Ramiro lentamente se recuperaba, después de dos días de permanecer dormido fue trasladado a su habitación, Teodora en silencio lo recibió, él con voz pausada le dijo:
-Por favor querida, no quiero reproches y menos advertencias, sé que fui descuidado con mi salud-.
-Ramiro por mi parte no vas a tener ni una palabra, ni un reproche. Tú sabes que has estado cerca de la muerte y creo que eso es suficiente para que aprendas a cuidarte. Tus hijos te esperan en casa, ellos están muy preocupados-. contestó Teodora con voz serena, lo menos que deseaba era iniciar una discusión con su esposo.
Ambos esposos guardaron silencio y no se mencionó una palabra más, en ese instante entró una enfermera para tomar la presión al paciente y controlar en suero que le habían colocado en el brazo. Todo iba bien con su salud, sus signos vitales estaban dentro de lo normal.
-Señor Fuentes- dijo la enfermera -usted es un hombre afortunado y muy fuerte, ha resistido un infarto muy grave, su esposa lo ha traído a tiempo. Ahora debe cuidarse y si todo sigue así dentro de la normalidad, se puede estar yendo a su casa, mañana al medio día, pero a seguir descansando hasta que este totalmente recuperado-.
Ramiro sintió un gran alivio al escuchar las palabras de la enfermera, se iría a casa a descansar y seguir al pie de la letra todas las indicaciones del doctor, reconocía que había sido necio y no había escuchado las palabras de su esposa y del doctor Martel. La enfermera se retiró y a los cinco minutos llegó otra visita, era su médico de cabecera Oscar Martel. Cuando Ramiro lo vio levantó la mano y comentó:
-Oscar por favor no me digas te lo dije, sé que tienes razón, siempre tuviste razón- sentenció al final en voz baja.
-Mi estimado Ramiro, no voy a decir nada, no quiero que te esfuerces y menos que te agites, aun estás delicado, debes guardar reposo. Lo único que voy a recalcar es que a Teodora le debes la vida, ella actuó con rapidez para traerte al centro de salud de otra manera no estarías aquí conversando conmigo, has caso en todo lo que ella  te diga. Además piensa en tus hijos, ellos te necesitan y están muy jóvenes para tomar las riendas del banco que tanto te preocupa. En tu mente tiene que haber este orden, primero tu salud, luego tu familia y al último el banco. Espero que entiendas y comprendas lo que te digo-.
Ramiro estaba de acuerdo con las palabras del doctor Martel, él había vivido un episodio grave tan grave que comentó: -Oscar al caer al piso de mi habitación, yo escuchaba a lo lejos la voz de Teodora que me llamaba ¡Ramiro, Ramiro! luego me vi caminando dentro de un túnel y al final de éste vi una luz brillante que me heria la vista pero yo seguía en esa dirección, después de eso no recuerdo nada, creo que quedé inconsciente y al despertar estoy aquí en esta habitación, junto a mi mi querida esposa-.
-No es la primera vez que escucho esa historia, a varios pacientes les ha sucedido lo mismo cuando han estado cerca de la muerte. Es mayor el motivo para que te cuides- finalizó el doctor.
Ramiro y Teodora juntaron sus manos para estar más cerca. El doctor Martel se despidio de los esposos no sin antes hacer una última advertencia: -no debes agitarte, y menos hacer algún esfuerzo, cuando te den el alta voy a visitarte en casa, guarda reposo y olvida el banco. La próxima, de repente no hay una próxima ¿me comprendes?-. 
-Si Oscar, esta vez voy a seguir todas la indicaciones, sin revelarme, te prometo que así será- aseguró Ramiro.
En su carro, el doctor Martel imaginaba como hubiera sido si Ramiro se iba de este mundo, pensar en eso lo sacudió, él era un buen amigo que estaba realmente asustado con lo que había vivido. Decidió pensar en otra cosa, estaba en dirección a su casa y sintió una gran alegría de saber que su familia lo esperaba y que Merry su hija menor terminó por fin su castigo, ya era hora de que esté en la mesa junto a toda la familia, se le extrañaba aunque todos sabían que estaba en su habitación. El padre amaba la carita de alegría de Merry y su linda sonrisa que ahora vería como siempre junto a la familia libre y sin castigo.
Al llegar a su casa vio que también llegaba Fanny, la abrazo y le dio un beso en la frente y luego comentó: -¿que tal tu día? ¿todo bien?-.
-Si padre todo bien y tranquilo, cada día aprendo más sobre el manejo de una empresa que no es fácil. La tía Gema tiene todos mis respetos al ser una empresaria exitosa y por supuesto también aprendo de ti, al ser el mejor doctor del mundo- agregó Fanny que sentía que su padre era su piedra angular donde ella podía apoyarse por siempre.
La familia estaba junta al final de la cena, Oscar Martel comentó en la mesa lo sucedido con Ramiro su amigo y paciente, todas sus hijas y esposa lo conocían y sabían que era un buen amigo: -por un momento pensé que se nos iba, pero fue un gran susto, gracias al cielo todavía está entre nosotros-.
-Que bueno Oscar- dijo Felicia -Teodora debió estar tan nerviosa, mañana la voy a llamar para saber como está ella y su esposo-. 
Antes de ir a dormir Merry quería hablar con su padre en el estudio, cuando estaban solos conversando su hija menor comentó: -padre tengo un serio problema, no sé que voy a estudiar, estoy con tremenda confusión en la cabeza, no me decido por nada, Fanny termina administración y Liza biología, yo estoy en el aire, sin saber que hacer, ayúdame aclarar la mente y tomar una decisión, ¿tú alguna vez tuviste duda de lo que ibas a estudiar?- preguntó Merry 
El doctor Martel respondió a su hija: -no debes angustiarte, ni apresurarte en tomar una decisión calma y serenidad, si estás confusa puedes esperar un poco, mientras sigue algún curso libre que te ayude aclarar la mente. En mi caso no tuve duda por la tragedia tan grande que vivieron mis padres, perdieron dos hijos, yo era un niño y no pude ayudarlos, todo aquello hizo inclinarme a la medicina para apoyar a Nany en caso se enferme, mi padre se fue, y yo pude ayudarlo en algo. No te apresures mi niña toma las cosas con calma- fue el consejo del doctor a su hija. 
Merry tomó las palabras de su padre en serio, él tenía razón, ella iba a pensar con calma para decidir que camino tomar, ya había hablado con varias de sus amigas, incluyendo su amiga Ivon que se sorprendió con la llamada de Merry: -amiga, no sabía nada de ti, ¿donde has estado? las amigas del grupo decían que estabas de viaje-. 
-No Ivon, no estuve de viaje, tengo que ser sincera, estuve castigada por lo que hice al irme de casa sin permiso, en fin todo paso y aprendí mi lección ¿qué te parece si nos vemos el fin de semana para ir al Mall y pasear con el resto de las amigas del grupo?- respondió Merry
-No Merry, ahora no puedo ir al Mall, me voy a mi casa de playa dos semanas ¿tú quieres venir?- preguntó Ivon.  
-Irme a la playa ahora ni pensar Ivon, mis padres recién están bien conmigo, no deseo disgustarlos, a tu regreso de la playa nos vemos- Merry se despidio de su amiga y colgó el teléfono.
Algo inesperado para el doctor Martel antes de irse a dormir,  fue cuando su esposa Felicia le entregó una invitación, él olvido que en dos días era el almuerzo de la promoción de su universidad:
-Felicia como pude olvidar, el almuerzo- habló el doctor.
-Esta invitación llegó en la mañana, pensé que ya lo sabias-. contestó Felicia.
-No, no sabía que tan pronto ya era el día del almuerzo, de todas maneras quiero ir para ver a todos mis amigos con los que estudié y viví buenos momentos en la facultad-. dijo sonriendo Oscar Martel.  
Los días pasaron muy rápido, el doctor venía de visitar a su amigo Ramiro con la satisfacción que estaba en plena recuperación y que seguía al pie de la letra sus indicaciones. 
El almuerzo era ese día y se celebraba en un conocido club de la ciudad. El doctor Martel entró al salón del comedor, todos sus compañeros de la facultad de medicina estaban conversando y tomando algunos aperitivos, él saludo a  sus conocidos, no quería negarlo pero estaba emocionado, eran amigos de toda una vida y experiencias en la universidad. La alegría llenaba el salón, los colegas se contaban anécdotas de su experiencia en la carrera, hacian bromas que eran inevitables, las palabras de bienvenida por el presidente de la promoción y la entrega de los recuerdos, eran medallas de conmemoración por un año más de aniversario. El almuerzo fue un éxito y la comida deliciosa y bien servida, las bebidas también estaban bien elegidas. Entre uno de los grupos, Oscar Martel vio a su amigo Fernando, de él no sabía nada desde hace un tiempo, en la facultad fueron muy amigos y en varias ocasiones estudiaban juntos para rendir los exámenes, la vida los había llevado por diferentes caminos por eso  sintió gran alegría de verlo y se acercó a él. 
-Fernando ¡cómo estás!- exclamó -¿tanto tiempo qué no sé de ti?  ¿donde estás trabajando?- preguntó al final.
-¡Oscar!- respondió su amigo sorprendido -es cierto es una vida que no nos vemos, estoy tan ocupado que no tengo tiempo para nada, trabajo en una clínica y tengo mi consultorio en la Av. del Parque , sabes que mi especialidad es la cirugía plástica y también en quemados, es decir personas que han sufrido quemaduras- respondió su amigo.
-Si, si recuerdo tu especialidad y como hacías tus prácticas en diferentes hospitales, tu sabes que yo soy médico internista y creo que nuestras especialidades nos han ido alejando pero aquí estamos de nuevo ¿cuéntame cómo te va?- preguntó el doctor Martel a su amigo. 
El rostro de Fernando se ensombreció y por algunos segundos guardó silencio, Oscar Martel se dio cuenta que a su amigo le sucedía algo, la gravedad de su expresión en el rostro no mentía:
-Oscar la verdad estoy viviendo una pesadilla, nunca pensé que esto me podía pasar, nosotros somos amigos y sé que puedo confiar en ti para contarte lo que me está sucediendo, sé que no vas a comentar con nadie.  
-Fernando me estas preocupando qué es lo que sucede y porqué tanto misterio- respondió Oscar Martel. No quería imaginar nada grave, su amigo Fernando era una buena persona, tenía esposa e hijos, entonces qué lo atormentaba al grado de no poder vivir en paz. 
CONTINUARÁ             


 
No hay comentarios:
Publicar un comentario