En silencio manejaba el doctor Martel por la carretera, los recuerdos vinieron a su mente era inevitables, su negativa de entrar a la política tenía una fuerte razón, no podía aceptar la propuesta de Américo Panduro.
Sin darse cuenta retrocedió en el tiempo, a la época en que su familia vivió el dolor más grande, perder dos hijos el mismo día para sus padres fue demasiado.
Oscar Martel tenía dos hermanos mayores, eran jóvenes llenos de ímpetu, energía e ideales, estaban comprometidos con su partido político, para ese entonces estudiaban en la universidad, pertenecer a su partido los convertía en perseguidos políticos. Ellos participaban en protestas tanto en las aulas universitarias, como en las calle. Repartían panfletos atacando al régimen de turno o protestando a favor de los obreros. Su idea era cambiar el mundo y llevarlo hacia la ideología de su partido, que ellos consideraban era el mejor camino, no se detenían ante nada a la hora de las protestas. Todo esto los convirtió en perseguidos por la policía, las fuerzas del orden querían acabar con estos disturbios. Una tarde mientras las protestas de los estudiantes enardecidos se lanzaban a las calles, un grupo de estos se enfrentó a la policía, como resultado murieron algunos jóvenes, entre ellos se encontraban los dos hermanos mayores del doctor. El sufrimiento y el dolor desgarró el corazón de sus padres al enterarse de dicho accidente, la madre lloraba desesperada se negaba aceptar que habia perdido a sus dos hijos en sola una tarde. El padre se culpaba de no haber estado más cerca de ellos para hablar y explicar que no se podía cambiar el mundo con violencia, eso solo los llevaría a situaciones más graves. Oscar Martel era solo un niño cuando vio entrar en la casa los cuerpos de sus hermanos, el padre los traía para velar a sus hijos y después darles cristiana sepultura. El dolor de la madre era tan grande que se quedó sin habla durante un mes, solo el llanto y su pesar la acompañaban, por un instante también ella deseo morir.
Su padre realizó todos los preparativos para el entierro, la madre del sufrimiento no podía mantearse en pie. El niño Martel se prometió que nunca sería parte de ningún partido ni tendencia política, perder a sus dos hermanos al mismo tiempo lo llenó de sufrimiento y confusión, ver a su familia llorar era para él demasiado, se sentía muy unido a ellos.
Sus padres nunca pudieron superar esta trágica pérdida. El padre se fue de este mundo pronunciando sus nombres, la madre todas las tardes rezaba un rosario por sus hijos, los tenía muy presentes y sus fotos estaban sobre su velador.
Tres años más tarde de esta terrible situación que vivió la familia, en un acto inexplicable, que no tenía que ver con la política pero fue un duro golpe, el tercer hermano de Oscar Martel, se fue de la casa sin mediar explicación, sin decir palabra alguna, dejó en su habitación una nota donde se podía leer:
-Me voy de esta casa, nadie me necesita, no quiero que me busquen, estoy solo en esto- era un joven adulto y sintió que era dueño de su vida.
Eso fue todo lo que escribió, no hubo más palabras de su parte, a este hijo se la había dado igual que al resto de sus hermanos, los padres no hacían diferencias. La madre sufría por su actitud, tal vez él no se dio cuenta que cada uno de ellos era importante en el hogar.
El padre lo buscó por todo el vecindario, preguntó a sus amigos más cercanos para saber si ellos conocían su paradero, nadie supo dar respuesta. Con un policía privado lo buscó durante dos años y no se sabía nada de él, era un misterio su partida. Hasta el presente la familia no conocía donde estaba y si se encontraba vivo o muerto. Los padres nunca llegaron a entender el proceder de este hijo y la crueldad de su indiferencia. Fue una tristeza que la familia volvió a vivir, la madre no sabía porque se marchó sin detenerse a pensar el dolor que causaba. El doctor Martel ya adulto se prometió que si este hermano aparecía, él mismo con sus propias manos lo iba a golpear tan fuerte para que sepa el dolor que causó a sus padres. Estas tragedias vividas tan pequeño, marcaron su alma por siempre. Oscar se había quedado como el único hijo en el hogar.
Su esposa Felicia lo notó muy callado mientras manejaba, estaba segura que eran los recuerdos trágicos que lo atormentaban, ella conocía las historias de sus hermanos y el sufrimiento que causó en su esposo. La reunión y la propuesta del congresista lo habían llevado de nuevo el pasado.
Luego de recorrer un largo tramo en la carretera por fin el doctor llegaba a la ciudad, ya estaba cerca de su hogar, que alivio ya podía descansar. Se acordó de su madre que la tenía que llevar a su casa.
Felicia como adivina comentó: -no te preocupes Oscar a tu madre la podemos acomodar en la habitación de Merry, ella esta de viaje, para que puedas descansar, este paseo te ha agotado.
-Si Felicia, tienes razón estoy cansado, quiero llegar a casa y olvidarme del carro. También me he acordado de Merry, supongo que debe estar feliz en su viaje-.
-Nuestra hija debe estar disfrutando el paseo y no se acuerda de nosotros, debemos ser justos con ella, es una hija tan dedicada y estudiosa que no nos da problemas-.
Por fin el doctor Martel divisaba a unos metros su casa, ya casi llegaba a la puerta de su cochera cuando ésta se abrió, sus hijas salieron a recibirlos, Nany se quedó esperando en la sala.
-¿Padres cómo están?- preguntó Liza -se ve que lo han pasado muy bien ya es de noche-.
-Si lo hemos pasado bien- contestó el padre.
-La verdad era un lugar muy bonito y la casa ni les cuento, muy cómoda y bella, la comida era sabrosa- habló la madre.
Oscar Martel entró en su casa para saludar a su madre que lo esperaba -¿madre cómo estás? perdona que llegue a esta hora pero no podíamos salir antes de tiempo, el congresista nos detuvo para conversar sobre algunas propuestas-.
-Hijo no te preocupes- contestó Nany -comprendo cómo son esos compromisos y sobretodo el tiempo que toman. Además Liza y Fanny me han acomodado en la habitación de Merry que está libre. Con mis nietas lo he pasado muy entretenida y quieren que me quede para según ellas hacer una pijamada, se sienten tan felices que me han prestado una de sus pijama-.
Felicia reía con la ocurrencia de sus hijas pero estaba de acuerdo en que Nany se quede a dormir, su esposo se encontraba cansado y no quería saber nada de manejar, aunque ella misma podía llevarla a su casa pero desechó esa idea de inmediato, Liza y Fanny querían que Nany se quede en casa les hacia mucha ilucion estar con ella.
CONTINUARÁ
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