lunes, 10 de febrero de 2025

TRES HISTORIAS... ¿DONDE ESTÁ JOEL?

Mariane regresó con la buena noticia a la casa de sus padres. Alfredo habló con ambos para pedir la mano de su hija: -Señor Antenor y señora Alegría, estoy aquí para pedir la mano de Mariane, mis intenciones siempre han sido serias. Quiero decir también que la amo y que haré lo imposible por hacerla feliz-.
Antenor fue el que contestó -te concedo la mano de Mariane, siempre supe que tú eras un hombre serio y responsable que sabrás hacer feliz a mi hija, como ella se lo merece, te llevas a mi joya y espero que sean felices los dos-. 
Luego vinieron los abrazos y las felicitaciones, Alegría se sentía emocionada por su hija, no podía contener las lágrimas.
-Madre- dijo Mariane -espero que esas lágrimas sean de felicidad, me voy a casar y estaré cerca de ustedes no te preocupes, siempre vendremos con Alfredo a visitarlos-.
-Si mi querida hija, yo sé que así será, estoy feliz ¡claro que si!- contestó Alegría. 
Ahora preparar la boda era un verdadero trabajo, mientras Alfredo conversaba con Antenor, Mariane y su madre hablaban de como organizar la boda. El trabajo de ella en la oficina no iba a permitirle estar detrás de todos los detalles, pero confió a su madre los arreglos y además le sugirió contratar una experta en organización de bodas para que las asesore y ayude en los detalles. Del vestido de novia, se encargaría Mariane, ella deseaba escogerlo a su gusto y que el entalle del mismo sea lo ideal. 
En la casa de la familia había gran emoción por el matrimonio de la hija mayor, las amigas de Alegría ya se habían enterado de la boda, solo esperaban las invitaciones. 
Concepción como no podía faltar, ella se ofreció a regalar la tarta de novios. Era experta repostera y su regalo sería un pastel de cuatro pisos, ella lo había prometido y así lo haría. Mariane agradeció el gesto y el regalo, no esperaba menos de su amiga y vecina. A Beti-Flor le preguntó si ella quería ser una de sus damas de honor en la boda, la joven gustosa aceptó y comenzó a planificar como sería el color y vestido de dama. También le pidió a su amiga Ely ser dama de honor en su boda, ésta al instante contestó que si, no podía negarse, si Mariane era una de sus mejores amigas. Ely hablaría de inmediato con Beti-Flor para ponerse de acuerdo con respecto al modelo del vestido que iban a usar. La niña de las flores sería una vecinita que siempre saludaba a Mariane y era encantadora. 
Los días pasaban y el tiempo no daba tregua, Mariane por fin compró su vestido, era hermoso y ella se vería preciosa con su traje de novia. Cuando lo llevó a su casa, se lo enseñó a su madre, ésta quedó maravillada -el vestido es precioso- respondió -vas a ser la novia más bella-.
-Gracias madre, yo sé que para ti  soy la más bella, pero tengo que decirte que voy a comprar varias tiras de perlas para coserlas al vestido- dijo esto mientras miraba en que lugares irían cosidas las perlas.
Su madre cambió la expresión de su rostro y con voz trémula exclamó -¡no hija, no!  te suplico, no hagas eso, dime que soy supersticiosa y que creo en cosas falsas, dime lo que quieras pero promete que no coserás perlas en tu vestido de novia porque eso significan lágrimas. Las perlas son bellas en joyas como collares, aretes, sortijas pero para una novia es mejor no llevarlas, te ruego no pongas perlas. Tu traje de por si es bello, no necesita más adornos-.
-Madre no creas en esas cosas, son fantasías- contestó Mariane sorprendida por las palabras de Alegría
-Te pido por favor hija,  si en algo me quieres compláceme en esto que te habló, deseo que seas feliz y puedas vivir una vida plena- respondió Alegría, su hija merecía lo mejor.
Mariane muy a su pesar aceptó lo que su madre suplicaba, no deseaba contrariarla, ni iniciar una discusión. Superado ese momento se abocaron a los preparativos de la boda, nada debía quedar al azar. Cada detalle era consultado con Mariane desde las flores en la iglesia, hasta el decorado del salón donde sería la fiesta. 
Mariane consultaba lo más mínimo sobre los preparativos con Alfredo y él daba su opinión de las cosas que deseaba en la ceremonia pero le advertía que ella tenía la última palabra en el decorado de la iglesia y del salón de recepciones  -mi querida Mariane yo no sé mucho de  colores y flores que hagan juego con los manteles y demás, para mí lo que tú decidas estará bien, puedo darte una opinión general y nada más-. 
-Alfredo al menos dime que platos servir en la fiesta, quisiera tu opinión- comentó Mariane.
Los dos terminaron escogiendo los platos que servirían en la boda, era algo más fácil de elegir para él. Alfredo después comentó con su futura esposa que ya tenía el terno que vestiría en la boda. Era tal cual lo habían escogido unos días antes. Todos los amigos y familiares estaban felices con el futuro enlace, la fecha ya estaba cerca.
Una semana antes de la ceremonia, Concepción recibió una carta de Cajamarca, era de su hermana mayor y madre biológica de Beti-Flor, en ella escribía: 
-Mi estimada Concepción.
Te escribo estas líneas para darte las gracias por haber criado a Beti-Flor, has hecho de ella una gran persona y una linda joven. Quiero pedirte además que le digas que se olvide de mí para siempre yo no existo porque su única madre eres tú. Te doy las gracias de nuevo, siempre tuve mucha fe en ti y en Beti-Flor.
Así terminaba la carta, eran solo unas líneas. Concepción mostró la misiva a su esposo Noel y agregó:
-Crees que debo darle esta carta a nuestra hija-.
Noel leyó las líneas escritas y respondió -ahora no es el momento de darle esta carta, deja que nuestra hija viva su juventud en paz, tal vez de aquí a un tiempo esté lista para aceptar lo que escribe en la carta- fueron las palabras finales de Noel y Concepción estuvo de acuerdo, la tranquilidad de la joven estaba primero.
Los preparativos de la boda se encontraban casi listos, solo faltaban algunos detalles para que el gran día llegue. Nada había quedado sin ser revisado por Mariane, su madre fue de gran ayuda para ella.
Faltando un día antes de la boda llegó a su casa Joel, el hermano de Mariane, no podía faltar a esa gran celebración. Abrazó a su hermana y le dijo -mi querida Mariane, no sabes lo feliz que estoy de saber que te cases con Alfredo, él va ser un buen compañero para ti. Quiero pedirte perdón por lo que te hice sufrir unos meses atrás, gracias a ti pude salir con vida de mi encierro. Ahora me siento mejor para empezar una nueva vida- terminó de agregar.
Mariane sonrió y abrazó a su hermano luego confeso -sin ti, hubiera sido muy difícil continuar con  mi vida, eres mi hermano pequeño y el consentido de la familia- agregó Mariane.
Los padres también eran felices de tener a Joel de nuevo en el hogar, Antenor no hizo preguntas, le bastaba saber que su hijo ahora eligió en el camino correcto. 
Joel se quedaría definitivamente en la ciudad, para fundar su propia empresa de servicios y publicidad digital, conocía muy bien como navegar en el mundo de internet. 
Para Mariane el gran día de su boda había llegado, se levantó temprano para asistir al salón y hacer los tratamientos necesarios de una novia, apenas desayunó y salió rápido de su casa, su madre iría más tarde a reunirse con ella.
Los nervios la consumían de regreso a su hogar se le veía resplandeciente y maquillada, con el velo de novia lucía hermosa. Una hora antes de salir ya estaba lista con su vestido de novia, cuando su familia se reunió quedaron sin aliento de ver a la novia que lucía su gran belleza. Se tomaron juntos varias fotos que irían al álbum familiar como un feliz recuerdo. Luego el padre dijo: -Mariane ya es la hora, debemos ir a la iglesia-.
Cuando llegaron la novia y su padre con su comitiva, en el recinto ya había mucha gente, entre ellos los padres del novio y demás familiares, entre los amigos se encontraba Augusto y su esposa, especialmente invitados.  La niña de las flores entró primero para anunciar que entraban las damas y la novia junto a su padre. Todos admiraron la bella y felicidad que irradiaba la novia, Alfredo en el altar esperaba sonriente, no podía dejar de admirar a Mariane que pronto sería su esposa. El padre que celebró la misa tuvo palabras de elogio para los novios y sentida emoción. Al terminar la ceremonia y declararlos marido y mujer, salieron del brazo, atrás de ellos iban los padres de ambos, los familiares y los amigos. 
Entre la gente que esperaba afuera de la iglesia se encontraba Salvador, que sonriente saludó a la novia, ella devolvió el saludo y tomó del brazo a su esposo, Alfredo era su presente, el pasado  no existía. Los novios felices saludaban con la mano a los invitado, para ellos se abría un nuevo camino lleno de amor. Subieron al carro nupcial y partieron con destino a la fiesta donde celebrarían el feliz enlace. Bailaron y disfrutaron casi hasta el amanecer antes de despedirse y partir a su viaje de luna de miel. 
Solo el tiempo demostró que Mariene estaba equivocada, ella tuvo dos preciosas niñas que llegaron para completar la dicha del hogar. La niña mayor era igualita a su madre y la menor llegó al año siguiente, también se parecía a su madre. Alfredo era el hombre más feliz porque entre su esposa y sus hijas era el mimado del hogar. Los sueños para la pareja se habían convertido en realidad y el cielo les otorgo su bendición con  dos preciosas niñas.


FIN          

          
             

 

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