Jorge Redondo se calmó, pensó que no debía estar nervioso, él no tenía nada que ocultar, además no estaba esposado ni iría a prisión. Esperaba que las preguntas del jefe de policía Tesio Castello no fueran demasiado para él.
Antes de dar inicio al interrogatorio Jorge dijo: -Tesio estoy aquí en calidad de testigo pero no quiero pasar por un soplón como comprenderos se trata de gente de mi partido y no deseo señalar a nadie-.
Tesio observó unos segundos a su amigo y luego añadió: -Jorge quiero aclararte que el hecho que hayas sido citado para declarar no te hace ser un soplón, además quiero agregar que nadie está por encima de la ley. Estamos en las primeras investigaciones y tenemos algunos nombres, lo que ha sucedido al congresista Panduro es un delito grave que debemos investigar a fondo para llegar a la verdad-
Jorge se dio cuenta que Tesio estaba serio y que debía responder según las preguntas que le hiciera. Su amigo lo veía ¿cómo un sospechoso? eso no lo podía saber. ¿desde qué hora había estado él en el congreso el día del atentado? fue la primera pregunta de varias que siguieron. Tesio anotaba en un cuaderno las respuesta de su amigo, quería compararlas con las respuestas de otros congresistas que fueron citados antes que él. De su declaración salieron cuatro nombres que se repetían cuando interrogó a otros miembros del partido, esto estaba llegando a un punto interesante y grave. Luego de una hora de declarar, Tesio le dijo que podía retirarse: -Gracias Jorge, tus respuestas han sido muy valiosas y he sacado en claro que hay nombres que se repiten como posibles autores intelectuales, no puedo decir más, debo investigar a fondo y tener pruebas concreta, nadie es culpable hasta que se pruebe su culpabilidad-.
Jorge agradecio a su amigo y se retiró de la jefatura, estaba preocupado de lo que podía suceder y cuando se llegue a la verdad se iba a producir un sismo dentro del partido. El congresista Redondo pensó que ya el gobierno tenía suficientes problemas como para enfrentar un delito grave de algunas de las personas del partido.
Los noticieros y diarios no dejaban de informar lo sucedido a pesar que habían pasado varios días, Ramiro Fuentes llamó al doctor Martel para hablar sobre el atentado: -¡Mi estimado Oscar!- aclaró la voz -que tremendo problema lo sucedido al congresista Panduro, supongo que tu familia está conmocionada por el suceso, lo digo por tu hija Liza que es su novia-
-Ramiro gracias por preocuparte por la salud del congresista, ya pasó lo peor y ahora él se encuentra en su casa y goza de buena salud- contestó el doctor con cierta molestia por haber nombrado a Liza en un asunto que nada tenía que ver. Sabía que Ramiro no lo hacía con mala intención pero no pudo evitar fastidiarse.
Felicia en su hogar también recibía varias llamadas de amigas y familiares preocupados por Liza, era un dolor de cabeza estar contestando las pregunta de personas que no conocían personalmente a Américo. La madre de Liza ya no deseaba contestar el teléfono, era fatigante decir las mismas palabras y sobretodo dar explicaciones a personas que nada tenían que hacer con su hija y su novio, decidió entonces desconectar el teléfono pero antes llamó a su esposo para advertirle lo que iba hacer. El doctor Martel estuvo de acuerdo la situación ya pasaba de lo correcto. La madre pensó que era una curiosidad morbosa de las personas que llamaban. Las únicas que tenían validez eran las opiniones de Gema y de Nany que de verdad se preocupaban por Liza.
Tesio comparaba sus apuntes y sacaba conclusiones estaba muy cerca de la verdad cuando uno de sus oficiales entró en su oficina y dijo: -señor el congresista Panduro quiero verlo, ¿qué le digo?-.
-Hágalo pasar- contestó el jefe de policía.
Américo Panduro decidió visitar la jefatura para hablar sobre el atentado que sufrió días atrás, para él fue importante presentarse con el jefe de policía. Desde hace varios días deseaba hablar con Tesio Castello pero su salud no lo permitía. Ahora se sentía bien y sus pasos eran firmes cuando entró a la oficina.
-Buenos días jefe- saludó Américo -vengo a saber sobre el caso y necesito que usted me informe-.
-Congresista Panduro no le puedo informar sobre el caso porque es confidencial, usted debe comprender que mi trabajo es investigar y llegar a la verdad, lo único que puedo decir es que hay nombres que han salido a la luz y que estas personas serán investigadas- Tesio sentencio con firmeza pero su voz era amable.
Américo hizo un gesto de impaciencia y respondió: -estoy aquí como congresista de la nación y mi cargo es superior al suyo, no vengo a crear problemas, pero si a que se me informe-.
-Señor Panduro- dijo Tesio Castello -sé que usted es congresista de la nación pero yo estoy ante un delito grave que debo investigar y que es por el momento confidencial, esta es la jefatura de policía.-.
Era en vano insistir pensó Américo, el jefe no iba a soltar por el momento palabra alguna, se dirigió a él con palabras más amables: -jefe, deseo pedirle que el caso se lleve con diligencia y sea lo mas discreto al respecto, no quiero escándalos, no voy a denunciar a nadie de mi partido, las personas que hayan confabulado contra mi persona serán sancionadas por nuestro presidente y retiradas del partido. Yo voy a seguir como congresista espero comprenda lo que quiero decir.-
-Comprendo perfectamente lo que quiere decir- contestó El jefe de policía -pero en esta caso esas personas deben ser castigadas, es un intento de homicidio, por unos milímetros casi le cuesta la vida. Le prometo que el caso se llevara de forma confidencial hasta donde sea posible, quiero recordarle como le dije al congresista Jorge Redondo "Nadie está por encima de la ley"-.
El congresista Panduro se puso de pie se dio cuenta que el oficial de investigaciones era un hombre recto y de palabra, se despidio de él y salió de la jefatura.
Tesio había conocido al congresista y le pareció un hombre confiable y transparente, no podia informarle a él nada sobre la investigación por ser la víctima del atentado. Al final del caso y una vez detenido a los culpables se iba a enterar de todos los detalles. Las semanas habían pasado Américo se sentía mejor cada día, invitó a Liza para almorzar en un restaurante de mantel blanco muy famoso por su comida exquisita. Conversaron de diferentes temas, para nada tocaron el caso de su atentado, querían disfrutar juntos de la comida y los buenos vinos. Liza semanas antes le había dicho:
-Américo por favor, nunca se te ocurra ir a recogerme a la universidad, eres una persona muy conocida y más ahora de lo sucedido es aún peor, digo esto porque no deseo que mis compañeros de clase hombres y mujeres me comiencen a fastidiar o a tomar el pelo. ¿me comprendes?-
-No te preocupes Liza, no voy a pasar a recogerte, a lo sumo puedo mandar a mi chofer para que te recoja sin problema-.
Liza sonriendo comentó: -no puedes con tu genio ¡verdad!, siempre quieres tener la razón-
-Solo quiero que seas feliz, eso es todo-contestó Américo a la joven que tenía dentro de su corazón.
Pasaron los días y ya se había cumplido más de un mes de las investigaciones y se tenían los nombres de los culpables que urdieron el plan. Uno de los hombres que realizó el delito fue atrapado tratando de cruzar la frontera hacia Bolivia. Éste habló todo lo que sabía. Américo quedó sorprendido y decepcionado, jamás imaginó de quienes se trataban, eran hombres que le daban la mano, le sonreían y mostraban su amistad. Fueron detenidos y llevados a prisión a la espera de un juicio, todos los congresistas le dieron su apoyo Américo y el partido también. Tesio Castello cumplió su palabra y le envió un informe detallado sobre la investigación.
Liza podía respirar tranquila, por lo menos ahora no iba vivir temerosa de que pudiera suceder otro atentado, Américo estaba fuera de peligro. El doctor Martel agradeció a Tesio por todas las molestias de este caso, el jefe de policía contestó: -es mi trabajo, solo cumplo con la ley-.
CONTUNIARÁ
