lunes, 9 de diciembre de 2024

TRES HISTORIAS... ¿DONDE ESTÁ JOEL?

Mariane y Joel llegaron a su casa, no se habían dirigido la palabra en todo el camino, no estaban disgustados el uno con el otro, solo se encontraban cansados, la visita a la jefatura duró cuatro horas y el interrogatorio fue agotador para Joel. 
-Mariane voy a descansar un momento- comentó Joel.
-Como desees hermano, Asunta más tarde te subirá el almuerzo- contestó Mariane.
En su habitación Joel recordaba las palabras del Capitán Guzmán para presentar una denuncia por secuestro. No quería admitirlo pero si hacía esa denuncia el caso se iba a complicar, Joel solo quería olvidar y dejar en el pasado la terrible experiencia, él era consiente que estaba viviendo el trauma del secuestro y el cuarto oscuro, por momentos no podía controlarse y temblaba sin poder respirar, escuchaba pasos que odiaba porque sabía que lo iban a torturar. El miedo a perder la vida en forma violenta lo paralizaba, no, no quería pensar en aquellos días y aunque detestaba admitirlo la denuncia a la policía que hizo su hermana le había salvado la vida. También detestaba pensar que Luis Alberto quedaría libre de toda culpa pero ¿Cómo hacer una denuncia? si todo parecía estar en su contra. Lamentaba profundamente su situación actual, él siempre habia vivido con libertad y confianza en lo que hacía. Pensó  consultar con su hermana para tomar pastillas que le permitan dormir toda la noche, su sueño era irregular. 
Joel abrió la puerta de su dormitorio y llamó a Mariane -hermana puedes venir un momento- era la primera vez en mucho tiempo que le decia hermana.
Mariane acudió al llamado de su hermano quería saber que deseaba, entró en su habitación y preguntó -¿Me llamaste Joel?, ¿en qué puedo ayudarte?-.
-Quería consultarte si sabes que pastillas puedo tomar para dormir, no es fácil para mí en estos días conciliar el sueño-.
-Joel- contestó Mariane -no puedo decirte que pastilla tomar, eso lo debe decir un doctor, además se venden con receta médica-.
-Entonces consulta con el doctor Rodrigues que es el médico de la familia, en verdad necesito algo que me ayude a descansar- habló Joel con nerviosismo, comenzaba a perder la calma.
-Joel no es fácil lo que me pides, el doctor es una persona muy profesional y va preguntar porque deseo una receta con pastillas para dormir. Es mejor que tú hagas la consulta con el doctor para que  pueda mandarte las medicinas que necesitas-.
-Mariane, estoy al borde de una crisis nerviosa, no te das cuenta que estoy por caer en la locura- exclamó Joel.
La expresión en el rostro de Joel asustó a Mariane, ella no lo conocía de esa manera, su hermano siempre fue una persona de buen carácter y se llevaba bien con ella  -por favor cálmate, no te hace bien pensar de esa forma, voy haber que puedo hacer con respecto al doctor pero no te aseguro que me haga caso si lo llamo por teléfono, deberías ir a su consultorio para hablar personalmente con él-.
-Mariane, no salgo de está habitación y tú me dices que vaya a su consultorio, no puedo hacerlo, comprende, estoy pidiendo que me ayudes-.
-El doctor Rodrigues hace visitas a domicilio, si lo llamó ahora puede venir en la noche- dijo Mariane.
-Llámalo y que venga para hablar con él- contestó Joel irritado.
Para que su hermano no pierda la compostura Mariane accedió a llamar al doctor, para una visita a domicilio, éste se disculpó muy amable pero le dijo que no podía para esa noche, estaba muy ocupado si lo deseas es para la noche del día siguiente -es muy urgente Mariane ¿Quién sería el paciente?- preguntó.
-Es mi hermano Joel que está muy estresado y quiere unas pastillas que le faciliten el sueño, si era posible mandar una receta- contestó Mariane 
-Toda clase de pastillas para dormir necesitan una orden médica, te envió un correo con la receta y puedes llevarla a la farmacia para comprar, esta receta vale para una compra- concluyó el doctor.
Mariane agradeció la atención del doctor, existía la confianza con él porque era el médico personal de la familia.
La compra de las pastillas Mariane  las hizo por teléfono para ser enviada a domicilio, primero la farmacia tenía que asegurarse que era el doctor Rodrigues quien pedía la orden.
Joel en su habitación esperaba respuesta de su hermana, cuando ella entró le aseguro que las pastillas que necesitaba iban a ser enviadas a domicilio. Debía tomar una antes de dormir. 
-Mariane- habló Joel -toma asiento por favor- y le señaló la silla del escritorio.
Sobre la mesita de noche estaba la billetera, Joel la tomó en sus manos la examinó por unos segundos y dijo -este objeto tan pequeño fue el punto de partida para saber que algo grave me había pasado, ahora te agradezco hermana que fueras a la policía para asentar una denuncia. Sin ello, no sé que habría sido de mí, no sé si estaría vivo hablando contigo. Quieres saber que pasó en el secuestro que sufrí, te voy a contar desde el principio, el por qué y cómo sucedió-.
Joel iba a continuar con su relato para iniciar su confesión pero llamaron a la puerta, era Asunta que decia:
-Señorita Mariane ha llegado la joven Beti-Flor y quiere hablar con usted-.
¡Oh no puede ser!- exclamó Mariane -Beti -Flor era muy inoportuna-.
-Hermana ve atender a nuestra amiga para saber que es lo que quiere, más tarde podemos hablar sin ser interrumpidos-. señaló Joel.
Mariane bajo las escaleras un tanto fastidiada, pensó que las vecinas estaban exagerando las visitas a su casa. 
Beti-Flor esperaba a Mariane en la salita de entrada, en las manos llevaba una deliciosa tarta de chocolate y fresas. Mariane al verla pensó no puede ser tanta molestia,  sabía que Concepción era una experta repostera pero esa tarta era lo máximo. Se sintió culpable de perder la paciencia y se acercó a su joven amiga para saludarla.
-Mariane, mi madre te envía esta tarta recién horneada, dice que es por todas las molestias que te tomas con nosotras al escuchar nuestros problemas y quejas- concluyó Beti-Flor.
-Por favor, dile a tu madre que nunca debió molestarse en preparar una tarta para mí, somos vecinas y amigas de toda la vida. Este pastel se ve tan delicioso que en este momento tú y yo le vamos hacer los honores, siéntate cómoda ya regreso con platos y cubiertos para degustar este exquisito postre-. Mariane se fue a la cocina y regresó al instante con el servicio para degustar la tarta. En el primer bocado se podía saborear la dulzura y suavidad del pastel, era un manjar de los dioses.
Asunta entró a la salita con el servicio del té para acompañar el sabroso postre. 
-Beti-Flor no nos vemos desde la fecha de tu viaje- comentó Mariane.
-Mi querida amiga- dijo Beti-Flor acongojada -me sentía avergonzada de darte la cara, mi viaje duró un día y yo no sabía que iba a decir al respecto. Seguro mi madre te ha contado los detalles de ese triste viaje-.
-No debes avergonzarte, nada de lo que sucedió fue culpa tuya, es Magda lo que ha perdido una buena hija y un excelente ser humano. Nunca sientas pena, tal vez un día ella recapacite y se de cuenta de su error- respondió Mariane.
-Gracias por tus palabras, siempre me agrada conversar contigo porque nunca me recriminas a me creas culpas. He pensado en pasar la página y no volver a recordar ese horrible episodio que me hizo sufrir y llorar tanto, fui ingenua al pensar que iba hacer recibida con amor- respondió Beti-Flor.
-Bien dichas esas palabras, debemos ir adelante para continuar con nuestras vidas mi joven amiga y no has sido ingenua al contrario es lo que uno espera de una madre- agregó Mariane.
Las palabras de Mariane causaron una sensación de serenidad en Beti-Flor, las dos conversaron de sus planes futuros y de sus respectivas ideas, en el fondo eran ilusiones que pensaban hacer realidad.
Mientras en la sala había una conversación coloquial entre dos amigas, Joel se estremecía de dolor y cansancio cuando recordaba la experiencia vivida en los días de su secuestro. Comprendía que solo el tiempo podía curar sus heridas. Ahora tenía presente  una conversación con Mariane, era el momento de hablar con la verdad. 


 
CONTINUARÁ   


 
     
  

 
       

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