lunes, 24 de febrero de 2025

TRES HISTORIAS... ¡TRABAJO, SOLO TRABAJO!

Fanny tenia en sus manos, el vestido que iba a lucir en la cena de compromiso ante su novio y los padres de éste. Era un modelo romántico y conservador, ella misma lo escogió cuando fue con su madre al taller exclusivo de la diseñadora María Pía. El encaje fino y el color rosa suave le gustaban demasiado, aunque en un momento tuvo dudas, al verlo puesto sobre su cuerpo se esfumaron sus temores. Estaba segura que con ese vestido luciría elegante, era el indicado para la pedida de mano. Felicia se alegraba que su hija mayor se encuentre feliz y segura con el paso que iba a dar. Como madre no tenia dudas con respecto al vestido que iba a lucir Fanny la noche de su compromiso. Solo de imaginarla lo hermosa que se vería se sentía satisfecha, no cabía en su piel de tanta felicidad. En el comedor mientras terminaban el desayuno la madre conversaba con sus hijas de como iba hacer la reunion del compromiso de su Fanny. 
Umberto y sus padres estaban citados a las siete de la noche del día siguiente, su esposo el doctor Martel prometió llegar puntual a la casa para estar presente en un momento tan importante para la familia y sobretodo para los novios. Felicia su esposa contaba con ello, el padre de la novia no podía faltar a tan digno evento de la celebración de compromiso de su hija mayor. 
Mery como siempre tan diligente preguntó -madre nuestro padre se comprometió a llegar a la hora indicada para celebrar el compromiso, espero que llegue a tiempo-.
-Él prometió que llegaría puntual y debo decir que su padre siempre cumple su palabra-contestó Felicia. Luego continuó con las explicaciones de como se iba a desarrollar la reunion -Liza y tu Mery van a saludar a los padres de Umberto y en todo momento estarán en silencio mientras nosotros hablamos con los padres del novio, se dicen las palabras protocolares para dicha ocacion. No hacer comentarios fuera de lugar y menos hacer bromas, de preferencia escuchar lo que los padres de Umberto tienen que decir.
-Madre- dijo Liza -no te preocupes, Mery y yo sabemos como comportarnos en la reunion, nos da  gran  alegría que nuestra hermana mayor se comprometa. Mis dudas son si en la actualidad se deben celebran las pedidas de mano con los padres y la familia, todo parece tan rígido-.
-Mi querida Liza, los novios y los padres lo hemos decidido de esta manera, es por eso que se va a celebrar con todo el protocolo como es debido-. respondió la madre a la hija más reacia al matrimonio.
En la casa del doctor Martel todo estaba después para que la reunion se celebre como es debido, Felicia la madre habia mandado a preparar bocaditos y entremeses para antes de la cena, el vino seleccionado era exquisito y fino y el champan con el que se brindaría era de excelente calidad. La comida debía de estar a la altura de dicho evento, para tal situación se habia contratado a un chef  que prepare los platos gourmet. Podía todo aquello parecer algo exagerado como pensaba Liza pero Felicia la madre siempre quería lo mejor para sus hijas y más aun en el día del compromiso de Fanny.
En otro lugar de la ciudad, en la oficina del banco de Ramiro Fuentes, el doctor Oscar Martel revisaba a su paciente y volvía a tomarle la presión y sus signos vitales, todo iba por buen camino, el paciente evolucionaba en forma normal.
Ramiro comentó con el doctor -Martel ya me siento mejor, he vuelto a la vida, gracias por estar atento a mi salud y ayudarme-.
El doctor contestó -este es un aviso muy serio con respecto a tu salud, me gustaría hacerte un chequeo completo para saber como estas. Te sugiero que ahora vayas a tu casa y descanses por una semana, olvídate del banco y sus problemas, delega el mando en tu gerente general, lo que te ha sucedido es muy serio, la próxima vez puede ser mortal, puedes sufrir un derrame o un ataque. El primero es grave porque si no te vas de este mundo, tu cuerpo quedaría paralizado e inútil, la recuperación en estos casos es lenta y complicada, la mayoría de las veces, no vuelven a recuperar todas sus facultades. Si quieres terminar así, continua trabajando como hasta hora y mi próxima visita será en el Campo Santo después de sufrir un infarto-. Las palabras del doctor podían sonar duras, la confianza y amistad que tenia con su paciente le permitía hablar de esa manera para que reaccione y tome las medidas pertinentes.  
-Mi estimado amigo creo que estas exagerando y deseas asustarme-. contestó el banquero. 
-Me conoces muy bien- dijo el doctor -con respecto a la salud de mis pacientes nunca bromeo y en este caso menos, somos amigos desde hace muchos años. Soy testigo del esfuerzo y trabajo que te ha costado sacar adelante tu banco, sé cuanto quieres a esta institución que fundaste pero si deseas seguir al mando, delega funciones ahora mismo ve a tu casa junto a tu familia. Descansa y olvida los problemas, tus gerentes que se ocupen de todo-.
Ramiro lentamente tomó asiento en el sillón donde se encontraba recostado, miró a Oscar Martel y comentó: -es así de serio lo que me sucedió, tengo que irme a casa y tomar varios días de descanso- 
-No debes tomar mis palabras de manera superficial, lo que te ha sucedido es grave, hazme caso toma unos días de vacaciones-. sentencio el doctor Martel.
-Esta bien, mi estimado doctor como usted ordene, en este momento voy a llamar a mi segundo en el mando y dejar el banco en sus manos, luego me iré a casa, mi esposa se va a sorprender al verme llegar tan temprano, no la quiero alarmar inventaré cualquier escusa para no preocuparla- dijo al final Ramiro. 
El doctor Martel le hizo una serie de indicaciones que debía seguir al pie de la letra, de su maletín de doctor sacó unas pastillas para que las  tome durante una semana. Después de ese tiempo volvería para examinar como evolucionaba su paciente. El doctor se retiraba de la oficina de Ramiro casi al medio día. 
Antes de despedirse se detuvo en la puerta y agregó -vuelvo a repetir ve a descansar a tu casa sin demora, no pienses en el banco ni en sus problema, es por tu bien-.
Mientras bajaba por el ascensor para ir a los estacionamientos, Oscar Martel pensaba en su amigo y lo cerca que pudo estar de un derrame o algo peor, su presión volaba y costo trabajo hacer que se normalice, que vaya a su casa o decida quedarse en la oficina era ya su responsabilidad, seria lamentable que no tome en serio las recomendaciones de su medico de cabecera.
Ramiro Fuentes llamó a su gerente general y lo dejó al mando del banco, fue claro al especificar que no lo llamen por teléfono, solo hacerlo si era de urgente. 
A su segundo en el mando le advirtió -el banco queda en tus manos, eres responsable de seguir la pautas necesarias para mantenerlo en buenas condiciones-.
Dicho esto se despidio y salió en su carro con el chofer. Cuando llegó a su casa, abrió la puerta  ésta no era una casa sencilla, era una residencia grande y elegante, el silencio lo rodeo, su esposa Teodora no estaba, sus hijos tampoco, solo se encontraba el personal de servicio. Por donde se podía ver la casa estaba llena de lujo, adornos finos, muebles caros y cuadros de pintores famosos.  Ramiro caminó hasta la terraza, frente a ella un jardin hermoso y bien cuidado, a un costado del mismo se encontraba la piscina, dio media vuelta y volvió a la sala, ordenó al chofer que avise al servicio que le traiga una limonada, alcohol no podía tomar.  Para él su propia casa  parecía un lugar extraño, nunca estaba a esa hora del día. Sin mediar palabra recordó cuando recién adquirió el terreno para construirla en una zona lujosa de la ciudad. Podía acordarse de cada detalle y como quería que fuera diseñada. Las preguntas que daban vueltas en su mente eran ¿disfrutaba de su residencia? ¿pasaba en ella largas horas junto a su familia?  ¿habia necesidad de que fuera la casa tan grande? ni él mismo podía contestar esas preguntas. 


CONTINUARÁ           















       
       
        

 

viernes, 21 de febrero de 2025

TRES HISTORIAS... ¡TRABAJO, SOLO TRABAJO!

Amaneció muy temprano, la mañana se presentaba llena de sol, el doctor Oscar Martel se alistaba de prisa para salir atender a uno de sus pacientes que minutos antes lo habia llamado en calidad de emergencia. 
El doctor Martel era un profesional de primera linea y muy reconocido entre sus colegas. Él era medico de cabecera de banqueros, políticos y empresarios, el paciente que lo habia llamado era el banquero Ramiro Fuentes muy conocido en el ámbito financiero por ser dueño y fundador de uno de los bancos más importantes de la ciudad capital, Lima.
Felicia esposa del doctor Martel, sabia muy bien como era el trabajo de su esposo, ella siempre trató de adaptarse a la situación y apoyarlo en lo que fuera, era consiente de que gracias a su trabajo, sus hijas y ella tenían una vida cómoda y sin apremios. Oscar y Felicia eran padres de tres hijas Fanny, Liza y Mery tres lindas jovenes que despertaban al mundo. El doctor no se podía quejar tenia un hermoso hogar con tres hijas y una esposa comprensiva, por ello daba gracias al cielo. 
Por su condición de medico y profesionalismo tenia acceso a las más altas esferas políticas y empresariales del pais, sin proponérselo se enteraba de situaciones y secretos de familia que él guardaba con discreción y sumo cuidado.
-Querido, ¿vas a la casa de Ramiro Fuentes?- preguntó Felicia, su esposa.
-No, no voy a la casa de Ramiro- contestó el doctor -voy directo a su oficina en el banco, tú sabes muy bien que desde temprano, sale de su casa para ir a trabajar. No puedo demorar más mujer debo salir cuanto antes, su llamado ha sido de emergencia-. El doctor Martel se despidio de su esposa con un beso, sus hijas aun dormían. Caminó unos pasos a la cochera subió a su auto y partió con rapidez a la cita urgente con su paciente. 
Ramiro Fuentes esperaba al doctor Martel en su elegante oficina del banco, esta tenia muebles finos y un amplio escritorio hecho de caoba, labrado con arte por un maestro artesano. Adornos finos sobre la credensa y mesas, cuadros de destacados pintores llenaban las paredes. Para Ramiro ahora todo aquello no tenia importancia, se sentía tan mal que le faltaba el aire y la cabeza parecía que iba a estallar. La espera por el doctor Martel se tornaba desesperada, sentía terror de que algo grave le sucediera, sin tener ayuda o apoyo. A los pocos minutos uno de sus asistentes abrió la puerta del despacho y anuncio al doctor, éste entró sin esperar el permiso, su paciente parecía que se iba a desmayar.
-Martel por fin llegas, fue una eternidad la espera- dijo el banquero con voz de angustia.
-Vine tan rápido como pude- contestó el doctor y sacó de su maletín el estetoscopio, comenzó a examinarlo, Ramiro tenia el rostro pálido y su presión era muy alta, inmediatamente le aplicó una inyección para bajarla. El doctor movió la cabeza con suma preocupación y dijo -Ramiro no puedes seguir con este ritmo de trabajo, tu cuerpo te esta dando señales de cansancio y stress, que haces a estás horas de la mañana en tu oficina en vez de estar disfrutando de un delicioso desayuno junto a tu familia-.
-Martel- respondió Ramiro -estoy en mi oficina porque tengo que trabajar y cuidar mi banco, sabes bien lo que me ha costado fundarlo y hacer de él, el primer banco del pais, no puedo descuidarlo, debo estar atento a todos los manejos dentro del sistema-. 
El doctor volvió a decir con tono grave -si sigues con esta forma de trabajar lo único que vas a conseguir es un lugar en el Campo Santo, lo que digo va en serio. No puedes seguir laborando catorce o quince horas diarias, necesitas descansar, tomar las cosas con más calma, irte de vacaciones con tu familia- luego le sugirió recostarse en uno de los mueble amplios de la oficina. Ramiro no debía hablar para no estresarse más, eso no era bueno en su estado actual.
Ramiro Fuentes era el primer banquero del pais, su fortuna la habia logrado gracias a la fabricación de harina de pescado, él fue el primer pesquero en industrializar dicho producto y llevarlo a la exportación, esta actividad le dio grandes ganancias que le permitieron fundar su banco junto a un grupo de accionistas. Velar por su institución bancaria era su prioridad, por eso se desvelaba día y noche sin descanso para lograr mantener a su banco entre los primeros y estar siempre con los avances de ultima generación en cuanto a manejo financiero se trataba. Era tan exigente consigo mismo que descuidaba a su familia, su esposa Teodora y sus hijos Elsy y Luis se lo reclamaban. Ramiro reconocía que esto era verdad pero su trabajo lo absorbía de tal manera que apenas notaba el cambio de horario. Todo el tiempo pedía a sus gerentes informes escritos y explicaciones de como iba su institución bancaria, muchas veces no controlaba su carácter y al primer tras pies, estallaba en gritos. Al doctor Oscar Martel le tenia gran confianza y respeto, solo a él obedecía por eso éste le aconsejaba:
-Comprendo tu preocupación y control sobre tu banco pero tienes que delegar funciones a tus gerentes, ellos, están capacitados para resolver los problema y llevar una buena dirección en el manejo del banco. Delega funciones Ramiro esas son las palabras clave o te iras de este mundo y no puedes llevarte el banco. Además descuidas a tu familia y ellos lo resienten. Luis que se supone va llevar las riendas de la institución en el futuro, no conoce tu trabajo ni como funciona. Elsy tu hija también debe estar preparada para apoyar a su hermano. ¿Hablas con ellos al respecto? perdona que sea directo y te pregunte esto pero no los conoces bien, ni conversas sobre sus gustos y hobbies - concluyó el doctor.
Ramiro esta vez no contestó, guardó silencio en el fondo reconocía que su amigo y doctor tenia razón, se sentía culpable de tal situación.
La familia del doctor Martel por otro lado estaba muy unida de eso se vanagloriaba el doctor, siempre agradecia a su esposa por ser ella la gestora principal de la buena organización en el hogar y de fomentar la unión y amor entre sus hijas. Fanny la mayor de todas era muy delicada en su trato y le gustaba hasta un punto la perfección en la cosas que hacia. Estaba por comprometerse de novia con el enamorado de su juventud, ambos tenían veintitrés años.  Liza era lo opuesto de su hermana, siempre estaba con sus libros y era un poco descuidada con sus cosas. Estudiaba biología y quería dedicarse a la investigación.  Mery la menor de las tres, vivia soñando en su propio mundo y le gustaba imaginar que viajaba para conocer diferentes paises. Estaba en el ultimo año de colegio y aun no sabia que quería estudiar.
Después de tomar el desayuno Fanny le preguntaba a su madre: 
-¿Crees qué este vestido está bien para mañana a la hora del compromiso? Vienen los padres de Umberto y quiero estar elegante para la pedida de mano.
-El vestido esta muy bien y te queda perfecto, es muy asentador para tu figura-. contestó la madre.
Fanny se ponía el vestido sobre su cuerpo y se miraba en el espejo, daba una vuelta de un lado a otro para comprobar que ese era el vestido que la haría lucir elegante. 
Felicia era una madre conservadora y tradicional, para ella, ver casadas a sus tres hijas era lo correcto y que cada una forme su hogar significaba que habia cumplido con su deber de madre. Pero no contaba conque ellas tenia sus propias ideas de como querian vivir. Fanny era la que más se parecía a su madre, le gustaba la idea de ser esposa y tener hijos. Liza era diferente y siempre decia levantando la mano:
-Por favor madre, a mi retírame de tu lista de bodas, yo no me voy a casar, primero deseo terminar mi carrera y dedicarme a la investigación, para ello tendré que viajar fuera del pais-.
La madre cuando escuchaba esos deseos de su hija, se ponía la mano en la frente y comentaba despacio:
-Paciencia Felicia, paciencia-. 
Mery era todavía muy joven y no contaba su opinión con respecto a las bodas, ella tenia un concepto muy vago de todo eso pero le encantaba escuchar la conversación de su madre y sus hermanas. En la casa del doctor Martel existía una admosfera de confianza y amor.


CONTINUARÁ               
                              

 

lunes, 10 de febrero de 2025

TRES HISTORIAS... ¿DONDE ESTÁ JOEL?

Mariane regresó con la buena noticia a la casa de sus padres. Alfredo habló con ambos para pedir la mano de su hija: -Señor Antenor y señora Alegría, estoy aquí para pedir la mano de Mariane, mis intenciones siempre han sido serias. Quiero decir también que la amo y que haré lo imposible por hacerla feliz-.
Antenor fue el que contestó -te concedo la mano de Mariane, siempre supe que tú eras un hombre serio y responsable que sabrás hacer feliz a mi hija, como ella se lo merece, te llevas a mi joya y espero que sean felices los dos-. 
Luego vinieron los abrazos y las felicitaciones, Alegría se sentía emocionada por su hija, no podía contener las lágrimas.
-Madre- dijo Mariane -espero que esas lágrimas sean de felicidad, me voy a casar y estaré cerca de ustedes no te preocupes, siempre vendremos con Alfredo a visitarlos-.
-Si mi querida hija, yo sé que así será, estoy feliz ¡claro que si!- contestó Alegría. 
Ahora preparar la boda era un verdadero trabajo, mientras Alfredo conversaba con Antenor, Mariane y su madre hablaban de como organizar la boda. El trabajo de ella en la oficina no iba a permitirle estar detrás de todos los detalles, pero confió a su madre los arreglos y además le sugirió contratar una experta en organización de bodas para que las asesore y ayude en los detalles. Del vestido de novia, se encargaría Mariane, ella deseaba escogerlo a su gusto y que el entalle del mismo sea lo ideal. 
En la casa de la familia había gran emoción por el matrimonio de la hija mayor, las amigas de Alegría ya se habían enterado de la boda, solo esperaban las invitaciones. 
Concepción como no podía faltar, ella se ofreció a regalar la tarta de novios. Era experta repostera y su regalo sería un pastel de cuatro pisos, ella lo había prometido y así lo haría. Mariane agradeció el gesto y el regalo, no esperaba menos de su amiga y vecina. A Beti-Flor le preguntó si ella quería ser una de sus damas de honor en la boda, la joven gustosa aceptó y comenzó a planificar como sería el color y vestido de dama. También le pidió a su amiga Ely ser dama de honor en su boda, ésta al instante contestó que si, no podía negarse, si Mariane era una de sus mejores amigas. Ely hablaría de inmediato con Beti-Flor para ponerse de acuerdo con respecto al modelo del vestido que iban a usar. La niña de las flores sería una vecinita que siempre saludaba a Mariane y era encantadora. 
Los días pasaban y el tiempo no daba tregua, Mariane por fin compró su vestido, era hermoso y ella se vería preciosa con su traje de novia. Cuando lo llevó a su casa, se lo enseñó a su madre, ésta quedó maravillada -el vestido es precioso- respondió -vas a ser la novia más bella-.
-Gracias madre, yo sé que para ti  soy la más bella, pero tengo que decirte que voy a comprar varias tiras de perlas para coserlas al vestido- dijo esto mientras miraba en que lugares irían cosidas las perlas.
Su madre cambió la expresión de su rostro y con voz trémula exclamó -¡no hija, no!  te suplico, no hagas eso, dime que soy supersticiosa y que creo en cosas falsas, dime lo que quieras pero promete que no coserás perlas en tu vestido de novia porque eso significan lágrimas. Las perlas son bellas en joyas como collares, aretes, sortijas pero para una novia es mejor no llevarlas, te ruego no pongas perlas. Tu traje de por si es bello, no necesita más adornos-.
-Madre no creas en esas cosas, son fantasías- contestó Mariane sorprendida por las palabras de Alegría
-Te pido por favor hija,  si en algo me quieres compláceme en esto que te habló, deseo que seas feliz y puedas vivir una vida plena- respondió Alegría, su hija merecía lo mejor.
Mariane muy a su pesar aceptó lo que su madre suplicaba, no deseaba contrariarla, ni iniciar una discusión. Superado ese momento se abocaron a los preparativos de la boda, nada debía quedar al azar. Cada detalle era consultado con Mariane desde las flores en la iglesia, hasta el decorado del salón donde sería la fiesta. 
Mariane consultaba lo más mínimo sobre los preparativos con Alfredo y él daba su opinión de las cosas que deseaba en la ceremonia pero le advertía que ella tenía la última palabra en el decorado de la iglesia y del salón de recepciones  -mi querida Mariane yo no sé mucho de  colores y flores que hagan juego con los manteles y demás, para mí lo que tú decidas estará bien, puedo darte una opinión general y nada más-. 
-Alfredo al menos dime que platos servir en la fiesta, quisiera tu opinión- comentó Mariane.
Los dos terminaron escogiendo los platos que servirían en la boda, era algo más fácil de elegir para él. Alfredo después comentó con su futura esposa que ya tenía el terno que vestiría en la boda. Era tal cual lo habían escogido unos días antes. Todos los amigos y familiares estaban felices con el futuro enlace, la fecha ya estaba cerca.
Una semana antes de la ceremonia, Concepción recibió una carta de Cajamarca, era de su hermana mayor y madre biológica de Beti-Flor, en ella escribía: 
-Mi estimada Concepción.
Te escribo estas líneas para darte las gracias por haber criado a Beti-Flor, has hecho de ella una gran persona y una linda joven. Quiero pedirte además que le digas que se olvide de mí para siempre yo no existo porque su única madre eres tú. Te doy las gracias de nuevo, siempre tuve mucha fe en ti y en Beti-Flor.
Así terminaba la carta, eran solo unas líneas. Concepción mostró la misiva a su esposo Noel y agregó:
-Crees que debo darle esta carta a nuestra hija-.
Noel leyó las líneas escritas y respondió -ahora no es el momento de darle esta carta, deja que nuestra hija viva su juventud en paz, tal vez de aquí a un tiempo esté lista para aceptar lo que escribe en la carta- fueron las palabras finales de Noel y Concepción estuvo de acuerdo, la tranquilidad de la joven estaba primero.
Los preparativos de la boda se encontraban casi listos, solo faltaban algunos detalles para que el gran día llegue. Nada había quedado sin ser revisado por Mariane, su madre fue de gran ayuda para ella.
Faltando un día antes de la boda llegó a su casa Joel, el hermano de Mariane, no podía faltar a esa gran celebración. Abrazó a su hermana y le dijo -mi querida Mariane, no sabes lo feliz que estoy de saber que te cases con Alfredo, él va ser un buen compañero para ti. Quiero pedirte perdón por lo que te hice sufrir unos meses atrás, gracias a ti pude salir con vida de mi encierro. Ahora me siento mejor para empezar una nueva vida- terminó de agregar.
Mariane sonrió y abrazó a su hermano luego confeso -sin ti, hubiera sido muy difícil continuar con  mi vida, eres mi hermano pequeño y el consentido de la familia- agregó Mariane.
Los padres también eran felices de tener a Joel de nuevo en el hogar, Antenor no hizo preguntas, le bastaba saber que su hijo ahora eligió en el camino correcto. 
Joel se quedaría definitivamente en la ciudad, para fundar su propia empresa de servicios y publicidad digital, conocía muy bien como navegar en el mundo de internet. 
Para Mariane el gran día de su boda había llegado, se levantó temprano para asistir al salón y hacer los tratamientos necesarios de una novia, apenas desayunó y salió rápido de su casa, su madre iría más tarde a reunirse con ella.
Los nervios la consumían de regreso a su hogar se le veía resplandeciente y maquillada, con el velo de novia lucía hermosa. Una hora antes de salir ya estaba lista con su vestido de novia, cuando su familia se reunió quedaron sin aliento de ver a la novia que lucía su gran belleza. Se tomaron juntos varias fotos que irían al álbum familiar como un feliz recuerdo. Luego el padre dijo: -Mariane ya es la hora, debemos ir a la iglesia-.
Cuando llegaron la novia y su padre con su comitiva, en el recinto ya había mucha gente, entre ellos los padres del novio y demás familiares, entre los amigos se encontraba Augusto y su esposa, especialmente invitados.  La niña de las flores entró primero para anunciar que entraban las damas y la novia junto a su padre. Todos admiraron la bella y felicidad que irradiaba la novia, Alfredo en el altar esperaba sonriente, no podía dejar de admirar a Mariane que pronto sería su esposa. El padre que celebró la misa tuvo palabras de elogio para los novios y sentida emoción. Al terminar la ceremonia y declararlos marido y mujer, salieron del brazo, atrás de ellos iban los padres de ambos, los familiares y los amigos. 
Entre la gente que esperaba afuera de la iglesia se encontraba Salvador, que sonriente saludó a la novia, ella devolvió el saludo y tomó del brazo a su esposo, Alfredo era su presente, el pasado  no existía. Los novios felices saludaban con la mano a los invitado, para ellos se abría un nuevo camino lleno de amor. Subieron al carro nupcial y partieron con destino a la fiesta donde celebrarían el feliz enlace. Bailaron y disfrutaron casi hasta el amanecer antes de despedirse y partir a su viaje de luna de miel. 
Solo el tiempo demostró que Mariene estaba equivocada, ella tuvo dos preciosas niñas que llegaron para completar la dicha del hogar. La niña mayor era igualita a su madre y la menor llegó al año siguiente, también se parecía a su madre. Alfredo era el hombre más feliz porque entre su esposa y sus hijas era el mimado del hogar. Los sueños para la pareja se habían convertido en realidad y el cielo les otorgo su bendición con  dos preciosas niñas.


FIN          

          
             

 

lunes, 3 de febrero de 2025

TRES HISTORIAS... ¿DONDE ESTÁ JOEL?

Habían pasado algunos días desde que encontraron a Esperancita y a su hijo en grave peligro, por suerte Alegría, Concepción y Antenor actuaron a tiempo y  salvaron sus vidas. La emergencia pasó y Esperancita se encontraba de nuevo en casa junto con su hijo Roberto, los dos recuperados completamente del grave peligro. Sus amigas y vecinas la ayudaban a poner en orden la casa y los pocos muebles que quedaban, Antenor explicó a Esperancita cómo debía hacer para vender su casa y tener un capital que le sirva para  comprar de un pequeño departamento e invertir el dinero restante, con el pago de los intereses por su inversión podían vivir  ella y su hijo. Alegría y Concepción le comentaron que no muy lejos del vecindario había un edificio donde todavía se vendían departamentos.
Concepción sugirió -mi querida amiga, si te mudas a ese edificio siempre vas a estar cerca de nosotras y nos vamos a poder reunir cada viernes-.
Esperancita escuchaba los consejos de sus amigas con gran atención, ella no podía negar que en el fondo se sentía avergonzada después de los momentos graves que vivió y que todo el mundo lo sabía, en un lugar apartado de la casa junto  Alegría comentó -doy mil gracias a todas ustedes por la ayuda que me brindan, a ti y Concepción especialmente por haber salvado mi vida y la de Roberto, pero siento vergüenza de que todos en el vecindario sepan que quise acabar con mi vida, sin pensar que había una solución a mi problema-. 
Alegría contestó -olvida todo aquello, en la vida todos podemos pasar por momentos desesperados y podemos tomar decisiones desesperadas, nadie está libre. Entre nosotras no juzgamos, solo queremos ayudarte-. 
Esperancita abrazó a su amiga, sus palabras la habían tranquilizado, las cosas comenzaban a tener un orden para ella y su hijo. A los pocos días Roberto fue a la empresa para buscar Alfredo y él cumpliendo su promesa le dio la plaza de trabajo que necesitaba como agente de seguridad, la semana próxima comenzaría a trabajar. 
La vida volvía a tener sentido, el sol parecía más luminoso en el horizonte, todas las cosas volvían a su cauce natural.
Mariane regresó a su trabajo, sus vacaciones habían terminado, su amiga Ely en la oficina le preguntaba -Mariane, ¿cómo estás?, ¿qué tal estuvieron tus vacaciones? ¿saliste de viaje?-.
-Ely, no quiero recordar mis días  de vacaciones, tengo que ser sincera fueron para nunca olvidar. No pude salir de viaje y pase todo el mes en casa. Lo bueno de esos días es que he conocido una persona con la que estoy saliendo y con la que me siento bien a su lado- terminó de decir Mariane y se quedó pensativa sonriendo, recordaba Alfredo y su romance. Ambos estaban viviendo un amor que los llenaba.
-Mariane- dijo Ely -cuéntame todo con respecto a tu nuevo romance, no sabes que felicidad siento por ti, porque después de la experiencia tan triste con Salvador, no querías nada con nadie y gracias al cielo te veo ahora tan feliz y rozagante-.
Mariane comentó a su amiga algunos detalles sobre su encuentro con Alfredo y como lo conoció, omitió todo el tema relacionado con su hermano, solo dijo que al conocerlo se sintió feliz y en confianza, conversar con él y estar a su lado le daba mucha felicidad: -Ely, yo creo que nos complementamos el uno con el otro- dijo al final Mariane al final.
Joel por otro lado no podía quejarse, el aislamiento en la casa de campo de sus padres le daba la paz que buscaba, muy temprano en la mañana salía a caminar, llegaba al pueblo más cercano y tomaba un buen desayuno que lo llenaba de energía. Se estaba recuperando lentamente, pero aún tenía que luchar contra sus demonios que lo dominaban y las pesadillas que no se terminaban. Cuando se ponía mal se repetía en voz alta...¡Todo va estar bien! Para ocupar su tiempo se dedicó a pintar algunas habitaciones donde la pintura estaba deteriorada, también hacía algunos arreglos de carpintería que ocupaban su día a día. Cuidaba con esmero la colección de cactus que era de su padre, eran más de cincuenta plantas, realmente cada una de admirar. En ese momento no tenía idea cuando iba a regresar a la capital pero no sentía ningún apremio por llegar de nuevo a la ciudad. Eso si, no fallaba de llamar a su madre por teléfono una vez a semana para que no se ponga nerviosa y piense que algo a pasado con su hijo -Si ella supiera la verdad- decía Joel para si mismo con pesar.
Las semanas pasaban y el tiempo no se detenía, Esperancita por fin se mudó a su nuevo departamento y su hijo Roberto ya trabajaba de manera formal en la misma empresa de Alfredo, sus vidas habían dado un vuelco de 360 grados. Ella feliz vivía esta nueva etapa con los ingresos de su inversión y el dinero que le alcanzaba su hijo Roberto, con eso podía llevar la casa sin apremios, ni dolor, no habían lujos, ni joyas, ni dinero que gastar, de ello no se quejaba, el cambio le había hecho bien a ella y a su hijo.
Alfredo y Mariane vivían su amor con la pasión y el cariño que se prodigaban, estaban contentos de haberse encontrado, de haber coincidido en este momento de sus vidas, salían juntos, viajaban y disfrutaban de la mutua compañía 
Alegría comentaba con su esposo Antenor -siento que nuestra hija está cada día más feliz, se nota en la expresión de su rostro. Tengo por momentos temor que este amor termine sin una salida-.
-No seas tan pesimista mujer- contestó el esposo -no pienses demasiado y déjala vivir su vida, nuestra hija es una mujer adulta y sabe hacía donde va. Además me parece que Alfredo es un hombre serio y adulto para estar jugando a los noviecitos, dejemos que el tiempo diga lo que ha de ser-. concluyó Antenor.  
Concepción en su casa comentaba con su esposo Noel -sabes que siento una gran tranquilidad al saber que la vida a cobrado un nuevo orden, puedo verlo en Esperancita cada vez que nos encontramos, ella se siente feliz. Por otro lado Beti-Flor a vuelto a sonreír y la veo más animada después de su terrible experiencia con su madre biológica. Ahora sale con sus amigas y a vuelto aceptar invitaciones de algún joven  para ir a una fiesta, está de nuevo viviendo su vida de una joven. 
-Sí, debo aceptar que tienes razón, Beti-Flor es la misma de antes, creo que ya superó el dolor o al menos ha aprendido a manejarlo, nunca es fácil aceptar que tu propia madre te rechace, como lo hizo tu hermana- sentenció Noel con tristeza.
Mariane después del trabajo  fue a reunirse con Alfredo a un elegante restaurante de la ciudad era muy exclusivo y famoso por su deliciosa comida. A la hora de hablar por teléfono con Alfredo, notó que su novio estuvo algo misterioso, él muy serio le dijo: -Mariane tengo que hablar contigo es muy importante, te perece si nos vemos en el restaurante de siempre-. Ella no podía saber que es lo que en realidad deseaba decirle, no explicó nada en lo absoluto. 
Tal vez quería terminar con ella,  pensó, si es así no iba hacer preguntas ni poner objeciones solo aceptaría  la realidad para seguir su camino. Habían pasado seis meses desde que comenzaron su romance, siempre creyó que él también estaba a gusto a su lado, era imposible sospechar lo contrario.
Con un vestido de color azul y bellos zapatos negros de charol, se presentó Mariane en el restaurante a la hora convenida, ya se encontraba Alfredo en el lugar como siempre impecable y bien vestido, con el perfume de su colonia fina.
Alfredo al ver entrar a su novia se puso de pie y la saludo con un beso tierno: -querida estaba esperando por ti como te hable por  teléfono, tenemos que conversar de algo muy importante que nos compete a los dos- finalizó Alfredo.
Un poco preocupada y en guardia para esperar lo peor, Mariane contestó -no sé que puede ser tan importante que me hablas tan serio-. 
Alfredo sonrió y respondió -Por favor, escucha sin interrumpirme- dijo con un tono grave en la voz
 -nosotros nos conocemos cerca de seis meses, el tiempo suficiente para  saber- tensión en el ambiente Mariane esperaba lo peor, Alfredo continuó -que eres tú la persona con quien yo deseo pasar el resto de mi vida- del bolsillo de su saco, extrajo un precioso anillo de compromiso, hincándose en el piso  hizo la pregunta -¿Mariane quieres casarte conmigo?-.
La pregunta desarmó a Mariane, ella no esperaba una propuesta de matrimonio, si no todo lo contrario, se calmó y contestó -Alfredo por favor ponte de pie y toma asiento- el novio hizo lo propio y escuchó lo que tenía que decir Mariane -tu pregunta me ha dejado sin palabras, créeme que no pensé que me ibas a proponer matrimonio, nos conocemos hace solo seis meses y no sé si es suficiente como tú dices. Tal vez nosotros no debemos casarnos, yo tengo que decir algo importante, he cumplido treintaicinco años y no sé si voy a poder tener familia, seguro tú querrás tener hijos y yo no sé que puede suceder, te das cuenta de la situación-.
Alfredo contestó -Yo tengo la misma edad, si esa es tu preocupación olvídala, yo no me caso contigo para tener hijos, me caso porque quiero que seas mi compañera de vida, deseo compartir contigo mis días y mis noches. Si el cielo quiere darnos hijos, serán bien venidos y si no,  es la voluntad de Dios. ¿Aceptas mi propuesta?-. 
-¿Estás seguro de lo que dices?- preguntó al final Mariane.
-Si, estoy completamente seguro- contestó Alfredo.
-Si es así, acepto, digo si desde el fondo de mi corazón- agregó Mariane con una sonrisa. 
Alfredo tomó sus manos y puso en su dedo el hermoso anillo con el que sellaba el compromiso entre los dos. No habia palabras para describir la felicidad de los novios, estaban viviendo la etapa más bonita de su relacion. Ambos eran consientes de lo que sentían y querian vivir.


CONTINUARÁ