lunes, 24 de marzo de 2025

TRES HISTORIAS... ¡TRABAJO, SOLO TRABAJO!

En casa del doctor Martel, su esposa Felicia y sus hijas sabían muy bien que mientras su padre hablaba por teléfono nadie debía interrumpirlo. Mery esperaba pacientemente que su padre termine de hablar para que ella pueda pedirle que firme el permiso para su viaje de promoción. La joven estaba emocionada, solo faltaba un mes para ese gran viaje que en su imaginación sería genial con todas sus amigas del colegio. 
Mientras, el doctor hablaba con su paciente Ramiro Fuentes. 
-Mi estimado doctor Martel- decía este- han pasado cuatro días desde que me diste el descanso médico y ya me siento mucho mejor, al punto que deseo ir al banco para ver como están las cosas, supongo que no tendré problemas de salud si voy a mi oficina y sigo tomando las pastillas que me recetaste-
-Rodrigo toma las cosas con calma, las pastillas te ayudan pero es el exceso de trabajo y el stress es el que te hace daño- contestó el doctor.
-No te preocupes- respondió Ramiro -te prometo que voy a tomar las cosas con calma, solo iré tres horas y luego regreso a seguir con mi descanso. He descubierto en estos días que estoy en casa que el cuerpo y la mente necesitas unas horas de ocio y serenidad para recuperarse del trajín diario, créeme, no hay nada más beneficioso que tener la mente en distracciones que no te afecten la salud-.
-Bueno, me da mucho gusto que comprendas y tomes las cosas con serenidad, piensa primero en tu salud- finalizó en doctor.
Ambos amigos se despidieron y la comunicación se cortó. Mery aprovechó ese instante para hablar con su padre, le mostró el documento del viaje para que lo firme. 
-Padre aquí esta el permiso para el viaje de promoción, debes firmarlo para que pueda ir-. señaló Mery.
El padre se detuvo unos segundos y dijo -no es tu madre la que firmas estos permisos-
-Mi madre dice que es mejor que tú lo firmes, ya que eres la máxima autoridad en el hogar- contestó su hija.
El doctor leyó el documento, era el permiso de viaje para hacer un tours por el sur del país, las alumnas del colegio visitarían en diez días Arequipa, Cusco y Puno. Era un viaje largo y sería la primera vez que Mery viajara sin la familia, ahora comprendía porque su esposa no quería firmar el permiso. Seguro Felicia sentía aprehensión de que su hija más pequeña vaya a un viaje sin la familia o sin su madre. 
-Padre firma el permiso por favor, deseo hacer ese viaje, todas mis amigas van a ir-. dijo Mery con voz de súplica.
Oscar Martel también sintió cierta preocupación, pero sabía que su hija estaba ilusionada con ese viaje, además las alumnas irían con varias profesoras y algunas madres de familia para ayudar a las profesoras. El doctor se acercó a su hija menor y habló: -Mery voy a firmar este permiso pero espero que seas responsable y siempre estés con el grupo, no debes alejarte de las profesoras.
Mery apenas escuchaba la voz de su padre, estaba tan feliz de poder viajar y sentir la libertad, solo se le ocurrió decir al final -si padre tu tienes toda la razón voy hacer lo que mandes-. 
El padre sonrió, sabía que su hija había inventado eso de la máxima autoridad en el hogar pero su autoridad y sus palabras siempre eran respetadas y sus sugerencias también.
Mery fue a buscar a sus hermanas para mostrar el permiso firmado por el padre, ella quería decirles que iba a viajar con su promoción.
 Felicia buscó a su esposo para preguntar si había firmado el permiso de Mery.
-Sí, he firmado el permiso de viaje ¿Porqué me preguntas eso Felicia? sabes bien que ella esperaba con mucha ilusión este viaje-.
-Oscar, no debiste firmar el permiso- argumentó la madre -tengo tantos temores con respecto a ello que no sé si debe viajar-.
-Felicia, nuestra hija, ha estado ilusionada con este viaje, desde hace semanas, además no va sola, las alumnas viajan con varias profesoras y madres de familia. Me sorprende que tú no hayas pedido para viajar con tu hija-. 
-No, no pedí viajar con Mery porque estoy viendo los preparativos de la boda de Fanny, tú sabes que eso lleva su tiempo y no es fácil.
-¡Un momento!- respondió el doctor a su esposa -los preparativos de la boda, Fanny no se va casar mañana, ella primero tiene que terminar sus estudios de la universidad y después se verá. Fanny y Umberto recién se han comprometido-.
-Por eso mismo Oscar hay que preparar todo con tiempo, así me dice la madre de Umberto-. agregó Felicia sorprendida de la respuesta de su esposo.
-Querida en otro momento vamos a conversar sobre esto, ahora debo ir a mi consultorio, mis pacientes esperan-.
El doctor Martel se despidio de su esposa y salió rápido de su casa con dirección a su consultorio. Su esposa no se quedó tranquila con el viaje de Mery pero no le podía negar el permiso, si su padre lo habia autorizado.
El consultorio del doctor Martel quedaba en una calle céntrica de la ciudad, cuando entró ya habían algunos pacientes esperando su turno, el saludo a todos y se disculpó en unos minutos comenzaría atender.
Los pacientes fueron atendidos uno a uno por el doctor Martel que como siempre su profesionalismo y su trato eran de primera, todos estaban de acuerdo y siempre salían satisfechos con su atención y sus recomendaciones. Era un doctor muy acertado.
El tiempo transcurría y ya había atendido a cinco o seis pacientes cuando la recepcionista hizo pasa a una pareja de esposos. El doctor les indicó que tomen asiento pero observó que el hombre tenía problemas para respirar y el color de su cara era de un rojo granate, en segundos sacó su estetoscopio para examinarlo, su esposa estaba sentada a su lado sin decir palabras, hasta ese instante no pasaba nada. Todo hacía prever que terminaría sus consultas como un día normal. No había terminado de escuchar el corazón del paciente cuando un ronquido fuerte como una queja salió de su garganta, el hombre se desplomó sobre el doctor y luego cayó al suelo, Oscar Martel apenas pudo sostenerlo, se inclinó en suelo y empezó hacerle masajes en el corazón para reanimarlo pero todo fue inútil, el paciente había sufrido un infarto fulminante  y estaba sin vida sobre el piso. La mujer que lo acompañaba se abalanzó sobre su esposo y comenzó a zarandearlo de la camisa mientras decía en voz alta -¡no  puedes morir! ¡no puedes dejarme sola! Oscar Martel estaba paralizado y atónito ante la escena dantesca que se desarrollaba frente a él, la mujer daba gritos sobre su esposo, luego comenzó a buscar en sus bolsillos, sacó todo el dinero que tenía y unas llaves, llamó a su hijo que se encontraba en la sala y le ordenó -ve a su oficina busca la caja fuerte, saca todo el dinero que encuentres y también las escrituras de propiedad del departamento. El hijo hizo caso y salió rápidamente. luego la mujer giró hacia el doctor y con voz fría comentó: 
-doctor yo no soy su esposa oficial, soy su conviviente, tengo que asegurarme de no quedar en medio de la calle, él tiene hijos mayores y van a quitarme todo si no me defiendo- señaló la mujer.
Todo esto ocurrió en segundos, el doctor apenas podía creer lo que veía, era como sacado de una película de terror.
-Señora debo llamar a la policía y a una ambulancia, su esposo ha sufrido un infarto violento y esta sin vida- comentó el doctor.
-Vuelvo a repetir doctor, no es mi esposo pero este es el número de teléfono de su casa, ahí esta su familia, yo debo retirarme, no tengo nada que hacer aquí, él murió de muerte natural, no hay culpa en mí- contestó la mujer y salió tan rápido como había venido.
El doctor llamó a la policía y al médico legista para certificar el deceso, también llamó a la familia oficial del difunto para que se lleven al padre. 
Con todos estos terribles acontecimientos el doctor Martel tuvo que suspender la atención a sus pacientes y esperar a que todo concluya. Cerca de las diez de la noche pudo cerrar su consulta no sin antes contestar todas las preguntas de la policía y de la familia del difunto. Los hijos mayores cargaron al padre en silencio, no había tristeza, ni dolor en sus rostros solo serenidad y resignación.  



CONTINUARÁ  

      

             
         

 

martes, 18 de marzo de 2025

TRES HISTORIAS...¡TRABAJO, SOLO TRABAJO!

El doctor Martel iba en su carro atento al camino, uno de sus pacientes lo había llamado con urgencia, se trataba del empresario Marcelo Haro dueño de dos grandes empresas de lanificios donde se fabricaban finas telas de lana de alpaca, todas para la exportación. Cuando habló con su paciente por teléfono, éste le explicaba que se sentía mal y deseaba una consulta, se encontraba en su domicilio. Eran las ocho de la mañana. 
El doctor Martel conocía a Marcelo Haro desde hace diez años, él era su médico de cabecera, su paciente vivía en lo alto de los cerros de la Molina en una zona muy exclusiva, su casa era elegante y bien decorada con objetos finos, su esposa Cintia lo ayudaba en la empresa que ambos dirigían. 
Cuando llegó a la puerta de la casa de la familia Haro y se presentó como el doctor, de inmediato el personal de servicio le abrió la puerta y lo condujo a la habitación del matrimonio, su paciente yacía en cama y su esposa Cintia  salió a su encuentro para saludar y decirle: -doctor Martel buenos días que gusto saludarlo y gracias por venir tan pronto lo llamamos, se trata de mi esposo, como usted puede ver, se encuentra postrado pero no habló más y que él sea el que le explique lo que le ocurre-.
-¡Oscar gracias!- exclamó Marcelo con voz adolorida -aquí estoy en mi lecho como puedes ver y no puedo moverme, es delicado lo que tengo-.
El doctor ya estaba preocupado porque los esposos y amigos lo saludaban pero no le decían hasta ese momento que tenía el paciente -bien Marcelo dejemos los saludos a un lado y dime que es lo que tienes, cual es tu problema de salud-.
Marcelo levantó la colcha que lo abrigaba y sacó el pie lastimado, descubrió la venda y le enseñó al doctor el pie desnudo, lo suyo no era una herida cualquiera, lo que se veía era muy serio. El doctor tomó de su maletín guantes quirúrgicos y comenzó a examinar el pie con cuidado porque el paciente se quejaba de dolor, la piel se había oscurecido desde el talón hasta la pantorrilla y más abajo del tobillo para ser exactos, en medio del talón tenía una herida tan profunda que se le había desprendido la piel y se podía ver el hueso.
El doctor estaba perplejo y preguntó enfático -¿por qué te has demorado tanto en llamarme? esto es realmente grave, sabes que con esto puedes perder el pie, si en este instante te envió al hospital, ahí no tendrían ninguna contemplación y te lo cortarían - señaló el doctor y agregó -esta herida tiene más de cuatro días ¿cómo comenzó?-
-Empezó la semana pasada- respondió Marcelo sintiéndose culpable -primero noté un punto negro muy pequeño y luego fue creciendo, no hice caso y seguí trabajando, para mí era urgente enviar diez fardos de telas de lana de alpaca a Italia, es un compromiso que tenía que cumplir, no debía fallar, existe un contrato de por medio-.
No puede ser, pensó el doctor, éste es otro paciente que piensa solo en el trabajo y no delega funciones: -no tienes un supervisor que haga ese trabajo- dijo un poco impaciente Oscar Martel -¿Tú eres el único qué puede hacerlo?- preguntó al final. 
-No puedo confiar en nadie más, tenía que enviar esos rollos- contestó Marcelo.
-Por lo que puedo observar esta es una picadura de araña, no sé si es en tu hogar o en la empresa  donde te pico, pero es algo que ha ido empeorando, al punto de ser muy grave, te pueden cortar el pie y eso te va quitar movilidad y agilidad, ni los fardos de tela que tengas que entregar te lo van a devolver. Te hablo de esta manera porque somos amigos y tengo que decir la verdad. La herida desprende un mal olor, has curado el pie con algún ungüento-. 
-Todos estos días mi esposa me ha lavado el pie y luego me pone una crema para curar la herida pero no ha mejorado, si no todo lo contrario se ha puesto peor- contestó Marcelo con tono preocupado.
El doctor Martel preparó una inyección con un antibiótico potente para detener la infección, el paciente debía aplicarse una inyección diaria, luego le aplicó otra inyección contra el veneno de araña. Por más pequeñas que sea una araña casera, éstas son peligrosas, su veneno puede ser mortal si no se trata a tiempo. Para curar la herida le mandó una crema que debía ponerse todos los días después de lavar el pie con un líquido especial para estos casos y la venda tenía que cambiarse seguido. 
-Marcelo, escucha bien lo que voy a decir, durante una semana va a venir una enfermera para curar el pie herido, vendarlo y ponerte las inyecciones que necesitas. Por nada de este mundo trajines, ni pongas el pie en alto, la sangre debe seguir llegando como hasta ahora, de no se ser así sería fatal que se congele el pie y ahí no habría otro camino que cortarlo.
Estas últimas palabras del doctor asustaron a Marcelo, jamás pensó que una simple picadura de araña fuera a ponerlo en peligro, reconocía su ignorancia en el tema de arácnidos y  medicina.   
El doctor después de dejar todas las indicaciones por escrito y conversar con su amigo Marcelo y la esposa de éste, se retiró del hogar de la familia pero antes de salir advirtió a Cintia: - cualquier cambio grave que observes me llamas de inmediato-.
En el camino de regreso, el doctor Oscar Martel reflexionaba sobre sus amigos y el afán de anteponer primero el trabajo a la salud, teniendo en la empresa empleados en los que pueden delegar funciones. 
El caso de Marcelo Haro sin querer hizo retroceder al doctor a una época muy difícil de su vida, tuvo que detenerse en el camino, para estacionar el auto, un recuerdo trágico lo llenó de tristeza. Cinco años antes cuando su padre aun estaba vivo, celebraron en familia sus noventaicinco años, era toda una esperanza  tenerlo en el hogar disfrutando de salud y lucidez. De pronto dos meses después de celebrar el cumpleaños, su estado de ánimo comenzó a decaer, su cuerpo lentamente empezó a colapsar y diferentes órganos no funcionaban como debía ser. El padre del doctor Martel entró en estado delicado de salud, lo mas terrible fue que a sus pies no llegaba la sangre y los tejidos comenzaron a morir lentamente, tuvieron que vendarlo desde las rodillas hasta los pies, sus dolores eran insoportables y no podía moverse. Operarlo fue imposible por la edad y su estado de salud. Oscar Martel se sentía impotente y atado de manos para ayudar a su padre. Una tarde intentó ponerle una inyección de morfina y el padre se negó rotundamente, con voz casi apagada rogó -hijo mío no prolongues mi agonía, deja que muera, es tiempo de partir-.
-Padre- contestó su hijo -es una inyección de morfina para que no sientas dolor y estés más tranquilo-.
Pero el padre fue rotundo al contestar -deja que me vaya te suplicó por favor-.
La familia entera sufrió mucho al ver el dolor del padre. Una semana duró su agonía. Hasta que un día domingo en la madrugada, dejó de existir, por fin podía descansar en paz. 
Esta dura etapa lo marcó para siempre, era una ironía, ser doctor y no poder aliviar el dolor de su padre. Un poco más sereno, Oscar Martel volvió al presente y pensó que la vida continuaba y él debía  seguir adelante por su familia y sus pacientes.


CONTINUARÁ          
     

 

lunes, 10 de marzo de 2025

TRES HISTORIAS... ¡TRABAJO, SOLO TRABAJO!

La Noche recién comenzaba en la casa de la familia Martel, era la noche del compromiso de Fanny y Umberto. Los padres de familia, cada uno en su momento dedicaron palabras de elogio y buenos deseos para sus hijos. El padre de Umberto estuvo en todo momento de acuerdo con el padre de Fanny en cuanto al significado de la unión de una pareja en matrimonio. Ellos hacian hincapié a las palabras unidos para siempre en el sagrado vínculo del matrimonio. 
El doctor Martel dirigió sus palabras a los dos jóvenes, sobre la unión, el amor y la comprensión que debía haber en la pareja. Al final de los discursos y las palabras protocolares, dichas con amor, se brindó con el  champán más fino. La celebración  era especial y así lo ameritaba, todos levantaron sus copas con júbilo y los mejores deseos para la pareja y su compromiso.
Fanny y Umberto sonreían en todo momento sin dejar de agradecer a sus padres por las palabras y los buenos deseos en su vida futura.
Umberto delante de todos los presentes sacó de uno de sus bolsillos de su terno una pequeña caja de terciopelo rojo, la abrió y tomó el hermoso anillo de compromiso para Fanny, se hincó de rodillas  e hizo la pregunta oficial:
-Fanny, mi querida Fanny, ¿quieres casarte conmigo?-.
-Ella con las mejillas sonrosadas por la turbación contesto -¡Sí me querido Umberto! ¡si quiero casarme contigo!-
Las familias de los novios aplaudieron, por ese gesto y con la respuesta se sellaba el compromiso para la boda futura.      
Ambos novios tomados de la mano, se dedicaban tiernas palabras llenas de amor. Liza y Mery guardaron la compostura y ninguna hizo comentarios desatinados o fuera de lugar. Las dos estaban felices por Fanny y le deseaban lo mejor de este mundo.  
La dos familias pasaron al comedor, la hora de la cena había llegado, grande fue la sorpresa para todos al ver la mesa decorada con tan buen gusto. Las flores, el mantel, la loza fina, cubiertos de plata, todo derrochaba elegancia y distinción. La cena que preparó el chef era digna de un banquete, la presentación en cada plato era un arte, el sabor que delicia y no se puede decir nada menos de los vinos finos con que se acompaño la cena. Felicia sonreía al recibir los halagos de los invitados y de su esposo e hijas. Ella fue la artífice de tan exquisita velada y todo el decorado. 
La familia y sus invitados disfrutaban la comida y por supuesto de una buena conversación, nada debía estar fuera de lugar, cada plato era más delicioso que el otro. El doctor Martel emocionado levantó su copa y brindó por los novios y su futuro, los mismo hizo el padre del novio. En el comedor todo era algarabía, buenos deseos, nada podía empeñar aquella reunión. 
A la hora del postre Oscar Martel pidió al chef presentarse en el comedor, cuando éste se presentó todos los comensales aplaudieron. Recibió palabras de elogio por tan exquisita cena, realmente se había lucido con gran maestría en sus labor como chef. 
Después de la cena todos pasaron al salón para seguir disfrutando de los vinos y la conversación, cerca de la media noche Umberto y sus padres se retiraron no sin antes agradecer tan feliz velada y se prometieron volverse a encontrar pero esta vez en casa de los padres de Umberto. 
Cuando Fanny y sus padres se retiraban a dormir, la hija atenta, abrazo a cada uno y les dio las gracias por todo lo que habían hecho por ella y la cena de compromiso.
Fanny subió a su habitación a descansar, estaba feliz, en su mano lucía el anillo, era precioso y en su dedo lucía aún más hermoso. El vino y el champán hicieron estragos en su cuerpo pero no importaba era un instante feliz que no iba a olvidar. 
En su dormitorio Felicia y su esposo también se sentían alegres y emocionados, todo había salido tan perfecto que no tenían palabras y festejaron haber conocido a los padres de Umberto, personas muy educadas y correctas. 
Al día siguiente el doctor se alistaba para cumplir con su trabajo y sus pacientes, se había retrasado un poco pero no era tan grave. Alejandrina la señora del servicio interrumpió al doctor:
-Señor el desayuno esta servido y hay una señora que lo llama por teléfono, dice llamarse Teodora-
El doctor Martel se alarmó, algo grave había ocurrido con Ramiro para que su esposa lo llamara a su casa.
-Buenos días Teodora- contestó Oscar Martel.
-Oscar buenos días, mil disculpas que llame a esta hora de la mañana pero quiero preguntarte por la salud de mi esposo, por favor deseo saber la verdad. Nosotros nos conocemos desde hace varios años y somos amigos, dígame si algo sucede con Ramiro, está extraño y su comportamiento no es el mismo de siempre, se queda en casa y no va a trabajar-. 
-Teodora es a Ramiro a quien corresponde hablar de su salud, lo que te puede decir es que le recomendé guardar unos días de reposo y tomar unas pastillas por precaución, veo que está siguiendo al pie de la letra mis indicaciones, de seguir así va por buen camino. No debes alarmarte-. finalizó el doctor y se disculpó debía cortar para salir camino al hospital.
Teodora no se quedó tranquila, sabía que Oscar Martel no le decía toda la verdad pero insistir en lo mismo era en vano, Ramiro seguro le había pedido discreción. Además existía el secreto profesional entre doctor y paciente. 
En casa de Ramiro Fuentes el desayuno se había servido, sus hijos estaban extrañados, su padre desayunaba con ellos, eso era algo que no sucedía nunca.
Ramiro Fuentes los observaba y también se sentía extraño en su propia casa y en la mesa con su familia. Elsy y Luis no preguntaron solo se limitaron a terminar el desayuno y salir al colegio, el chofer los esperaba en la puerta.  
-Ramiro tienes que decir que es lo que está ocurriendo- habló Teodora con un tono preocupado -¿Estas bien de salud o es el banco que tiene graves problemas financieros?-.
-Nada ocurre querida, estoy bien de salud y el banco funciona mejor que nunca, solo me estoy tomando unos días de vacaciones y pienso que sería bueno que cuando nuestros hijos a fin de año acaben sus clases en el colegio, vayamos todos juntos de viaje, quiero que te encargues de organizar nuestro paseo. Debe ser un lugar donde podamos compartir como familia-.
Teodora había escuchado bien a su marido, era Ramiro Fuentes el que hablaba o era un extraño igualito a él. Su esposo jamás hubiera dicho las palabras que ella escuchó de sus labios, ahora si se sentía alarmada, al punto de temer algo peor.
-Teodora, por la expresión de tu cara veo que no crees lo que estoy diciendo, es verdad mi salud esta estable y reconozco que he perdido mucho tiempo al no estar con mi familia, necesito ahora más que nunca tenerlos cerca- fueron sus palabras finales.
Ramiro caminó hasta su estudio donde se comunicó por teléfono con su gerente del banco, este le informó que todo marchaba bien y que pronto le enviaría un informe completo de la situación financiera. Escuchó algunos detalles y explicaciones de su segundo jefe y luego colgó el teléfono. Todos  estos años había estado tan dedicado al trabajo que sentía que no iba a poder cumplir con la semana de descanso que le había recomendado el doctor Martel, en su fuero interno le faltaba el trabajo al que estaba acostumbrado. Se prometió hacer un esfuerzo para quedarse al lado de su familia. Él nunca había sido un hombre romántico, de salir a pasear o ir al cine con su esposa, tampoco habia sido un padre presente en la vida de sus hijos, era algo que lamentaba pero su forma de mostrarles amor era trabajando y que no les falte nada, vivían rodeados de lujo y comodidades. Su esposa tenía más de lo que podía necesitar, sus hijos solo pedían algo y él los complacía. En silencio hacía una reflexión, su familia tenía todo pero lo más importante, no lo tenían a él. La presencia del padre y del esposo era lo importante, Ramiro movía la cabeza y se lamentaba. Teodora, Elsy y Luis lo querian a él  y menos cosas materiales. 


CONTINUARÁ            

  
              

 

lunes, 3 de marzo de 2025

TRES HISTORIAS... ¡TRABAJO, SOLO TRABAJO!

Ramiro Fuentes cavilaba en silencio y disfrutaba de una deliciosa limonada, estar en estado de contemplación lo había relajado, se sentía mucho mejor, tenía que darle razón al doctor Martel cuando le dijo que debía descansar y olvidarse del banco. Reconocía que su gran amigo le advirtió sobre su salud y el exceso de trabajo.
Había transcurrido más de una hora cuando sintió los pasos de su esposa Teodora, ella ignoraba que su esposo se encontraba en casa, fue una doncella del servicio quien le anunció sobre su presencia. 
Teodora caminó presurosa a su encuentro, cuando lo vio preguntó -¿Ramiro qué sucede? ¿porqué has llegado sin avisar?-.
-Mi querida Teodora, no se porque tendría que avisar que vengo a mi casa, si vivo en ella- fue su respuesta tranquila y serena.
-No me refiero a eso- contestó su esposa -lo que trato de decir es que te hubiera esperado para recibirte-
-No te preocupes ya estoy en casa y eso es lo que importa ¿tú de donde vienes?- agregó el esposo.
-Ramiro te dije anoche antes de dormir que estaba invitada a la inauguración de una nueva galería de arte, veo que lo has olvidado- contestó Teodora.
La esposa de Ramiro Fuentes pertenecía a una familia de linaje, en el pasado habían sido dueños de una importante hacienda azucarera, además de una industria del papel. Su padre era dueño de varias fábricas, con la reforma agraria su familia fue despojada de sus tierras y esos les causó un grave deterioro en su fortuna. Teodora conoció a Ramiro en una fiesta de alta sociedad, ella quedó cautivada por su porte y seguridad al hablar y él se prendó de ella por ser la joven más bella de la reunión y por ser muy fina y educada en su trato. Al anunciarse su compromiso después de cuatro meses de conocerse, se convirtieron en la pareja del año, eran invitados a todas las reuniones y fiesta. Su matrimonio fue celebrado con gran pompa y asistió toda la gente importante de la ciudad. Ramiro era todo un personaje desde ese entonces, un hombre importante, dueño de su banco y un gran industrial, fueron considerados desde ese momento la pareja de oro. Teodora por ser esposa de Ramiro Fuentes era invitada a diferentes eventos de arte además de reuniones de caridad para ayudar a las madres y los niños sin hogar. También asistía a diferentes club de amigas. Siempre estaba ocupada, siempre tenía que asistir a una reunión, su casa e hijos quedaban en manos del personal de servicio e institutrices, ella no tenía tiempo para dedicarse al hogar. 
Ramiro le pidió a su esposa que tome asiento a su lado y dijo -por unos días voy a estar en casa, deseo pedirte que te quedes en casa-.
-Debes decirme la verdad, pasa algo grave con tu salud o es el banco que ha entrado en crisis- comentó Teodora extrañada por la petición de su esposo, él no solía ser así. 
-Nada de eso mi querida esposa- contestó Ramiro con calma -solo he tenido un chequeo de rutina y mi estimado amigo Martel me sugirió que me tome unos días de descanso, eso es todo no hay ningún misterio. Ahora que estoy en casa preguntó ¿A qué hora vienen nuestro hijos del colegio?-.
La esposa de Ramiro se quedó un poco asustada con la respuesta de su esposo pero no insistió con más preguntas, solo agregó -Elsy y Luis salen hoy un poco más tarde de lo acostumbrado por que están preparando un festival a celebrarse en el colegio, deben llegar a la cuatro de la tarde-.
Elsy era la hija mayor, del matrimonio de carácter tímido y reservado, estaba en el ultimo año del colegio. Su hermano Luis no era el joven inquieto ni arrojado, más bien se consideraba el galán entre las jóvenes de su entorno. Los hijos de Ramiro y Teodora tenían un circulo pequeño de amistades y asistían a un club de deportes. Elsy conocía a Mery hija menor del doctor Martel, ellas eran de la misma edad y coincidían en algunas fiestas donde sus padres eran invitados. 
-Ramiro- comentó Teodora -dentro de dos semanas va ser el cumpleaños de Elsy y deseo celebrarlo en un salón muy exclusivo de la ciudad. El Salón Majestic ¿te acuerdas?, pero cuando le hice el comentario a Elsy, ella me contestó que no deseaba celebrar su cumpleaños con una fiesta, ella quiere que le regalemos un viaje. Yo le contesté que iba a cumplir dieciocho años y que debía ser presentada en sociedad además de celebrar su cumpleaños, me insistió muy tajante que no deseaba una fiesta.
-Madre, me estas escuchando, no deseo una fiesta, no insistas por favor- eso fue lo que Elsy me contestó 
-Ramiro, ahora me encuentro en una disyuntiva ¿Qué hacer con esta hija?, dime ¿Cómo la hago entrar en razón?- comentó Teodora con su esposo.
El padre de Elsy no deseaba una discusiones con su esposa por este motivo dijo con voz pausada:
-Si nuestra hija no desea una fiesta, tenemos que cumplir su deseo, recuerda que es su cumpleaños-. contestó y levantó las manos para poner fin a la conversación, le señaló el comedor a su esposa para ir almorzar. 
Teodora no se quedó tranquila, le extraño su actitud,  en otra ocasión hubiera exigido a su hija celebrar el cumpleaños y en cambio reaccionó diferente. Algo sucedía con él, en algún momento iba a llamar al doctor Martel para preguntar por la salud de su esposo.
En la casa de la familia Martel todos se preparaban para la celebración del compromiso de Fanny, en unas horas Umberto y sus padres llegarían. Felicia la madre, se multiplicaba para estar al tanto de cada detalle de la celebración, nada podía sin su aprobación.  La reunión debía ser recordada por las dos familias, como un momento feliz y de unión. 
Fanny descansaba en su habitación, Mery leía una revista en la sala y Liza todavía no llegaba de la universidad, el padre tampoco estaba en casa. La madre nerviosa pensaba si a la hora que llegue Umberto con sus padres, la familia Martel estaría completa para recibirlos. En pocos minutos sus temores desaparecieron, el doctor Martel llegó puntual a la hora fijada y Liza entraba en la casa cinco minutos después de su padre, Felicia podía respirar tranquila, ahora todo el mundo debía alistarse para recibir a los invitados. Esa tenia que ser una noche inolvidable. 
En la cocina el chef hacía su mejor trabajo, asistido por la ayuda de la señora al servicio de la familia. La casa lucía impecable y bien decorada, se había sacado la vajilla fina de porcelana y los cubiertos de plata, el mantel bordado con hilos dorados y las servilletas que hacían juego, estaban puesto sobre la mesa, flores en los jarrones adornaban cada roncón del comedor y la sala, Felicia deseaba celebrar a lo grande el compromiso de su hija mayor. 
A las siete de la noche llegaron los invitados, los padres de Fanny salieron a recibirlos, el doctor y su esposa lucían elegantes y distinguidos pero cuando Fanny se presentó en la sala para saludar al novio y a sus padres se llevó todos los elogios, se veía tan radiante y bella con su vestido que parecía estar rodeada de un aire romántico. Felicia tenia lágrimas en los ojos de alegría y el doctor Martel se sentía emocionado y feliz. En que momento su pequeña había crecido, si parece que fue ayer que la llevaba de la mano y ahora se encontraba con un pie en el altar. Respiró profundamente y tomó del brazo a su hija. Minutos después se presentaban Liza y Mery, ellas se mantuvieron en todo momento en silencio, esa noche le pertenecía a Fanny, ella era la estrella.  Después de las presentaciones, los dos padres de familia dirigieron unas palabras a sus hijos, la reunión recién comenzaba, era la celebración de compromiso de Umberto y Fanny.


CONTINUARÁ