Gerardo Sánchez no podía creer que sus hijos estaban junto a él, no sabía si era cierto lo que veía, la sorpresa lo tenía sin palabras. Felipe fue el primero que abrazó a su padre.
-Padre- preguntó -¿cómo estás? hemos venido para estar junto a ti, sabemos por nuestra madre que van a operarte. No te preocupes que todo va a salir bien- comentó su hijo mayor.
Andres también abrazó a su padre para saludarlo y darle ánimos.
-Amanda- exclamó el Sargento muy serio -te pedí que no molestes a nuestros hijos y veo que no he sido escuchado-.
Felipe salió al frente para defender a su madre, con voz serena dijo -padre no es justo que hables así, somos tus hijos y tenemos derecho ha saber todo sobre tu salud, no puedes pedirle a nuestra madre que no nos llame para informarnos-.
-Gerardo- contestó Amanda -lo importante es que tus hijos están aquí, ellos han venido ni bien se enteraron sobre tu salud, desean estar a tu lado-.
El Sargento Sánchez no estaba muy de acuerdo, él no quería que sus hijos se preocupen por su salud, tenía sus ideas y era mejor no llevarle la contraria. Al instante el padre cambio de actitud, no podía estar más feliz, sus hijos estaban junto a él.
-Mañana muy temprano es la hora de mi operación- comentó algo preocupado el Sargento -ya quiero que pase todo esto para regresar a casa, el hospital me tiene fatigado-.
-Andrés- agregó -vas a salir pronto de aquí, mañana te operan y en tres días estarás celebrando con nosotros en casa-.
-Eso espero Andrés, ya no soporto más el hospital y estar en cama. Luego preguntó a su esposa y ¿Lucy va a venir ? ¿ella sabe sobre mi operación?- terminó de decir.
-Si querido, ella sabe todo sobre tu salud y operación pero en su caso es un poco más complicado pedir permiso. Debe estar en Lima pasado mañana- contestó Amanda.
La felicidad invadía al Sargento y a su esposa dos de sus hijos estaban con ellos y pronto Lucy se uniría a la familia, era tan especial el día que el padre por un momento se olvidó de su enfermedad y su operación. Sentía que su familia de nuevo se encontraba junta y lamentaba estar en el hospital. Que más hubiera querido si no estar en su casa para celebrar junto a sus hijos. Los miraba y recordaba cuando eran pequeños que rápido habia pasado el tiempo. Recordó también cuando sus dos hijos le dijeron que se iban hacer una maestría al extranjero, primero se alegró por ellos y un instante después entristeció al saber que partían a vivir lejos, él como padre jamás imaginó que todos sus hijos dejarían la casa familiar, siempre deseo tenerlos a todos sus hijos junto a él. Con el tiempo comprendió que eso era imposible, no debía detenerlos, sus hijos tenían que escoger su propio camino, esa era la ley de la vida.
La familia conversó de todo, los hijos comentaban con sus padres cómo les iba en su trabajo y lo difícil que fue la comienzo acostumbrarse a vivir lejos del hogar. Su trabajo era exigente y los absorbía por completo. Los dos hermanos vivian a una hora de distancia el uno del otro, hacian lo que podían para verse por lo menos una vez al mes. Por otro lado no se quejaban les iba bien profesional y económicamente que más podían pedir. Desarrollaban sus carreras dentro de la nueva tecnología que cada día avanzaba rápidamente. Entre conversación y conversación la hora de visita terminó y la familia debía retirarse. Los hijos se despidieron de su padre con la promesa de estar de regreso muy temprano para acompañarlo a la hora de la operación.
-Gerardo- dijo Amanda -mañana venimos temprano para estar contigo, no te preocupes todo va a salir bien-.
De regreso a su casa, Felipe comentaba con la madre sobre el real estado de salud de su padre, ella lamentó decir lo siguiente -en realidad no sabemos cuál es su verdadero estado, los doctores dicen que eso se sabrá con exactitud cuando sea operado. Todo el tiempo él se sentía mal y no decía nada, me ha costado mucho convencerlo para ir al doctor. Tu padre ha soportado el dolor y pensaba que pronto iba a pasar, no quería escucharme. Una noche el dolor era tan fuerte que tuve que llevarlo al hospital de emergencia, solo ahí aceptó ir al médico para comenzar su tratamiento. Como siempre les repito, es muy terco. Todos debemos escuchar las señales que nos manda nuestro cuerpo.
A la hora de la cena, la familia se disponían a sentarse a la mesa cuando sonó el timbre de la puerta, Amanda no se sorprendió al abrir ésta y encontrarse frente a Nora. Ella como siempre muy alegre y sonriente dijo -querida hermana, he venido a saludar a mis sobrinos, tú sabes que ellos para mí siempre han sido muy queridos-.
Felipe y Andrés al escuchar la voz de su tía fueron a su encuentro, la felicidad de Nora era total estar junto a sus sobrinos que no veía hace más de dos años. -Felipe, Andrés, que bien están parecen galanes de cine- decía sonriendo y abrazando a cada uno. Esto era verdad los jóvenes eran de muy buen ver.
-Andrés- exclamó -tía, tú estás cada día más joven y linda-.
-Nora- sonrió y contestó -gracias mi querido sobrino, tú siempre tan galante-
Amanda invitó a su hermana a cenar y todos en la mesa conversaban animadamente, Felipe comentaba lo bien que le iba en su trabajo. La empresa en la que laboraba, era muy grande y le permitía desarrollar su carrera, lo mismo decía Andres, era una oportunidad de crecer y no podían dejarla pasar. Por supuesto que tocaron el tema de la salud de su padre y la preocupación que significaba para todos.
-Amanda, queridos sobrinos, Gerardo va a salir bien de esta operación y regresará a casa sano y recuperado, de eso estoy segura-.
Todos agradecieron sus palabras y tenían la misma convicción de que el padre pronto estaría en casa.
Terminada la cena pasaron a la sala para seguir la conversación cuando sonó el teléfono, era Lucy que llamaba para saber de su padre y asegurarle a su madre que salía de Roma mañana en la noche -madre no he podido viajar antes, mis horarios de trabajo me lo impedían, pero ahora ya estoy preparada y con las maletas lista para partir-.
-¡Qué felicidad! -exclamó Amanda -aquí estamos esperando para recibirte, voy a mandar por ti a Roberto, el tiene un taxi y es de confianza, no te preocupes. Tu padre va ser operado mañana muy temprano, voy a llamarte para contarte como salió de la operación. Tus hermanos están conmigo y van estar felices de verte y conocer al bebé-.
-Madre, yo también estoy deseosa de verlos a todos, ha pasado mucho tiempo y los extraño. Quiero estar junto a mi padre para abrazarlo- contestó Lucy.
Madre e hija se despidieron con la promesa feliz de volverse a encontrar. Amanda colgó el teléfono y Nora se despedía de Felipe y Andrés -mañana tienen un día difícil y deben levantarse temprano. Amanda me despido, prométeme que vas a informarme cómo sale Gerardo de su operación-.
Antes de salir de la casa, Nora comentó a solas con Amanda -te acuerdas de mi joven paciente que va a dar en adopción a su bebé, ya hablé con la institución que se va hacerse cargo, es la misma que tú me recomendaste, por ese lado todo está arreglado-.
-Es una buena noticia sobre todo por las circunstancias, la joven está bien y debe seguir así- contestó Amanda.
Al día siguiente la familia se levantó muy temprano debían ir al hospital y llegar lo antes posible, ninguno pensó en desayunar, primero era la salud del padre. Llegaron al hospital justo a tiempo para saludarlo y desearle lo mejor, en pocos minutos sería llevado a la sala de operaciones. Elia Ruiz también se acercó al Sargento para saludarlo y desearle todos los bienes -nos veremos en unas horas, todo va a salir bien- agregó.
Elia, saludó a la familia y se retiró, era el momento que solo pertenecía a los hijos y a la esposa de Gerardo Sánchez.
En la sala de espera la familia estaba nerviosa, había pasado hasta ese momento una hora y cuanto más se demoraba la operación era porque encontraron algo más grave de lo que imaginaba el doctor. Amanda no deseaba ser pesimista ni negativa, Andrés se paseaba de un lado a otro y Felipe no conseguía concentrarse bien en la revista médica que leía, todos se encontraban nerviosos y pendientes de los resultados.
Pasaron un poco más de dos horas, cuando se abrió la puerta de vidrio y el doctor Montes encargado de la operación salió para informar a la familia el estado en que se encontraba el Sargento Sánchez.
Muy serio comentó -señora Amanda y familiares, tengo que decirle que hay buenas y malas noticia con respecto al paciente-. Un instantes de silencio que perecía una eternidad.
Amanda y sus hijos estaban pendientes de las palabras del doctor, algo no andaba bien ¿qué había sucedido con el Sargento Sánchez?, se preguntaban.
CONTINUARÁ
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