre y salió de la habitación.
Como habían acordado entraron uno por uno, siguió Felipe que habló poco con su padre no quería agotarlo, estaba feliz de verlo, luego entró Andres y finalmente Amanda su esposa. La emoción de saber que su esposo había reaccionado la dejó sin palabras, lloraba de felicidad, tenían una larga historia juntos. 
Amanda- dijo el Sargento -estoy bien, no te preocupes pronto voy a salir del hospital para ir a casa-. 
Su esposa acarició sus manos y contestó: -gracias al cielo estás bien aunque fue una operación complicada, pero saliste adelante, ahora debemos esperar que te den de alta-. La familia se retiró pronto del hospital, Gerardo Sánchez debía descansar.
Con el paso de los días el Sargento fue recuperando la fuerza a en cada instante se sentía mejor. Su familia estaba a su lado, el control del doctor era diario y pronto le darían de alta. Para él era una excelente noticia quería dejar la cama, sentir otra vez la libertad de movimientos. No podía quejarse de la atención del médico y enfermeras, todos ellos fueron muy atentos y amables con él.
Por fin llegó el día de salir del hospital. El doctor le dio de alta. 
-Sargento Sánchez puede irse a su casa, ya di la orden para que pueda dejar el hospital, su estado de salud es bueno, quiero verlo dentro de diez días en mi consultorio, es necesario un chequeo para hacer un seguimiento, no debe hacer ningún desorden con su alimentación- concluyó el doctor Montes.
-Gracias doctor, no sabe como le agradezco su atención y tratamiento a mi persona, siempre voy a recordarlo-. Ambos hombres se despidieron y el Sargento salió del hospital, para irse a casa sus hijos y esposa lo acompañaban. 
Al llegar a su hogar no quería entrar en la habitación y echarse en la cama, era lo menos que deseaba hacer -Por favor quiero sentarme en la sala, en mi cómodo sillón, no quiero saber nada de acostarme y dormir- exclamó con énfasis. 
Se sentó en su sillón preferido y sus hijos y esposa estaban a su alrededor, entonces Lucy trajo a Nicola para que su abuelo lo conozca. La emoción de Gerardo Sánchez era evidente, su nieto estaba junto a él, era la continuación de sus genes, era su sangre. Nicola era niño risueño y feliz. El abuelo no dejaba de abrazarlo, sentía a través del pequeño la vida que corría por sus venas, que bueno estar en su hogar que bueno sentir que su familia estaba cerca, nada lo podía hacer más feliz. 


CONTINUARÁ        
  
                    
       
   

 

lunes, 15 de julio de 2024

TRES HISTORIAS...¡5,500 MSNM!

Amanda y sus hijos se fueron a dormir muy tarde, después de no verse tanto tiempo, tenían que ponerse al día sobre cada una de las experiencias  en sus vidas. Las horas pasaron con una amena conversación familiar. 
Al día siguiente, sus hijos se levantaron tarde menos Amanda, ella les había preparado un delicioso desayuno como cuando eran pequeños y todos vivían juntos. 
Reunidos alrededor de la mesa Felipe decía: -madre no sabes como extraño tus desayunos. Todos los días por mi trabajo tengo que salir temprano y muchas veces sin desayunar, en el camino me compro un café y tostadas y ya está, eso es mi desayuno.
Andrés le dio la razón a su hermano y dijo que él hacía lo mismo. En cambio Lucy, preparaba algo más sostenido, como avena o cereal y un baso de leche, ese era el desayuno de su familia, después ella y Pietro salían volando a trabajar. 
-Nada se compara a los desayunos de nuestra madre- dijo Lucy y comenzó a darle a su hijo la avena con trocitos de manzana, especialmente preparada  para él. 
Como hoy, la familia no iba a poder visitar al padre, éste se encontraba todavía en cuidados intensivos, Andrés y Felipe salieron juntos para verse con algunos amigos. Lucy y su madre se quedaron en casa para estar junto al bebé, mientras éste se adaptaba a su nuevo entorno. 
-Madre- dijo Lucy he traído algunos regalos para ti y mi padre-. Fue hasta su maleta y sacó un fino pañuelo de seda y unos bellos aretes de fantasía fina. -no sabía que traerte madre, con el trabajo y mis horarios no tuve tiempo de escoger algo más. A mi papá le traje corbatas de seda y unos gemelos finos, espero, le gusten. 
-Lucy, no te preocupes, este pañuelo es hermoso y del tamaño correcto para ponerme en el cuello, sus colores son tan vivos y la seda muy suave, los aretes me encantan, son preciosos, has tenido buen gusto en todo. Gracias por los regalos, sé que por el trabajo y el bebé apenas tienes poco tiempo para salir- dijo Amanda y abrazó a su hija. 
-Madre no sabes como se ha complicado mi vida- comentó Lucy -a Pietro su empresa lo cambia para trabajar en Milán, es una buena oportunidad  porque lo asciende de puesto y eso también significa una mejora salarial, pero nos complica la vida porque yo trabajo en Roma. Si pido a mis jefes del hospital que me trasladen a Milán, ese cambio va a demorar y si trabajo en la otra ciudad no voy a tener quien cuide a mi bebé. Mi suegra que me ayuda con Nicola, no puede irse a vivir con nosotros. No sé que voy hacer yo quiero segur trabajando y desarrollando mi carrera. Muchas veces me preguntó ¿cómo hiciste tú para seguir trabajando y criar tres hijos?-. 
-Hija, comprendo lo que me dices, es muy complicada tu situación, tu suegra es una gran ayuda. En cuanto a lo que me preguntas, te puedo contestar que tuve la ayuda de mi madre y de Nora, ellas me apoyaron mucho. Yo tenía que estar en el hospital a las siete de la mañana, tu abuela llegaba un poco más tarde, tu padre la recibía. Nosotros vivíamos muy cerca y ella se quedaba con ustedes hasta las tres de la tarde, que regresaba del hospital. Tu padre por supuesto que me apoyó, sobre todo cuando tenía que hacer guardias y quedarme en el hospital. Fueron días difíciles pero salimos adelante para poderlos criar. Tienes que hablar con Pietro, es importante cuidar juntos a Nicola-.
Lucy se puso triste, no sabía si hablar con su madre y contarle sus problemas, reflexionó un instante y dijo -madre tengo que contarte que estamos viviendo con Pietro una crisis en nuestro matrimonio. No sé que hacer, creo que nos vamos a separar-. 
Amanda había escuchado bien y notó la tristeza en el rostro de su hija, entonces agregó -Lucy, yo no puedo decir como debes vivir, pero pienso que tienes que hablar con Pietro y tratar de salvar el matrimonio si se puede. Tu hijo, necesita a sus dos padres, no es justo que lo dejen en el aire. Tu esposo siempre me ha parecido una persona razonable y de buen corazón, además de inteligente, si tú le hablas, si los dos ponen de su parte y desean seguir juntos, entonces salven su relacion. No puedes quedarte viviendo en Roma mientras Pietro vive en Milán. Eso no es bueno para ustedes ni para su bebé.
-Siento mucha pena por mi suegra- habló Lucy -ella adora a Nicola, sin él va estar muy triste y sola-.
-Ese es otro problema, estoy segura que tu suegra va comprender- contestó Amanda - ustedes son un matrimonio y deben estar juntos como una familia-.
-Lo sé madre- exclamó Lucy con pesar -en esta época moderna es tan difícil criar a un hijo, cuando los dos padres necesitan trabajar, tal vez deba posponer mi carrera por un año hasta que Nicola cumpla dos añitos y pueda ir al jardín. No es fácil dejarlo en casa al cuidado de una persona extraña, por otro lado Pietro y yo tenemos que solucionar un problema entre manos si queremos salvar el matrimonio-.  
La conversación con su hija dejó Amanda muy preocupada, pensaba que los hijos crecen y tienen que vivir su vida y solucionar sus problemas, pero ella lamentaba no estar cerca de Lucy para apoyarla, sin intervenir en su matrimonio.
La noche había llegado, en el hospital en la sala de cuidados intensivos el sargento Sánchez daba señales de reaccionar y despertar de la anestesia. La enfermera de turno monitoreaba sus signos vitales para comprobar que el paciente se encontraba bien. Su cuerpo se adaptando lentamente a la falta de un riñón. Unas horas antes, mientras dormía se le habia aplicado fuertes sedantes para que no sienta dolor. El paciente abrió los ojos todavía no reaccionaba del todo, la enfermera que tomaba su presión dijo: -no se preocupe señor Sánchez su cuerpo aun está con rezagos de la anestesia, poco a poco se sentirá más alerta. Mañana su familia puede visitarlo, siempre y cuando el doctor lo autorice. Lo que si puedo asegurar es que se recuperación está yendo por buen camino-. La enfermera no agregó nada más, el Sargento ignoraba que le extrajeron un riñón, era el doctor el encargado de hablar y explicarle a su paciente cómo se encontraba su salud. 
Cuando se retiró la enfermera Gerardo Sánchez se sentía más despejado, quería sentarse pero aún no tenía fuerzas, desistió de la idea pensó que era mejor mantenerse quieto para no forzar su herida. 
Mañana en la tarde a la hora de visita, sus hijos y esposa estarían a su lado. El sueño o tal vez los sedantes fueron venciendo su cuerpo y se volvió a dormir, era lo mejor para él, la noche sería larga.
Amaneció muy temprano y el cielo estaba despejado, eso era algo raro en la ciudad que siempre se encontraba congestionada de nubes. 
Gerardo Sánchez se despertó se encontraba más despejado, el sueño profundo de la noche lo habia reanimado.
A las siete de la mañana, el doctor Montes vino a visitar a su paciente y hablar con él. El Sargento lo saludó.
-Buenos día señor Sánchez- contestó el doctor  -veo que amaneció de buen animo y eso es una excelente señal de recuperación, tengo que decirle como fue su operación y la decisión que tuvimos que tomar-.
El doctor, explicó a su paciente cada detalle de su cirugía y porque debieron extraer un riñón, Gerardo Sánchez estaba sorprendido no podía articular palabras. Tenia un solo riñón y estaba vivo, no sabia que eso era posible seguir viviendo con un solo órgano.
-Al comienzo sentirá algo de molestias pero luego podrá hacer una vida normal, su alimentación tiene que ser diferente, nada de condimentos ni ají y menos de alcohol, la carne roja por el momento queda descartada, debemos  cuidar ese único riñón como un tesoro. Cuando le demos de alta, tendrá que venir seguido para hacer sus chequeos, usted todavía está convaleciente. Su cuerpo a reaccionado positivamente al tratamiento y tiene que seguir así-. finalizó el doctor y se despidio.
Antes de salir de la habitación  agregó -voy a dar la orden para que su familia pueda visitarlo-.
Gerardo Sánchez se quedó solo, todavía no asimilaba bien las palabras del doctor pero daba gracias al cielo por estar vivo, eso era para él lo más importante. Al inicio sintió una gran sorpresa, las palabras de su médico fueron alentadoras pero en los días venideros se sabría a ciencia cierta si el peligro para él  habia pasado. 


CONTINUARÁ   
 
     
  
           
      

 

lunes, 8 de julio de 2024

TRES HISTORIAS... ¡5,500 MSNM!

Amanda y sus hijos miraban al doctor Montes para saber que había pasado con Gerardo Sánchez, esposo y padre de la familia. 
El doctor tomó la palabra y comentó de nuevo -tengo noticias buenas y malas, comenzaré por las malas. Voy a explicar con palabras sencillas para que me entiendan bien. Como sospechaba, el problema del paciente estaba a nivel de los riñones, todos sabemos que los seres humanos tenemos dos riñones y uno de ellos es más trabajador que el otro, en este caso hemos tenido que extirpar el riñón más trabajador porque nos encontramos con un tumor de dos centímetros y medio, de ahí los fuertes dolores y malestar. Nos vimos obligados a extraer el riñón porque este no funcionaba como debía ser, el cuerpo extraño que lo había invadido  no lo dejaba trabajar, es más casi lo había deteriorado. La buena noticia es que el tumor estaba encapsulado, no se había ramificado hacía otros órganos y menos al otro riñón. Esto es una buena noticia dentro del cuadro clínico del paciente, una persona puede vivir con un solo riñón pero el cuidado de su salud debe ser extremo, además con el transcurso de las semanas, el riñón que le queda va crecer para compensar la pérdida del otro y funcionar en conjunto con los demás órganos del cuerpo. En este momento el paciente está en cuidados intensivos, se encuentra estable y sedado, hoy día no lo van a poder ver y las próximas veinticuatro horas van hacer de vital importancia para su recuperación. Ha sido sometido a una cirugía mayor, se ha extraído un órgano y debemos esperar para ver cuál va  ha ser la reacción de su cuerpo a esta cirugía. El cerebro que comanda todo el funcionamiento del cuerpo debe reaccionar positivamente a la falta de un riñón, es necesario darle tiempo. La mayoría de paciente tienen una vida casi normal, solo deben extremar el cuidado de su alimentación. Es mejor que ahora regresen a su casa y descansen, si se presenta una emergencia de inmediato serán notificados. 
-Doctor- dijo Amanda -mi esposo va tener tratamientos médicos después de esta operación-
-Si se refiere a una quimioterapia, no sabemos en este momento, se debe analizar el tejido tumoroso para saber si es necesario una quimio, de otra manera serán algunas sesiones para prevenir un mal mayor. - contestó el doctor y se despidio de la familia.
Amanda y sus hijos se despidieron del médico y agradecieron la explicación sobre el estado del paciente, se retiraron del hospital al saber que no podían verlo y era muy probable que en el segundo día de su operación tampoco lo puedan ver. En el camino de regreso al hogar estaban en silencio, esperaban que todo siga así de bien.  
En la sala de cuidados intensivos Gerardo Sánchez se encontraba fuertemente sedado para evitar el dolor después de que pasen los efectos de la anestesia. Una enfermera de turno, tomaría la presión al paciente cada dos horas para saber si el cuerpo aceptaba lentamente, la ausencia de un riñón.
Elia Ruiz se presentó en la sala de cuidados intensivos y habló con la enfermera de turno, se informó  sobre el paciente y su operación. No podía verlo pero se sintió tranquila al saber que hasta el momento se encontraba estable, la operación había sido un éxito y todos esperaban que reaccione positivamente a la misma. 
En el hogar, Amanda llamó a su hermana Nora para informarle como había salido de la operación su esposo. Nora estaba aliviada y comentó -Amanda yo sabía que Gerardo iba a salir bien, pronto lo tendrás en casa, prepárate para atenderlo en su convalecencia, no siempre es fácil asistir a un hombre enfermo o mejor dicho en recuperación-. La hermanas se despidieron y Nora prometió visitarla en la noche porque sabía que su sobrina Lucy llegaba de Roma.
El resto de la mañana, Amanda y sus hijos estuvieron pendientes del teléfono por si recibían un aviso del hospital, pero por suerte todo iba bien y no hubieron llamadas de alarma. 
-Madre- comentó Felipe -Andrés y yo queremos invitarte almorzar para que te distraigas un poco y te olvides del estrés que ha significado la enfermedad y operación de nuestro padre. Nada de cocinar ni lavar trastos hoy día, ahora escoge el restaurante que desees y nos vamos almorzar. 
Amanda, no dijo que no y eligió un restaurante del que había oído que era famoso y preparaban una excelente comida. Fueron al lugar escogido y realmente disfrutaron el almuerzo, no solo por la exquisita comida si no por el ambiente acogedor y buena atención. Almorzaron y disfrutaron de un exquisito vino, todo estaba al nivel de lo que habia escuchado. 
En la noche como habia prometido Nora, fue a visitar a su hermana y sobrinos mientras esperaban a Lucy, conversaban los detalles de la operación del Sargento, la familia en pleno estaba feliz con los resultados. 
Roberto y su taxi habian ido al aeropuerto para recoger a la hija de la familia, en pocos instantes estaría de nuevo en la casa familiar. Amanda era la más feliz porque a sus hijos los tendría reunidos en el hogar como una familia. Nora comentaba con sus sobrinos algunos aspectos de su trabajo cuando el timbre sonó, todos corrieron a la puerta y al abrir era Lucy y su hermoso hijo Nicola que llegaba con un gran equipaje y el carrito de bebé. Los abrazos y besos para los recién llegados  no podían faltar a Lucy no tenia brazos para tanto saludo. Nora cargaba al bebé que miraba asustado a su al rededor, todo era nuevo para él.  
Lucy hablaba con el pequeño -Nicola, ellos son tus tíos y ellas tus abuelitas, pronto vas a ver a tu abuelito-. 
-Debes estar cansada después de tantas horas de vuelo y el bebé muy agotado y aburrido porque no lo cambiamos y alimentamos con un biberón y después que se duerma conversamos con tranquilidad sobre la operación de tu padre y de la familia- terminó de decir Amanda mientras iba a la habitación de su hija para ocuparse del pequeño Nicola. Lucy y sus hermanos llevaban las maletas para que pueda instalarse con su hijo sin problemas.
Madre e hija se quedaron solas en la habitación, Lucy comentó -madre todo esta igual como cuando me fui, no has cambiado nada-. 
-Si, es verdad, solo puse sabanas limpias en tu cama que estaba sin nada y quedó impecable. Las habitaciones de mis hijos están siempre limpias, como si estuvieran presentes por si alguno de ustedes desea regresar de nuevo al hogar. 
Lucy y su madre cambiaron y alimentaron al pequeño Nicola, éste se quedó dormido en el acto, para él habia sido un viaje largo y extenuante. Lo acomodaron sobre la cama para dormir, el bebé en el acto se quedó dormido. Prendieron en la habitación la luz de una lamparita y salieron en puntas de pies para no despertar al pequeño. 
Se reunieron con el resto de la familia en la sala, conversaron con Lucy sobre los detalles de la operación de su padre y los riesgos que podían existir pero gracias al cielo no se habian presentado y todos esperaban que continúe de esa forma. 
-Hija, mañana no vamos a poder visitar a tu padre porque todavía está en observación, tenemos que esperar que el doctor de la orden de visita para poder ir al hospital. Tú conoces muy bien como es el estado post operatorio- comentó Amanda a su hija.
-Si madre, no te preocupes, yo comprendo todos los cuidados que se debe tener con un paciente recién operado, por mi trabajo conozco bien todo aquello. 
Si, la familia del sargento comprendia bien las ordenes del doctor, solo tenían que esperar que el paciente evolucione positivamente para que se permitan las visitas.


CONTINUARÁ               
         
 
 
       

 

lunes, 1 de julio de 2024

TRES HISTORIAS...¡5,500 MSNM!

Gerardo Sánchez no podía creer que sus hijos estaban junto a él, no sabía si era cierto lo que veía, la sorpresa lo tenía sin palabras. Felipe fue el primero que abrazó a su padre.
-Padre- preguntó -¿cómo estás? hemos venido para estar junto a ti, sabemos por nuestra madre que van a operarte. No te preocupes que todo va a salir bien- comentó su hijo mayor. 
Andres también abrazó a su padre para saludarlo y  darle ánimos. 
-Amanda- exclamó el Sargento muy serio -te pedí que no molestes a nuestros hijos y veo que no he sido escuchado-.
Felipe salió al frente para defender a su madre, con voz serena dijo -padre no es justo que hables así, somos tus hijos y tenemos derecho ha saber todo sobre tu salud, no puedes pedirle a nuestra madre que no nos llame para informarnos-.
-Gerardo- contestó Amanda -lo importante es que tus hijos están aquí, ellos han venido ni bien se enteraron sobre tu salud, desean estar a tu lado-.
El Sargento Sánchez no estaba muy de acuerdo, él no quería que sus hijos se preocupen por su salud, tenía sus ideas y era mejor no llevarle la contraria. Al instante el padre cambio de actitud, no podía estar más feliz, sus hijos estaban junto a él.
-Mañana muy temprano es la hora de mi operación- comentó algo preocupado el Sargento -ya quiero que pase todo esto para regresar a casa, el hospital me tiene fatigado-.
-Andrés- agregó -vas a salir pronto de aquí, mañana te operan y en tres días estarás celebrando con nosotros en casa-.
-Eso espero Andrés, ya no soporto más el hospital y estar en cama. Luego preguntó a su esposa y ¿Lucy va a venir ? ¿ella sabe sobre mi operación?- terminó de decir.
-Si querido, ella sabe todo sobre tu salud y operación pero en su caso es un poco más complicado pedir permiso. Debe estar en Lima pasado mañana- contestó Amanda. 
La felicidad invadía al Sargento y a su esposa dos de sus hijos estaban con ellos y pronto Lucy se uniría a la familia, era tan especial el día que el padre por un momento se olvidó de su enfermedad y su operación. Sentía que su familia de nuevo se encontraba junta y lamentaba estar en el hospital. Que más hubiera querido si no estar en su casa para celebrar junto a sus hijos. Los miraba y recordaba cuando eran pequeños que rápido habia pasado el tiempo. Recordó también cuando sus dos hijos le dijeron que se iban hacer una maestría al extranjero, primero se alegró por ellos  y un instante después entristeció al saber que partían a vivir lejos, él como padre jamás imaginó que todos sus hijos dejarían la casa familiar, siempre deseo tenerlos a todos sus hijos  junto a él. Con el tiempo comprendió que eso era imposible, no debía detenerlos, sus hijos tenían que escoger  su propio camino,  esa era la ley de la vida. 
La familia conversó de todo, los hijos comentaban con sus padres cómo les iba en su trabajo y lo difícil que fue la comienzo acostumbrarse a vivir lejos del hogar. Su trabajo era exigente y los absorbía por completo. Los dos hermanos vivian a una hora de distancia el uno del otro, hacian lo que podían para verse por lo menos una vez al mes. Por otro lado no se quejaban les iba bien profesional y económicamente que más podían pedir. Desarrollaban sus carreras dentro de la nueva tecnología que cada día avanzaba rápidamente. Entre conversación y conversación la hora de visita terminó y la familia debía retirarse. Los hijos se despidieron de su padre con la promesa de estar de regreso muy temprano para acompañarlo a la hora de la operación. 
-Gerardo- dijo Amanda -mañana venimos temprano para estar contigo, no te preocupes todo va a salir bien-. 
De regreso a su casa, Felipe comentaba con la madre sobre el real estado de salud de su padre, ella lamentó decir lo siguiente -en realidad no sabemos cuál es su verdadero estado, los doctores dicen que eso se sabrá con exactitud cuando sea operado. Todo el tiempo él se sentía mal y no decía nada, me ha costado mucho convencerlo para ir al doctor. Tu padre ha soportado el dolor y pensaba que pronto  iba a pasar, no quería escucharme. Una noche el dolor era tan fuerte que tuve que llevarlo al hospital de emergencia, solo ahí aceptó ir al médico para comenzar su tratamiento. Como siempre les repito, es muy terco. Todos debemos escuchar las señales que nos manda nuestro cuerpo.
A la hora de la cena, la familia se disponían a sentarse a la mesa cuando sonó el timbre de la puerta, Amanda no se sorprendió al abrir ésta y encontrarse frente a Nora. Ella como siempre muy alegre y sonriente dijo -querida hermana, he venido a saludar a mis sobrinos, tú sabes que ellos para mí siempre han sido muy queridos-.
Felipe y Andrés al escuchar la voz de su tía fueron a su encuentro, la felicidad de Nora era total estar junto a sus sobrinos que no veía hace más de dos años. -Felipe, Andrés, que bien están parecen galanes de cine- decía sonriendo y abrazando a cada uno. Esto era verdad los jóvenes eran de muy buen ver.
-Andrés- exclamó -tía, tú estás cada día más joven y linda-. 
-Nora- sonrió y contestó -gracias mi querido sobrino, tú siempre tan galante- 
Amanda invitó a su hermana a cenar y todos en la mesa conversaban animadamente, Felipe comentaba lo bien que le iba en su trabajo. La empresa en la que laboraba, era muy grande y le permitía desarrollar su carrera, lo mismo decía Andres, era una oportunidad de crecer y no podían dejarla pasar. Por supuesto que tocaron el tema de la salud de su padre y la preocupación que significaba para todos. 
En un momento Nora recalcó: 
-Amanda, queridos sobrinos, Gerardo va a salir bien de esta operación  y  regresará a casa sano y recuperado, de eso estoy segura-. 
Todos agradecieron sus palabras y tenían la misma convicción  de que el padre pronto estaría en casa.
Terminada la cena pasaron a la sala para seguir la conversación cuando sonó el teléfono, era Lucy que llamaba para saber de su padre y asegurarle a su madre que salía de Roma mañana en la noche -madre no he podido viajar antes, mis horarios de trabajo me lo impedían, pero ahora ya estoy preparada y con las maletas lista para partir-.
-¡Qué felicidad! -exclamó Amanda -aquí estamos esperando para recibirte, voy a mandar por ti a  Roberto, el tiene un taxi y es de confianza, no te preocupes. Tu padre va ser operado mañana muy temprano, voy a llamarte para contarte como salió de la operación. Tus hermanos están conmigo y van estar felices de verte y conocer al bebé-. 
-Madre, yo también estoy deseosa de verlos a todos, ha pasado mucho tiempo y los extraño. Quiero estar junto a mi padre para abrazarlo- contestó Lucy.
Madre e hija se despidieron con la promesa feliz de volverse a encontrar. Amanda colgó el teléfono y Nora se despedía de Felipe y Andrés -mañana tienen un día difícil y deben levantarse temprano. Amanda me despido, prométeme que vas a informarme cómo sale Gerardo de su operación-.
Antes de salir de la casa, Nora comentó a solas con Amanda -te acuerdas de mi joven paciente que va a dar en adopción a su bebé, ya hablé con la institución que se va hacerse cargo, es la misma que tú me recomendaste, por ese lado todo está arreglado-. 
-Es una buena noticia sobre todo por las circunstancias, la joven está bien y debe seguir así- contestó Amanda.
Al día siguiente la familia se levantó muy temprano debían ir al hospital y llegar lo antes posible, ninguno pensó en desayunar, primero era la salud del padre. Llegaron al hospital justo a tiempo para saludarlo y desearle lo mejor, en pocos minutos sería llevado a la sala de operaciones. Elia Ruiz también se acercó al Sargento para saludarlo y desearle todos los bienes  -nos veremos en unas horas, todo va a salir bien- agregó.
Elia, saludó a la familia y se retiró, era el momento que solo pertenecía a los hijos y a la esposa de Gerardo Sánchez.
En la sala de espera la familia estaba nerviosa, había pasado hasta ese momento una hora y cuanto más se demoraba la operación era porque  encontraron algo más grave de lo que imaginaba el doctor. Amanda no deseaba ser pesimista ni negativa, Andrés se paseaba de un lado a otro y Felipe no conseguía concentrarse bien en la revista médica que leía, todos se encontraban nerviosos y pendientes de los resultados.
Pasaron un poco más de dos horas, cuando se abrió la puerta de vidrio y el doctor Montes encargado de la operación salió para informar a la familia el estado en que se encontraba el Sargento Sánchez.  
Muy serio comentó -señora Amanda y familiares, tengo que decirle que hay buenas y malas noticia con respecto al paciente-. Un instantes de silencio que perecía una eternidad.
Amanda y sus hijos estaban pendientes de las palabras del doctor, algo no andaba bien ¿qué había sucedido con el Sargento Sánchez?, se preguntaban.


CONTINUARÁ