lunes, 10 de marzo de 2025

TRES HISTORIAS... ¡TRABAJO, SOLO TRABAJO!

La Noche recién comenzaba en la casa de la familia Martel, era la noche del compromiso de Fanny y Umberto. Los padres de familia, cada uno en su momento dedicaron palabras de elogio y buenos deseos para sus hijos. El padre de Umberto estuvo en todo momento de acuerdo con el padre de Fanny en cuanto al significado de la unión de una pareja en matrimonio. Ellos hacian hincapié a las palabras unidos para siempre en el sagrado vínculo del matrimonio. 
El doctor Martel dirigió sus palabras a los dos jóvenes, sobre la unión, el amor y la comprensión que debía haber en la pareja. Al final de los discursos y las palabras protocolares, dichas con amor, se brindó con el  champán más fino. La celebración  era especial y así lo ameritaba, todos levantaron sus copas con júbilo y los mejores deseos para la pareja y su compromiso.
Fanny y Umberto sonreían en todo momento sin dejar de agradecer a sus padres por las palabras y los buenos deseos en su vida futura.
Umberto delante de todos los presentes sacó de uno de sus bolsillos de su terno una pequeña caja de terciopelo rojo, la abrió y tomó el hermoso anillo de compromiso para Fanny, se hincó de rodillas  e hizo la pregunta oficial:
-Fanny, mi querida Fanny, ¿quieres casarte conmigo?-.
-Ella con las mejillas sonrosadas por la turbación contesto -¡Sí me querido Umberto! ¡si quiero casarme contigo!-
Las familias de los novios aplaudieron, por ese gesto y con la respuesta se sellaba el compromiso para la boda futura.      
Ambos novios tomados de la mano, se dedicaban tiernas palabras llenas de amor. Liza y Mery guardaron la compostura y ninguna hizo comentarios desatinados o fuera de lugar. Las dos estaban felices por Fanny y le deseaban lo mejor de este mundo.  
La dos familias pasaron al comedor, la hora de la cena había llegado, grande fue la sorpresa para todos al ver la mesa decorada con tan buen gusto. Las flores, el mantel, la loza fina, cubiertos de plata, todo derrochaba elegancia y distinción. La cena que preparó el chef era digna de un banquete, la presentación en cada plato era un arte, el sabor que delicia y no se puede decir nada menos de los vinos finos con que se acompaño la cena. Felicia sonreía al recibir los halagos de los invitados y de su esposo e hijas. Ella fue la artífice de tan exquisita velada y todo el decorado. 
La familia y sus invitados disfrutaban la comida y por supuesto de una buena conversación, nada debía estar fuera de lugar, cada plato era más delicioso que el otro. El doctor Martel emocionado levantó su copa y brindó por los novios y su futuro, los mismo hizo el padre del novio. En el comedor todo era algarabía, buenos deseos, nada podía empeñar aquella reunión. 
A la hora del postre Oscar Martel pidió al chef presentarse en el comedor, cuando éste se presentó todos los comensales aplaudieron. Recibió palabras de elogio por tan exquisita cena, realmente se había lucido con gran maestría en sus labor como chef. 
Después de la cena todos pasaron al salón para seguir disfrutando de los vinos y la conversación, cerca de la media noche Umberto y sus padres se retiraron no sin antes agradecer tan feliz velada y se prometieron volverse a encontrar pero esta vez en casa de los padres de Umberto. 
Cuando Fanny y sus padres se retiraban a dormir, la hija atenta, abrazo a cada uno y les dio las gracias por todo lo que habían hecho por ella y la cena de compromiso.
Fanny subió a su habitación a descansar, estaba feliz, en su mano lucía el anillo, era precioso y en su dedo lucía aún más hermoso. El vino y el champán hicieron estragos en su cuerpo pero no importaba era un instante feliz que no iba a olvidar. 
En su dormitorio Felicia y su esposo también se sentían alegres y emocionados, todo había salido tan perfecto que no tenían palabras y festejaron haber conocido a los padres de Umberto, personas muy educadas y correctas. 
Al día siguiente el doctor se alistaba para cumplir con su trabajo y sus pacientes, se había retrasado un poco pero no era tan grave. Alejandrina la señora del servicio interrumpió al doctor:
-Señor el desayuno esta servido y hay una señora que lo llama por teléfono, dice llamarse Teodora-
El doctor Martel se alarmó, algo grave había ocurrido con Ramiro para que su esposa lo llamara a su casa.
-Buenos días Teodora- contestó Oscar Martel.
-Oscar buenos días, mil disculpas que llame a esta hora de la mañana pero quiero preguntarte por la salud de mi esposo, por favor deseo saber la verdad. Nosotros nos conocemos desde hace varios años y somos amigos, dígame si algo sucede con Ramiro, está extraño y su comportamiento no es el mismo de siempre, se queda en casa y no va a trabajar-. 
-Teodora es a Ramiro a quien corresponde hablar de su salud, lo que te puede decir es que le recomendé guardar unos días de reposo y tomar unas pastillas por precaución, veo que está siguiendo al pie de la letra mis indicaciones, de seguir así va por buen camino. No debes alarmarte-. finalizó el doctor y se disculpó debía cortar para salir camino al hospital.
Teodora no se quedó tranquila, sabía que Oscar Martel no le decía toda la verdad pero insistir en lo mismo era en vano, Ramiro seguro le había pedido discreción. Además existía el secreto profesional entre doctor y paciente. 
En casa de Ramiro Fuentes el desayuno se había servido, sus hijos estaban extrañados, su padre desayunaba con ellos, eso era algo que no sucedía nunca.
Ramiro Fuentes los observaba y también se sentía extraño en su propia casa y en la mesa con su familia. Elsy y Luis no preguntaron solo se limitaron a terminar el desayuno y salir al colegio, el chofer los esperaba en la puerta.  
-Ramiro tienes que decir que es lo que está ocurriendo- habló Teodora con un tono preocupado -¿Estas bien de salud o es el banco que tiene graves problemas financieros?-.
-Nada ocurre querida, estoy bien de salud y el banco funciona mejor que nunca, solo me estoy tomando unos días de vacaciones y pienso que sería bueno que cuando nuestros hijos a fin de año acaben sus clases en el colegio, vayamos todos juntos de viaje, quiero que te encargues de organizar nuestro paseo. Debe ser un lugar donde podamos compartir como familia-.
Teodora había escuchado bien a su marido, era Ramiro Fuentes el que hablaba o era un extraño igualito a él. Su esposo jamás hubiera dicho las palabras que ella escuchó de sus labios, ahora si se sentía alarmada, al punto de temer algo peor.
-Teodora, por la expresión de tu cara veo que no crees lo que estoy diciendo, es verdad mi salud esta estable y reconozco que he perdido mucho tiempo al no estar con mi familia, necesito ahora más que nunca tenerlos cerca- fueron sus palabras finales.
Ramiro caminó hasta su estudio donde se comunicó por teléfono con su gerente del banco, este le informó que todo marchaba bien y que pronto le enviaría un informe completo de la situación financiera. Escuchó algunos detalles y explicaciones de su segundo jefe y luego colgó el teléfono. Todos  estos años había estado tan dedicado al trabajo que sentía que no iba a poder cumplir con la semana de descanso que le había recomendado el doctor Martel, en su fuero interno le faltaba el trabajo al que estaba acostumbrado. Se prometió hacer un esfuerzo para quedarse al lado de su familia. Él nunca había sido un hombre romántico, de salir a pasear o ir al cine con su esposa, tampoco habia sido un padre presente en la vida de sus hijos, era algo que lamentaba pero su forma de mostrarles amor era trabajando y que no les falte nada, vivían rodeados de lujo y comodidades. Su esposa tenía más de lo que podía necesitar, sus hijos solo pedían algo y él los complacía. En silencio hacía una reflexión, su familia tenía todo pero lo más importante, no lo tenían a él. La presencia del padre y del esposo era lo importante, Ramiro movía la cabeza y se lamentaba. Teodora, Elsy y Luis lo querian a él  y menos cosas materiales. 


CONTINUARÁ            

  
              

 

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