Amanda y sus hijos se fueron a dormir muy tarde, después de no verse tanto tiempo, tenían que ponerse al día sobre cada una de las experiencias en sus vidas. Las horas pasaron con una amena conversación familiar.
Al día siguiente, sus hijos se levantaron tarde menos Amanda, ella les había preparado un delicioso desayuno como cuando eran pequeños y todos vivían juntos.
Reunidos alrededor de la mesa Felipe decía: -madre no sabes como extraño tus desayunos. Todos los días por mi trabajo tengo que salir temprano y muchas veces sin desayunar, en el camino me compro un café y tostadas y ya está, eso es mi desayuno.
Andrés le dio la razón a su hermano y dijo que él hacía lo mismo. En cambio Lucy, preparaba algo más sostenido, como avena o cereal y un baso de leche, ese era el desayuno de su familia, después ella y Pietro salían volando a trabajar.
-Nada se compara a los desayunos de nuestra madre- dijo Lucy y comenzó a darle a su hijo la avena con trocitos de manzana, especialmente preparada para él.
Como hoy, la familia no iba a poder visitar al padre, éste se encontraba todavía en cuidados intensivos, Andrés y Felipe salieron juntos para verse con algunos amigos. Lucy y su madre se quedaron en casa para estar junto al bebé, mientras éste se adaptaba a su nuevo entorno.
-Madre- dijo Lucy he traído algunos regalos para ti y mi padre-. Fue hasta su maleta y sacó un fino pañuelo de seda y unos bellos aretes de fantasía fina. -no sabía que traerte madre, con el trabajo y mis horarios no tuve tiempo de escoger algo más. A mi papá le traje corbatas de seda y unos gemelos finos, espero, le gusten.
-Lucy, no te preocupes, este pañuelo es hermoso y del tamaño correcto para ponerme en el cuello, sus colores son tan vivos y la seda muy suave, los aretes me encantan, son preciosos, has tenido buen gusto en todo. Gracias por los regalos, sé que por el trabajo y el bebé apenas tienes poco tiempo para salir- dijo Amanda y abrazó a su hija.
-Madre no sabes como se ha complicado mi vida- comentó Lucy -a Pietro su empresa lo cambia para trabajar en Milán, es una buena oportunidad porque lo asciende de puesto y eso también significa una mejora salarial, pero nos complica la vida porque yo trabajo en Roma. Si pido a mis jefes del hospital que me trasladen a Milán, ese cambio va a demorar y si trabajo en la otra ciudad no voy a tener quien cuide a mi bebé. Mi suegra que me ayuda con Nicola, no puede irse a vivir con nosotros. No sé que voy hacer yo quiero segur trabajando y desarrollando mi carrera. Muchas veces me preguntó ¿cómo hiciste tú para seguir trabajando y criar tres hijos?-.
-Hija, comprendo lo que me dices, es muy complicada tu situación, tu suegra es una gran ayuda. En cuanto a lo que me preguntas, te puedo contestar que tuve la ayuda de mi madre y de Nora, ellas me apoyaron mucho. Yo tenía que estar en el hospital a las siete de la mañana, tu abuela llegaba un poco más tarde, tu padre la recibía. Nosotros vivíamos muy cerca y ella se quedaba con ustedes hasta las tres de la tarde, que regresaba del hospital. Tu padre por supuesto que me apoyó, sobre todo cuando tenía que hacer guardias y quedarme en el hospital. Fueron días difíciles pero salimos adelante para poderlos criar. Tienes que hablar con Pietro, es importante cuidar juntos a Nicola-.
Lucy se puso triste, no sabía si hablar con su madre y contarle sus problemas, reflexionó un instante y dijo -madre tengo que contarte que estamos viviendo con Pietro una crisis en nuestro matrimonio. No sé que hacer, creo que nos vamos a separar-.
Amanda había escuchado bien y notó la tristeza en el rostro de su hija, entonces agregó -Lucy, yo no puedo decir como debes vivir, pero pienso que tienes que hablar con Pietro y tratar de salvar el matrimonio si se puede. Tu hijo, necesita a sus dos padres, no es justo que lo dejen en el aire. Tu esposo siempre me ha parecido una persona razonable y de buen corazón, además de inteligente, si tú le hablas, si los dos ponen de su parte y desean seguir juntos, entonces salven su relacion. No puedes quedarte viviendo en Roma mientras Pietro vive en Milán. Eso no es bueno para ustedes ni para su bebé.
-Siento mucha pena por mi suegra- habló Lucy -ella adora a Nicola, sin él va estar muy triste y sola-.
-Ese es otro problema, estoy segura que tu suegra va comprender- contestó Amanda - ustedes son un matrimonio y deben estar juntos como una familia-.
-Lo sé madre- exclamó Lucy con pesar -en esta época moderna es tan difícil criar a un hijo, cuando los dos padres necesitan trabajar, tal vez deba posponer mi carrera por un año hasta que Nicola cumpla dos añitos y pueda ir al jardín. No es fácil dejarlo en casa al cuidado de una persona extraña, por otro lado Pietro y yo tenemos que solucionar un problema entre manos si queremos salvar el matrimonio-.
La conversación con su hija dejó Amanda muy preocupada, pensaba que los hijos crecen y tienen que vivir su vida y solucionar sus problemas, pero ella lamentaba no estar cerca de Lucy para apoyarla, sin intervenir en su matrimonio.
La noche había llegado, en el hospital en la sala de cuidados intensivos el sargento Sánchez daba señales de reaccionar y despertar de la anestesia. La enfermera de turno monitoreaba sus signos vitales para comprobar que el paciente se encontraba bien. Su cuerpo se adaptando lentamente a la falta de un riñón. Unas horas antes, mientras dormía se le habia aplicado fuertes sedantes para que no sienta dolor. El paciente abrió los ojos todavía no reaccionaba del todo, la enfermera que tomaba su presión dijo: -no se preocupe señor Sánchez su cuerpo aun está con rezagos de la anestesia, poco a poco se sentirá más alerta. Mañana su familia puede visitarlo, siempre y cuando el doctor lo autorice. Lo que si puedo asegurar es que se recuperación está yendo por buen camino-. La enfermera no agregó nada más, el Sargento ignoraba que le extrajeron un riñón, era el doctor el encargado de hablar y explicarle a su paciente cómo se encontraba su salud.
Cuando se retiró la enfermera Gerardo Sánchez se sentía más despejado, quería sentarse pero aún no tenía fuerzas, desistió de la idea pensó que era mejor mantenerse quieto para no forzar su herida.
Mañana en la tarde a la hora de visita, sus hijos y esposa estarían a su lado. El sueño o tal vez los sedantes fueron venciendo su cuerpo y se volvió a dormir, era lo mejor para él, la noche sería larga.
Amaneció muy temprano y el cielo estaba despejado, eso era algo raro en la ciudad que siempre se encontraba congestionada de nubes.
Gerardo Sánchez se despertó se encontraba más despejado, el sueño profundo de la noche lo habia reanimado.
A las siete de la mañana, el doctor Montes vino a visitar a su paciente y hablar con él. El Sargento lo saludó.
-Buenos día señor Sánchez- contestó el doctor -veo que amaneció de buen animo y eso es una excelente señal de recuperación, tengo que decirle como fue su operación y la decisión que tuvimos que tomar-.
El doctor, explicó a su paciente cada detalle de su cirugía y porque debieron extraer un riñón, Gerardo Sánchez estaba sorprendido no podía articular palabras. Tenia un solo riñón y estaba vivo, no sabia que eso era posible seguir viviendo con un solo órgano.
-Al comienzo sentirá algo de molestias pero luego podrá hacer una vida normal, su alimentación tiene que ser diferente, nada de condimentos ni ají y menos de alcohol, la carne roja por el momento queda descartada, debemos cuidar ese único riñón como un tesoro. Cuando le demos de alta, tendrá que venir seguido para hacer sus chequeos, usted todavía está convaleciente. Su cuerpo a reaccionado positivamente al tratamiento y tiene que seguir así-. finalizó el doctor y se despidio.
Antes de salir de la habitación agregó -voy a dar la orden para que su familia pueda visitarlo-.
Gerardo Sánchez se quedó solo, todavía no asimilaba bien las palabras del doctor pero daba gracias al cielo por estar vivo, eso era para él lo más importante. Al inicio sintió una gran sorpresa, las palabras de su médico fueron alentadoras pero en los días venideros se sabría a ciencia cierta si el peligro para él habia pasado.
CONTINUARÁ
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