Beti-Flor conversaba en la casa de su amiga y vecina:
-Mariane- decía con entusiasmo -no sabes lo feliz que me siento al saber que por fin mi madre a dado permiso para hacer el viaje. Hoy día muy temprano me dijo que si deseaba viajar tenía su autorización para hacerlo. ¡Estoy qué no puedo creerlo! En pocos días voy a conocer a mi madre de nacimiento-.
Mariane escuchaba a su amiga sin interrumpirla, al parecer Beti-Flor no sabía que el día anterior Concepción la había visitado y después de una larga charla se convenció que era necesario dejar viajar a su hija, además su esposo Noel también intervino para convencer a Concepción que era importante que haga ese viaje. En la noche del mismo día que habló con Mariane, Noel en su habitación conversó con su esposa para que se acaben de una vez las discusiones entre madre e hija y vuelva la paz al hogar.
-Concepción- dijo Noel -Beti-Flor debe hacer el viaje y conocer a su madre de nacimiento, conversar con ella y enterarse porque tomó la decisión de dejarla en tus brazos. No sientas celos, nuestra hija no va dejar de querernos como sus padres. Magda será su madre y nosotros siempre seremos sus padres. -Noel- contestó su esposa afligida -no me opongo a que nuestra hija viaje, ni tampoco siento celos que conozca a su verdadera madre, mi real preocupación es cómo va a recibirla Magda. Tú no conoces a mi hermana, ella es complicada y de carácter difícil. Beti-Flor puede sufrir una real decepción y yo no deseo que viva una situación dolorosa para su edad.
Noel tenía la misma preocupación pero contestó -Han pasado muchos años desde que Magda se alejó de tu familia, de repente ha cambiado, seguro que ya no es la misma de su juventud, debemos tener esperanza, no puedes ahorrarle a Beti- Flor situaciones de la vida en cada día, ella debe enfrentar la realidad de su nacimiento.
-No sé que puedo contestar a tus palabras, ni estoy segura que pueda ser verdad que mi hermana haya cambiado, voy a dejar que Beti-Flor realice el viaje y ruego que yo sea la que está equivocada- finalizó Concepción y dudaba de sus palabras y de lo que pensaba su esposo.
En la casa de su amiga Beti-Flor comentó de nuevo: -Mariane, esta tarde voy hacer mi equipaje, tengo que planificar con cuidado que ropa debo llevar. Mi madre ha prometido que iré con ella a comprar mi pasaje de avión, no veo la hora de estar volando a la ciudad de Cajamarca donde vive Magda. ¡Por fin voy a conocerla y hablar con ella! siento un poco de temor ¿Crees qué debo decirle madre, ni bien la conozca?-.
Mariane tenía frente a ella, a una joven llena de vida y entusiasmo, no tenía una respuesta segura para su amiga, no sabía si era correcto que la llamé madre, si recién la iba a conocer, solo atinó a decir algunas palabras: -Beti-Flor, te sugiero que esperes un poco antes de tratarla con confianza, ella no sabe que estás viajando para conocerla, es mejor obrar con precaución. Preséntate y conversa con ella primero antes de precipitarte, tratarla bien, la confianza puede venir después- contestó, Mariane no conocía a Magda ni estaba segura de cómo iba a reaccionar. Concepción había hablado de su hermana el día anterior y lo que dijo era para tomarlo en cuenta.
-Mi estimada amiga debo despedirme- comentó Beti-Flor -tengo una tarde llena de cosas que debo hacer, comenzando con mi equipaje. El entusiasmo por el viaje no me deja descansar, ahora es cuando la realidad se impone- se despidio de Mariane y se fue feliz a su casa. Estaba alegre y sin problemas en su vida, Noel y Concepción la habían educado así.
Cuando Mariane se despidio de Beti-Flor no tenía manera de dejar de pensar en Joel, tal vez era mejor buscar de nuevo en su habitación, alguna pista de su paradero que pudo haber olvidado. Justa la empleada del servicio se presentó en la sala y comentó: -Señorita, un hombre joven ha venido a buscarla, dice que se llama Alfredo de la Guerra y pregunta si puede recibirlo-.
Mariane estaba sorprendida, Alfredo no la había llamado para decir que venía a su casa, mandó a Justa hacerlo pasar y ella se arregló el cabello frente al espejo de la estancia. Llevaba puesto un fresco vestido de flores porque las temperaturas del verano, eran altas.
Alfredo entró en la sala para saludar a Mariane, se disculpó por llegar sin avisar -Mariane por favor me perdona por no llamar, pero era urgente que hable con usted en persona-.
-No se preocupe Alfredo es usted bienvenido- contestó y luego agregó -si viene a decirme que no haga la denuncia con respecto a mi hermano, debo aclarar que ya la presente en la jefatura el día ayer, tienen que pasar cuarentaiocho horas para comenzar la investigación. El capitán Guzman así me lo ha prometido-. Mariane le señaló Alfredo un asiento cerca de ella.
-No la puedo culpar de hacer su denuncia, Joel tiene varios días de estar no habido-.
-Van hacer seis días con este que no sabemos nada de él, no puedo estar tranquila si no sé que ha sucedido con mi hermano, no deseo pensar lo peor- contestó Mariane y se mantuvo lo más serena que podía estar delante de Alfredo, no quería llorar ni perder la calma.
Alfredo de la Guerra no comentó con Mariane lo que había descubierto en los documentos de la empresa, aún no estaba seguro que pasaba y que tenía que ver Joel con todo aquello. Habían movimientos turbios de dinero, no muy claros, era muy preocupante la situación.
La conversación entre Alfredo y Mariane se basó al rededor de los últimos movimientos de Joel en la empresa, sus amigos decían que estuvo muy silencioso y distraído dos días antes del día viernes y que habían notado que en las últimas semanas Joel se quedaba en la oficina después de la hora del cierre, gastaba dinero sin preocupación.
-Tal vez- comentó Mariane -debería yo hablar con estos amigos que estuvieron cerca de mi hermano el día viernes, ellos pueden decirme algo más de lo conversado con usted por ser el jefe-.
-No creo Mariane, yo no los he intimidado, ni ellos se han sentido cortos de hablar conmigo, dejemos que la policía en su momento realice las investigaciones del caso-.
Alfredo y Mariane se sentían en confianza para conversar, ninguno de los dos se incómodo al hablar con el otro, entre ellos se había iniciado una conversación sincera. Alfredo quería apoyar a Mariane en todo lo que estuviera a su alcance, él deseaba que este peligroso asunto se aclare cuanto antes.
Al despedirse Alfredo, sugirió a Mariane que no piense en nada grave con respecto a su hermano y le aseguró que el iba a colaborar con la policía en todo lo que sea necesario.
-Mi interés es que todo este asunto llegue a un final feliz- dijo Alfredo al salir de la casa -Joel va regrese con la familia, estoy seguro. Me justaría volvernos a encontrarnos para hablar sobre los avances en la investigación de la policía- aseguró Alfredo al final.
En todo momento Mariane estuvo de acuerdo con él, sintió que era sincero y que realmente quería ayudar a descubrir el paradero de Joel. Se despidieron en la puerta principal y al cerrar, Mariane se derrumbó, todo su valor desapareció y lloró por su hermano, pensó en sus padres y el dolor que causaría en ellos si algo terrible le sucedió a su querido hijo.
Dos días después que Beti-Flor habló con Mariane sobre su viaje, ella y sus padres iban directo al aeropuerto, su vuelo salía a la 10 de la mañana. Concepción en casa había conversado con su hija y explicado lo necesario para que sepa como dirigirse a Magda.
Beti-Flor para que su madre no se preocupe contestó: -Madre no pienses que soy una niña pequeña que no voy a saber como manejarme frente a tu hermana, hasta el momento no sé como debo llamarla pero el tiempo dirá que debo hacer-.
La familia llegó al aeropuerto, Beti-Flor era la más sonriente y feliz, con su pasaje en la mano sentía que ya había dado un gran paso, a su vida, luego comentó a Concepción:
-Madre no te preocupes por mí, voy a estar bien. Padre, sé cómo llegar a la dirección de la casa de Magda, no quiero que ninguno de los dos se angustie ni preocupe por mí- dijo al final Beti-Flor, luego abrazó a sus padres para despedirse.
Su vuelo estaba por salir y debía llegar a la sala de embarque. Sus pensamientos no la dejaban en paz, tenía mil preguntas que hacer y las haría en su momento. ¿Cómo sería recibida por la hermana de Concepción? no sabía que esperar. Rogaba al cielo, tener la oportunidad de hablar con ella y conocerla mejor. Subió al avión llena de confianza y serenidad, la esperaba una nueva oportunidad de resolver ciertos conflictos de familia.
CONTINUARÁ
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