lunes, 3 de febrero de 2025

TRES HISTORIAS... ¿DONDE ESTÁ JOEL?

Habían pasado algunos días desde que encontraron a Esperancita y a su hijo en grave peligro, por suerte Alegría, Concepción y Antenor actuaron a tiempo y  salvaron sus vidas. La emergencia pasó y Esperancita se encontraba de nuevo en casa junto con su hijo Roberto, los dos recuperados completamente del grave peligro. Sus amigas y vecinas la ayudaban a poner en orden la casa y los pocos muebles que quedaban, Antenor explicó a Esperancita cómo debía hacer para vender su casa y tener un capital que le sirva para  comprar de un pequeño departamento e invertir el dinero restante, con el pago de los intereses por su inversión podían vivir  ella y su hijo. Alegría y Concepción le comentaron que no muy lejos del vecindario había un edificio donde todavía se vendían departamentos.
Concepción sugirió -mi querida amiga, si te mudas a ese edificio siempre vas a estar cerca de nosotras y nos vamos a poder reunir cada viernes-.
Esperancita escuchaba los consejos de sus amigas con gran atención, ella no podía negar que en el fondo se sentía avergonzada después de los momentos graves que vivió y que todo el mundo lo sabía, en un lugar apartado de la casa junto  Alegría comentó -doy mil gracias a todas ustedes por la ayuda que me brindan, a ti y Concepción especialmente por haber salvado mi vida y la de Roberto, pero siento vergüenza de que todos en el vecindario sepan que quise acabar con mi vida, sin pensar que había una solución a mi problema-. 
Alegría contestó -olvida todo aquello, en la vida todos podemos pasar por momentos desesperados y podemos tomar decisiones desesperadas, nadie está libre. Entre nosotras no juzgamos, solo queremos ayudarte-. 
Esperancita abrazó a su amiga, sus palabras la habían tranquilizado, las cosas comenzaban a tener un orden para ella y su hijo. A los pocos días Roberto fue a la empresa para buscar Alfredo y él cumpliendo su promesa le dio la plaza de trabajo que necesitaba como agente de seguridad, la semana próxima comenzaría a trabajar. 
La vida volvía a tener sentido, el sol parecía más luminoso en el horizonte, todas las cosas volvían a su cauce natural.
Mariane regresó a su trabajo, sus vacaciones habían terminado, su amiga Ely en la oficina le preguntaba -Mariane, ¿cómo estás?, ¿qué tal estuvieron tus vacaciones? ¿saliste de viaje?-.
-Ely, no quiero recordar mis días  de vacaciones, tengo que ser sincera fueron para nunca olvidar. No pude salir de viaje y pase todo el mes en casa. Lo bueno de esos días es que he conocido una persona con la que estoy saliendo y con la que me siento bien a su lado- terminó de decir Mariane y se quedó pensativa sonriendo, recordaba Alfredo y su romance. Ambos estaban viviendo un amor que los llenaba.
-Mariane- dijo Ely -cuéntame todo con respecto a tu nuevo romance, no sabes que felicidad siento por ti, porque después de la experiencia tan triste con Salvador, no querías nada con nadie y gracias al cielo te veo ahora tan feliz y rozagante-.
Mariane comentó a su amiga algunos detalles sobre su encuentro con Alfredo y como lo conoció, omitió todo el tema relacionado con su hermano, solo dijo que al conocerlo se sintió feliz y en confianza, conversar con él y estar a su lado le daba mucha felicidad: -Ely, yo creo que nos complementamos el uno con el otro- dijo al final Mariane al final.
Joel por otro lado no podía quejarse, el aislamiento en la casa de campo de sus padres le daba la paz que buscaba, muy temprano en la mañana salía a caminar, llegaba al pueblo más cercano y tomaba un buen desayuno que lo llenaba de energía. Se estaba recuperando lentamente, pero aún tenía que luchar contra sus demonios que lo dominaban y las pesadillas que no se terminaban. Cuando se ponía mal se repetía en voz alta...¡Todo va estar bien! Para ocupar su tiempo se dedicó a pintar algunas habitaciones donde la pintura estaba deteriorada, también hacía algunos arreglos de carpintería que ocupaban su día a día. Cuidaba con esmero la colección de cactus que era de su padre, eran más de cincuenta plantas, realmente cada una de admirar. En ese momento no tenía idea cuando iba a regresar a la capital pero no sentía ningún apremio por llegar de nuevo a la ciudad. Eso si, no fallaba de llamar a su madre por teléfono una vez a semana para que no se ponga nerviosa y piense que algo a pasado con su hijo -Si ella supiera la verdad- decía Joel para si mismo con pesar.
Las semanas pasaban y el tiempo no se detenía, Esperancita por fin se mudó a su nuevo departamento y su hijo Roberto ya trabajaba de manera formal en la misma empresa de Alfredo, sus vidas habían dado un vuelco de 360 grados. Ella feliz vivía esta nueva etapa con los ingresos de su inversión y el dinero que le alcanzaba su hijo Roberto, con eso podía llevar la casa sin apremios, ni dolor, no habían lujos, ni joyas, ni dinero que gastar, de ello no se quejaba, el cambio le había hecho bien a ella y a su hijo.
Alfredo y Mariane vivían su amor con la pasión y el cariño que se prodigaban, estaban contentos de haberse encontrado, de haber coincidido en este momento de sus vidas, salían juntos, viajaban y disfrutaban de la mutua compañía 
Alegría comentaba con su esposo Antenor -siento que nuestra hija está cada día más feliz, se nota en la expresión de su rostro. Tengo por momentos temor que este amor termine sin una salida-.
-No seas tan pesimista mujer- contestó el esposo -no pienses demasiado y déjala vivir su vida, nuestra hija es una mujer adulta y sabe hacía donde va. Además me parece que Alfredo es un hombre serio y adulto para estar jugando a los noviecitos, dejemos que el tiempo diga lo que ha de ser-. concluyó Antenor.  
Concepción en su casa comentaba con su esposo Noel -sabes que siento una gran tranquilidad al saber que la vida a cobrado un nuevo orden, puedo verlo en Esperancita cada vez que nos encontramos, ella se siente feliz. Por otro lado Beti-Flor a vuelto a sonreír y la veo más animada después de su terrible experiencia con su madre biológica. Ahora sale con sus amigas y a vuelto aceptar invitaciones de algún joven  para ir a una fiesta, está de nuevo viviendo su vida de una joven. 
-Sí, debo aceptar que tienes razón, Beti-Flor es la misma de antes, creo que ya superó el dolor o al menos ha aprendido a manejarlo, nunca es fácil aceptar que tu propia madre te rechace, como lo hizo tu hermana- sentenció Noel con tristeza.
Mariane después del trabajo  fue a reunirse con Alfredo a un elegante restaurante de la ciudad era muy exclusivo y famoso por su deliciosa comida. A la hora de hablar por teléfono con Alfredo, notó que su novio estuvo algo misterioso, él muy serio le dijo: -Mariane tengo que hablar contigo es muy importante, te perece si nos vemos en el restaurante de siempre-. Ella no podía saber que es lo que en realidad deseaba decirle, no explicó nada en lo absoluto. 
Tal vez quería terminar con ella,  pensó, si es así no iba hacer preguntas ni poner objeciones solo aceptaría  la realidad para seguir su camino. Habían pasado seis meses desde que comenzaron su romance, siempre creyó que él también estaba a gusto a su lado, era imposible sospechar lo contrario.
Con un vestido de color azul y bellos zapatos negros de charol, se presentó Mariane en el restaurante a la hora convenida, ya se encontraba Alfredo en el lugar como siempre impecable y bien vestido, con el perfume de su colonia fina.
Alfredo al ver entrar a su novia se puso de pie y la saludo con un beso tierno: -querida estaba esperando por ti como te hable por  teléfono, tenemos que conversar de algo muy importante que nos compete a los dos- finalizó Alfredo.
Un poco preocupada y en guardia para esperar lo peor, Mariane contestó -no sé que puede ser tan importante que me hablas tan serio-. 
Alfredo sonrió y respondió -Por favor, escucha sin interrumpirme- dijo con un tono grave en la voz
 -nosotros nos conocemos cerca de seis meses, el tiempo suficiente para  saber- tensión en el ambiente Mariane esperaba lo peor, Alfredo continuó -que eres tú la persona con quien yo deseo pasar el resto de mi vida- del bolsillo de su saco, extrajo un precioso anillo de compromiso, hincándose en el piso  hizo la pregunta -¿Mariane quieres casarte conmigo?-.
La pregunta desarmó a Mariane, ella no esperaba una propuesta de matrimonio, si no todo lo contrario, se calmó y contestó -Alfredo por favor ponte de pie y toma asiento- el novio hizo lo propio y escuchó lo que tenía que decir Mariane -tu pregunta me ha dejado sin palabras, créeme que no pensé que me ibas a proponer matrimonio, nos conocemos hace solo seis meses y no sé si es suficiente como tú dices. Tal vez nosotros no debemos casarnos, yo tengo que decir algo importante, he cumplido treintaicinco años y no sé si voy a poder tener familia, seguro tú querrás tener hijos y yo no sé que puede suceder, te das cuenta de la situación-.
Alfredo contestó -Yo tengo la misma edad, si esa es tu preocupación olvídala, yo no me caso contigo para tener hijos, me caso porque quiero que seas mi compañera de vida, deseo compartir contigo mis días y mis noches. Si el cielo quiere darnos hijos, serán bien venidos y si no,  es la voluntad de Dios. ¿Aceptas mi propuesta?-. 
-¿Estás seguro de lo que dices?- preguntó al final Mariane.
-Si, estoy completamente seguro- contestó Alfredo.
-Si es así, acepto, digo si desde el fondo de mi corazón- agregó Mariane con una sonrisa. 
Alfredo tomó sus manos y puso en su dedo el hermoso anillo con el que sellaba el compromiso entre los dos. No habia palabras para describir la felicidad de los novios, estaban viviendo la etapa más bonita de su relacion. Ambos eran consientes de lo que sentían y querian vivir.


CONTINUARÁ 


       
  
             

 

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