lunes, 2 de junio de 2025

TRES HISTORIAS... ¡TRABAJO, SOLO TRABAJO!

Llegó la tía Gema ¡qué felicidad! Liza Merry y Fanny estaban felices de recibirla en casa. Ella llegaba de un importante viaje de negocios, era una próspera empresaria y hermana menor de Felicia, además de ser dueña de una empresa farmacéutica que importaba medicinas, toda clase de equipos médicos, su empresa brindaba servicios de ambulancia y un laboratorio de análisis médicos, realmente toda una empresaria. Sus sobrinas la adoraban y ella también sentía lo mismo, es más para Gema sus sobrinas eran las hijas que no tenía porque nunca se casó. Ella vivía para su trabajo y su empresa, no tenía tiempo para salir a reuniones o aceptar un compromiso.
-Mis queridas sobrinas ¿cómo están?- mientras preguntaba sacaba de su maletín regalos que había traído para cada miembro de la familia, hermosos pañuelos, carteras, finos perfumes para su hermana y cuñado al que apreciaba y consideraba mucho, también regalos para Nany a la que estimaba en demasía.
Felicia decia: -Gema por favor no te hubieras molestado, tus regalos estás hermosos... gracias-
-No es molestia para mí es una felicidad traer presentes a mi familia, no sabes como disfruto comprar y pensar que puedo regalar-. contestó Gema.
-Tía gracias, los pañuelos son bellos y las carteras ni hablar- comentó Fanny.
La alegría y felicidad rodeaban a Gema, su hermana y sobrinas eran su familia, sentía alegría de visitarlas y de almorzar todos los domingos en casa de su hermana, era un tiempo que no podía perder.
Felicia y Gema en la sala mas tranquilas conversaban, ellas eran muy unidas se contaban sus confidencias y secretos. Siempre habían sido así desde pequeñas, compartían juegos y en su juventud salían juntas hasta que Felicia conoció a Oscar Martel en la universidad, ellas nunca dejaron de ser un binomio de unión. 
-No imaginas como ha sido este viaje de interesante- comentaba Gema -nos han mostrados los últimos adelantos en equipos médicos que te asombrarías, medicinas de última generación para la cura de diferentes males, estoy sorprendida como avanzan las investigaciones en el campo de la salud, casi no he tenido tiempo de pasear por Nueva York, todos los días eran charlas y demostraciones de los diferentes equipos. La verdad estoy agotada pero feliz, todo esto es bueno para mi empresa-.
-Ya imagino como debieron  ser tus días y esas conferencias, seguro llegabas demasiado cansada en la noche- contestó Felicia. 
La tía Gema fue invitada esa noche a cenar en la casa de Felicia, cuando llegó el doctor Martel, se alegró de ver a su cuñada, ella había estado de viaje más de una semana. La cena se convirtió en una serie de anécdotas que contaban cada miembro de la familia, Fanny hablaba sobre su compromiso con Umberto, Liza comentaba de sus atareados días de universidad, Merry no dejaba de mencionar el fascinante viaje que hizo al sur del país y la Tía Gema hablaba que su viaje a Nueva York fue interesante. Todos tenían algo que decir  y de que hablar, hasta el doctor Martel contó uno de sus últimos casos con los pacientes del hospital. Casi al final de la cena Oscar reparó que estaba sentado a la cabecera de la mesa donde solo habían mujeres, él era el único varón,  se sentía algo así como un matriarcado donde él estaba feliz y bien cuidado. 
Felicia decoraba la casa con buen gusto y bonitos adornos de navidad, el nacimiento y el árbol no podían faltar, en cada rincón del hogar habían luces festivas que anunciaban la noche buena, el hogar lucía repleto de regalos y mensajes de paz.
La familia se preparaba para celebrar la unión y el calor familiar, Nany y la tía Gema estaban invitadas a la noche de paz, ellas debían estar presentes en la cena más importante del año en casa de la familia Martel. 
Felicia y sus hijas armaban el árbol el nacimiento y las luces, nadie salía de casa hasta que todo estuviera terminado. 
Merry se sentaba al frente del árbol para dar su opinión de como había quedado. Liza y Fanny también decoraban sus habitaciones con un adorno navideño. Los días festivos estaban por venir. 
Una tarde cuando casi todo se había terminado Merry comentó con su madre: -cuando pasen todas las celebraciones de fin de año y comience el nuevo año, estoy pensando con mis amigas del colegio  viajar de nuevo al sur del país, somos cuatro amigas que queremos viajar-.
Felicia no tomó mucha atención a las palabras de Merry, ella estaba ocupada organizando la cena de navidad. 
-Madre no me estás escuchando- protestó Merry
-Mi querida niña, en este momento estoy ocupada en organizar la cena de navidad, no puedo distraerme en nada más. Es casi fin de año y debes preparar tus exámenes finales para que saques notas de excelencia como siempre y termines el colegio -. respondía Felicia.
Merry era una alumna destacada en el colegio, siempre sacaba diplomas y ganaba concursos, las ciencias eran su fuerte, enseñaba a sus alumnos menores clases de matemáticas o geometría y así ganaba un dinero que ahorraba  para comprarse algunas cosa que deseaba sin tener que pedir a sus padres. Ella se habia  molestado con su madre porque no tomó real atención a su deseo de volver a viajar al sur con sus amigas, subió a su habitación y cerró la puerta, no deseaba hablar con nadie.
Las fechas cercanas a la navidad también era un tiempo especial para Nany, el recuerdo de sus hijos y de su esposo eran para ella salir a visitarlos el campo santo y pedir por sus almas, sentía una profunda paz estar cerca de ellos. Felipe era el que más la hacia sufrir, su ausencia le dolía en el corazon, cuantos años se habia preguntado lo mismo ¿donde podía estar y por qué se fue? aun conservaba la nota que dejó sobre la mesita de noche en su habitación. La madre tenia la esperanza de que su hijo regrese en cualquier momento y la llamaría de nuevo Madre.


CONTINUARÁ                       

 

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